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Lucia y sus fantasias 7 (en los probadores)

en Voyerismo

Esta semana el único viaje que tengo que hacer es en Cartagena, mi reunión no empieza hasta las 11h. He optado por madrugar un poco.

Me pongo una falda de tubo negra abierta detrás justo debajo de las nalgas, con una camisa blanca ceñida que no puedo abrochar más que a medio pecho por su tamaño. Un conjunto de ropa interior blanco de encaje. Unas medias negras finas, de las que se mantienen solas a la pierna por una goma. Unos zapatos de tacón de aguja negros con un detalle blanco. Un foulard blanco y negro le da el  toque final.

Elijo un collar de perlas finas a juego con los pendientes.

Me peino, me maquillo, y me perfumo.

Me llevo el papeleo, la tablet y ¡en marcha! 

Llego al hotel donde tenemos la reunión, nos han reservado una sala especial. Ahí están ya la mayoría. Los conozco casi a todos, hay pocas mujeres, no las dejan crecer dentro de las empresas. Hay que luchar mucho en este mundillo para que te respeten.

Saco mis gafas, parezco aun más seria.

La reunión se desarrolla como previsto. Cuando acabamos son las 14h30, los seis manda mas decidimos quedarnos a comer en el restaurante del hotel. Charlamos de trabajo, como no.

 Comemos, bebemos buenos vinos, licores, café asiático seria pecado no tomarlo ya que estamos en Cartagena y unos gin tonic para acabar.

Resultado, no estoy en condiciones de conducir.

Muy cerca hay un centro comercial, aprovechare  para hacer tiempo y que se me pase un poco el efecto del alcohol.

Entro en varias tiendas de decoración por si me gusta alguna cosita para mi piso.

Ahora tocan las tiendas de ropa. Deambulo  viendo los modelos de esta primavera, en el pasillo de la ropa interior, como  casi nunca  tienen mi talla de sujetador no pierdo mucho tiempo, una pena.

Encuentro un vestido muy bonito, voy a probármelo, al final no me gusta como queda la falda.

En una de las cafeterías, me paro a tomar un café, para espabilarme un poco.

Me percato que un señor me sigue con la mirada.                                Cada vez que levanto la mirada lo pillo, mirándome y no siempre a la cara, me recorre entera.

Termino mi café y voy otra vez por el centro comercial ondulando mi culo a cada paso, sabiendo que el señor me estará mirando.

Entro en otra tienda de ropa. Es de mejor calidad, quizás aquí encuentre algo bonito.

Voy mirando y me cruzo con el señor que estaba en la cafetería, le sonrió, me devuelve la sonrisa.

Miro la ropa, paseo por los pasillos de la tienda.

Un vestido largo de tirantes llama mi atención, para las noches de verano en la playa, quedara divino.

Voy a los probadores y me encuentro otra vez con el sénior de antes.

-¡está visto que vamos a cruzarnos todo el rato!

-es lo que tienen los centros comerciales, que entramos en las tiendas seguidas.

Me meto en un probador, a él le toca uno casi en frente del mío.

Es un señor de unos 45/ 50 años, ojos marrones, pelo castaño corto, un metro ochenta más o menos, delgado.

No sé si por el alcohol, o porque me gusta su sonrisa o sencillamente porque me gusta exhibirme, pero dejo mi cortina  entre abierta del lado donde está el. Pienso ¡vamos a jugar un poco!

Como lo he visto entrar solo con una camisa, sé que no va a tardar, observo para ver cuando sale y mover un poco la cortina para llamar su atención.

Me quito la falda y la blusa. Estoy en ropa interior cuando sale. Lo primero que hace, mirar hacia mi probador, cuando ve mi reflejo en el espejo, se vuelve a meter en el suyo dejando también un poco la cortina abierta para observarme sin llamar la atención en el pasillo.

 Me quito el sujetador para probarme el vestido. Me agacho a recogerlo ya que sin “querer” se me ha caído al suelo, mis pechos colgando le dan una vista de lujo. Me pruebo la prenda ajustando las copas del vestido, pasando mi dedo por dentro para comprobar que no me aprieta. Miro de reojo, lo veo mirándome. Me quito el vestido y vuelvo a ponerme el sujetador lentamente. Me contoneo, me acaricio los pechos por encima de la tela, ajusto mis medias empinando el culo. Miro en el espejo, nuestras miradas se cruzan, no se intimida por ser pillado al contrario se acaricia el bulto del pantalón marcando un pene duro y grande. Con mi ropa interior, las medias y los tacones doy una imagen muy erótica, soy consciente de ello.

 Nunca he pasado de exhibirme un poco en los probadores pero he cambiado y mi meta actual es hacer realidad todas mis fantasías. Con un gesto de la mano le indico que se acerque.

Enseguida cruza el pasillo y entra en mi cabina, cierra bien la cortina, sin decir palabra me apoya sobre la pared y me besa salvajemente, nuestras lenguas se mezclan, el beso es intenso. Su mano aparta la tela fina del sujetador sacándome el pecho se abalanza sobre mi pezón para mordiscarlo, chuparlo, succionarlo…

Mientras con su otra mano me saca el otro pecho y lo amasa con pasión.

Vuelve a besarme, una de sus manos se desliza dentro de mis bragas, me acaricia el clítoris, me penetra tocando mi punto g, no puedo evitar soltar un gemido.

Me besa para ahogar los ruidos que salen de mi boca .Le desabrocho el pantalón, sacando la polla que está atrapada entre la ropa, lo masturbo con avidez. Me excita estar en el probador teniendo sexo con un desconocido. Cada día soy más promiscua y no me causa ningún problema. Al contrario es como una droga siempre quiero más.

Me siento en el banquillo y empiezo una mamada de la más rica, su polla entra y sale de mi boca con ruidos de saliva. Mi mano lo masturba al mismo ritmo que las chupadas, cada vez aprieto mas su pene con mis labios, el tiene sus manos sobre mi cabeza su rostro se contrae y no puede evitar correrse disimulando lo más posible su gemido de placer intenso. Me levanta del asiento me da la vuelta me baja la braguita, quedo apoyada con las manos sobre la pared, con el culo en pompa, me separa un poco las piernas y me masturba el clítoris, masajeándolo, se agacha y me lame el coño bañado de flujos, me retuerzo de placer, muerdo el vestido para ahogar mis gemidos… ahora me folla con sus dedos en la vagina, con su otra mano me da unos azotes secos en las nalgas. Me penetra el ano primero con un dedo y después otro. Previamente los ha mojado con saliva para que resbalen mejor y darme placer. Estoy como una anguila removiéndome, levantando el culo más todavía, para que sus dedos se introduzcan hasta el fondo de mí ser. Mi corrida bestial chorrea en su mano y en el suelo. Me doy la vuelta y me siento junto a él en el banquillo para coger aliento, nos limpiamos con el vestido que ya no comprare.

Se acerca a mi oreja y murmura

-¿Vamos a un hotel?

-vale.

Entre lo cachonda que me he puesto y el alcohol que seguía haciendo efecto solo puedo decir eso.

Me vuelvo a vestir y cogidos de la cintura salimos del centro comercial sin comprar nada.

 Nos dirigimos a su coche para llegar en dos minutos al hotel, sin saberlo elige el mismo que el de mi reunión.

-por cierto soy José Antonio.

-lucia. Encantada.

Nos reímos por  como habíamos llegado hasta aquí, Sin saber el nombre del otro.

En la recepción nos registramos su apellido me suena de una gran empresa de mi cuidad, se lo menciono y me confirma que es de su familia.

-         Acabo de salir de aquí de una reunión

-         ¡Yo también!

Nos dan la tarjeta, subimos al ascensor, en cuanto se cierran las puertas, nos besamos, mientras me va desabrochando la blusa, hago lo mismo con su camisa, en el pasillo se posiciona detrás de mí y me manosea los pechos a través del sujetador. Me besa el cuello, el lóbulo de la oreja, lo que me pone los vellos de punta.

 Entramos, dejamos llaves y bolso sobre la mesa. Nos desnudamos uno a otro.

-¿nos duchamos? es que llevo desde esta mañana de viaje y reunión.

-me parece estupendo.

Nos mojamos y enjabonamos el uno al otro,  su miembro se hincha de deseo lo masturbo con la espuma, el me acaricia todo el cuerpo con jabón en las manos, se recrea con mis pechos, estamos calientes, resbalosos, locos de deseo...

Me agacho un poco y me penetra. Me coge por la cintura y bombea rápidamente.

-No quiero correrme todavía…

Salimos del baño envueltos en las toallas, en la pared hay un espejo de cuerpo entero. Nos paramos delante, el está detrás de mí, me quita la toalla y mirando al espejo me acaricia los pechos, me besa el cuello, lame mi lóbulo, unos escalofríos me recorren, mi cabeza está apoyada contra su pecho. Veo en su mirada que le excita estar así delante del espejo, viendo sus manos recorrer mi cuerpo. Me giro lo cojo por la nuca, nos besamos con pasión, le quito la toalla mis manos  bajan para acariciar su polla y  huevos…

Lo empujo sobre la cama, se deja caer extendido, voy hacia él a cuatro patas sobre el colchón tal una loba que acerca a  su presa, mis pechos rozan sus piernas, a las que voy besando conforme voy subiendo. Llego a su sexo, le doy un lengüetazo a los huevos, por su suspiro se que le gusta, ahora lamo a lo largo del tronco de su polla, vuelvo a sus huevos, los lamo un poco más, subo lamiendo su polla me la meto en la boca me deleito con su sabor. Muy lentamente lo chupo, la saco de mi boca, mis labios mojados con saliva acarician muy suavemente los pliegues de su glande. Mis pechos rozan su escroto, suelta unos gemidos. Cojo mis tetas entre las manos y le acaricio lentamente el pene con ellos, vuelvo a la mamada, esta vez aprieto un poco más los labios, mi lengua juguetea con su frenillo. Gime de placer. Vuelvo a chuparle los huevos que están mojados con la saliva que ha chorreado de mi boca al mamarlo. Mi lengua recorre otra vez  su tronco hasta el glande esta vez rápidamente lo engullo y le succiono la polla mientras mi mano lo masturba. Ya no aguanta más me aparta y se corre en su mano.

Va al baño a lavarse. A su vuelta estoy extendida sobre la cama con las piernas abiertas.

Me besa las piernas, suavemente, sube a la vez que me las acaricia. Estoy con los vellos de punta, excitada, pero el va lento. Poco a poco se acerca a mi entre pierna me separa los labios vaginales, la punta de su lengua juguetea con mi clítoris, me tiene loca. Se aparta, acaricia con la yema de sus dedos por fuera y por dentro de mi sexo hambriento.

Es un experto en caricias, besa el interior de mis piernas, cerca, muy cerca de mi sexo. No sé si puedo esperar más para que me penetre. Ahora su lengua recorre mi vientre, mis dedos se pierden en su pelo. No sé como una persona que acabo de conocer puede darme tanto placer, como me puede dar tanto cariño, solo hemos intercambiado unas palabras. Pero me estoy entregando a él con toda mi alma. Sin preguntarme nada, estoy disfrutando, me dejo llevar, me siento muy a gusto y excitada.

Su lengua esta ahora con mis pezones, observo su boca, alrededor de mi aureola, su lengua me empuja el pezón duro de excitación. Me gusta lo que veo. Me pone más caliente. Su sexo duro roza el mío, estoy encharcada.

-¡follame, follame, follame!

-ahora… aguanta un poco mas

Me sigue acariciando, sus dedos ahora me masturban con más vigor. Mis gemidos son cada vez más intensos y más rápidos. Me corro en su mano, pero él sigue masturbándome, tengo el clítoris hipersensible. Vuelve a bajar su cabeza y me lo lame con la punta de la lengua, se separa, espera un segundo y vuelve a lamerme. Lo hace así varias veces. Que tortura más rica.

-¡follame ya!

-paciencia…

Le agarro la polla, y lo masturbo a ver si así se decide a penetrarme.

Vuelve hacia mis pechos y los amasa, me besa con fuerza su lengua sabe a mis jugos.

Por fin me introduce su pene, lo hace a cámara lenta. Me folla suavemente, despacio. De repente va mas rápido y vuelve a hacerlo más lento. Lo mismo que me hizo con la lengua en el clítoris ahora lo hace con su polla en mi vagina.

Levanto la pelvis para que me penetre más a fondo.

Seguimos así un buen rato. Después cambiamos de posición me dirige para que me ponga a cuatro patas.

Me folla rápidamente acariciando mis nalgas. Me agacho hacia delante, mi culo no puede estar más en pompa y abierto. Me introduce un dedo en el ano follandomelo al mismo ritmo que su polla en mi coño. Me corro varias veces. Acelera el ritmo y en un alarido se corre también.

Se deja caer sobre mí, los dos nos quedamos así un momento recuperando el aliento.

Nos quedamos hablando en la cama, de todo un poco y de lo que hemos compartido esta tarde.

-Es la primera vez que hago eso, y ha sido fantástico, no me arrepiento ni me da vergüenza.

-Yo también. Te observe llegando a la cafetería, con ese escote tan generoso, cuando te acercaste a la barra para pedir tu café vi por la raja de tu falda el liguero y ya me imagine haciendo de todo contigo. No sé que me impulso a seguirte pero lo hice, hasta me metí en los probadores con la esperanza de ver algo más. ¡Y anda si lo vi! Cuando me invitaste a entrar contigo, no me lo podía creer. Mi sueño se estaba haciendo realidad.

Llevo casi un año separado, a mi edad ya no sé como ligar, voy a discotecas para mayores y encuentro gente patética.

El morbo que hemos compartido hoy, me ha encantado. No sabía que hoy me esperaba esta sorpresa.

-Pues yo llevo poco tiempo divorciada, soy un poco exhibicionista, y he decidido realizar mis fantasías.

No sabes lo feliz y lo que disfruto desde que tome esa decisión. Por eso me atreví a invitarte a mi cabina.

Tener sexo en un probador creo que es una fantasía recurrente, había que ponerla en práctica.

Ya son las 8h  ¿nos duchamos?

-Vale, eso también me encanta.

Nos metimos otra vez en la ducha, compartiendo lo que quedaba de gel de ducha, recreándonos en las caricias.

Nos besamos, nuestros cuerpos suaves gracias a la espuma se rozan, se deslizan las manos por todo el cuerpo, cada contacto es una caricia. 

Su miembro esta erecto otra vez, mis pezones duros como piedras, las caricias se vuelven más intensas…

Sale de la ducha se sienta en el borde de la cama me ofrece sentarme encima a horcajadas. Lo hago clavándome su pollon entero dentro de mi coño empapado de flujos, estamos mojados del agua de la ducha lo que añade morbo al tema. Lo cojo por la nuca, el tiene la boca llena de mi pezón duro, lo mordisquea entre sus dientes, me manosea el pecho, con su otro brazo me sujeta la cintura. Muevo mis caderas a un buen ritmo, me agarro a su hombro y empiezo a gemir, mi clítoris esta en éxtasis el roce es tremendo su polla entera está dentro de mí. Su mano pasa de mi cintura a mi ano sin dificultad ya que tengo las nalgas abiertas. Nuestras lenguas se mezclan llenas de saliva, los besos son tan intensos que nuestros dientes chocan, echo la cabeza para atrás y disfruto corriéndome como una loca, sigo con un ritmo más frenético, quiero correrme más, cada vez que mi clítoris roza su pelvis me da una descarga que me encanta. Me apoyo en su hombro y sigo con mi respiración agitada, le lamo el lóbulo de la oreja, lo chupo .Noto que le gusta y que gime mas fuerte todavía, me gusta que le guste así que sigo, se que se va a correr pronto, aprovecho para dirigir mis movimientos justo donde más me gusta, mis gritos se unen a los suyos y nos corremos como bestias los dos.

No tardo en levantarme, las piernas me duelen y las suyas también. Pero el polvo ha sido grandioso.

Otro viaje a la ducha, pero esta vez solo nos lavamos.

Nos estamos vistiendo, cuando se acerca y se arrodilla delante de mí para ponerme las medias. Dejo que me las ponga, también es sexy que un hombre lo haga. Coge mis zapatos  de tacón y me los calza. No me deja ponerme la braguita y se la guarda en el bolsillo, de recuerdo.

Acabamos de vestirnos, me arreglo el pelo, retoco el maquillaje. Bajamos a la cafetería a tomar algo, estamos sedientos los dos. Pasando por la recepción no damos cuenta que hay una pantalla que enseña las imágenes del pasillo por donde pasamos al llegar, medio desnudos manoseándonos al salir del ascensor.

- ¡vaya si alguien miraba la pantalla nos habrá visto!

-bueno, pues espero que le haya gustado.

Ya en la barra del bar, se acerca el camarero,

-una Vichy para mí por favor. Tengo que conducir de vuelta.

-un gin tonic por favor. Yo dormiré aquí esta noche mañana tengo que ver un cliente a medio camino a la vuelta, hoy se me ha hecho tarde…

Con una sonrisa en la cara añade

- no sé porque?!

-¿Lucia, te puedo pedir tu número de teléfono? Me gustaría volver a verte.

-Claro, dame el tuyo, te doy un toque. Sera un placer volver a verte. Lo he pasado muy bien contigo.

Nos despedimos con un beso muy tierno.

Cojo mi coche y emprendo el viaje de vuelta.

Por el camino me entra hambre, así que me paro en una estación de la autovía que tiene restaurante. Me pido una ensalada cesar que es bastante completa y un refresco.

Los comensales del restaurante a esta hora son todos hombres, y cada uno me da un repaso con la vista, si supieran que no llevo bragas, no sé lo que harían.

No hare ninguna locura, ya he tenido bastante sexo por hoy. Mientras ceno, se me ocurren unas fantasías realizables, podría follar con un camionero en su camión, podría exhibirme en el parking o en los baños, mostrando mis pechos a algún conductor. Pero será otro día.

Mi coche está aparcado al lado de otro ,dentro hay un señor hablando con el móvil , oyendo mi taconeo se ha girado, mi espíritu maligno me empuja a hacer travesuras, discretamente me subo un poco la falda y abro las piernas más de lo que realmente hace falta, descubriendo mi coño depilado al sentarme en el coche. El señor lo ha visto, lo sé por su mirada y sonrisa. Nuestras miradas se cruzan le sonrió y arranco el coche, me queda un poco más de una hora para llegar a casa.

Perdon por haber tardado tanto en publicar de nuevo.