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Mi primera experiencia en el cine

en Hetero: General

Para los que me leáis por primera vez os recomiendo una lectura previa a mis anteriores relatos, donde podréis saber un poco más de mí y donde podréis encontrar algunas de mis experiencias, fantasías y algunos juegos de complicidad que espero sean de vuestro agrado.

Tras mis dos últimos relatos en los que compartí como “descubrí mi cuerpo” y “mi primera experiencia viendo una película X” con mis amigas, he pensando en seguir dando continuidad a esa serie de relatos de primeras experiencias que al parecer tanto os gustan y a mi me gusta recordar.

Una mañana de clase, Silvia vino muy alborotada y ansiosa por explicarnos que la tarde anterior había estado con su novio y que se la había chupado en el coche.

Ana Mari se la miraba incrédula y yo tampoco sabía si creerla porque sabía que acostumbraba a exagerar un poco con sus peliculitas.

Ella nos lo contaba orgullosa, como si hubiera logrado escalar el Everest.

Consciente de que siempre iba por delante nuestro, nos iba contando todos los detalles acompañando sus explicaciones con un ligero aire de superioridad.

A nosotras nos daba igual pues de alguna forma le reconocíamos ese rol de amiga mayor y estábamos agradecidas que fuera amiga nuestra. Todo lo que habíamos aprendido era gracias a ella y cuando nos contaba alguna cosa nueva siempre la escuchábamos con mucha atención.

Silvia nos contó que no le había costado hacerlo y que le había gustado escuchar los gemidos de su novio cuando se la estaba chupando…

Ana Marí le preguntó si no había sentido asco y ella soltó una risotada respondiéndole que había disfrutado mucho, aunque reconoció que casi se atraganta cuando su novio se corrió en su boca…

Nos aclaró que su novio no le avisó y cuando se dio cuenta ya era demasiado tarde. Pero también nos dijo que el sabor no le resultó desagradable y que no le había importado.

Ya en casa no dejé de pensar en lo que nos había contado y recordaba las imágenes de mamadas que había visto en la película X en casa de Silvia y me preguntaba si me gustaría.

Pensé en probar con un plátano y me llevé uno a la habitación que cogí de la cocina.

Sentada en una silla frente al espejo y con el plátano en una mano, simulaba besarlo y lamerlo pensando en cómo lo haría si fuera una polla, de los besitos y lametones pasé a chuparlo como si fuera un helado que tenía en mi boca y sin dejar de mirarme al espejo, ponía caras de estar disfrutando ese momento…ahora me río de todas esas tonterías, pero por aquel entonces todo ello era muy importante para mí.

En esa época también cambio mi forma de vestir y la forma en que me maquillaba…mi padre siempre me iba diciendo que si esa faldita que me había comprado era demasiado corta, o que a donde creía que iba a ir maquillada de esa forma, afortunadamente mi madre estaba conmigo y le respondía que cuando se daría cuenta de que ya no era una niña…

A mi daba igual lo que me dijera mi padre, para mi lo importante era que yo me sentía mucho mejor conmigo misma, sobre todo cuando sentía las miradas de los chicos del instituto y especialmente cuando eran mayores que los de mi clase…

En alguna ocasión salía de casa con unos tejanos para no tener que escuchar a mi padre y en el bolso llevaba la ropa que me gustaba ponerme para cambiarme en el primer baño que encontraba.

Mis amigas hacían lo mismo y cuando lo compartíamos nos sentíamos mucho mejor pues comprendíamos que no hacíamos nada malo ni nada extraño para nuestra edad…

Pronto empezamos a flirtear con los chicos que revoleteaban a nuestro alrededor en busca de una primera cita.

Nada serio por supuesto, pero fueron los primeros besos que siempre se recuerdan de una forma especial…

Silvia, ya había roto con su novio y había empezado a salir con un chico que tenía una moto y que también era mayor que ella… Por primera vez la vimos indecisa cuando compartió con nosotras que su nuevo novio le pedía que hicieran el amor…para ella eso era algo mucho más serio y recuerdo que nos decía que una cosa esa una paja con la mano o con la boca y otra muy distinta y mucho más seria era hacer el amor…

Yo tenía claro que cuando llegara esa primera vez tenía que ser con alguien muy especial y quizás por ello comprendía muy bien los recelos de mi amiga.

Sea como sea, mis amigas y yo todavía no habíamos tocado una polla y lo máximo que habíamos hecho con un chico era besarnos con lengua y dejar que nos tocaran las tetas…

Por las noches cuando me encontraba sola en mi cuarto, fantaseaba como seria y jugaba con mi imaginación.

Tras varios escarceos con chicos de mi edad, conocí en una fiesta a un chico mayor que yo. Tenía 19 años y recuerdo que cuando quedaba con él siempre me esmeraba con el maquillaje para parecer un poco mayor.

Un sábado por la tarde me invitó a ir al cine, hasta entonces tan solo nos habíamos besado y poca cosa más…yo me puse un vestido corto, sin mangas y ajustado que estrenaba para la ocasión y unos zapatitos de tacón para parecer un poco más alta…  No iba muy cómoda porque constantemente tenía que estar alargando la falda que se me subía al andar…

Al entrar en la sala me preguntó donde prefería sentarme y le dije que me era igual, el respondió que prefería las últimas filas porque así veía mucho mejor la pantalla.

La gente se acomodaba en las filas centrales, así que no se sentó nadie cerca de nosotros. Yo me sentía algo nerviosa pero cuando las luces se apagaron el cogió mi mano y me tranquilice un poco.

Al poco rato de empezar la película nos dimos un largo beso que hizo que el calor subiera a mis mejillas, sentía como mi corazón latía a toda prisa y tuve que apartar mis labios para recuperar un poco la respiración.

Tomo de nuevo mi mano con la suya y yo temía que se diera cuenta de que estaba temblando. Intenté prestar atención a la pantalla, aunque mi cabeza estaba pensando en otras cosas porque ni tan siquiera recuerdo que película era….

El también pareció centrarse en la película, aunque sus dedos no dejaban de juguetear con la palma de mi mano…

A los pocos minutos el buscaba nuevamente mis labios para volver a besarme, yo dejé que lo hiciera y sentí como su mano rozaba mi brazo deslizando sus dedos con mucha suavidad que lograron ponerme la piel de gallina.

Nos continuamos besando un buen rato mientras yo sentía como su mano seguí acariciándome y acercándose cada vez más a mis pechos….Yo escuchaba el latir de mi corazón que parecía resonar con más fuerza que el sonido de la sala.

Su mano derecha siguió su recorrido hasta posarse sobre mi pecho y empezó a acariciarlo por encima del vestido, yo dejé que lo hiciera y al no encontrar resistencia continuó acariciándome los pechos sin dejar de besarme acaloradamente.

Sin dejar de acariciarme los pechos, su otra mano se posó sobre mi muslo acariciándolo hasta el límite de mi falda como si fuera la frontera que estuviera tanteando sortear…

El recorrido de sus caricias era cada vez más largo, como si esa frontera marcada por el límite de mi falda se fuera desplazando lentamente en un retroceso que iba descubriendo descaradamente mis muslos.

Me sentía incapaz de pensar, todo sucedía demasiado rápido y de alguna forma el pánico se apoderó de mi cuando sentí el roce de sus dedos acariciando mis braguitas…

Como un resorte cerré mis muslos sin dejar de besarlo y el retiro su mano para retornar al otro lado de la frontera sin renunciar al espacio ganado.

Sin dejar de acariciarme, siguió besándome con intensidad. Yo posé mi mano sobre la que el mantenía sobre mis muslos con el fin de atajar nuevas incursiones, que, aunque las deseaba no creía que fuera el momento adecuado. Pareció disgustarse un poco y sus besos que tanto me gustaban se iban apagando en mis labios…

Yo reaccioné y por un momento tomé la iniciativa con el fin de mantener vivos esos besos. Nuestras lenguas chocaban en silencio y su brazo me rodeaba para acercar mi cuerpo al suyo.

Permití que el brazo que me rodeaba por la espalda fuera descendiendo sintiendo como su mano se posaba sobre mis nalgas para acariciarlas.

Su otra mano seguía sobre mis muslos aunque seguía bajo mi control no permitiendo que avanzara de nuevo a realizar una nueva incursión bajo mi falda.

Sin dejar de besarme y magrearme las nalgas, el aparto la mano posada sobre mis muslos y con ella acompañó mi mano hasta posarla sobre los suyos muy cerca de su entrepierna en una clara señal de que también deseaba que lo acariciara.

Yo me sentía muy calentita, mis mejillas ardían y un cosquilleo de excitación que conocía muy bien crecía en mi interior…

Mantuve mi mano inmóvil sobre su muslo unos instantes, sintiendo como sus besos eran cada vez más apasionados y sus dos manos me acariciaban las nalgas, pechos, muslos…

Yo me sentía rendida a sus besos cálidos y apasionados, sus manos fuertes me acariciaban también con pasión y yo respondía a sus besos con la misma pasión y mi mano posada sobre su muslo empezó a moverse para acariciarlo igual que lo hacía el…

Sentía como el recorrido de mi mano sobre su muslo se acercaba mucho a su entrepierna y cuando parecía inevitable que diera ese paso, mi mano saltaba al otro muslo para empezar un nuevo recorrido.

Por su parte, sus manos recorrían todo mi cuerpo sin llegar a cruzar la frontera que había delimitado y cuando sentía su tentación a una nueva incursión me bastaba con cerrar ligeramente los muslos para recordarle que era un terreno prohibido.

Nos dejamos envolver por largos minutos en ese juego de besos y caricias en el que yo me sentía cada vez más excitada y aunque deseaba ir un poco más allá….no era capaz de dar ese paso.

Mi mano recorría insistentemente sus brazos, su torso, sus muslos… acariciándolo como hacía el con mi cuerpo… sus besos me demostraban que también el se encontraba cada vez más excitado, sobre todo cuando le acariciaba sus muslos y mi mano se acercaba peligrosamente a su entrepierna… la distancia era tan corta y la tentación era tan alta que no pude evitar algún ligero roce que rápidamente me llevaba a retroceder la mano.

El me seguía comiendo a besos y yo suspiraba como si fuera un sueño. Sentí como su mano cogía nuevamente la mía, entrecruzó sus dedos con los míos y sin dejar de besarme la acompaño nuevamente a sus muslos pero en esta ocasión tan cerca de su entrepierna que mi mano la rozaba descaradamente…

Sabía que era lo que deseaba, pero yo me sentía indecisa y mi mano se quedó inmóvil ahí donde la había dejado. El me besaba con pasión descendiendo sus labios por mi cuello y ascendiendo hasta el lóbulo de mi oreja donde se entretenía mordisqueándolo…

Mi mano seguía paralizada, y de nuevo sentí como la tomaba con la suya acompañándola hasta posarla descaradamente sobre su entrepierna que sentí muy dura sobre su pantalón…

Era la primera vez que tocaba una polla y aunque fuera sobre el pantalón mi corazón parecía estar disparado por la emoción.

Mi deseo seguía creciendo por momentos y mi mano reaccionó acariciándolo suavemente, el se sintió complacido al ver mi reacción y me lo hizo notar con ligeros suspiros de placer.

Yo me sentía insegura en esas primeras caricias pero sus besos y suspiros me animaron a seguir acariciándolo sobre el pantalón que presentaba un bulto considerable y que yo sentía duro como una piedra.

Una mezcla de excitación y curiosidad se entremezclaban en esas primeras caricias que ya dejaban de ser tan inocentes y me descubrían los primeros pasos para encontrar el camino del placer compartido.

Yo sentía como también su excitación seguía creciendo, su mano se posaba sobre la mía acompañándola en su recorrido de caricias como si quisiera mostrarme cuál era el camino que más le complacía.

Yo me dejaba llevar y disfrutaba tanto como él de ese momento. Sentía como su polla palpitaba bajo el pantalón y empujaba como si quisiera salir de su prisión.

El seguía acariciándome por todas partes y había subido mi vestido lo suficiente como para que sintiera el calor de su mano en mis nalgas semidesnudas por mis pequeñas braguitas…

En el recorrido de mis caricias me asaltaba la tentación de bajar la cremallera del pantalón. El deseo que sentía era demasiado fuerte como para que pudiera resistirme y finalmente, algo insegura por lo que estaba a punto de hacer, mis dedos tomaron el tirador de la cremallera y la abrieron unos pocos centímetros como si esperara alguna señal para poder continuar ese camino…

No hizo esperar mucho más porque viendo que yo me había quedado parada, el decidió ayudarme y cogiendo mi mano termino de acompañarla hasta dejar la cremallera totalmente abierta, se la acomodó con su mano y dejó abierto el camino para que yo explorara lo que tanto deseaba.

Sentía como él también lo estaba deseando así que no dudé en colar mi mano por la abertura abierta y mi sorpresa fue mayúscula al descubrir que su slip blanco de algodón estaba completamente mojado. Recuerdo que llegué a preguntarme si era posible que se hubiera corrido sin que yo me hubiera dado cuenta, pero su polla parecía palpitar bajo el slip que se movía como si me estuviera dando señales para que me fijara en ella.

No me importo mucho encontrarme con tanta humedad y pensé en que mis braguitas estarían igual o aún más mojadas. El cosquilleo de mi excitación era cada vez mayor pero intentaba no pensar en ello y me concentraba en lo que estaba descubriendo.

Sentía como su polla palpitaba bajo el slip y como respondía a cada una de mis caricias como si me estuviera invitando a que la conociera más de cerca…

Los gemidos de placer que escuchaba me daban la seguridad de que lo estaba haciendo bien, sus labios seguían buscando mi boca con pasión y sus manos no conocían el descanso buscando la forma de seguir conquistando terrenos inexplorados…

Sus caricias encendían mi deseo por seguir acariciando su polla y mis dedos sentían la tentación de colarse por debajo del slip para para poder sentir el calor y el tacto por primera vez de una polla.

Sabía que él también lo deseaba y en el recorrido de mis caricias me acercaba a la goma del slip jugueteando con mis dedos como si no supieran encontrar el camino para colarse, aunque en el fondo, yo sabía que no tardaría mucho en dar ese paso pues era lo que más deseaba en esos momentos.

Finalmente el deseo y la tentación acompañaron a mi debilidad y sin mayor resistencia me aventuré a colar primero mis dedos y luego toda mi mano bajo el slip donde me encontré con el calor de su polla que estaba muy dura y mojada.

No parecía que fuera tan grande como las que había visto en las revistas ni en la película X, pero poco me importaba en esos momentos. Era la primera vez que tenía una polla en mi mano y la tenía rodeada con mi mano sintiendo el palpitar de su excitación.

El estaba descompuesto de placer y acercando sus labios a mi oído me pidió que continuara, que no dejara de acariciarlo….

Una combinación de curiosidad y de excitación me animaron a continuar y no me hice de rogar. Bajo el slip empecé a masajear su polla sintiendo como palpitaba de placer…

Dejé que sus manos se colaran bajo mi vestido que a esas alturas lo tenía subido hasta la cintura y sentía como sus manos se peleaban torpemente por desabrochar el sujetador que se le resistía.

Sin lograr desabrocharlo, sus dedos intentaban hacerse un hueco que le permitiera acariciar mis pezones que yo sentía como estaban endurecidos por la excitación…

Yo intentaba apagar sus gemidos con mis besos sin dejar de masajearle la polla. Mi mano estaba totalmente pringada y resbalaba al pajear esa polla que estaba totalmente mojada de lo que luego averigüé que era liquido preseminal.

Deje que me magreara los pechos bajo el vestido pero justo cuando sentí que mis resistencias se debilitaban y crecía el deseo de que fuera más allá…sentí como sus gemidos se aceleraban y a los pocos segundos se corría dejando mi mano y su slip totalmente pringado de leche que me pareció muy abundante.

Yo viví ese momento y así lo recuerdo ahora con felicidad. No solo porque fue la primera vez que tocaba una polla, sino que también había descubierto que sabía complacer a un hombre con la mano y de alguna forma eso daba respuesta a alguna de mis inseguridades.

Es cierto que me quedé con las ganas, pero en ese momento no le di mayor importancia y comprendí que después de como lo había dejado todo, el tenía que ir al baño para asearse un poco. Yo aproveché para recomponer mi vestido como si no hubiera pasado nada y por la noche ya en casa, recordé esos momentos para tener mi final feliz.

Al día siguiente de mi aventura en el cine, me encontré con Silvia para contarle todos los detalles como ella siempre hacía conmigo. Éramos muy buenas amigas y llegamos a compartir muchos secretitos en una relación de amistad y complicidad.

Cuando le expliqué que lo había pajeado sin necesidad de bajarle el slip, no se lo creía, y cuando le conté cómo se llegó a correr dejándolo todo pringado casi se me muere de risa.

Lamentablemente mi relación con ese chico duro muy poco, porque a los pocos días una amiga me dijo que lo había visto por la calle besándose con otra chica, discutimos por todo ello y decidí cortar…así que mi primera polla y mi primera gran decepción...así es la vida…

Espero que os gusten mis relatos y que me hagáis llegar vuestros comentarios a lynda.bcn@hotmail.com