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Despertando mi lado más morboso

en Erotismo y Amor

Para los que me leáis por primera vez os recomiendo una lectura previa a mi primer relato “el juego empezó un fin de semana”, donde podréis saber un poco más de mí y donde intento explicar cómo empezó una vida nueva, llena de travesuras morbosas y juegos de complicidad.

Una de las cosas que siempre han apasionado a mi marido ha sido la fotografía, ahí a donde hemos ido siempre se ha llevado la cámara de fotografiar encima. Yo terminaba un poco cansadita de tanto tener que escuchar “ahora ponte ahí, pero ponte así…no, no mejor ponte allí…” Pero con nuestros nuevos juegos, la cámara se convirtió en cómplice de nuestras travesuras.

Normalmente salíamos de la ciudad y nos dirigíamos a la montaña o algún parque, mi marido intentaba encontrar lugares en los que pudiéramos pasear sin tener que cruzarnos a cada minuto con más gente…y aunque en ocasiones era inevitable encontrarse con alguien, ya procurábamos apartarnos, o disimular ante las situaciones más comprometidas.

Le encantaba que me vistiera con falditas muy cortas, con algo de vuelo para que lograra despertar su imaginación…y quién sabe si adivinar esa prenda íntima que había elegido para ese día especial.

A mi me gustaba que me pidiera cosas así. Siempre he pensado que tengo unos muslos bonitos y sus caprichos me hacían sentir especialmente atractiva y deseada.

Nos perdíamos entre los árboles, aprovechando cualquier situación para que me hiciera alguna foto más menos provocativa o para besarnos apasionadamente al tiempo de que sentía como sus manos se escapaban para acariciar mi cuerpo.

Sus peticiones pasaron a ser muy distintas y pasaron de “colócate ahí o allí”…a ser deseos subidos de tono, acompañados de peticiones para que le dejara fotografiar algo más de lo que ya se podía adivinar. Jugaba con su cámara, haciéndome infinidad de fotos al tiempo que me hacía sentir una mujer especial. Por mi parte debo reconocer que ese juego me divertía y me excitaba. Poco a poco me fui sintiendo más desinhibida y me mostraba más provocativa sorprendiéndome a mi mis misma posando de una forma atrevida.

En ocasiones levantándome la faldita descaradamente, en otras mostrándole a la cámara mis pechos desnudos…me sentaba en una roca y posaba como el deseaba…y no dudaba cumplir con sus deseos más morbosos que normalmente se traducían en dejarme fotografiar medio desnuda por el bosque o que me bajara las braguitas para seguir nuestro paseo sin ninguna prenda que impidiera colar sus manos por debajo de mi faldita y acariciar mis nalgas desnudas lo que provocaba mi excitación y me hacía mostrarme ante su cámara más descarada.

Los dos disfrutábamos con nuestros juegos, y aprovechábamos cualquier espacio donde pudiéramos escondernos de las miradas indiscretas para besarnos, acariciarnos y sentir el calor y la excitación de nuestros cuerpos…

Debo de confesaros que a mi me resulta muy fácil llegar al orgasmo, sea con los dedos, con la lengua, con algún juguete y por supuesto con “mi juguete preferido” que a estas alturas estoy segura de que ya habéis adivinado cuál es. Soy multiorgásmica, así que esas tardes de fotografía y paseo, iban acompañadas de una larga serie de orgasmos que me dejaban plenamente satisfecha y provocaban en mi el deseo y la ansiedad de que se repitieran...

Yo no dejaba pasar ninguna ocasión para asegurarme de cuál era el estado de mi “juguete preferido” y por supuesto aprovechaba esas ocasiones en las que nos sentíamos protegidos de cualquier mirada para juguetear con el entre mis manos o con mi boca…Me encantaba sentirla dura y caliente entre mis manos y mucho más cuando sentía que se hinchaba dispuesta a explotar de placer…

Y con esa imagen tan sensual os dejo hasta un próximo relato…

Relatos previos:

1.       El juego empezó un fin de semana

2.       Cena sorpresa con un final dulce y feliz

Espero que os gusten mis relatos y que me hagáis llegar vuestros comentarios a lynda.bcn@hotmail.com