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Ser mala 2

en Trios

Leer lo de la primera noche antes, si no lo leísteis, por favor.

Después de correrse David en mi coño y de que su novia Ángela, con el mayor morbo del mundo, comiera de mi sexo lo que su novio me echó, nos quedamos dormidos los tres en la cama de ellos dos.

David roncaba, se había quedado muy relajado después de follarme; su novia, mi amiga Ángela, descansaba sus pechos sobre mi rostro y dormía también. David me había dicho más de una vez, como de broma, que le gustaban mucho las rubias de melena larga como yo, que si no fuera porque éramos amigas su novia y yo "me buscaría". Que él me follara delante de su novia, con el visto bueno de ella, me había hecho sentir pletórica, compartida, muy caliente y muy, muy feliz. No me podía quedar dormida, estaba emocionada; después de tantos años como amigas, deseándola y deseando después a su novio también, ella, mi amor secreto, ¡me había comido del coño el polvo que me había echado su novio!, el coño me dolió de placer mientras me lo chupaba. Después me quedé dormida por más de cinco horas y al despertar deseé seguir siendo mala, no, ¡más mala aún!

Dormían los dos, era por la mañana y me levanté a desayunar, estaba muerta de hambre. Primero peiné mi larga melena rubia. Me tomé dos tostadas y un café con leche calentito. Me duché y me puse mi vestido. Volví al dormitorio de ellos y vi que seguían durmiendo. Levanté las sabanas con cuidado para no despertarlos y los contemplé desnudos a los dos; el cuerpo de Ángela era precioso, su culo, por fin desnudo para mis ojos relucía apretado y fuerte. David estaba de espaldas, conservaba los calzoncillos puestos, pero de estos se había "escapado" uno de sus dos testículos muy relajado, bello. Sin desvestirme y con mis labios pintados de color salmón, acerqué mi boca al culo de David y abriendo mi mandíbula atrapé su huevo en mi boca, lo chupé como si fuera un dulce, era gordo. Los muslos de David se tensaron contra mi cara, señal de que se había despertado; alargó una mano y me agarró por la melena y me dijo:

-Isabel, eres una loba muy sorprendente y muy zorra.

Solté su huevo y le dije:

-Bueno David, zorra no, que no te he cobrado, ¿verdad?

-Verdad Isabel, perdona, era una forma de hablar; me ha gustado mucho.

Ángela se había despertado y nos miraba confusa, preguntó ella:

-¿Qué pasa?

-Tú amiga Isabel, que me ha chupado un huevo mientras estaba dormido, ¡qué fuerte no!

Le contestó su novia Ángela

-No pasa nada, después de lo de anoche yo también estoy excitada aún. ¿Te gustan los huevos de mi novio Isabel?, jajaja

-Me encantan, sí, me ha gustado meterme uno en la boca “calentito”, jajaj.

Reímos los tres, se vistieron y fuimos de paseo por la urbanización, había mucha gente paseando, algunos hombres me miraban como si me pudieran desnudar con la mirada. Me sentía bella por dentro y por fuera, feliz de haber dormido entre mi amiga y su novio.

Después del paseo David cogió el coche y fue a comprar víveres y Ángela y yo nos quedamos en casa limpiando un poco los muebles y del suelo, la casa había estado cerrada varias semanas. Mientras limpiábamos le pregunté a Ángela:

-Ángela, ¿alguna vez pensaste que me lo chuparías?

-Más de una vez Isabel.

-¿Te gustó comérmelo?

-Mucho, más de lo que esperaba.

-Ángela, ¿quieres que te lo coma yo a ti ahora?

 

-Me encantaría, solo de pensarlo me pongo nerviosa, Isabel.

No la dejé que siguiera limpiando, la agarré por la cintura y le besé la boca, me puse de rodillas y con las dos manos le bajé el pantalón del chándal; después sus braguitas blancas. Una delicia es lo que me encontré, nunca me había querido enseñar el sexo: su coñito es abultado, de piel bronceada, sus labios son grandes, su pubis lo tiene afeitado, excepto un circulo en el centro, de pelitos rizados y oscuros, un círculo del tamaño de una moneda de dos euros; pensé, que bonito y original tiene el tete. Le besé la raja y le di mordisquitos en la parte abultada de afuera. Le temblaban las piernas, se sentó en el suelo abriéndolas mucho, separando los muslos. Le quité el chándal del todo y las bragas también. Ya sin ropa abrió más las piernas, tanto que los labios de su sexo se despegaron entre si haciendo un ruidito que me encendió. Yo estaba como loca, se lo empecé a comer como si no hubiera comido en dos años. Tragaba saliva y tragaba las humedades de su ser.

En ese momento cuchamos entrar el coche de David en la cochera, separé mi boca de su raja, la miré a los ojos y me dijo ella:

-No pares Isabel, me da mucho morbo que nos sorprenda así, ¿quieres que nos pille?

-Claro que si, a ver que dice, será divertido, jajaj.

Yo le mordía el coño y daba tirones de sus labios externos con mis dientes cuando entró David, yo estaba de rodillas con el culo apuntando hacia él, mi vestido verde ceñido es lo que él veía en primer plano, dijo David:

-Si molesto me marcho; Ángela, eso que me dijiste de que nunca lo habíais hecho juntas, ¿era verdad?

-Sí, era la verdad, nunca lo hicimos antes David, pero parece que teníamos un deseo oculto las dos. Cariño, por favor, acaríciale el trasero a Isabel mientras me lo come ella a mí, si a Isabel le parece bien, me da mucho morbo verte meterle la mano bajo el vestido –dije yo:

-Venga David, no te cortes y acaríciame el culo, machote, es tan morboso y obsceno que me toques en esta situación que me encanta la idea -dijo David:

-Que calentonas estáis las dos, vale; vengo enseguida que voy a meter la compra en la nevera.

Cuando regresó David yo chupaba la parte interior de los muslos de mi amiga. Él se situó detrás de mí, yo estaba en cuclillas y con el culo expuesto. David metió una mano bajo mi vestido y acarició la parte superior de mis piernas. Mi escaso vello púbico se erizó, sus dedos apartaron mis bragas a un lado estirando el elástico de la ingle y jugaron con mi clítoris, casi me corro. Con uno de sus dedos, húmedo de mí, comenzó a acariciar mi ano, muy suave, me pasaba el dedo desde la curcusilla hasta mi coño recargándolo de mi flujo. Sentí como su dedo empezaba a entrar en mi ano, que estaba dilatado y entregado ya. Mientras el metía y sacaba su dedo de mi culo yo lo estaba chupando los pechos a mi amiga, que se había tendido delante de mí; unos pechos pequeños pero duros. El dedo de David había conseguido dejarme el culo tan abierto como el de una prostituta, me gustaba sentirme abierta. Me dijo David:

-Isabel, ¿me dejas que te dé por el culo?

-Que vulgar eres, te refieres a con el pene, ¿verdad?, porque tu dedo ya “me ha dado”, ¿no?...vale, pero no seas bruto. Como es tu novio Ángela, ¿te molesta que me lo haga?

-Al contrario Isabel, me tiembla el chichi de pensarlo, ¡que te de!

Allí estaba yo, con las bragas por las rodillas, mi vestido remangado hasta la cintura y el delgado, largo y duro pene de David haciéndome daño a la entrada de mi ano, esforzándose por entrar en mí, por atrás. Podía haberle dicho que no, pero me hacía ilusión que él me la metiera por detrás delante de su novia.

El pene de David comenzó a entrar en mí cada vez más adentro, al poco mi ano se dilató y se relajó tanto que su pene parecía atravesarme. Al ser tan delgado y tan duro daba topetazos en las paredes de mis adentros. Ángela se puso en pompa delante de mí cara y me dijo.

-Isabel, por favor; dame con la lengua en el agujero de mi culo.

Hay estaba yo, haciendo círculos con mi lengua en el ano de mi amiga mientras su novio penetraba el mío. Mi amiga empezó a dar gritos de gusto, yo al poco también; porque su novio cogió un ritmo tan fuerte y un empalme tan duro que mis cachetes daban saltos y escuchaba un sonido acuoso proveniente de mi machacado culo.

David sacó de mi ano su verga dura y vibrante y poniéndose a un lado se corrió y nos salpicó de semen a las dos, muy caliente y muy blanco, mi amiga Ángela se giró, toco su trasero y recogió un pegote de semen del que había “repartido” su novio, estiró el brazo acercando a mi boca ese dedo con un pegote blanco y espeso del semen de David. Yo abrí la boca y como una guarrilla chupé su dedo quitandole el semen. Su sabor me recordaba al aguacate, delicioso, espeso y compacto como la leche condensada, tanto me gustó que fui recogiendo pegotes del cuerpo de mi amiga y del mío y me los fui comiendo. Mientras devoraba la lechada de su novio mi amiga Ángela me miró a la cara, sonrió y me guiño un ojo de manera cómplice. Aún faltaba un día casi entero de ese fin de semana. Los adoro a los dos.

—Fin—   © Isabel Nielibra  2017

P.D. he dejado activo mi correo por un tiempo, para mis lectoras y mis lectores, ¡a ver como os portáis! Besos de Isabel.