miprimita.com

Un secreto morboso

en Erotismo y Amor

Para los que me leáis por primera vez os recomiendo una lectura previa a mi primer relato “el juego empezó un fin de semana”, donde podréis saber un poco más de mí y donde intento explicar cómo empezó una vida nueva, llena de travesuras morbosas y juegos de complicidad.

Ayer noche, tras responder los muchos correos recibidos, quedé rendida y me acosté temprano. Me sentí satisfecha al comprobar que mis relatos están siendo bien recibidos y que muchos de vosotros me animáis a seguir escribiendo.  A todos os quiero hacer llegar mi agradecimiento por vuestras palabras.

También quiero agradecer de una forma especial a todos aquellos que han compartido conmigo alguna de sus fantasías y lamento no poder complacer todas las peticiones…estoy segura de que sabré contar con vuestra comprensión 😉

Sin duda, mis últimos relatos “Mi primera visita al sex shop” y  selfis desde el probador” han despertado un gran interés 😉 y tan solo espero que este nuevo relato que os escribo sea de vuestro agrado.

Hoy os quiero contar un pequeño secreto, no es que sea nada inconfesable pero no se lo había contado a nadie hasta ahora.

De alguna manera todas esas experiencias vividas fueron provocando algunos cambios en muchas facetas de mi vida. Algunas son fáciles de adivinar por mis relatos anteriores, otras las iréis descubriendo poco a poco…, aunque hoy os desvelaré uno de esos cambios que seguramente ya habréis intuido

Todo surge como consecuencia de esa excitante sensación que tengo al sentir una mirada furtiva, unos ojos de deseo clavados en mi cuerpo, escuchar algunos piropos o incluso, porque no, escuchar alguna grosería…

Para una mujer es importante sentirse guapa y atractiva y yo no soy una excepción. Para mi, que ya no soy una jovencita, es muy importante sentir como logro despertar vuestro deseo cuando paseo ante vuestros ojos, vestida con alguna prenda más o menos provocativa pero siempre buscando ese punto sensual y femenino que sé que os enloquece, acompañándolo de una pizca de coquetería.

Una situación que me excita y me pone muy caliente, se produce cuando estoy en el coche, parada ante un semáforo y justo al lado, se detiene un motorista que me mira con más o menos descaro por la ventanilla.

Yo intento disimular, por supuesto, y aunque hago como si no me diera cuenta, mi corazón palpita a toda velocidad. Siento sus ojos clavados en mis bonitos muslos, descubiertos por una corta faldita, o intentado adivinar el color de mi sujetador a través de ese botón travieso que por descuido se desabrochó…

En ese juego de miradas furtivas, en alguna ocasión he sido especialmente traviesa saliendo de casa sin ropita interior y permitiendo que mi corta faldita mostrara algo más de lo que debiera, o que mi escote dejara adivinar que ese día no llevo sujetador.

En una de esas ocasiones …sentí como muchas miradas se colaban por la ventana abierta del coche…yo me sentía excitada y juguetona desde que había salido de casa y en mi bolso me había llevado una bala vibradora dispuesta a utilizarla.

A medida que iba conduciendo, sentía en mi cuerpo los efectos de mi juego notándome cada vez más excitada y dispuesta a “lucir mis encantos”, cosa que hice en uno de los semáforos cuando se paró a mi lado una furgoneta bastante alta en la que iban dos hombres.

El acompañante del conductor saco su cabeza por la ventanilla y mirándome descaradamente me preguntó si deseaba que me follara como una zorrita…

Mis mejillas se sonrojaron y mi pulso se aceleró, pero no pude evitar entreabrir mis muslos ligeramente para mostrarle que no llevaba braguitas bajo la falda. El hombre creo que no daba crédito a lo que estaba viendo y empezó a decirme todo lo que me haría si le dejaba subir al coche.

Arranqué el coche tan pronto el semáforo se puso en verde, al tiempo de que el conductor de la furgoneta alertado por su compañero hacía sonar una bocina estridente.

A estas alturas me sentía muy caliente y tenía la necesidad de calmarme, por lo que decidí colocarme la bala vibradora y activarla para sentir ese rico cosquilleo que tanto me satisface.

Me aseguré de que mi corta faldita ocultara lo que debajo estaba sucediendo y seguí conduciendo lentamente permitiendo que mi excitación siguiera creciendo y sin importarme lo que sucediera a mi alrededor.

Así fue como llegué a un precioso mirador, donde pude parar el coche asegurándome que no había nadie más por la zona en ese momento.

Me quité la faldita para estar más cómoda y entrecerré los ojos imaginando a ese hombre de la furgoneta mirándome con ojos de deseo desde su asiento, me imaginaba que se sacaba la polla del pantalón y sin dejar de mirarme y decirme todo lo que me haría se masturbaba ante mis ojos por la ventanilla al tiempo que yo estaba acariciándome con mis manos.

El seguía masturbándose con los ojos muy excitados y seguí imaginando como en el mismo instante en que yo me corría entre mis dedos, el se corría por la ventanilla alcanzando mi mejilla y mi blusa.

Y con esa imagen tan sensual os dejo hasta un próximo relato…

¿Supongo que al igual que muchos de vosotros, todos guardamos algunos pequeños secretos, te atreverías a compartirlos conmigo?  

Relatos previos:

1.       El juego empezó un fin de semana

2.       Cena sorpresa con un final dulce y feliz

3.       Despertando mi lado más morboso

4.       Mi primera visita a un sex shop

5.       Selfis desde el probador

Espero que os gusten mis relatos y que me hagáis llegar vuestros comentarios a lynda.bcn@hotmail.com