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Mi auxiliar Kary

en MicroRelatos

Kary, no es una belleza de mujer; a sus 26 años y madre de tres hijos, llego al Despacho Jurídico después del fraude que le hicieron unos abogados, referente a su divorcio y custodia de sus hijos. Ella fue compañera de estudios de mi sobrino en la secundaria. Ella sin dinero, con demandas por parte de su marido; decidimos con mi socio, volverla auxiliar en la oficina, como empezábamos una nueva aventura, teníamos poco presupuesto, ella acepto apoyarnos, así cuidaba ella mejor sus asuntos.

Una tarde de junio, lluviosa de esas clásicas de la Ciudad Luz; ella iba vestida de blusa azul turquesa con botones al frente, un brassier blanco, jeans y tennis; su piel morena contrastaba con la transparencia de su ropa, su cabello negro azabache largo, por ser de tamaño bajito, su cuerpo estaba bien proporcionado.

Kary.- Lic. ya me voy,  es hora de partir.

Guido.- Adelante, solo no te mojes mucho, que está lloviendo a cantaros.

K.- No mejor me espero.

G.- Toma asiento y relájate.

K.- Bueno, pero si me hace un masajito en los hombros.

Como realmente no avanzaba en mis ideas, en lo que estaba redactando accedí a darle un buen masaje en los hombros; la tela me facilitaba que mis manos se movieran con facilidad entre su cuello y su espalda, en lo que ella me iba indicando donde le dolía.

G.- No puedo llegar más abajo en tu espalda, tu blusa no me lo permite.

Avanzando sigilosamente sobre el  primer botón de enfrente de su blusa, lo cual abrí sin dificultades y proseguí con el masaje, enredando mis dedos entre los tirantes de brassier, jugando en abajo hacia arriba, en ambas direcciones , y perversamente bajo a sus pequeños, pero senos, sintiendo que esas pequeñas montañitas y sus pezones, al contacto de mi piel se ponían duras.

K.- Como que anda medio mandadito mi Lic.

Volteando la cabeza hacia arriba, nos besamos pasionalmente; aprovechando cada movimiento para pararla y recárgala en el escritorio, con trabajos abrí su pantalón y lo bajé con su pantaleta color crema; dejando desnudas sus morenas nalgas.

Entre besos y gemidos, la penetre fuertemente; disfrutando lo apretadita que estaba; jalando su cabello con una sola mano, domando a la fiera; dándole uso a su anito, que se ve que tenía tiempo que no lo hacía por allí, acelerando el ritmo, cuando escuchamos tocar la puerta, viniéndome dentro de ella; su voz y respiración agitada, sabía que lo había disfrutado.

Nos acomodamos rápido la ropa; puse aromatizante, para ocultar el aroma a sexo de la oficina y salimos a recibir al cliente que había llegado, aprovechando ella para despedirse, diciéndome:

K.- Que mandadito mi Lic. nos vemos mañana.

Guindándose de mi cuello, buscando mis labios; solo llego a la comisura de ellos, saliendo con una gran sonrisa en la boca.