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Soy un sucubo 3

en Dominación

Esta saga está inspirada en mitos y religiones, no es una reproducción exacta y la opinión de los personajes no es la del autor.

 

“Hoy empezaremos con algo más de la historia de los Súcubos, ¿Dónde nos quedamos? Así, en la aparición de la especie”

“Lucifer creo a sus nuevas herramientas para expandir el pecado por el mundo. Estás ocultaron sus verdaderas formas para infiltrase entre los humanos y corromperlos lentamente. Durante años operaron sin ser descubiertas, pero cuando Dios se percató de lo que pasaba, actuó sin dudar y concedió a un grupo de hombres la capacidad de combatirnos y matarnos. Sehacían llamar “cazadores”.

Muchas murieron antes de que nos diéramos cuenta de lo que pasaba. Algunas decidieron esconderse, otras intentaron combatirlos, pero el poder de un cazador está siempre en su máximo apogeo mientras se mantenga fiel a Dios. Las Súcubo en cambio nacemos débiles y nos fortalecemos con las almas que absorbemos, pocos “cazadores” cayeron en nuestra particular guerra. Las hermanas que se escondieron intentaron pedir ayuda a Lucifer, pero este las desprecio y las abandono. Esta traición de un padre a sus hijas inicio un acto sin precedentes, una de las Súcubo más poderosas fue al cielo a negociar con el mismísimo Dios, este acepto pactar. Nosotras ofrecimos dejar de robar almas y solo adsorber la energía vital necesaria para vivir y el a cambio haría desaparecer a los “cazadores”, el añadió la parte de los “Feeders”.

Los humanos tienen una energía vital muy variada, desde darnos para unas horas hasta para durarnos semanas y es algo para toda su vida. Los “Feeders” en cambio pueden aumentar la energía vital que tienen a través de dársela a una Súcubo. Estos no nacen, sino que se crean a través del “Vinculo” así nosotras podemos elegir al compañero que más nos guste.

Pero este pacto solo es válido si cumplimos nuestra parte. Si alguna se convierte en una “devoradora de almas” debemos eliminarla o Dios traerá de nuevo a los “cazadores”.

“Creo que por ahora ya está bien de historia aburrida, volvamos a lo que queréis oír”

 

Un día me estaba dirigiéndome a mi objetivo con las ropas que me dio Valentina para presentarme a la entrevista. El padre de Enrique buscaba una nueva secretaria y yo tenía que hacerme con ese puesto. Las prendas eran muy ajustadas, marcando todas las curvas de mi forma sexi, pero de aspecto formal o de oficina. Zapatos negros de tacón, falda de tubo que mostraba casi todas mis piernas, camisa blanca ajustada y gafas falsas de intelectual. Parecía lo que nos proponíamos, la típica secretaria de peli porno. Además había vuelto mi pelo de un negro muy oscuro para que no fuera fácil reconocerme. Y para asegurar más mis posibilidades tenía en el currículum varias empresas donde supuestamente había trabajado de secretaria y titulación falsa, todo obtenido con unas cuantas noches con las personas adecuadas.

Al entrar en la empresa me indican la sala de espera para las audiciones y al llegar todas las ya presentes se quedan mudas y me miran con desilusión. La edad de estas varía desde los 20 a los 50 años, y yo las superaba en belleza y grosor de papeles con mis supuestos 25 años.

Espere dos horas con miradas de odio clavadas en mí. Hasta que me llamaron, con andares seductores entre en la habitación y me senté cruzando las piernas, pero dejando que se asome un poco el tanga rojo que llevaba. El padre de Enrique, Alfredo, no tardó en caer en mis provocaciones y no parabade comerme con la mirada. Imitando la famosa escena de una película, cambié de posición las piernas, y el siguió el movimiento sin pestañear. No tardo en despedirme ya que se bloqueo y termino con un sudoroso apretón de manos y la promesa de llamarme.

«Al final será muy fácil, aunque no me gusta hacerle daño a la madre de Enrique» pensé.

-Ese desgraciado invita a jóvenes putas baratas a su oficina todas las noches, cuando tiene a una mujer hermosa en la cama esperándole – recordé lo que me dijo mi nuevo amigo.

«Tal vez sea lo mejor, motivarla a que busque a alguien que la quiera cuanto antes»

Al día siguiente recibí la llamada de la empresa que me confirmaba que estaba contratada y que empezaba en dos días. El primer día me dispuse para entrar a matar, esta vez con la camisa blanca entreabierta para que se me viera el escote. El recepcionista me volvió a guiar amablemente mientras intentaba ligar conmigo de forma descarada, yo estaba encantada con esa situación tan nueva para mí. Al llegar al despacho de mi jefe este estaba hablando por teléfono y me hizo esperar, aproveché para lucirme paseándome por la oficina y mirando las cosas de decoración. Pero no miro ni un instante, el estaba concentrado en la conversación y al terminarla me puso rápidamente a trabajar sin prestarme atención. Al final acabe descolocada por la diferencia a la entrevista, donde no me quitaba los ojos de encima.

Al terminar mi jornada me llamo Valentina para pedirme un informe y yo le expliqué lo ocurrido.

-Vaya vaya, te ha tocado un caso difícil, ese hombre es un adicto al trabajo y no te será fácil distraerlo –comenta – tendrás que provocarle mucho o fuera del horario de trabajo, el “perfume” solo funcionará si te está prestando atención.

-Pues no se que hacer, el seguía trabajando cuando me he ido – mencionó.

-Podría ser que su nueva secretaria sea algo torpe y en un accidente muestre más de lo que ya enseña o le derrame algo en zonas íntimas – sugirió con voz divertida.

-Veré que se me ocurre –conteste y termine la llamada. Iba andando por la calle ya de noche, cuando note algo punzante en mi espalda y una mano tapo mi boca.

-Tranquila guapa, no te haré daño si te portas bien – susurro a mi oído y me llevo dentro de un callejón oscuro – muy bien, ahora quiero que te quites la ropa.

La verdad es que tenía ganas de diversión después del duro día de trabajo, así que me quite la ropa e intérprete el papel de víctima.

-por favor no me haga daño – pedí con voz llorosa.

-Haz todo lo que diga y no lo haré, no me gustaría rajar este cuerpo tan bonito – contesto mientras me sobaba el culo.

-No me toque así–rogué.

-Nena, con lo buena que estas, seguro que te has follado a muchos –afirma excitado. Se abre la bragueta y saca su polla dura, era algo más pequeña que la de Enrique pero serviría.

-No por favor, no me viole – suplique llorando.

-Vamos, nena, come un poquito – me obliga a arrodillarme y agarrando mi nuca me obliga a tragarme la mitad de su miembro – mmmmm que boca más rica.

Se mueve con fuerza y yo nuevo mi lengua para darle más gusto. Poco a poco profundizaba en mi garganta hasta que de un fuerte empujón me la metió entera.

-¡Siiii! Así me gusta más – entonces uso las dos manos para follarse mi boca muy violentamente, mientras yo seguía forcejear.

Sus gemidos se hacían más ruidosos cuanto más se acercaba al orgasmo. El cual llegó pronto con un violento golpe de cadera y la sensación de algo cálido en mi garganta. No me trague nada del semen esperando su reacción.

-¿Tegusta mi leche caliente? –pregunto sin sacarme la polla. «Menos mal que mis condiciones físicas son mayores a las humanas, si no me habría dislocado la mandíbula y me estaría ahogando» pensé y negué con la cabeza. El me propinó una señora ostia en la cara, que por suerte me producía placer, sino le habría castrado de un mordisco – pues te lo vas a tragar todo pedazo de puta.

Lentamente me lo fui bebiendo mientras ponía cara de asco y al terminar me soltó, así que me eche atrás y cogí aire entre tosidos.

Con la pierna me dio un empujón que me tiro sobre la pared, para acto seguido ponerme a cuatro patas.

-Eso no, por favor –rogué con una buena cantidad de lágrimas.

-Y un huevo te voy a hacer caso – dirigió su polla a mi coño y me la clavo de un golpe - ¡Joder qué coño más bueno!

Volvió a moverse con violencia y yo balbuceaba ruegos entre gemidos.

-Lo tienes estrecho pero se desliza bien, esto te pone cacho de perra –me dijo tratando de humillarme.

-No… yo… no – actuaba, me dio un fuerte cachete en la nalga izquierda y se me escapo un gritito de placer. El se dio cuenta y con una sonrisa de oreja a oreja me empezó a azotar de manera indiscriminada.

-Si que eres una perra masoquista, te gusta que te azoten ¿verdad? -  declara loco de alegría – ruégame que te folle más.

Ya que me había descubierto, decidí seguir su juego – por favor… más – dije bajito.

-¿Como? No te he oído –asegura divertido.

-Mas… ¡Dame más fuerte! – grite avergonzada.

-De acuerdo putita, te daré lo que quieres –me agarró con fuerza las caderas y me follo como un animal.

«En cuanto le quite la energía llamo a la policía y que se lleven a este peligro con patas a la cárcel»

Apreté las paredes de mi vagina y me moví siguiendo su ritmo.

-Así me gusta perra, te cubriré la cara con leche como recompensa –me dijo muy excitado.

Entonces me puse nerviosa, si no se corría dentro no podía extraer su fuerza vital. «Correrte dentro cabron» pensé y apreté más.

-Mejor, me correré dentro y te dejare bien preñada –declaro y acto seguido se descargó dentro de mí.

Le arrebate toda la energía dejándole solo el alma y se desplomo como un saco de patatas. Yo me levanté, arregle mi ropa y llame a la policía fingiendo miedo. Cuando llegó la unidad les dije que había un hombre que se me había exhibido y parecía estar loco o drogado. Los agentes me tomaron declaración y se lo llevaron desmallado en el coche.

Le conté lo ocurrido a Valentina – Vaya qué extraño, tus poderes se han desarrollado, eso que pensaste puede que sea una orden mental, es una habilidad más avanzada y difícil de usar.

-¿Por qué es tan raro que tenga más habilidades? He follado bastante con Enrique –pregunte curiosa.

-Si, pero las Súcubos solo nos desarrollamos si absorbemos almas – me explico –puede que tú hayas nacido con más poder de lo normal y has aprendido sola.

Se hizo un silencio incómodo, ella parecía aún cavilar cosas y yo no sabía hasta qué punto era bueno ser más poderosa que las demás. Al final nos despedimos.

Durante varios días trate de llamar la atención de mi jefe sin éxito. Solo me quedaba el tirarme desnuda en su mesa, pero tenía que ser sutil, sino es posible que me despidiera. Así que se me ocurrió usar mi nuevo poder.

Con ayuda de una lija desgaste una de las patas de la escalerilla que tengo para colocar los archivos en lo alto de las estanterías. Luego reuní una buena cantidad de papeles y los metí a presión en la carpeta. Lo último fue colocarme bien la ropa y entrar al despacho de mi jefe.

El estaba ocupado con unos papeles –buenos días jefe – saludé.

-Buenos días Elena –saludo secamente sin apartar la mirada.

Me subí a la escalera trucada, intenté meter a presión la carpeta atiborrada de papeles y hacia que cobrará la escalera. Mi falda se subía poco a poco por intentar estirarme y le ordené mirarme para llamar la atención de Alfredo, en ese momento fingí desequilibrarme y caerme de lado. En la caída me tiré de la camisa para reventar un par de botones y al aterrizar me quedé muy quieta.

El se acerco corriendo - ¿Estás bien? – pregunto preocupado.

Yo me puse una mano en la frente – me… me duele un poco la cabeza – conteste como aturdida.

Mis tetas estaban al descubierto sujetadas por el provocativo sujetador de encaje negro y mi falda estaba subida del todo.

-¿Qué te ha pasado? ¿Esta coja la escalera? –continuo el.

-Un… un poco, pero… creo que me ha… fallado el pie –me queje.

-¿Quieres ir al hospi…? –consulto, pero al mirar mi pie fue consciente del estado de mi ropa y se quedo mudo.

-No… creo que no hace falta –dije para cambiar el tema – pero ¿podría traerme algo de hielo para el pie? No me gustaría que se hinchara.

-¿Eh? Si si claro voy ya mismo – aseguro y salió casi corriendo del despacho.

En cuanto deje de escuchar sus pisadas, me levanté y me senté en uno de los sofás que tiene para las reuniones. Inmediatamente note el olor a sexo «Aquí se folla a las putas» pensé sonriendo y me prepare para cuando volviera.

Volví a escuchar sus pasos y me puse en postura lastimera. Miro dónde estaba y luego me vio en el sofá, corrió a ponerse a mis pies, me quito el zapato con delicadeza y puso el hielo metido en un paño. Un escalofrío me invadió y me revolví un poco.

-¿Te duele? – pregunto.

-Un poco, pero es usted muy gentil – alague.

-Gracias – respondió–tu tienes una piel muy suave –a la vez acariciaba mi pie por encima del tobillo.

-¿Sabe dar masajes? –consulte curiosa.

Por respuesta retiro la bolsa de hielo y comenzó a mover sus manos por mi pierna.

Yo empecé a emitir sonidos de placer y a abrir la camisa con mi respiración. Notaba como poco a poco mi vagina se humedecía y mis pezones a marcarse.

Alfredo se dio cuenta, se envalentonó para ir más arriba y su mirada pasaba de mis tetas a mi vagina. Descaradamente cambie mis sonidos por ligeros gemidos. Su polla se puso dura y su entrepierna se abulto. Al final, mi camisa se abrió volviendo a mostrar mis tetas.

-Uy, perdone jefe –dije excitada.

El se quedó mirándolas embobado y se abalanzó sobre mí de golpe. Metió la cara entre mis pechos y frotaba su bulto en mi entrepierna.

-Mmmm, jefe no sea brusco –pedí inocente y le abrace con las piernas y rodee su cuello.

-No ruegues clemencia cuando vas tan provocativa–contesto y se desabrochó el cinturón rápidamente.

Yo abrí mi sujetador, liberando mis tetas. Poniéndose en una postura estudiada, colocó su polla entre ellas y en cuanto las junte empezó a mover la cadera.

-Joder que suaves son, me deslizó perfectamente –comento excitado y aumento el ritmo.

-Jefe que caliente y dura la tiene, tengo ganas de que me la clave entera –provoque cachonda.

-Ya le llegará la hora a tu coño de puta, de momento voy a cubrirte la cara y las tetas de leche –informo el y se empezó a moverse más fuerte. El sonido de mis pechos al ser golpeados por su cadera competía con sus fuertes gemidos.

«Córrete» le ordené mentalmente y en ese instante soltó un chorro de semen que me impacto en la cara, los siguientes se distribuyeron entre mi rostro y mis pechos.

Me limpie lo que cayó en uno de mis ojos y lo lamí seductora – que rica está tu leche.

-Menuda zorra estás hecha –me insulto y sin pararse a por un condón, tiro de mis piernas para colocarme en el sofá y me la metió de golpe sin piedad – si, joder, que buen coño tienes.

Desde el principio movía sus caderas con fuerza, me tuve que agarrar al cabecero del sillón, con las dos manos, para no caermepor las fuerte embestidas.

-Que bien folla mi coño de puta – felicite.

-¿Acaso lo dudabas? Todas queréis que os domine un buen macho –expuso el y me pellizco un pezón.

-Mmmm, ¡más, deme más duro! – grite entre gemidos.

El cumplió mi deseo y me follo más fuerte. Las brutales embestidas me estaban dando más placer que nunca y por primera vez pensé que me correría antes que el hombre.

-¡¿Le queda mucho jefe?! ¡Yo estoy casi! –grite extasiada.

El me dio una bofetada –ni se te ocurra correrte antes que yo.

Pero el placer de aquel acto me provocó el orgasmo y le ordené «Córrete dentro».

-Te voy a llenar el coño – aviso, seguidamente me la metió entera y soltó toda su corrida dentro. En esta ocasión cogí solo un poco de su energía vital, el suficiente para que estuviera cansado pero no que se durmiera.

Nos quedamos un rato quietos, respirando agitados – Je jefe… es usted un animal.

-Soy un depredador y tú mi presa, no lo olvides –dijo prepotente.

-Pues antes no lo parecías, has tardado en saltar sobre mi – respondí burlona.

-A las presas se las observa antes de atacar, nunca sabes cuáles te denunciaran – argumento, se fue a su mesa, saco un sobre y me lo lanzo.

Lo cogí al vuelo y lo abrí curiosa, dentro había un fajo de billetes de 500 euros, le mire sorprendida.

-Te los has ganado, aunque eran para otra chica –saco la cartera y me ofreció otro billete de 100 euros – esto es para que te compres otra camisa y cómprala con una talla más de pecho, ya sé que talla calzas y no quiero que me dispares botones – bromeo.

-Vaya… yo… no se qué decir, no esperaba dinero a cambio –me sincere.

-Pues te daré más si sigues así, eres una excelente trabajadora y una buena sumisa, aunque te tengo que enseñar algunas cosas –me felicito.

Me sonroje – vaya, gracias jefe.

-Para la próxima te avisaré y espero que traigas algo bonito debajo de la ropa –anuncio –límpiate y ve a comprarte la camisa, te doy el resto de la jornada libre.

Me despedí y le hice caso, no podía ir a mi casa con la camisa rota, así que después de limpiarme la cara y los pechos, me uní la camisa con unos imperdibles y fui a comprar otra parecida.

Al llegar a mi casa saludé a mis padres y ellos me devolvieron el saludo de mala gana, últimamente había notado cambios en su trato hacia mi. En mi habitación conté el dinero del sobre y en total había cinco mil euros.

También llamé a Valentina para avisar de los nuevos avances –Hola Valen, tengo buenas noticias.

-Como me alegro de oír eso, mi niña, cuéntame – respondió feliz.

Le conté todo lo pasado, cuando termine me dio la enhorabuena y me pidió que le avisará cuando el me diera la señal.

Paso una semana hasta que el vino a mi mesa – está noche necesito que hagas horas extras – me dijo guiñándole el ojo. Yo asentí y cuando se fue envié el mensaje de aviso.

Después de horas de papeleo y trabajo, Alfredo me llamo a su despacho - ¿Qué es lo que quiere jefe?

-Pues lo primero será que me llames “amo” y lo segundo es que te quites la ropa – ordeno con una sonrisa.

-Claro je… amo –respondí y empecé por la camisa.

El se abrió la bragueta y saco su miembro duro mientras me desnudaba.

Me había comprado un conjunto de lencería blanco con ligueros – bien, así me gusta, que mi putita me haga caso.

Me acerqué a él, me senté en su regazo y moví la cadera para restregar su miembro en mis bragas – ¿Mi amo está juguetón?

-Hoy vas a tener que esforzarte –comenta mientras me manosea el cuerpo.

-Lo que sea por mi amo –conteste y le besé en los labios, sin tardar me metió la legua y iniciamos el baile.

Libere mi perfume y le atrapé a mi voluntad, le cogí el rostro y mirándole  fijamente a los ojos ordene – estamos los dos solos, no verás a nadie más aquí ni oirás nada aparte de nuestras voces – sus ojos se desenfocaron un instante.

En ese momento entro Jimena con una cámara, la colocó en una posición adecuada y se marchó dándome ánimos con las manos. Libere a Alfredo de mi control y continúe besándole. El pareció confundido al principio pero enseguida me siguió por unos momentos.

-Basta ya de besos, vamos a lo bueno – dijo y me aparto las bragas para meterme su polla – ahora se buena chica y haz gozar a tu amo.

-Si amo – dije cachonda e inicié el vaivén.

-Mmmm, que buenos saltos conejita –me felicito.

-Me encanta la zanahoria de mi dueño –conteste.

El agarró mis caderas y me obligaba descender más fuerte – tienes que hacerlo así, con fuerza.

-El amo me va a romper – argumente.

-Te romperé el coño más tarde, esto lo puedes aguantar –respondió.

Siguió follandome fuerte unos minutos hasta que decidió cambiar de postura. Me levanto en volandas y me tumbo en la mesa, sin esperar a que estuviera lista reanudo las embestidas con más fuerza aún. Mis gemidos se hicieron más fuertes y le abrace la cintura con mis piernas mientras me agarraba a la mesa.

El salvaje folleteo me estaba poniendo a mil, cuando de repente escuche unos pasos fuera del despacho «hay viene su mujer» pensé y escuche abrirse la puerta, que tras unos segundos se volvió a cerrar. El oído de Alfredo no captó nada de lo que paso detrás suya, el solo estaba concentrado en darme duro.

-Amo, póngame contra el cristal, quiero que la gente pueda ver con disfruto de su polla – rogué.

-Que perrita más traviesa – responde y me vuelve a cargar. Enfrente a la ventana me deja en el suelo y yo pongo las manos en ella y le ofrezco el culo.

De una brutal embestida me hace pegarme al frío cristal y me da azotes. Aquello me volvía a poner a mil y estaba a punto de correrme al igual que Alfredo. Pero vi a la pobre esposa mirándonos con la cara llena de lágrimas, desde la calle. Verla me partió el corazón y se me fue toda la excitación, como no podía seguir con ello le aparte.

-¿Qué coño haces? – pregunto enfadado.

-Yo… no puedo seguir con esto – dije apresurada, recogí mi ropa e intenté irme.

Pero el me agarró del brazo - ¡Tú no te vas sin terminar tu trabajo, zorra!

Le di una fuerte bofetada, que le tiro al suelo y me fui mientras estaba aturdido.

Me vestí rápido antes de salir del edificio y me fui corriendo a mi casa. Dónde entre en silencio, una vez en mi habitación me empezó a vibrar el móvil, era Valentina.

-Dime – conteste en voz baja.

-Jimena me ha dicho que has salido corriendo, ¿Qué ha pasado? –pregunto ella preocupada.

-La verdad es que lo estaba disfrutando pero, al ver la cara de la madre de Enrique me dio mucha pena y se me pasó la excitación – expliqué.

Ella se quedó callada unos instantes –Bueno, no pasa nada mi niña, descansa y mañana ven a mi casa – me ordeno cariñosa.

Algo más animada, me despedí, me desnude y me metí entre las cálidas sábanas para echarme un buen sueñecito.

Continuara…