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Sexo en mi oficina

en Hetero: General

Estamos en julio, un muy buen cliente, me llamo y me pidió si podíamos reunirnos un sábado ya que a la semana siguiente se iba de vacaciones.

Se trataba de ultimar unos puntos de un contrato de varias cifras. Sin pensármelo le dije que sí.

Preparándome para esa reunión, fantaseo con el señor Sánchez.

Es un hombre alto con muy buen porte, unos cincuenta y pocos muy bien llevados, mirada picara. Eso es lo que me atrae de él.

Me siento traviesa a la vez que voy a cumplir con mi trabajo rigurosamente.

Me pongo una braguita de encaje blanca, y aquí está mi toque travieso: un sujetador abierto blanco de encaje, es muy bonito y sensual,  me lo ha regalado Paco para la ropa clara de verano.

 Me pongo un vestido de lino blanco recto, del estilo de las camisas sahariana.

Me miro al espejo, los bolsillos sobre los pechos son perfectos, para tapar mis pezones. Al contrario del encaje de mi braguita que se ve bastante a través de la tela.

Me siento muy malota llevando este sujetador debajo mi vestido, tengo un cosquilleo que no me deja la mente clara.

El señor Sánchez me pone, el calor del verano y la ropa más ligera ayudan a ser mas picara. Nadie sabrá lo que llevo debajo, solo yo.

Me aplico más que de costumbre para prepararme, esta mañana he ido a la peluquería para que me peinen. Mi maquillaje es más ligero, el tono bronceado de mi piel no necesita más que unos toques de color para realzar mi feminidad.

Elijo un perfume dulce y fresco a la vez.

Unos tacones, unas joyas y puedo irme.

Cuando llego a mi oficina, el edificio esta desierto, solo el vigilante está en su puesto. Le aviso que el señor Sánchez está a punto de llegar.

Llega poco después, tan atractivo como siempre, con su traje perfecto azul marino y camisa blanca sin corbata y los dos primeros botones abiertos. Me gusta incluso su perfume…

Pero vuelvo a la tierra y redactamos los puntos especiales del contrato.

De vez en cuando voy al mini bar que tengo y nos sirvo algo, estoy consciente que su mirada sigue el contoneo de mis caderas, por dentro sonrió pensando en lo traviesa que soy por llevar esa braguita tan sexy.

Reconozco que más de una vez he perdido el hilo de la conversación imaginando su cuerpo desnudo…mis pezones duros me traicionaron marcándose a través de la tela.

Durante la reunión me caliento por momentos, dicen que los hombres piensan en el sexo un mínimo de cinco veces cada hora, hoy gano yo.

 ¡Creo que me he imaginado follando con mi interlocutor en cada momento!

Tres horas más tarde acabamos cerrando el contrato. Mi secretaria se lo enviara por email para que lo lea antes de firmarlo.

 Me dispongo a acompañarlo hasta el ascensor pero en  la puerta me dice que conoce el camino, que no me moleste.

Le tiendo la mano y sin querer ¡miro su paquete!

Mi subconsciente me ha jugado una mala pasada solo ha sido un cuarto de segundo pero se ha dado cuenta.

Vuelve a su cara esa sonrisa picara que tanto me atrae.

Me da la mano pero a la vez se acerca para darme un beso en la mejilla. Acerco mi cara a la suya y me da un lengüetazo desde el cuello hasta detrás de la oreja. Su aliento enfría la saliva que ha dejado sobre mi piel, me erizo entera, pezones incluidos, lo nota, se queda un segundo más con la boca cerca de mi oreja oigo su respiración…

Me ha dejado como un flan y lo sabe.

Acerca sus labios a los míos y me da un beso suave, lento, caliente, excitante…

Su mano  desabrocha unos botones de mi vestido al igual que mis manos se deslizan debajo de su camisa tocando su piel, la suya se dirige a mi pecho. Se queda sorprendido al tocar la piel de mi pezón erecto directamente.

Se separa un poco de mi, abre mas botones del vestido y mira atónito mis pechos ofrecidos.

-         Sabía que detrás de esa mujer de negocios tan recta había una mujer caliente, pero no me esperaba que llevaras ropa interior tan sexy. ¡Me encanta, Nunca lo había visto, es genial!

-         ¡Tampoco me imaginaba que me ibas a besar y menos que ibas a ver mi ropa interior!

Se agacha un poco y lame mi pecho, es un lengüetazo que empieza donde acaba la tela del sujetador, pasando por el pezón hasta arriba del seno. Repite lo mismo con el otro pecho. Como si de un helado se tratara.

Estoy mojadísima, me tiene excitada como nunca, entre la película que llevo en la cabeza desde la mañana y su lengua, se juntan todos los ingredientes para tener una sesión de sexo del mejorcito.

 Al diablo con las reglas, me da igual estar en mi oficina con un cliente. Es sábado y no cuenta como día de trabajo. Sé que me estoy auto convenciendo de que no hago nada malo…

-         ¿Qué tal si nos ponemos cómodos en el sofá?

-         Vas directo al grano, igual que en los negocios.

-         Somos adultos y los dos tenemos ganas de que pase…

Me quito el vestido que dejo sobre una de las sillas mientras él se desnuda en un abrir y cerrar de ojos.

-         No te quites nada mas por favor me gusta mucho lo que llevas.

Nos acostamos sobre el sofá, ya me está besando otra vez de esa forma tan embriagadora. Mis manos recorren su piel, sin dudarlo cojo su miembro erecto y muy bonito por cierto, lo acaricio desde sus huevos tocando su perineo, hasta la punta del glande.

El introduce su mano dentro de mi braga, me acaricia, me toca el clítoris, los labios vaginales, estoy jadeando, me gustan tanto sus caricias como el hecho que lo haga con la braga puesta. Cada vez aprieta más fuerte con sus dedos. Mis caderas siguen el ritmo del vaivén de su mano masturbándome, gimo, suspiro incluso llego a jadear. Es un experto sin duda. No puedo evitar correrme entre suspiros y gemidos.

Le pongo un condón de sabor a fresa y me recreo en una mamada de campeonato, se lo merece.

El también disfruta, su respiración acelerada y gemidos lo delatan, le acaricio los huevos, juego con ellos mientras mis uñas acarician suavemente su perineo. Su glande entra y sale de mi boca, la saliva chorrea por las comisuras de mis labios mojando su pene y huevos. Noto los espasmos en su polla se que se va a correr, aprieto mas los labios aprisionando el bordillo de su glande haciéndole llegar al nirvana…

Nos recuperamos del sexo oral, sin movernos del sofá abrazados.

Le indico donde está el baño y ni corto ni perezoso va totalmente desnudo por los pasillos.

Tiene un culito redondito muy sexy, sea dicho.

Cuando vuelve estoy todavía en ropa interior con mis tacones puestos y tomando una copa. Le ofrezco una que tengo preparada para él.

La coge bebe un trago, se acerca me coge por la cintura y me vuelve a besar, acerca su boca a mi oído y bajito dice

-         Esto no ha acabado todavía…

-         Mientras sea bueno, vale…le contesto igual de bajito.

Estamos de pie pegados uno al otro mis pezones erguidos rozando su pecho, mi mano libre le acaricia las nalgas prietas, el me besa en el cuello volviéndome loca de deseo otra vez.

Nos besamos juntando nuestras lenguas con sabor a gin tonic fresco. Acabamos las copas y las dejamos sobre la mesa.

Su mano vuelve a introducirse en mi braguita para darme placer,

El morbo es total, me flaquean las piernas, pero él sigue con sus dedos mágicos en mi coño mojado. Su boca y otra mano se afanan con mis pechos ofrecidos en bandeja.

Por mi parte le acaricio el miembro morcillón todavía, intentando recuperarse de la anterior corrida.

Suavemente me baja la braga y me dirige al sofá, indicándome que me ponga a cuatro patas, se posiciona detrás de mí, con su mano me empuja suavemente para que mis hombros toquen el sofá.

Tiene mi culo y coño en primer plano.

-         Ahora te toca, déjate llevar…

-         Mmmm, sin problema…

Atrapo un cojín para apoyar mi cara y estar más cómoda,

Su lengua recorre mi vagina de arriba abajo, sus dedos tocan mi botoncito de placer alternando con su lengua.

Me dejo llevar totalmente, su lengua ahora también recorre mi ano, es excitante, prohibido, me gusta.

Sus dedos que antes penetraban mi vagina ahora se adentran en mi ano, con la ayuda de la saliva resbalan fácilmente, noto lo dilatado que esta. Creo que ya van dos dedos juntos, sin dolor, solo placer y que placer, estoy disfrutando como una perra.

No quiero que pare del gusto que me da. Vuelve a lamerme de punta a punta me encanta el juego que tiene con la lengua.

Con su polla ya dura y grande me da golpecitos en las nalgas y el coño, algún cachete también.

Suavemente intenta introducir su polla en mi ano, ya que lo tengo relajado lo dejo ¿porque no?

Pero conforme se adentra instintivamente se contrae por dentro y me duele. Como estamos aquí para disfrutar, dejamos la idea de la sodomizacion.

Se cambia de condón y tomo las riendas, me monto encima de él.

Introduzco su polla entera en mi vagina, sentándome suavemente en ella.  Sus manos van directamente a mis pechos todavía medio descubiertos gracias al sujetador abierto.

Nos da morbo a los dos, mientras me pellizca los pezones, voy cabalgando, frotando mi clítoris contra su pelvis. Mis manos agarran el respaldo del sofá me muevo cada vez mas fuerte mis gemidos se juntan con los suyos, me ha calentado tanto que tengo un orgasmo detrás de otro, cada movimiento de cadera es una descarga de placer.

Me mordisquea los pezones, me amasa los pechos, está disfrutando con mis tetas y yo de lo que les hace.

Me agarra las caderas y se corre en un gemido fuerte.

Nos quedamos así un ratito para recobrar el aliento. Nos miramos y nos reímos por lo bien que lo hemos pasado.

Sin pudor nos dirigimos hacia los baños para asearnos desnudos y cogidos de la mano. Con la ayuda de una toalla me limpio lo mejor posible. Ya me duchare en casa.

Volvemos a mi oficina entre risas y complicidad, nos vestimos y recogemos para que nadie sepa lo que ha pasado.

En el ascensor nos besamos una última vez con pasión.

En el parking nos despedimos con un apretón de manos totalmente formal, hay que disimular ante las cámaras de vigilancia.

De camino a  casa sonrió sola pensando en el regalo que va a recibir pronto la señora Sánchez. ¡Un sujetador abierto como el mío!