miprimita.com

La Captura de la Agente E.Tercera y Ultima Parte.

en No Consentido

La captura de la agente E.Tercera y Ultima Parte.

Por segundo despertar consecutivo, Elizabeth hubiera preferido seguir dormida, la cabeza le retumbaba y su lengua se sentía como un estropajo en su boca, trató de abrir los ojos, pero la escasa luz del lugar le llegó como un disparo al centro del cráneo, se dio vuelta en el suelo quejándose del dolor, a su lado escuchó a una voz femenina haciendo el mismo ruido, la observó de reojo aturdida pero le costaba enfocar la vista, finalmente pudo ver a una rubia desnuda tirada en el suelo con las piernas y brazos abiertos a unos metros suyo.

Durante unos minutos la miró tratando de enfocarse en su rostro, recordar quien era, pero sintió como si hubiera un hierro caliente entre los ojos, se tardó más de 5 minutos en solo darse cuenta que ella estaba igual que la rubia, desnuda y tendida en el suelo, se levantó con dificultad o más bien se arrastró por el suelo incapaz de otra cosa, con lentitud se acercó a esa mujer que también parecía despertar como ella, la miró a los ojos por un segundo buscando recordar quien era ella, era…

-Su..san – pronunció finalmente, dudosa al escuchar el ruido extraño y rasposo en que se había convertido su voz, la rubia solo se la quedó mirando por varios segundos haciendo lo mismo que había hecho ella un minuto antes.

-Elizabeth- respondió con la voz en no mucho mejor estado, al hacerlo ambas de golpe recordaron lo que eran y lo que hacían ahí, la mirada de reconocimiento se convirtió en segundos en una de pánico. Se sacudieron asustadas y apoyándose una en la otra se pusieron finalmente de pie.

Sin soltarse se tambalearon hasta que Susan la soltó e inclinándose sobre si misma dio arcadas como si estuviera a punto de vomitar, Elizabeth no podia juzgarla, sentía que estaba a punto de hacer lo mismo, ya sentía la bilis recorriendo su garganta, agradeció que su compañera no vomitara, seguramente habría hecho lo mismo de verlo.

Al final ambas estuvieron en condiciones de moverse, con pena dirigieron su mirada a una bolsa en el suelo, completamente vacía, al menos ya tenían razón a la resaca que llevaban, no… esto era peor que la resaca con diferencia, apenas podían pensar racionalmente. Al menos tuvieron la suficiente presencia de ánimo para darse cuenta de que tenían que salir de allí, cojeando Sarah recogió su traje del suelo y se lo llevó bajo el brazo muy aturdida como para pensar en ponérselo.

Elizabeth sentía como lentamente volvían sus capacidades mentales, aún estaba mal, pero a un nivel aceptable, recordó como si hubiera pasado hace veinte años, que su captor cerró la puerta al salir, tomó distintas basuras del suelo que le parecían que podían servirle, al final se decidió por un clip feo y oxidado, con diligencia, aunque con las manos temblorosas comenzó a abrir la cerradura.

Susan la observó un momento con la mirada vacía, sorprendida que a la experimentada agente le costara tanto abrir esa burda imitación de una cerradura, aunque entendía la razón sus manos no habían dejado de temblar desde que se despertó, ya estaba preocupada esto no podia ser normal, pero las consecuencias de lo que le pasaba eran demasiado abrumadoras como para tenerlas en mente en este momento.

Para distraerse y no seguirse torturando a si misma dejó de mirar a su compañera y dejó vagar su vista por el resto de la habitación, se fijó en la ropa de Esteban en el suelo, ni siquiera se acordaba como llegó ahí, se debió haber ido desnudo después de terminar con ellas, con una súbita idea se puso la ropa sin importarle que le quedará grande, aunque en realidad le quedó bastante bien, ese tipo no era muy grande, para su suerte, revisó sus bolsillos pero su suerte se acabó ahí, estaban vacíos aunque al menos con un ligero ruido Elizabeth por fin abrió la puerta.

Ambas sin ninguna palabra salieron de ahí, caminando con todo el sigilo que eran capaces en esas circunstancias, se acercaron a la salida, notaron que era de madrugada por el silencio anómalo y por la oscuridad características, pese a que querían salir corriendo de allí no pudieron evitar hacer un par de cosas, Elizabeth buscó su traje en la lavadora y se lo puso, aunque sea para no sentir el viento en su piel, aún estaba húmedo pero estaba dispuesto a aceptarlo con tal de no andar desnuda en la calle… de nuevo. Susan mientras abrió el refrigerador y llenó su bolso de todo lo medianamente comestible y de botellas de líquido antes de reunirse con su compañera y dirigirse a la puerta de salida.

Un ruido las hizo sobresaltarse, al interior de la casa se escuchó un movimiento y ambas se sintieron aterradas, con una prisa innecesaria salieron de la casa, casi corriendo pasaron por la puerta y corrieron juntas a cualquier lado, sin preocuparse por que las vieran, las oyeran o las siguieran, se daban cuenta que era exagerado, que Esteban no podría retenerlas a las dos, aun en su estado, pero el miedo que tenían era tan profundo y animal que no le permitía pensar racionalmente.

Al fin se detuvieron en un callejón cercando, sin saber siquiera cuanta distancia habían recorrido, se miraron de reojo, mientras luchaban por regularizar su respiración, algo estaba mal con ellas entendían el área psicológica, les habían explicado lo que les pasaría a sus mentes en ese tipo de circunstancias, violadas y humilladas por sus enemigos, pero esto excedía con creces lo que les habían dicho, ante la más mínima posibilidad de peligro salieron corriendo, literalmente.

Además, sobre sus cuerpos, ambas pensaban casi lo mismo, durante años habían entrenado hasta la extenuación sabían usar lo máximo que podían ofrecer sus cuerpos, pero ahora… fue un trayecto corto el que corrieron y estaban agotadas como si hubieran corrido kilómetros, no tenían grandes lesiones, el solo cansancio y la resaca no podia explicar todo lo que sentían, era como si en una sola noche hubieran perdido una gran parte de su fuerza y su energía.

En el fondo ellas sabían porque era causado, pero se negaban a reconocer el verdadero origen de su mal, Elizabeth solo podia mirar con desesperación sus manos temblorosas y torpes, mientras Susan finalmente vomitaba en un basurero cercano.

A pesar de los riesgos que habían corrido tuvieron suerte y aparentemente nadie las vio ni las siguió, aun así, no sabían que hacer, Elizabeth podia recordar vagamente que habían tenido un plan la noche anterior, pero no podia recordar cual era, se habrían quedad allí probablemente, sentadas ahí mirando el vacío hasta que amaneciera, pero alguien pasó caminando al frente, alguien que hizo que ambas tuvieran que sofocar un grito.

Era Ella, la que ambas habían conocido en diferentes días aunque con resultados similares, las que las había derrotado y humillado, la que había empezado con su camino a la depravación, la que ahora caminaba tranquila aunque algo aturdida con la camiseta de Elizabeth aun puesta, ambas reaccionaron de manera diametralmente opuesta, Susan se lanzó hacia adelante furiosa, con la ira nublando todos sus sentidos, todo era culpa de ella, el diente que le voló, su total humillación y hasta su terrible dolor en sus partes bajas. Por otro lado, Elizabeth en vez de avanzar retrocedió asustada, de salir corriendo de nuevo, recordaba sus manos en su cuello apretándolo y la humillación de tener que entregarle su ropa.

Sus movimientos contradictorios les sirvieron para calmarse, sobre todo porque ambas tomaron a su compañera convencidas que la otra las seguiría, tanto para atacarla como para huir, sorprendidas se miraron por un segundo y eso bastó para detenerse y pensar que harían, lo que decidieron fue una solución intermedia, sin decir una palabra la empezaron a seguir sin hacer ruido.

No la siguieron muy bien, tambaleándose, tropezándose un par de veces y más cerca de lo recomendado, si la perseguida hubiera estado atenta o tan solo en un estado normal las habría visto rápidamente, pero estaba tan mal o peor que las dos ex agentes secretas, caminaba arrastrando los pies y con el cuerpo encorvado, era una escena francamente patética, una mujer aturdida y confundida siendo seguida por dos mujeres que tenían que apoyarse entre ellas para no caer.

La persecución no duró mucho, en unos cuantos minutos ella se metió en un edificio de apartamentos, con ambas detrás, en vez de meterse a una de las puertas se dirigió a una especie de sótano escalera abajo.

Abrió la puerta sin ceremonia, al parecer no tenía llave y se metió dentro sin siquiera cerrar la puerta a sus espaldas, acercándose con toda la precaución con que eran capaces, miraron al interior de la habitación, era como bien habían pensado un sótano, pero modificado para vivir ahí, si se le puede llamar estar modificado un simple colchón y ropas tiradas en el suelo, así como otra basura y desperdicios, era impensable que alguien pudiera vivir en una pocilga así, pero aparentemente ese era el caso, con lentitud la chica se desnudó arrojando su ropa al suelo y se sentó en el colchón, mirando hacia la puerta, donde estaban ellas.

El cambio fue inmediato, su rostro pasó de reflejar su aturdimiento a una determinación y furia que pareció salir de ningún lado, se puso de pie de un salto y dio rápidas zancadas hacia ellas, ellas casi hipnotizadas se acercaron a ella, cerrando la puerta a sus espaldas.

Las tres se quedaron mirando en un círculo en el centro de la habitación, las agentes a pesar suyo dudaban, era evidente lo que la mujer desnuda quería hacer, pero en una gran muestra de tranquilidad esperaba que ellas actuaran primero, fue Susan la que rompió la quietud, sin poder aguantar más su ira se abalanzó sobre ella, tomó a la mujer más baja por la cintura y la empujó hasta que ambas cayeron el suelo.

El golpe no fue lo suficientemente fuerte, para lo que quería Susan, un montón de ropa amortiguó la caída, además de que ella no estaba tan sorprendida como pensaba y envolvió sus piernas alrededor de su cintura, antes de que Susan pudiera reaccionar y Elizabeth dejara de estar petrificada en el centro de la sala. la chica le aprovechando la duda de la ex agente le dio varios golpes en la cabeza.

La avalancha de golpes tomó por sorpresa a las compañeras, Susan solo trató de cubrirse y alejarse de ella infructuosamente, mientras Elizabeth superaba su miedo y se acercaba presurosa a ayudarla, cuando ella se abalanzó contra la pareja que peleaba, precisamente Susan pudo liberarse chocando al retroceder con su compañera que se acercaba dudosa.

Fue un feo golpe, la nuca de Susan hizo un horrible ruido contra la rodilla de Elizabeth, mandándola instantáneamente a dormir una siesta, Elizabeth se quedó un segundo en silencio mirando a la inconsciente chica en el suelo, tan sorprendida como aturdida,  mientras la mujer desnuda era la única en esa habitación que estaba medianamente consiente de lo que pasaba, con agilidad se acercó a Elizabeth pisando el estómago de Susan y antes de que ella se diera cuenta le dio un derechazo al ojo.

Elizabeth sintió que su cabeza era empujada hacia atrás y sus rodillas se doblaban, quiso dejarse caer simplemente, no tenía ganas de pelear contra ella, que en una mejor condición no pudo vencer, parte de ella quería simplemente arrodillarse y suplicarle que terminara todo, casi lo hace ya había levantado sus manos indicando rendición, pero algo en los ojos de esa tipa la hizo detenerse, no estaba ni un poco asustada, no la consideraba la más mínima amenaza, ella que había sido entrenada por algunos de los mejores artistas marciales del mundo, no era nada para esa puta drogada, esto hizo que su ya débil orgullo se revelara, con una energía que ella no hubiera pensado que tenía le devolvió el derechazo justo en la sien.

La mujer retrocedió dos pasos, Elizabeth se relajó visiblemente, un golpe tan certero debería dejarla lo suficiente dañada para que esta maldita pelea terminara, pensaba que era el mejor momento para ganar la pelea sobre todo porque sentía ya como su parpado se cerraba lentamente y se hinchaba la zona del golpe, por eso tal vez no vio venir la gran patada que le dio entre las piernas abiertas.

Solo un gemido confuso salió de sus labios, mientras unía las piernas y se cubría con sus manos la entrepierna, ella no se dio cuenta que su golpe en la sien había sido considerablemente más débil que los que acostumbraba dar, los dos pasos que ella había dado hacia atrás fueron solo para tomar vuelo y dar una patada más fuerte, lo que hizo que el golpe traspasara la protección natural del traje, esta vez su orgullo se quedó callado cuando sus rodillas se empezaron a doblar pero esta vez fue su enemiga la que no la dejó caer.

Elizabeth solo dejó que la empujaran contra la pared, ahí recibió la mujer desnuda comenzó a darle golpes con toda su fuerza sin resistencia de parte de la antigua agente, en el mentón, en los pechos en el estómago, en las caderas, en los brazos, en la entrepierna y en los muslos, ella solo aguantaba de pie por su traje que amortiguaba la mayoría de los golpes, pero la chica lo notó y comenzó a dirigir sus golpes a su cabeza, finalizando todo con un gancho izquierdo que le hizo sangrar el pómulo y la mandó al suelo.

Lo siguiente que supo es que estaba de cara al suelo, babeando y llorando, trató de levantarse con las manos, pero la chica le piso la parte alta de la espalda y la hundió de nuevo en el frio suelo de cemento, esta vez se quedó quieta lo más silenciosamente posible, ya totalmente resignada a su suerte, puso la mejilla sangrante contra el suelo para mirar a su enemiga bailando feliz, sobre el pecho de Susan.

Para suerte de los maltrechos pechos de Susan ella se bajó y se agachó en el suelo, buscando algo entre las basuras del suelo paseando y sacudiendo su cuerpo desnudo como si ellas no estuvieran allí, incluso en un momento pasó gateando sobre ella y luego se sentó un momento en su espalda, finalmente encontró lo que buscaba y lo alzó en el aire orgullosa.

Era un cuchillo, era uno de los grandes, de esos usados por cazadores, con una ligera curva en la punta y por la apariencia increíblemente filoso, se preguntaba de donde la había sacado, pero esa interrogante fue suprimida por otra mayor ¿Qué iba a hacer con eso? La respuesta vino pronto, con una sádica sonrisa tomó de la cola de caballo a su compañera que ya se estaba despertando.

Por un segundo Elizabeth temió lo peor, no sentía un especial cariño por Susan, apenas la conocía, aunque todo lo que habían pasado había generado una idea de compañerismo, lo que le preocupaba es que si la mataba nunca podría llevar a cabo su plan de venganza, probablemente…, en realidad no podia estar segura, aun no podia recordar que habían planeado.

A pesar de lo que temía, ella no la mató, con su cuchillo le rajó la camiseta que llevaba y se la quitó arrojándola al otro lado de la habitación, dejando que sus pechos colgaran libres, se veían algo rojos y morados probablemente por las pisadas de la mujer, aunque aún bellos, por supuesto su pantalón siguió a la camisa de inmediato, dejándola totalmente desnuda colgando de su pelo.

Susan eligió ese momento para despertar, al abrir los ojos se dio cuenta de inmediato lo mal que iban las cosas y que las habían derrotado otra vez, no necesitaba más prueba que ver a la agente E tratando de incorporarse con marcas de golpes y sangrando por la mejilla y sentirse desnuda y tomada del pelo, sintió como las lágrimas llenaban sus ojos, no por dolor aunque sentía como si alguien hubiera pateado sus tetas, sino por la humillación, eran dos agentes entrenadas contra una simple drogadicta, la habían tomado por sorpresa y atacado primero y aun así…, pensaba que no podían caer más bajo pero una simple… ni siquiera sabía que era ella, la humillación no podia ser peor y pudo sentir como mataba la poca confianza que le quedaba.

Cuando pensaba que tanto más podría caer, cayó literalmente, se golpeó la frente y las tetas contra el suelo, se dio vuelta aturdida mientras trataba de tomar su pelo, pero no encontró en su espalda cuando miró hacia su castigadora notó porque, en su mano tenía la cola de caballo mientras con la otra tenía movía el cuchillo y se reía desquiciada, Susan miro su cabello sin comprender por un rato, cuando al fin lo entendió fue extraño, creía que le dolería mucho más que destruyeran si cabellera de esa manera, sobre todo porque tenía la certeza que ella no se quedaría calmada, le seguiría cortando el pelo y después continuaría con Elizabeth, pero ya no le importaba nada, solo quería salir viva y con suerte vengarse.

La anterior agente E vio todo mientras al fin lograba ponerse de rodillas, como esa tipa tiraba el pelo recién cortado al otro lado de la habitación, como agarraba a la rubia del cuello y la obligaba a arrodillarse, vio como le cacheteaba el rostro y se burlaba de ella mientras Susan solo lloraba en silencio, quería ayudarla pero el miedo no la dejaba, bastó que esa mujer se lo ordenara con un grito, para que se quitara el traje sin dudar con la mirada baja, lo hizo rápidamente, ya se estaba acostumbrando a desnudarse sin demorarse.

Las tres mujeres de la habitación estaban desnudas, pero solo a una le gustaba la idea, el ver como esas dos perras tan creídas estaban tan sumisas arrodilladas en el suelo casi la hace bailar de nuevo, pero se contuvo en su lugar tomó la cabeza de la rubia y la pegó a su entrepierna, mientras volvía a atacar su cabello con su cuchillo.

Susan se vio de pronto con la nariz pegada en el pubis de la mujer y sus labios en su vagina, decir que estaba sucia era simplificarlo, aparentemente había tenido sexo con varios hombres esa noche y todo el semen le caía ahora por el rostro y pecho, no pudo evitar dar un par de arcadas, pero cuando sintió la hoja de su arma contra su cabeza, se quedó estática conteniendo sus arcadas, lo que le salvo el cuello pero no su pelo que nuevamente caía por sus hombros.

Ambas se sentían extrañas, claro que se sentían humilladas y desesperadas, pero debajo de eso, sentían un extraño anhelo, un calor incipiente en su bajo vientre, Elizabeth confundida se acercó a ellas gateando, poniéndose a un lado de Susan aun cuando no se lo habían pedido, ni siquiera titubeó cuando llegó su turno de cortarse el pelo y su cabello rojizo se mezclaba con el pelo dorado en el suelo.

Una vez que se aburrió de usar su cuchillo, la chica tomó a Elizabeth del poco pelo que le quedaba y la puso a sus espaldas, luego se dejó caer lentamente hacia atrás terminando prácticamente sentada en el rostro de la antigua agente, ella aguantó con una sorprendente tranquilidad, aparentemente su sentido del asco estaba un poco deteriorado, apenas le molestaba lo sucia que estaba ella o lo que le hacía.

Viendo que no había resistencia de parte de la pelirroja se relajó y se centró en la rubia de al frente, a pesar de las lágrimas que corría por sus mejillas y de la suciedad que tenía en el mentón, aun veía cierta resistencia de su parte, con lentitud recorrió el filo por su cuerpo sin tocarlo en ningún punto, mientras le decía que le haría, que le rajaría el rostro, le sacaría una oreja, o le arrancaría una de sus tetas de vaca.

Elizabeth desde su posición se asustó aún más que su compañera, algo le decía que ella era capaz de hacerlo, aunque no le preocupaba que llegara a desfigurarla, si le hacia un feo corte o la mutilaba, moriría desangrada o del shock, no podia permitirlo aún no perdía la esperanza de llevar a cabo su plan, cualquiera que fuera, ahora moviendo su cuello pudo ver como acercaba la punta de su arma al ojo derecho de su compañera, si lo acercaba un poco más se lo iba a reventar… reventar, pensó Elizabeth, como explotar… explotar ¡¡¡¡¡eso es¡¡¡¡¡¡, recordó de improviso su plan y eso le dio un golpe de energía, con toda su fuerza la mordió en la nalga mientras con sus manos le agarró cualquier parte y tiro arañó y piñizcó.

La mujer ya no se esperaba nada de ella y la sorpresa le afectó, levantó los brazos y gritó de dolor, eso era todo lo que necesitaba Susan, de un saltó se puso de pie le arrebató el cuchillo y sin perder el impulsó se lo enterró directamente entre sus tetas, atravesándole el corazón, ella se quedó un segundo sin moverse, luego confusa llevó sus manos al mango del arma antes de exhalar su último aliento y caer muerta entre ellas.

Susan se quedó aturdida mirando el cadáver de su enemiga, casi grita cuando Elizabeth saltó sobre ella agarrándole los hombros.

-el plan- le dijo más entusiasmada de lo que nunca había visto- era hacer una explosión usando los mismos componentes que usan para hacer la droga, le tiraremos el edificio entero sobre sus malditas cabezas.

Susan la siguió mirando aturdida un minuto, hasta que los mismos recuerdos que volvieron a Elizabeth ahora volvieron a ella, una sonrisa cruzó su rostro y se imaginó a todos esos cabrones aplastados.

Unas horas después ambas comían tranquilamente sentadas en el suelo, aun desnudas, habían limpiado el lugar y a ellas mismas lo mejor que pudieron, de manera que si alguien entraba solo vería un antro de depravación y no la escena de un homicidio, lo hicieron sobre todo porque no había manera de cerrar firmemente esa maldita puerta, no era un lugar muy seguro, no podrían estar mucho tiempo ahí así que debían aprovechar a descansar.

Lo único que podia hacer era comer todo lo que tenían con desesperación, no se habían dado cuenta de cuenta hambre tenían hasta que abrieron el bolso que trajeron de casa de Esteban, comían sin ninguna educación, con las manos y echándose todo lo que podían a la boca, poco les importaban ya las apariencias sobre todo teniendo en cuenta que estaban desnudas y tampoco se veían muy bien, con diversos moretones en todo el cuerpo y el pelo que aun después de arreglárselo como pudieron entre ellas se veía improvisado y por supuesto corto, además ellas se habían visto en mucho peor estado.

Cuando finalmente se acabó la comida, se miraron un rato sin hablar, ambas sentían lo mismo como si aún tuvieran hambre, pero no un hambre de alimentos, su cuerpo les pedía algo más con cada vez más ansias cada vez con más fuerza, ambas sabían lo que necesitaban, pero ninguna de ellas estaba dispuesta a verbalizarlo simplemente bajaron la vista a la pequeña bolsa de polvos negros que había en el suelo, lo único aparte del cuchillo que tenía algún valor en esa habitación.

Lo miraron hipnotizadas por varios minutos, Elizabeth se lamía los labios inconscientemente, no podia creer a lo que había llegado, las primeras veces que lo consumió fue porque lo necesitaba, después lo hizo para animarse después de un día difícil, ahora no lo necesitaba y después de matar a esa hija de perra su ánimo estaba a tope o lo más alto que podia estar en esas condiciones, ahora lo iba a consumir porque quería, ninguna otra razón, echó fugazmente una mirada a su compañera y notó que pensaba más o menos lo mismo, recordaba vagamente como en las instrucciones de la misión se había enterado que la XXX1 era especialmente adictiva, pero no esperaba caer tan rápido.

Ahora sin decir nada ambas dirigieron sus manos al mismo tiempo a la bolsa tomándola juntas, se miraron a los ojos un último segundo y asintieron avergonzadas, fue Susan la que lo tomó como había visto algunas veces a drogadictos en la calle o en televisión, colocó el poco contenido en el suelo y lo separó en 4 líneas paralelas y separadas entre sí, ambas al mismo tiempo se cubrieron un orificio de la nariz y con un movimiento un poco torpe y forzado aspiraron una línea cada una.

El alivio fue inmediato, la sensación de ansia que sentían desde hace un rato disminuyó de golpe, pero no era suficiente, para ninguna de ellas, sin dudar inmediatamente repitieron el ejercicio, ambas exhalaron al unísono un suspiro de alivio, pudieron sentir como sus músculos se relajaban, como su respiración se hacía más fácil y como todos sus problemas se hicieron en un segundo más insignificantes, se tendieron de espaldas mientras sonreían felices.

Pese al placer que nublaba su mente notaban que había algo distinto, donde antes había un mar de sensaciones ahora era solo un rio caudaloso, Elizabeth sentía su cuerpo arder pero deseaba más y como no podia conseguir una dosis más, tuvo que recurrir al plan B, con renuencia dejó sus manos vagar por su cuerpo, recorriendo por su abdomen y sintiendo su piel con una ligera capa de sudor sobre ella, finalmente detuvo ambas manos en su entrepierna y comenzó a masturbarse sin vergüenza alguna, con el rabillo del ojo notó que Susan hacia lo mismo agarrándose con fuerza también las tetas.

No paso mucho tiempo hasta que en esa habitación solo se escuchaba ruidos húmedos y gemidos apenas contenidos, solo sentían sus propias manos y la multitud de sensaciones que las invadía, hubieran seguido así hasta correrse hasta que la puerta se abrió de golpe, por alguien que le había dado una patada.

Cualquiera que las hubiera conocido antes habría quedado boquiabierto por su reacción, donde antes se habrían puesto de pie de un salto y quedado en posición defensiva, ahora gimieron aturdidas mientras se forzaban a dejar de masturbarse para mirar a los 4 hombres que entraban bruscamente a la habitación.

La nublada mente de Susan iba a ignorar la presencia de esos tipos, pero unos vendajes en la nariz de uno de ellos y un cabestrillo en el brazo de otro la hizo dudar, el recuerdo le llegó como un rayo, haciendo que el pánico la hiciera reaccionar se semi incorporó lo más rápido que pudo y retrocedió arrastrándose hasta el otro lado de la pared y se quedó acurrucada contra la pared como una niña asustada.

Fue su reacción lo que hizo que Elizabeth se semi despertara y no la presencia de 4 hombres en la habitación, fue difícil, pero en casi un minuto su aletargada mente pudo hacer la conexión entre esos tipos y lo que le contó Susan la noche anterior, dándose cuenta de que ellos eran los sujetos que habían peleado y perdido con Susan y que más tarde la persiguieron mientras corría en toples por la calle, su reacción no fue tan categórica como el de su compañera, se daba cuenta el predicamento en que estaban, aun en perfecto estado no sería una pelea fácil, en el estado en que estaban simplemente no sería una pelea, drogada como estaban no podrían resistirse y honestamente no sabía si quería resistirse.

Los cuatro jóvenes que entraron a la habitación estaban tremendamente confundidos, habían a distraerse después de la horrible noche anterior, no solo esa perra había mandado a dos al hospital sino que cuando la encontraron después golpeada y con las tetas al aire tuvo el descaro de escaparse, dejándolos totalmente frustrados, querían distraerse con la prostituta que vivía en ese sótano deteriorado, no era lo mejor, en el mismo edificio en los pisos superiores vivían dos mucho mejores, pero no tenían tanto dinero la que vivía ahí era muy barata, a veces solo pedía una dosis de la XXX1 y se dejaba hacer lo que quisieran por un par de días.

Su intención era fingir que ella era la rubia que se les había escapado y hacerle todo lo que le hubieran hecho, sin pensar que en vez de encontrar a la prostituta, encontraron a la misma tipa que los desafió la noche anterior, aterrorizada y desnuda en una esquina de la habitación, acompañada por otra igual de hermosa que ella e igualmente desnuda,  aunque ambas tenían el cabello hecho un desastre y estaban algo golpeadas no dejaban de ser increíblemente sexuales, no paso mucho antes de que la sorpresa inicial se convirtiera en un deseo depredador.

Elizabeth intentó ponerse de pie, no podia seguir tendida en el suelo, aunque eso solo consiguió que los hombres que entraron reaccionaran y se acercaran presurosos a ella, o al menos dos de ellos, los que mostraban algún tipo de lesión siguieron de largo hacia Susan, por razones obvias tenían algo personal contra ella y querían cobrarse todo de la peor manera.

La antigua agente E, apenas se había puesto de pie cuando llegó el primero y sin miedo le metió las manos bajo las axilas y la empujó contra la pared, ella se sintió como una niña pequeña sin poder oponerse de ninguna manera, y al sentir cómo su trasero y espalda chocaba contra la pared, su cuerpo la traicionó una vez más y solo pudo gemir con fuerza, el hombre al ver que la pelirroja estaba vulnerable soltó sus axilas y en su lugar le tomó los senos y se los retorció con rabia.

Hay que reconocer que contra todo pronóstico Elizabeth se había estado recuperando bastante bien, paulatinamente había recuperado el control de sus sentidos y sentía su mente más clara a pesar de los efectos de la droga en su cuerpo, si hubiera seguido de esa manera tal vez, hubiera podido defenderse en un par de minutos, pero bastó con que su atacante pusiera sus manos callosas y torpes sobre sus pechos para que una oleada de placer bloqueara todo pensamiento racional y se viera reducida nuevamente a un gimiente e inofensivo animal.

Mientras Elizabeth cedía a sus instintos y empezaba a masturbarse con la mirada perdida, Susan no podia pasarlo tan bien, por algún motivo le bastó con solo ver a esos tipos para que se diluyera los efectos de la droga reemplazándolas por puro pánico, cuando los hombres que ella había lastimado llegaron ella, ella solo pudo llorar y suplicar con voz entrecortada.

No tuvieron compasión con ella, el hombre con la nariz rota intentó devolverle el favor se agachó y le lanzó un puñetazo hacia el centro de su cara, alcanzó a bloquearlo, pero sin mucho resultado, de todas maneras, sus propias manos se estrellaron contra su cara a toda velocidad, sintió un contacto sobre tu nariz y todo se desvaneció en un fogonazo blanco.

Elizabeth vio cómo su compañera quedaba inconsciente de un puñetazo, su nariz hizo un ruido horrible y comenzó a sangrar, se hubiera preocupado si es que su mente hubiera podido procesar algo más que el placer embriagador que la atacaba, el hombre que la sujetaba de la pared en un principio la vio con sorpresa, solo le apretó los senos y actuaba como si se la estuviera cogiendo, pero, como todos en esa zona, habían visto cientos de veces esta reacción en las mujeres drogadas con XXX1, sabiendo que ya no tendría problemas soltó sus pechos para molestia de la pelirroja y la arrojó al suelo.

Detuvo su caída con sus manos a pocos centímetros del suelo, repentinamente se puso a cuatro patas y gateó rápidamente hacia el otro hombre que aún no la había tocado, por un segundo el creyó que la atacaría y casi retrocede un paso, pero basto una mirada a sus ojos enloquecidos para darse cuenta de que no era necesario, apenas llegó lo empujó al suelo, abrió el cinturón y continuó con su cierre, para en dos rápidos movimientos liberar su miembro erecto y llevárselo a la boca.

El solo se quedó medio sentado en el suelo mientras dejaba que ella hiciera los suyo con sorprendente pasión, su cabeza subía y bajaba a sorprendente velocidad por todo el largo de su falo, mientras aun con su boca ocupada lanzaba chillidos de placer, la escena era tremendamente erótica, el tipo que la había atacado primero no pudo soportar ni un minuto más, se arrodilló delante detrás de ella y la penetró de un golpe hasta el final, fue extremadamente fácil, ella estaba tan mojada que sus jugos le corrían por los muslos, bastó eso simplemente para que Elizabeth terminara en un devastador orgasmo.

El gran grito de placer de la pelirroja, a pesar de tener la boca llena hizo que Susan reaccionara y comenzara a despertar, se dio cuenta que estaba bocarriba en el suelo con las piernas levantadas, lo primero que sintió fue un fuerte dolor en el centro su cara, la sentía hinchada y palpitante y su nariz entumecida desde donde aún salía sangre que le corría por las mejillas, lo siguiente que sintió fue aun peor, un dolor tres veces peor en su trasero, no le sorprendió mirar entre sus piernas y ver como el joven a que ella le había roto la nariz le sujetaba las piernas con sus brazos y estaba con un mete y saca brutal dentro de su culo.

Susan tuvo que contener un grito de dolor,  no quería molestarlos más de lo que ya estaban, podia ver en el rostro del que se la cogía, no había placer ni disfrute, solo un odio profundo y concentrado en ella, su terror supero su dolor y su asco, trató de retroceder aunque sea un poco, pero su nuca se topó con una mano, alzó la vista y vio a su otro enemigo que la sujetaba, desde esa posición solo podia ver parte de su rostro, la mayoría de su vista quedaba cubierta por su pene, intentó infructuosamente de liberarse mientras escuchaba los sonidos de gozo de su compañera, deseaba estar tan drogada como estaba ella, así no sentiría el dolor y miedo que le atenazaba el pecho.

Mientras Elizabeth seguía con la mente embotada y la libido satisfecha, recibió con gozo el semen cuando ambos se corrieron al mismo tiempo, uno en su garganta y otro en su espalda, la antigua agente E siguió haciendo los movimientos de su cuerpo a pesar de que ya ellos no lo hacían, se inclinaba hacia adelante y hacia atrás como poseída, siguió chupando tan ansiosamente que consiguió que su miembro estuviera nuevamente erecto en menos de un minuto.

Ajena a todo ese placer Susan sorprendentemente pudo zafarse de los hombres que la sujetaban, empujó con las piernas al de al frente, haciéndolo retroceder, aprovechando el espacio se giró sobre sí misma y trató de andar a cuatro patas hacia la salida, no la dejaron avanzar mucho el del brazo en el cabestrillo con una sola mano la empujó al suelo y la hizo caer, antes que pudiera hacer nada la penetró de golpe por el  ya lastimado ano, Susan solo pudo gritar de dolor, con los ojos cegados por las lágrimas, esta vez sintió como si le hubieran metido un bate entero por el recto, no podia articular ningún sonido que no fueran gritos desesperados.

El causante de tanto dolor, ajeno a sus gritos trato de levantarla del suelo por su pelo, pero no tuvo el suficiente agarre, un movimiento desafortunado hizo que una corriente de dolor subiera por su lastimada muñeca, el dolor consiguió avivar las llamas de su odio y le dio una sádica idea, tomó su muñeca y le hizo una dolorosa llave, Susan se dio cuenta de inmediato que, si no lo detenía, le rompería el brazo así como ya le habían roto la nariz, intentó zafarse por última vez antes que oyera más que sintiera como su algo en su hombro se resquebrajara, donde antes hubo gritos desesperados ahora hubo… nada, se quedó quieta destrozada por dentro y por fuera, puso blancos los ojos aun cuando tomándola de su brazo inútil la levantó del suelo.

Elizabeth eligió ese momento para empezar a reaccionar, de a poco la niebla de su mente se comenzó a disipar, haciendo que fuera consiente el estado en que estaba y como estaba su compañera, apenas si se dio cuenta como el tipo a quien le estaba haciendo una mamada, salió de enfrente y se la clavó rápidamente en el culo, la levantó en la misma posición y forma en que lo hicieron con Susan, aprovechando la posición observo aun un poco aturdida a la antigua agente S, se veía muy mal, por un momento pensó que estaba muerta, la sangre corriendo por su pecho su brazo en tan mala posición y su ojos vacíos, un extraño gorgoteo la hizo respirar aliviada, aunque se le pasó de inmediato al ver al otro hombre acercarse a la rubia por el frente y metérsela por la vagina de un golpe.

No alcanzó a preocuparse por ella antes que el único en la habitación que no estaba teniendo sexo se acercara a ella a su disponible vagina, se dio cuenta que iban a hacer lo mismo que con su compañera, quería pedirles que pararan por un segundo, no solo por ella, que ya completamente despierta sentía como le destrozaban el trasero, sino sobre todo por su amiga que pareciera que en cualquier momento pasaba a mejor vida, pero en cuanto la primera palabra salió de sus labios un feroz puñetazo en la base del estómago la hizo callarse para concentrase en intentar respirar, el segundo golpe esta vez sobre el ombligo, estuvo bastante cerca de hacerla vomitar y fue suficiente para sepultar sus últimas ideas de rebelión.

Ambas agentes estaban destruidas, a pesar de todas las vejaciones a las que se habían visto sometidas estos días, aun conservaban algo de espíritu, ya no, el ser cogidas de esa manera sin siquiera luchar, con una suplicando que no lo hicieran con miedo y la otra suplicando lo contrario dominada por el placer, las que alguna vez fueron la elite de la elite de las agencias secretas, ahora se dejaban mover de lado a lado como si fueran muñecas de trapo, sin quejarse mientras sentían como las rompían por dentro.

Los siguientes minutos parecieron eternos para las agentes, o más bien para Elizabeth, Susan estaba al borde de la inconciencia y apenas respiraba ya, la pelirroja se dejaba sacudir mientras trataba de ignorar la sensación de la penetración simultanea por ambos agujeros, así como la mordían y la movían con toda la brusquedad que podían, se dio cuenta que era cuestión de tiempo que quedara en el mismo estado de su compañera, o peor.

Pero no podia durar para siempre, fue primero el trasero de Elizabeth el que se llenó de semen, de inmediato el hombre se salió de su posición, y el que aún no terminaba sin dejar de cogérsela la arrojó al suelo quedando sobre ella, el golpe fue bastante fuerte, probablemente le dejó un feo moretón en la espalda, si no hubiera justo en ese momento inclinado su cabeza hacia adelante se habría dado en la nuca y habría quedado inconsciente quizás por cuanto rato, ahora solo quedo adolorida en el suelo, tan aturdida que le parecía que su vista se llenaba de humo, incluso podría haber jurado que podia oler el humo.

Mientras las cosas también empezaron a terminar para Susan, ambos la soltaron sincronizados, cayó sin gracia al suelo quedando arrodillada solamente porque la sujetaron por el cuello, lo suficiente para correrse en su cara y tetas, luego la soltaron, al perder su único apoyo fue como una marioneta a la que le cortan los hilos, se estrelló en el suelo con fuerza, se salvó de seguir dañando su ya lastimado rostro porque sus grandes tetas amortiguaron la caída, de todas maneras se quedó quieta en el suelo, aun cuando le dieron suaves patadas para que reaccionaran.

Elizabeth estaba tan concentrado en su inconsciente amiga que apenas notó cuando el último hombre quedaba le apretó los pechos con fuerza y se corrió en su interior, se quedó resoplando sobre ella aplastándola con su peso corporal, la agente se quedó mirando al vacío sin querer pensar en lo que le pasaría a ellas, ya escuchaba como ellos hablaban entre ellos y lo que tenían planeado no auspiciaba nada buen, quería ponerse a llorar o gritar, pero no serviría de nada, aunque un grito si resonó por toda la habitación pero no salió de nadie de ahí.

- FUEGO- se escuchó nuevamente a la vez que Elizabeth se daba cuenta que el humo que creyó ver era real y no imaginario, con sorprendente rapidez los hombres que estaban esa habitación decidieron que ese par no valía la pena y se fueron corriendo mientras arreglaban sus ropas, Elizabeth no perdió ni un segundo, sobre todo porque de la nada fue consiente que del humo que empezaba a volverse peligroso y empezó a escuchar estruendos y gritos sobre su cabeza, se arrastró como pudo donde su compañera y empezó a sacudirla con fuerza.

Por un largo minuto no reaccionó de ninguna manera, estaba empezando a desesperarse, pensó en arrastrarla hacia la salida, pero no pudo moverla ni un centímetro, no era tan pesada, la única explicación era que se había vuelto mucho más débil de golpe, no le sorprendía con lo adolorida y cansada que se sentía, una parte de ella quería quedarse allí, no tenía muchas ganas de vivir después de ser violada… otra vez, en realidad consideraba haber perdido la cuenta, solo la sostenía un deseo de venganza, más animal que racional, pero tampoco eso era suficiente, se quedó quieta apoyada en el cuerpo de su compañera, si Susan no hubiera despertado en ese momento ambas habrían muerto ahí, asfixiadas por el humo o quemadas vivas.

Susan no hizo grandes movimientos al reaccionar, solo giró su cabeza hacia su compañera, se miraron a los ojos un segundo, buscando apoyo sin encontrarlo ninguna, no quería irse, pero lo hicieron, sin intercambiar palabras se pusieron de pie como pudieron y se arrastraron hasta donde habían escondido sus trajes y el cuchillo, los tomaron y llevándolos bajo el brazo salieron lentamente.

Caminaron por esos pasillos, esquivando algunos cuerpos y escombros, tuvieron que dar una vuelta larga ya que la entrada estaba cubierta por trozos del techo, cuando finalmente consiguieron salir por una ventana y alejarse del edificio, sus cuerpos desnudos estaban cubiertos de hollín y sudor, nunca se habían visto o sentido tan mal, arrastraban sus pies descalzos solo deteniéndose un segundo para que Elizabeth le enderezara la nariz a Susan, se sintió cerca de la inconciencia otra vez, pero pudo resistir con solo un pequeño gemido, al menos no llamaban mucho la atención, había muchos como ellas y algunos peor aunque no les sirviera de consuelo, solo por curiosidad miraron hacia arriba, la azotea del edificio estaba completamente en llamas y se estaba desmoronando sobre sí mismo.

No les podia importar menos la causa del incendio y que pasaría con el inestable edificio, se alejaron de allí con la mirada perdida caminando sin hablar de hacia dónde iban, cuando al fin se detuvieron estaba a unos metros de la entrada a la base de sus enemigos, instintivamente se habían dirigido al origen de todo lo que habían pasado, de todo lo que habían sufrido, se miraron nuevamente hablando entre susurros, alguien debía haberlas visto y detenido, el que hayan llegado allí sin interrupciones solo quería decir que todas las personas de la zona estaban pendientes del incendio, esta sería su mejor oportunidad de hacer la bomba, sino la única, no les costó mucho decidirse, era eso o ir a dormir a un callejón.

Entraron con calma, simplemente caminando por los pasillos vacíos, sin intentar esconderse o entrar con cuidado, estaban resignadas a cualquiera que sea su suerte, si las encontraban, las violarían, las matarían, las esclavizarían, ya poco les importaba, dudaban que pudieran estar peor de lo que ya estaban, solo querían terminar con todo, para bien o para mal.

Curiosamente llegaron hasta el centro mismo de su guarida, el lugar que usaban de laboratorio, sin esfuerzo ni complicaciones, ese incendio de verdad tenia a todo el mundo vuelto loco, iban a empezar a trabajar de inmediato, pero bastó mirarse las manos para darse cuenta de que no podrían hacer absolutamente nada así de sucias, buscaron un poco hasta que hallaron un pequeño baño en una habitación, se lavaron apretadas en una ducha individual, sin importarle la privacidad o la recates.

Salieron del baño 15 minutos después, irreconocibles, más limpias de lo que habían estado en mucho tiempo, aun así era evidente lo mal que estaban, con todos los moretones que llevaban y la forma tambaleante en que caminaban, más notorio era en Susan, que seguía con la nariz hinchada y un brazo le colgaba inútil a un costado, sin palabras de consuelo ni apoyo entre ellas simplemente se fueron a donde tenían todos los compuestos para producir drogas, aunque ellas pensaban en usarlo para crear algo distinto, con un resultado más explosivo.

Ambas habían pensado más bien en una bomba pequeña, lo suficiente como para destruir esa habitación, no habían considerado que los ingredientes de lo que ellas habían tomado eran tan volátiles y que tenían tanto en la habitación, ahora sabían que podían volar casi todo el edificio, normalmente habrían hecho solo lo necesario para cumplir su objetivo, pero poco les importaba si destruían a todo el barrio, estaban convencidas que todos ahí eran corruptos y merecían la muerte, incluyéndolas a ellas.

Se vistieron con sus trajes, más que nada para que no las distrajera el frio, luego pasaron las siguientes horas produciendo la bomba más peligrosa que habían visto, hicieron lo que pudieron con todos las partes de la droga y desarmando algunos computadores y otros artefactos eléctricos, a pesar de lo lastimadas que estaban seguían teniendo la preparación y la experiencia para hacer algo que otros no podrían hacer ni en sueños y así lo hicieron.

Finalmente terminaron, quedó un feo aparato del tamaño de una impresora, la pusieron con cuidado en una caja y está debajo de otro montón de cajas, indetectable a simple vista, después se disponían para salir con un activador en las manos de Susan, cuando por supuesto algo salió mal, escucharon voces que se acercaban por el pasillo, considerando la cantidad de pasos que se sentían eran varias personas.

Apenas alanzaron a esconderse detrás de unos muebles antes que la sala se llenara, parecía una convención de personas que les habían arruinado la vida, estaban los jefes que habían violado a Elizabeth, los 4 tipos que las habían destrozado hace un par de horas y, sorpresivamente, Esteban, parecían que venían discutiendo algo de trabajar juntos, pero poco les interesaba, lo único que pudo notar la agente E es que llevaba en la mano el pendrive que ella anteriormente llevaba en el recto, fue sorprendente que ese solo hecho haya hecho que se sonroje furiosamente, después de todo lo que había pasado, iba a pensar con calma que hacer, pero una mirada a Susan le hizo notar que ya se disponía a apretar el botón sin ningún asomo de dudas.

Tuvo que sujetar su brazo para detenerla, casi la hace gritar, ya que la tomó del brazo lastimado, después mediante lenguaje de señas, le dijo que no era necesario que ellas murieran sin intentarlo al menos, podrían, tratar de correr, subir a los últimos pisos y tal vez ingeniárselas para salir por el agujero que ella había hecho antes para escapar, antes de explotar la bomba, si las atrapaban, detonaba y fin de la historia, pero al menos debían intentarlo.

Susan mostró su acuerdo con un escueto asentimiento, apuntó luego a uno de ellos, uno que llevaba un arma en el cinto, tal vez por seguridad, le indicó rápido su plan otra vez con las manos, hasta que ella asintió por última vez y se prepararon para matar o morir, tal vez ambas.

Con resolución las agentes se pusieron de pie, interrumpieron su conversación que hablaba de zonas de distribución o algo así y se las quedaron mirando aturdidos, Elizabeth sin detenerse un segundo lanzó el cuchillo que habían robado directamente al tipo del arma, fue unos de los mejores lanzamientos de su vida, la hoja giró grácil por el aire, llegando a su objetivo antes que el siquiera sacara el arma, dándole en el ojo y atravesando su cavidad ocular hasta la empuñadura, el pobre sujeto estaba muerto antes de tocar el suelo.

Mientras Susan se dirigió a la salida corriendo lo mejor que pudo, Elizabeth también corrió, pero hacia los hombres, ellos liberados de su sorpresa y molestos por la muerte de su compañero se prepararon para pelear, hasta que ella giró a mitad de camino siguiendo a Susan, confundidos se quedaron mirando antes que se dieran cuanta que solo era un amague y salieran corriendo tras ella.

Corrieron a toda la velocidad que daban sus cansados cuerpos mirando hacia atrás de vez en cuando, viendo como lentamente sus perseguidores disminuían la ventaja que llevaban, subieron escaleras saltaron agujeros, esquivaron por los pelos a otros hombres que se sumaron a la persecución sin saber muy bien que pasaba, solo les bastó con ver correr a dos mujeres hermosas aunque lastimadas, en sus reveladores trajes, seguidos de sus jefes y otros que aparentemente trabajaban con ello, la escena era bastante confusa y hasta cómica sino fuera porque ellas estaban corriendo por su vida.

Finalmente llegaron al piso en cuestión, al último del edificio, ambas entraron hombro con hombro a la habitación con los ojos fijos en su objetivo, que de todas maneras llamaba poderosamente la atención, un agujero gigante que cubría casi la mitad de la pared tenía ese efecto, Elizabeth no recordaba haberla dañado tanto, pero la evidencia era clara, ambas se detuvieron solo por una milésima de segundo a la entrada de la habitación, pensando asombradas que iban a escapar, su libertad estaba solo a 10 metros, pero esa distracción fue suficiente para que las cosas volvieran a salir mal.

En ese pequeño espacio de tiempo, no solo sus perseguidores cubrieron una cuarta parte de la distancia que los separaba, sino que también los vagabundos que dormían esparcidos por el suelo alcanzaron a reaccionar los suficiente como para moverse hacia ellas, más rápido de lo que habrían podido creer se vieron rodeadas por todos lados, reaccionaron más o menos de la misma manera, tratando de correr a través de los cuerpos que se levantaban del suelo para atraparlas.

Elizabeth fue la primera en caer, desesperada por avanzar deprisa no notó una mano solitaria que tomó su tobillo derecho sujetándolo en esa posición, esto fue suficiente para desestabilizarse y caer de bruces al suelo, no tuvo ninguna oportunidad para ponerse de pie, el resto de hombres sin techo se arrojaron sobre ella y la aplastaron con su peso, ya se les había escapado una vez, no estaban dispuestos a dejar que sucediera de nuevo, aprovechando que estaba quieta, aturdida y demasiado asustada para moverse le cayó encima una andanada de golpes de puños, codos y piernas, lo único que pudo hacer es poner su frente contra el suelo, mientras lloraba y rogaba que se detuvieran.

Susan no hizo ningún intento por salvarla, sabía que si lo hacían ambas estaban condenadas, aunque no pudo evitar dudar un segundo, lo suficiente para que interceptaran su salida y trataran de abalanzarse contra ella, los esquivó como pudo haciéndose a un lado, pero antes que pudiera pensar que hacer a continuación sus perseguidores la alcanzaran finalmente, sobre todo el tipo que la había violado hace unas horas, el de la nariz rota, que al estar a menos de un metro, saltó con toda su fuerza y le dio un tacle en la parte de baja de la espalda, Susan nuevamente escuchó el inconfundible ruido de huesos rompiéndose, cayó otra vez al suelo mientras sentía un dolor horrible en la parte del impacto, podría haberse roto cualquier cosa y honestamente no quería saber qué.

La hicieron voltearse de una patada en las costillas, ella no quería recibir más castigo, sabía lo que tenía que hacer, miró por última vez a su compañera viendo si tenía algún plan, pero ya estaba inconsciente con el rostro ensangrentado y aparentemente una o dos extremidades rotas, intentó decirle algo a esos cabrones, una despedida furiosa y burlona, pero sintió que le pisaban el vientre hundiéndoselo a tope, lo único que pudo salir de su garganta fue un grito lastimero a la vez que apretaba el botón que activaba la bomba.

Un horrible estruendo sacudió el mundo de todos las personas de la zona, pero los que estaban en el interior del edificio no sintieron el ruido, el impacto y la destrucción llegó primero, la única que esperaba eso miró con curiosidad como todo y todos salía disparado en todas direcciones mientras una oleada de fuego lo cubría todo, la ultimo que notó fue como la estructura del edificio cedía por el desaparecimiento de sus cimientos y lo poco que quedaba caía al costado, después sintió un golpe en la nuca y todo se cubrió de oscuridad.

Epilogo

(un año después)

El señor M se reclinó y trató de relajarse en su silla, suspirando cansado, era tercera vez que tenía que contar esa historia y era peor cada vez, no era agradable recordar la caída de sus dos mejores agentes femeninas, era tan inexplicable como catastrófico para la agencia, ya había dicho anteriormente que no pensaba relatar los hechos de nuevo, que si querían saber los escabrosos detalles ya tenían varios informes, pero era difícil negarse a una orden directa de la mandamás de la agencia, la que ni siquiera tenía un nombre en clave y que solo 4 personas sabían de su existencia, el señor M se rascaba el bigote  nervioso, mientras miraba la pantalla negra sobre su escritorio, casi podia escuchar  la molestia silenciosa de su interlocutora.

Iba continuar la historia, solo pensaba como hacerlo, pero lo impensable pasó, la pantalla negra pestañó y en ella apareció su jefa, solo se veía la cabeza y parte de los hombros pero bastaba para darse cuenta lo bella que era, el señor M pasó del hastío a la sorpresa y después a la confusión, llevaba 20 años trabajando para la agencia y sabía que su líder no había cambiado, pero la mujer que tenía en frente parecía recién salida de la adolescencia, no podia tener más de 20 años, pero sin saber porque estaba completamente seguro que era Ella, a pesar que no tenía ninguna arruga en su piel y ni una cana desteñía su cabellera pelirroja, en lo único en que podia fijarse era en sus ojos de iris tan rojas como su pelo, llenos de furia y determinación.

-entonces- dijo con rabia apenas contenida, al escuchar su voz sin distorsionar un escalofrió le recorrió la espalda- nosotros causamos la destrucción de la mitad del barrio.

-no… del todo- contestó después de un rato superando su tartamudez- las agentes destruyeron solo uno edificio, el otro…

- ¿fue una casualidad? - dijo con la voz más helada si eso era posible- que… conveniente, de todas maneras, ambas murieron ¿cierto?

- no, señora- al ver que levantaba una ceja se sintió más intimidado de lo que se había sentido nunca el señor M, tenía algo raro esa mujer- eso le quería explicar, ambas sobrevivieron, tuvieron mucha suerte ya que fueron las únicas de todas la personas de ese edificio, probablemente se salvaron por sus trajes, evitaron la mayoría de los golpes que habían sido letales, aunque ambas quedaron con una gran cantidad de huesos rotos y una serie de contusiones- se detuvo por un segundo, esperando que le preguntara algo, pero cuando la pelirroja no dijo nada continuó- fueron encontradas por rescatistas y llevadas al hospital local, ahí… estuvieron dos meses completos, no sabemos muy bien que pasó ya que estuvieron inconscientes la mayoría del tiempo, la agente E estuvo en coma por las lesiones en su cabeza, en el caso de la agente S, estuvo sedada la mayoría del tiempo por los terribles dolores que sentía, creemos que… fueron violadas nuevamente en el hospital, mientras estaban inconscientes pero no podemos estar seguros.

- ¿cómo las encontraron? – dijo aún más enojada al escuchar de la posible violación.

-un paramédico, se dio cuenta que los trajes eran especiales e intentó venderlos por internet, lo atrapamos e interrogamos, cuando supimos de ella fingimos un traslado a otro hospital y en cambio las llevamos a nuestra base más cercana, con nuestra avanzada medicina pudimos curarlas físicamente en su mayoría en cuestión de semanas.

- ¿en su mayoría? -

-ambas quedaron con problemas permanentes, la agente S quedó con la movilidad del brazo derecho reducido y el tabique desviado, la agente E quedó con cierto grado de cojera además de que producto del coma quedó con ciertos problemas neurológicos, nada muy grave, cierta torpeza al moverse, menos reflejos y leve disfasia, aunque creemos que lo último es temporal.

- ¿están en misiones nuevamente?

-no – dijo con lentitud- ambas decidieron retirarse permanentemente de la agencia- la ira de la mujer se convirtió en confusión, preguntó con la mirada por qué -  sus lesiones físicas eran menores en comparación con las mentales, ellas estaban traumadas, destruidas mentalmente, a la más mínima señal de peligro gritaban y lloraban, no… era agradable de ver, en cuanto estuvieron en condiciones de irse se fue cada una en distinta dirección, al parecer querían estar lo más lejos posible de cualquier recuerdo de lo que les había pasado.

- entiendo…- la jefa cerró los ojos y por un segundo el creyó ver una muestra de debilidad en ella, aun así, él no se relajó ni un poco- la agencia tiene una política de observación sin interferencia durante 6 meses a los antiguos agentes- el agente M asintió distraído- ¿que observaron?, ¿Qué vieron?

- ellas- esta vez le tocó al hombre cerrar los ojos y suspirar- la agente E, se fue a una ciudad de tamaño normal, en un país en vías de desarrollo- ella no pareció importarle la información entrecortada, debía de estar acostumbrada al secretismo de la agencia- usó sus conocimientos en distintos idiomas y se convirtió en profesora en una escuela bastante grande, parece que aun así sus traumas le siguieron, ha demostrado, cierta… debilidad a la presión de sus alumnos, lamentablemente algunos se dieron cuenta de eso y se están aprovechando un poco de eso…  el caso de la agente S, es peor, se fue a una ciudad igual de mala que donde fueron derrotadas, trató de tener una vida normal, como cajera en una tienda, pero aparentemente la XXX1 le afectó demasiado, trató de buscar algo que lo reemplazara y… comenzó a usar drogas duras, principalmente cocaína y LSD.

- ¿Qué…

-eso no es todo, señora, se hizo rápidamente adicta a ellas y producto de ello perdió su trabajo y la casa donde vivía, desesperada trabaja como nudista en un club local y últimamente empezó a ejercer la prostitución también, ella… no tiene buenas posibilidades, es probable que termine muerta, asesinada por un cliente descontento o una sobredosis o…

-para- la orden fue seca y firme, la fiereza había vuelto a sus ojos, él se calló en el acto- ¿se consiguió la receta de la droga, la XXX1?

- sí y no- contestó ya un poco molesto por su propio miedo- el pendrive con la droga cayó en manos de uno de los rescatistas, en vez de usarlo de manera secreta como estos tipos, la divulgó en internet, actualmente la forma de producirla puede ser encontrada casi por cualquiera, ya hay varios grupos en distintos países que la producen y la distribuyen, calculamos en unos 5 años se convertirá en la droga ilegal de mayor popularidad en occidente.

Hubo un largo silencio después de eso, la extraña mujer cerró nuevamente los ojos, desesperanzada, aun no se habían dado cuenta, pero en cuanto notaran que la droga nueva, tenía ese efecto en las mujeres…, decir que sería catastrófico seria minimizarlo, pensó curiosa si también tendría efecto en ella, pero recordó que aun hablaba con su subalterno.

- pon a todos a trabajar en esto, esta droga es peligrosa y hay que tratar de detener su distribución o al menos reducirla al mínimo, incluso yo trabajaré en esto, corto- el señor M se relajó por fin al ver que la comunicación se cerraba, empezó a trabajar inmediatamente en la orden, llamando a todos sus agentes disponibles, sin ser consiente de todo lo hechos que se habían desencadenado.

 FIN.