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Ser mala

en Trios

Sentir el perfume de mi amiga Ángela fue sentirme húmeda al instante. Paseaba con ella y con su novio cuando el perfume de Ángela me embriagó. Siempre han presumido los dos de tener una relación abierta, pero nunca he visto que lo llevaran a la práctica y según mi amiga es que no se ha dado la ocasión.

Se llaman David y Ángela y son mis amigos desde hace años; ellos confían en mí y yo en ellos. La última vez que pasé un fin de semana con ellos en su casa los estuve escuchando follar toda la noche y sentí deseos de estar con ellos pero no dije nada. Me gustan hombres y mujeres, pero soy delicada al escoger, ellos me gustan los dos pero no me atrevía por la amistad; pero el otro día me dije a mi misma: ¡porque coño no eres mala y te diviertes! Así lo hice siguiendo mi instinto.

Hace dos semanas me invitaron un fin de semana a su casa y decidí intentar que me amaran los dos. Viven solos, son muy educados y de un nivel económico alto. Después de llegar el viernes me duché la primera y le dije a Ángela:

—Ángela, me gustaría que me viera desnuda David, delante de la chimenea.

—A qué viene eso Isabel

—Siempre decís que sois liberales en el sexo, ¿te molesta que quiera ver cómo me mira él?

—No me molestaría, incluso me excita la idea, ¿no me lo querrás quitar verdad Isabel?; siendo tu una rubia de infarto me da algo de temor.

—No seas tonta Ángela, sería lo último que haría.

—Vale, me fio de ti, aunque después de tanto tiempo como amigas se me hace extraño, te esperamos en el salón.

Me terminé de secar en mi habitación y me alisé bien mi melena rubia natural, y me di loción brillante en mi monte de venus, que no es rubio, sino castaño muy clarito, mi coño es precioso; es la verdad.

Llegué al salón excitada al saber que por fin me verían los dos desnuda, David me dijo al entrar yo:

—Isabel, cuando me lo ha dicho Ángela se me ha puesto el pene duro, de saber... 

les di la espalda a los dos y me saqué por la cabeza mi vestido negro, mis bragas color celeste me las bajé hasta los pies y me desabroché el sujetador dejando que me diera el calor de la chimenea, situada delante de mí, en mi cuerpo totalmente desnudo, bueno me deje mis calcetines de lana calentitos. Mi espalda y mi culo apuntaban  a los dos, que estaban detrás de mí y sentados en el sofá de dos plazas; dijo David:

—Tienes un culo precioso, podrías ser una modelo.

—Gracias

Me giré hacia ellos para que vieran mi coño y mis tetas, yo de pie y ellos sentados. Me excitó mucho ver sus miradas expectantes y excitadas, sobre todo me gustó ver como Ángela se chupaba los labios mirándome. David estaba tan impactado por mi belleza que parecía asustado. Son atractivos los dos, no súper guapos, pero son muy amables conmigo.  Caminé los dos metros que me separaban de la pareja dejando mi clarito vello púbico a pocos centímetros a la altura de sus bocas. Separé las piernas para que los labios de mi sexo dejaran ver mi raja, muy húmeda en ese momento; les dije a ambos:

— podéis acariciar mi pubis, me encantará.

No dijeron nada, solo se miraron entre si y cruzaron una sonrisa pícara.

David alargó una mano temblorosa y peinó con sus dedos mi espeso vello púbico. Mi vello está cuidado, depilado solo en los lados. Sus dedos calientes me hicieron temblar. Ángela, más atrevida metió un dedo en mi rajita húmeda y sonriéndome lo movió mirándome  con mirada morbosa; les dije a los dos.

— ¿Puedo chuparte el pene?, ¿puedo hacérselo Ángela?  —respondió Ángela:

—Que directa eres Isabel, me da vergüenza contestarte, pero si él quiere, ¡adelante amiga!—David añadió.

—Coño Isabel, no sé; me da corte.

—Pero me dejas que te chupe el pene o no

—Bueno...

Me puse de rodillas, me acerqué a él y tiré despacio de su pantalón del pijama con las dos manos, hasta dejárselo por las rodillas. El calor de la chimenea detrás de mí había puesto mis nalgas ardiendo. El pene de David se veía crecido bajo su pantaloncito interior, un slip moderno. Por la raja del pernil de su slip le saqué el pene; era un pene precioso, muy clarito y delgado pero bonito. No tenía la verga dura pero ya apuntaba maneras; se la acaricié con la mano derecha mientras con la izquierda le agarraba los huevos... toda su bolsita estaba dentro de mi mano cuando miré a los ojos a Ángela, ella me guiñó y me lanzó un beso, después me dijo:

—Estoy deseando verte chupársela a David, amiga, como me gusta que seas tan puta.

No dije nada, agarré su verga, casi dura ya, y con las dos manos acerqué mi boca a su miembro. Besé su punta, su agujerito de hacer pis se abría al besársela; me agarró la cabeza y acarició mi melena rubia. Empecé  a tragarla y me hizo cosquillas sentir como el pene de mi amigo rozaba el fondo de mi boca. Desde dentro de mi boca paseaba mi lengua por aquel delgado pero fuerte y bonito pene. Se puso como una vara en mi boca, me lo tragué entero, mi nariz se metía en su vello, muy agradable sentir sus pelos rizados en mi nariz.

Ángela empezó a besarme el culo desde detrás de mí, no me di cuenta que se había levantado del sofá; ella me daba lengüetazos en el agujerito del culo, cuanto me excitaba eso. Me saqué la verga de la boca y la miré brillando dura con mi saliva cubriéndola. Me puse de pie, levanté a Ángela del suelo y la besé intensamente en la boca, le mordí los labios y la lengua, suave. David dijo:

—Vamos al dormitorio.

Al llegar a la alcoba Ángela abrió la cama, se desnudaron los dos y se tumbaron de cara en la cama muy pegados entre sí como les pedí. Como una gata me acerqué desde abajo y chupé el coño de mi amiga, luego la verga de David, luego devore a besos el coño de Ángela, me escupió su flujo; se había corrido en mis labios. Caliente como una putita me puse de rodillas sobre la cama dándoles la espalda, clavé la cabeza en las sábanas y alcé el culo y dije:

—Fóllame David.

Me la metió de golpe, su delgado y duro pene me hacía cosquillas en la vagina, por fin me había follado; ¡se le puso muy dura!, casi me hacía daño al arrastrar mis labios externos, joder como me gustaba que me follara David. Ángela se puso a mi lado y, cuando jugaba con mis pezones entre sus dedos; su novio se corrió dentro de mí; se salió de mí y me dio las gracias. Yo me tumbé en la cama con las piernas muy abiertas; de mi coño manada el semen de David, le dije a Ángela:

—Amiga, chúpamelo, por favor, lame lo que me ha echado tu novio, que me apetece mucho.

—Es algo asqueroso Isabel, que cosas tienes, aunque no sé porque me da mucho morbo hacerlo; vale Isabel, te lo haré.

Con la punta de la lengua a modo de cuchara rebañó los chorreones de semen de su novio y se los fue tragando. Que sacara el semen de David de mi coño y se lo tragara me excitó tanto que me corrí sobre su lengua con gotitas esparcidas.

Fue algo muy breve, pero muy intenso, haberlos tenido como amigos tantos años hacía que me excitara después al recordar el sabor de sus cuerpos, me sentí aquel fin de semana muy feliz, muy amiga y muy puta; la putita de los dos.

— Isabel Nielibra—