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Mi hijo me encontró masturbandome

en Amor filial

Hola a todos. Quizás algunos de mis lectores ya no esté por acá por mi larga ausencia de 5 meses pero si hay algún interesado en leer uno de mis relatos, les dejaré este. Para empezar me llamo Isabel. Soy una mujer de 45 años, casada, con hijos. Carolina de 20 y Jorge de 25. Tengo a mi esposo pero sus largos viajes han hecho que esta relación no sea la mejor aunque no he desistido por eso, porque lo quiero y lo amo y valoro todo lo que ha hecho por mi y por mis hijos. Aunque si no faltara algo más, no estaría escribiendo todos los relatos que llevo y el que ahora estoy escribiendo. Y digo eso porque lo que hago es algo muy único como a muchos les ha sucedido.

 Este fin de semana tuve la oportunidad de no ir a trabajar. Afortunadamente. Aproveché para limpiar, ordenar, tirar, cambiar cosas en la casa. Más bien, actualizar. Mis hijos como siempre hacen sus cosas por su cuenta, ya son grandes, así que dos pesos de encima. Jorge es un chico de 25 años, ya acabo la carrera y ahorita está ayudando a un amigo en su negocio. Mi hija caro estudia la universidad, así que aún tiene el papel de depender un poco de mí. En fin. En cuanto a su aspecto físico. Jorge es un joven delgado, tiene un cuerpo atlético aunque no exageradamente como la mayoría pensaría. He tenido la suerte de verlo totalmente desnudo y me preocupa. Una novia que tiene a un novio que no es feo, tiene un buen cuerpo y que coja bien, me entenderá. Así como un chico que tenga una novia bonita con un bonito cuerpo y que lo complazca en todas sus porquerías, lo entendería. En cuanto a Carolina, es una chica de complexión delgada, mantiene un cuerpo algo llamativo ya que toda su vida de niña se dedico a la danza. No es fea, y no lo digo porque es mi hija, admiro lo bonita que es y  la celo por eso. Sobretodo por esa característica de ser muy flexible.

 Mi mañana fue trabajo de ama de casa. Algo que ya extrañaba ya que todo el tiempo me la paso en el trabajo y mis hijos son los que hacen el aseo. Durante ese tiempo, Jorge había salido a correr y Carolina a sacar al perro. Una vez que finalice la limpieza decidí descansar en la sala. Tomé mi celular y entré a Facebook. Revise notificaciones, amigos, familiares, nuevas noticias, y entre ellas había una nueva publicación de una página que sigo que se llama: “NINFOMANA”. Era una imagen de una chica boca abajo, atada  y con una frase arriba de ella que hizo que mi entrepierna reaccionara. Tragué saliva y me reí. Hace dos meses que no hago nada. Y la última vez que lo hice, es el último relato que publiqué. Junio 14. Esa vez fue muy inesperado y muy rico. Sin duda él sabe como sorprenderme. Y si, hablo de mi propio hijo. Él y yo mantenemos una relación más allá de lo que la sociedad y la misma vida permitirían. Pero que más da. No vinimos a complacer a los que nos impiden vivir la vida, ¿cierto?. Minutos después dejé el celular y entré al baño. Me miré al espejo. Me quité la blusa y me observé. Miré mi cuello, mis hombros, bajé la mirada lentamente a mis pechos. Levanté la mano derecha llevándola a mi seno izquierdo y lo cubrí con la palma. Lo acaricié. Con mi índice y mi pulgar agarré mi punta y la apreté suavemente. Una vez haciendo eso, jalé lentamente estirando mi pezon hacia adelante. Lo solté. Miré como tambaleaba ligeramente. Mis pechos no son muy grandes pero si tienen su forma firme. No me quejo, me agradan. Quedándome parada frente al espejo seguí con mi pantalón de dormir. Desamarré el cordón y aflojé la cintura. Sin dudarlo, metí la mano derecha y la coloqué sobre mi pelvis bajando poco a poco hasta tapar la parte delantera de mi calzón. Mis dedos pasaban mi curva vaginal. Presioné. Subí y bajé. Froté mi vagina con mis dedos de arriba hacia abajo. Subí la mano izquierda y me pellizqué el pezon izquierdo. Lo jalé nuevamente. Sentía tan rico tocarme. Hacía tiempo que no lo hacía tan a gusto. Cerré mis ojos y disfruté. Dejé caer mi cabeza hacia atrás de modo que mi rostro quedara mirando hacia el techo. Mis dedos rosaban ese panty. Lo doblé hacia la derecha y recorrí el dedo medio entre mis pliegues. Lo metí entre ellos y subí a mi clítoris. Comencé a frotar ese pequeño punto tan delicado. Tragué saliva y me mordí los labios. Dios, me estaba excitando más. Todo marchaba muy bien hasta que se abrió la puerta.

-          Dios!!!!

-          Mamá!!!

Jorge había entrado sin tocar. Di un salto y retiré mis manos de ambas partes cubriéndome los pechos con los brazos, y diciendo:

-          Idiota!!, ¿que no puedes tocar?

-          …perdón. Pensé…que no había nadie.

-          Pues te equivocaste, jovencito, respondí algo molesta.

Jorge a pesar de ser un muchacho joven, tiene una mentalidad muy perversa y una  actitud que me enamora. Tiene ese don de dominar y tomar el control. Eso sin duda excita a cualquier mujer. Claro, depende el contexto. Cuando se habla de erotismo, no hay duda alguna.

Sus ojos observaban detenidamente mis pechos. Sonrió.

-          Baja los brazos, me ordenó.

-          No. Vete a tu cuarto.

Sus ojos subieron a los míos, viéndome fijamente serio.

-          Que, dije

Caminó hacia mi y entró. Cerró la puerta.

-          ¿Qué estás haciendo?

-          Que crees tú.

Recargó su espalda sobre la puerta observándome.

-          Vamos, mamá, ¿Qué esperas?.

No tenía de otra. Aún sabiendo que ya lo había hecho con él, me preocupaba mi hija. Que llegara de sorpresa. Bajé los brazos y lo dejé verme los pechos.

-          Sigue tocándote.

Tragué saliva y volví a meterme la mano quedando frente a él.

-          No. Hazlo frente al espejo.

-          ¿Frente al espejo?

-          Ajá.

Caminé y me paré como estaba antes de que él llegara. Mientras me tocaba, avanzó hacia mí parándose atrás. Sus manos se apoyaron sobre mi cintura y su cara se asomaba arriba de mi hombro derecho.

-          Hazlo bien, mamá. ¿Hace cuanto que no lo haces?

-          La última vez que lo hicimos.

-          ¿Tanto?

-          Si.

-          Tocante los pechos.

Lo obedecí. Tomé ambos senos con mis manos y los froté. Los majeaba. Apreté mis puntas y las jalé.

-          Que rico, lo haces, me susurró al oído.

Besó mi cuello. Lo respiró. Besó mi hombro derecho. Su mano derecha entró en mi panty adentrándose hasta que sus dedos tocaran mis cerrados y húmedos pliegues.

-          Estás ya algo mojada, mamá, que rico.

-          …si.

Sus dedos comenzaron a moverse rascándome la concha. Cerré mis ojos para disfrutar de sus largos y ricos dedos.

-          ¿te gusta?, preguntó.

-          …ajá.

Mi clítoris se estaba endureciendo de lo excitada que me estaba poniendo. Se pegó a mí. Cuando lo hizo, su gran bulto presionaba mi trasero. Santo dios, extrañaba sentir algo así en mi cuerpo. Presionó más. Estaba duro. La tenía parada.

-          Me encanta tu culo, mamá. Lo tienes parado.

A pesar de ser ya algo mayor. Correr todas las mañanas me he ayudado a tener el trasero un poco tonificado. Así que del todo no me quejo pero se que mi edad no se comprara con las chicas de ahora. Sacó la mano de mi vagina y la chupó.

-          Que bien te sabe.

-          ¿te gusta?

-          Mucho.

Aunque no suelto mucho flujo, y el no bañarme aún y que le gustara aún así mi sabor, me excitó más. Bajó mi pantalón dejándolo caer sobre mis pies. Agarró mis dos glúteos poniendo cada mano en cada nalga y me las levantó.

-          Que buen culo, mamá.

Reí. Se agachó y separó mis nalgas haciendo que mi prenda se metiera y rosara mi apretado agujero y mi concha.

-          ¿te gusta?, le pregunté.

-          Me encanta.

Enganchó sus índices en el resorte de la cintura de mi calzón y lo bajó lentamente haciendo que la tela fuera resbalando por mis dos glúteos. Desnudó mi culo bajando lentamente mi delgado trapo hasta dejarlo caer. Cubrió mis nalgas con sus manos y me las frotó. Formó círculos con ellas. Juntaba y separaba mis dos glúteos.

-          Que rico culo tienes.

No dije nada solo sonreí. Se detuvo y separó bien mis nalgas. Sin decir nada solo me sorprendió al resbalar su lengua en esa parte.

-          Dios, no, ahí no.

Había lamido mi culo lentamente. No creí que fuera a hacer eso. No me sentía limpia.

-          Te sabe rico.

-          No lo hagas, no me siento a gusto.

-          ¿Por qué?

-          Porque no me he bañado.

-          Bueno, pues te lo lavo con mi lengua.

-          Dios, no. Que sucio.

-          Ya te lo he chupado mamá, no te hagas pendeja si sé que te gusta.

Si en algo tenía razón es que si me gustaba que me lamieran esa parte, pero no sin antes tener un baño. No dijo nada y volvió a pasar su lengua. Sentía un cosquilleo muy agradable. Cerré mis ojos. Me hizo entrar en confianza mientras lo hacía. Abrió bien mi culo y siguió lengüeteando mi entrada.

-          Que rico, dije.

-          Si, mucho.

Bajó y lamió mi vagina.

-          Si, sigue.

Puse mi mano derecha en la parte de atrás de su cabeza arriba de la nuca y la presioné en mi trasero.

-          No pares. Sigue chupando.

Lo hacía tan bien. Me gustaba que disfrutara mi culo. Aún no me bañaba y que lamiera mi culo fue algo increíblemente sucio pero muy rico. Pasaba su lengua como si fuera una suave brocha. Lengüeteaba mi orificio.

-          ¿te gusta?

-          …si.

-          Me encanta como lo haces.

Se levantó y me dio una nalgada en el glúteo derecho. Se bajó rápidamente el pans y el calzón para finalmente golpear mi culo con su vergota.

-          Mmm!! Está dura.

-          ¿Te gusta mi verga, mamá?

-          Ajá.

-          Ábrete el culo con tus manos, me ordenó.

Lo hice. Separé mis nalgas. Miré de reojo hacia atrás y hacia abajo y vi como se frotaba su larga y ricota verga. Verla hacia que la boca se me hiciera agua. Se me antojó chupársela con ganas. Rosó su glande sobre mi ano. Acariciaba mi parte.

-          Que rico, dije.

-          ¿Quieres que te la meta aquí?

-          …si.

Acariciaba mi apretado agujero con su punta de arriba hacia abajo. Sentía rico. Apretaba el culo y pujaba. Regrese la mirada al espejo y me miré.

-          Hazlo, mi amor. Métele la verga a tu mami.

-          Que rico te escuchas. Si supiera mi papá todo lo que hacemos.

-          Tu papá nunca lo sabrá.

Colocó uno de sus dedos sobre mi agujero y lo metió lentamente hasta adentrarlo todo. Aunque solo era su delgado y largo dedo sentía riquísimo. Cerré los ojos y apreté el culo.

-          Eso, apriétame.

Comenzó a mover su dedo dentro de mí. Me rascaba por dentro.

-          ¿te gusta, mamá?

-          …ajá.

De repente lo sacudió con fuerza haciendo temblar mi culo.

-          Mmm que rico, dije.

-          Se mueve bien tu hermoso culo.

Paró y lo retiró muy despacio hasta sacarlo por completo. Mirando a través del espejo vi como lentamente lo llevó a su boca. Tragué saliva imaginando que lo hacía yo misma. No hizo ningún gesto y me miró.

-          ¿te gusta?, le pregunté seria.

-          Si.

Bajó la mirada a mi trasero y acaricio mi ano con la yema de su dedo. Sentía rico.

-          Mejor hazlo con tu lengua, le pedí.

-          Claro.

Se agachó, tomó mis nalgas y comenzó a lamer mi entrada. Dios, lo hacía muy bien. Resbalaba su rica lengua. Lengüeteaba mi agujero.

-          Que rico, dije.

Apreté el borde del lavamanos. Me miraba por el espejo. Me mordía el labio inferior con sus lamidas.

-          Quiero que me cojas.

Se puso de pie y me besó el hombro izquierdo acariciándome el otro. Subió a mi cuello y lo besó. Mientras resbalaba sus labios sobre mi blanca piel, comenzó a rosar su glande sobre mi concha y mi ano. Lo disfrutaba. Estaba dura y larga. Las ganas de tenerla adentro aumentaban más. Estaba tan urgida. Empecé a columpiarme. Metió su verga entre mis muslos haciendo que chocara con ellos. Bajé mi mano derecha por enfrente para agarrar su punta. Con mis dedos logré tocarla y pegarla a mi concha toda húmeda. Me columpiaba y la rosaba en mí.

-          Que rico, mamá. Estás mojada y caliente.

-          ¿Te gusta como la mojo?

-          Claro.

Se retiró. Rascó mi agujero anal y metió dos dedos. Cerré mis ojos y apreté el culo.

-          Mételos, que rico.

-          Me encanta metértelos.

-          A mi igual.

Los sacó y colocó su punta en mi entrada empezando a empujarla.

-          ¿aquí quieres?

-          Ajá. Si. Métela.

No dijo más y siguió empujando. Sentía su punta abrir mis esfínteres poco a poco y adentrándose más en mí.

-          Empújalo.

Continuó metiendo ya su glande y un centímetro de su duro tronco. Lo sacó. Se agachó, separó mis nalgas como lo había hecho para chuparme y escupió mi agujero. Se levantó y volvió a insertarlo.

-          Dios, si.

Dios santo, su verga entró mucho mejor al haber lubricado con su saliva. Me abrazó y la empujó llenándome el culo con aproximadamente 18 centímetros de su cacho de carne.

-          Que rico te entra, mamá.

-          Sigue. Empújala más.

-          Claro.

Lo hacía lento y profundo. En verdad sentía riquísimo. Afortunadamente no tenía nada, ya que la noche anterior había ido al baño.

-          Estás tan rica, mamá.

-          ¿Si? ¿Aunque esté muy mayor?

-          Estás perfecta.

La retiró casi a punto de sacarla y la volvió a meter de un fuerte empujón.

-          Aaahhh!!! Que rico!!, dije.

-          Me encanta como te escuchas.

Se columpiaba lentamente. Lo hacía tan bien. Sus brazos rodearon mi abdomen y su rostro se escondió en mi cabello. Su larga y dura verga entraba y salía de mi. Mi agujero se estrechaba cada vez que penetraba. Podía sentir como mis esfínteres se habían estrechado lo suficiente para disfrutar de cada metida y sacada. Mi pelvis chocaba con la orilla del lavamanos en cada metida. Su fuerza me excitaba mucho. Aunque es delgado, tiene el abdomen y los brazos marcados por lo que tiene algo de fuerza.

-          Junta las piernas, me ordenó.

Lo hice. Soltó mi cuerpo y me volvió a abrazar pegando mis brazos a mi cuerpo. Subió su mano derecha a mi garganta y me sostuvo de allí mientras que la otra la dejó rodeando mis costillas y mi brazo izquierdo. Empujó su verga. Sentía increíblemente rico. Resbalaba de mi entrada bien dilatada. Tenía el ano muy abierto que hacía que entrara y saliera fácilmente su ricota verga.

-          Sii!! Hazlo así!!, decía yo con los ojos cerrados y disfrutando de cada metida.

-          Me gustas, mamá. Me encanta cogerte.

-          Y a mi…igual, mi amor. Coges muy…rico.

-          ¿Te gusta como te lleno el culo?

-          Si. Me encanta.

De repente comenzó a cogerme más rápido.

-          Dios, que rico!! Me gusta!!! Así!!!

-          ¿Si?, ¿así quieres?, me preguntaba con tono rudo y sensual a la vez cogiéndome con ganas.

-          Mi…amor!! Sigue!! No pares!!

-          Me gustan tus pechos, mamá!!! Te vez bien ricota!!

-          ¿Si?. Son tuyos.

-          ¿Si?

-          …ajá!! Aaahhh!!! Dios!!!

Soltó mi garganta y tapó mi concha con la palma de la mano. Sus dedos rosaban mis pliegues.

-          La tienes rica. Rasurada.

-          ¿Te gusta así?

-          Si.

Sin previo aviso comenzó a rascarme. Su dedo medio y su índice comenzaron a acariciar mi vagina. Subió a mi clítoris y jugó con él.

-          Me gusta, dije.

Levanté el culo y me entró más su vergota.

-          Que rico entra.

-          Que rico me la vas a apestar.

-          No digas eso.

-          ¿Por qué?

-          Me da pena.

-          A mi no. Al contrario, que rico que me la ensucies de tu rica mierda.

-          Dios, no. Te puede..aaahhh!!! Dar una infección.

-          No me importa.

La retiró casi toda y la regreso hasta llenarme nuevamente.

-          Puta madre!!! Siii!!!

Era un riquísima combinación. Su mano rascándome la concha y su verga dándome por el culo. Solo disfrutaba de como lo hacía. Se apartó sacándomela toda. En seguida me di la vuelta quedando frente a él y me agaché. Su miembro bailaba de un lado a otro. Estaba lubricada. Le brillaba. La agarré con la mano derecha cubriendo su duro tronco y pegué mi nariz en su punta. Dios, olía a mi trasero.

-          ¿Qué tal huele?

Miré hacia su rostro contestando:

-          Rica. A mierda.

Al decir eso su verga reaccionó de una ligera elección.

-          Me excita que digas eso.

Reí y abrí la boca para probarla. La comencé a chupar. Me sabía amarga y a la vez salada. Sabía tan rica. Cerré los ojos y le di una mamada con gusto. Chupaba, lamía, le lavé la verga con la lengua. Sus manos descansaron en mi cabeza. A los 2 minutos empezó a columpiarse ligeramente. Miré hacia arriba de reojo y vi que su rostro miraba hacia el techo. Disfrutaba de como le comía la verga. Miré su abdomen plano. Se le marcaban ligeramente las venas. Su punta resbalaba mi paladar adentrándose a mi garganta. Atravesaba mi campana. Esa sensación de ahogarme y de querer vomitar me excitaban. La retiró y la metió toda. Dios hacer eso, hizo que mis ojos reaccionaran lubricándose de lagrimas.

-          ¿te gusta así?, me preguntó riendo

-          Ajá.

La tenía dura, bien parada. Le sabía riquísima. Levanté su verga de modo que su punta quedara en dirección de su ombligo y resbalé la lengua desde sus testículos hasta su glande.

-          Que rico chupas, mamá.

Sonreí. Forme saliva dentro de mi boca y escupí su miembro. Cubrí parte de su cacho de carne con mi espesa y espumosa saliva que hizo que se me antojara más. Abrí mi bocota y me la metí. Succioné. Mamé con ganas esa verga. Agarró mi nuca y me pegó a él. Dios, no me despegó. El airé salía y entraba lentamente de mi nariz. Abrí la boca para respirar más aire.

-          Trágatela bien, mamita.

Mis ojos empezaron a llorar. Me estaba sofocando pero me encantaba como lo estaba haciendo. Su fuerza, rudeza y excitación fue una combinación perfecta para disfrutar ese momento. Me la sacó y di un gran respiro. Sentí un gran alivió tomar aire de nuevo. Me levantó y me besó metiendo su lengua a mi boca.

-          Me encantas, dijo.

No creía lo que estaba haciendo. Mi cintura se recargaba sobre el frío borde del lavamanos y sus manos acariciaban mis brazos mientras su boca se apoderaba de la mía deliciosamente. Su lengua acariciaba la mía lentamente consumiendo cada partícula de mi saliva. Dejó mi boca y empezó a bajar. Rozó sus labios en mi cuello hasta llegar a mis pechos. Su mano derecha agarró mi seno izquierdo y lo levanto un poco desde la parte de abajo haciendo que mi teta se viera puntiaguda.

-          Mira que rica la tienes.

-          ¿Te gustan?

-          Mucho. Te bebería nuevamente toda la leche.

Decirme eso encendió aún más mi excitación.

-          ¿si? ¿Lo harías?

-          Claro.

Abrió la boca y acarició mi punta con su rica lengua. Comenzó a lengüetearla. Paró y bajó a mi abdomen. Besó mi ombligo. Sus manos me tomaron de la cintura. Continuó hasta llegar a mi pelvis. La besó y bajó a mi zona íntima haciendo lo mismo. Le dio un rico beso a mi vagina. Al hacerlo enterró su nariz y dio un respiro.

-          Que rica te huele.

Recargue mis manos sobre su cabeza. Resbaló su lengua y separó mis pliegues con ella hasta subir a mi clitoris. Al llegar allí, comenzó a jugarlo lengüeteándolo varias veces.

-          Aaahhh!!! Que rico!!

Siguió lamiéndome. Disminuyó la velocidad de su lengua y se propuso a succionarlo. Abrió lo más que pudo su boca y tapo esa zona con ella para luego succionarme.

-          Dios!! Sii!!

Se sentía increíble. Lo hacía bien. Tenía tiempo que no me chupaba así.

-          Si!! Sigue!!

Cerré mis ojos y disfruté de su boca.

-          Come, cométela!! ¿Te gusta?

-          Si, mamá.

Se detuvo, me  escupió la concha y siguió chupándome.

-          Que bien lo haces, dije muy excitada.

Separé un poco las piernas y me incliné hacia adelante como si me agachara. Me sentía tan excitada. No paraba de comer mi concha. Su cara estaba bien metida en mi entrepierna. Su lengua rosaba mi clítoris una y otra vez causándome un rico masaje.

-          Siento…siento ganas de..orinar, dije.

-          ¿Si?, seguro…ya te vendrás

-          Tal vez.

No se detenía.

-          ¿estás…segura…que quieres orinar?

-          Ajá…si, ¿Por qué?

-          Hazlo.

-          ¿Qué?

-          Solo orínate, dijo sin parar de chupar.

-          Pero…tú estás ahí.

-          No importa, sólo hazlo.

Dios, me daba la libertad de orinar en su cara.

-          ¿estás seguro?

-          Si. Vamos, hazlo.

Tragué saliva y dejé que mi vejiga liberara poco a poco mi amarga agua. Vi como sin temor comencé a orinarlo. Èl como si nada seguía chupando mi concha y a la vez succionando mis meados. No creí que lo hiciera.

-          ¿te gusta?, le pregunté.

-          Mucho. Te saben ricos.

Que chupara mi vagina y bebiera de mis orines era algo muy excitante para mi. Era un delicioso placer. No paraba de comerme la concha. Metió su mano derecha entre mis piernas y penetro mi ano con su indice y dedo medio. Al estar lubricada de mis orines y de su saliva entraron fácilmente.

-          ¿Por qué..te gusta esto?

-          Porque te lo hago a ti, mamá.

-          ¿Si?

-          Si.

-          ¿Y…a quien más le haz hecho esto?

-          A nadie.

-          ¿Seguro?

-          Seguro.

Hacerme sentir especial, le daba la libertad de hacer conmigo lo que él quisiera. Mis manos vagaban por su cabeza. Dios, su boca no dejaba de chupar y tragar mi amarga agua. Me excitaba mucho lo que me hacía. Sus dedos en mi culo me hacían disfrutar el momento muy a gusto. Me columpiaba de lo rico que sentía. Apartó su cara, sacó sus dedos y se paró. Agarró su verga y con su punta golpeó mi clítoris varias veces. Rozó su glande entre mis pliegues y la metió.

-          Aaahhh!!!! Que rico, dijo excitado.

-          Métela, mi amor, le pedí acariciando su cara.

Sus manos cubrieron mis dos cachetes y me besó. Probar mis propios orines fue algo que menos me importaba. Metió su lengua a mi boca y se la chupè. Cogerme así era mágico.

-          Métela, si, pedía con los ojos cerrados.

Cada vez que penetraba un placer indescriptible invadía mi cuerpo. Aumentó el ritmo.

-          Aaahhhh!! Gemí.

-          ¿Así?

-          …sii!!! Que rico!!!

Entraba tan bien su verga. Ambos parados sin que yo doblara ninguna pierna era una posición que me gustaba ver. Sus manos me tomaron de la cintura empujándola cada segundo que pasaba. Mis manos descansaban en sus hombros. Nos mirábamos. Sus ojos se entrecerraban cada vez que me penetraba. Se mordía el labio inferior. Miré su pecho y su abdomen y vi como su abdomen marcaba ligeramente cada vez que exhalaba. Resbalé mi mano derecha sobre su lindo pecho hasta su ombligo.

-          Que rico lo haces, dije.

-          ¿Si?...¿mejor que él?

-          …ajá, si.

La sacó dejando su glande adentro y metió.

-          Aaahhh!!!! Que rico, mamá!!!

-          ¿Lo hago mejor que ella?

-          ¿Qué quien?

-          Que tu hermana.

Para los que son nuevos, les recomiendo leer mis relatos donde se involucra mi hija. Mi hija también ha tenido que ver con jorge en algunas ocasiones y conmigo.

-          …sii. Mucho mejor.

Aunque me hacía sentir como la mejor me costaba creerle porque sospechaba que con su hermana lo ha hecho a mis espaldas. Aunque a ella le costó creer todo esto, lo dejaba pasar y lo aceptó. Flexionó sus rodillas, puso sus manos en mi culo y me cargó.

-          Vamos al cuarto

-          Ajá

Abracé su cuello con mis brazos. Dejando mis prendas en el suelo salimos en dirección a mi recámara. Al llegar me aventó haciéndome caer de espaldas. Me tomó de las piernas y me jaló hacia él dejando mi trasero en la orilla de la cama. Flexionó mis piernas haciendo que mis rodillas casi quedaran pegadas a mis tetas y las separó. Me miró y se agacho dándome una lamida desde el ano hasta mi clítoris. Al llegar a ese tan sensible punto lengüeteó. Ese recorrido me dio un cosquilleo tan rico que esperaba que lo hiciera de nuevo. Tener su lengua jugando con mi puntito era increíblemente delicioso. El placer me hizo morderme los labios y apretar las manos en la colcha. Tragué saliva.

-          Sabes riquísimo, mamá.

-          ¿Te gusta mucho mi concha?

-          Me encanta comértela.

-          Ajá.. si!! Cómemela!! Es tuya!!

-          Claro que si!!

-          Si!! Chúpamela bien!!

No paraba. Dios, casi a punto de terminar se detuvo. Se subió a la cama y se acostó junto de mi boca arriba. Me tomó de la cintura y me llevó hacia arriba de él. Me puse de rodillas y me subí dándole la espalda. Su verga esta muy parada. La rosé en mi vagina y me la metí.

-          Mmmm si!!!, reaccioné.

-          Eso, así

Me dejé caer hacia atrás y me apoye con mis brazos mientras él me sostenía de la cintura. No pasaron más de 5 segundo y el ritmo de su penetración aumentó.

-          Aaaahhhh!!!! Siiii!!!

-          Siii!!! Me gusta así!!!

Se sentía tan bien. Su verga entraba y salía. Dios, era riquísimo como me cogía. Yo no hacia mucho movimiento. El subía y bajaba la cintura penetrándome una y otra vez. Cerré mis ojos.

-          Mas!!! Más rápido!!

De la nada mi cintura empezó a columpiarse. El placer me hacía llevar el ritmo.

-          ¿te gusta, mamá?

-           Sii, sii!!! Me encanta!!

Separé bien las piernas. Siguió metiendo y de un segundo a otro lo hizo más rápido.

-          Aaaahhhh!!! Diosss!!! Siii!!! Así!!!!

-          Se siente..más rico ¿verdad?

-          …siii!!! Aaaahhh!!! Jor..ge!!!

Dios mío no podía hablar bien. Sentía demasiado placer.

-          Sigue!! No..pares!!!

Penetraba tan rápido y profundo. Sentía que iba a terminar. Tenia ganas de orinar. No sabia si era eso o iba a tener un orgasmo. Dios, no me importaba mucho, sentía de maravilla. Pase mi mano derecha a mi vagina y empecé a masturbarme rápido. Jorge no paraba.

-          Dios, dios!!! Jorge!!! Aaahhh!!! Siento…!!! Siento que…terminaré!!!

-          No, no creo!!!

Me penetro con desesperación como un maldito loco pero increíblemente rico.

-          Puta madre!!! Siii!!! Así!!! Si, si, sii!!!! Aaaaaaaahhhhhhh!!!!!!! Mierdaaaa!!!!

Ese gemido y esa palabra fueron acompañados de un maravilloso orgasmo. Su verga salió dejando que mi vagina liberara un chorro mi orgasmo. Me dejé caer sobre él y me retorcí como si tuviera un ataque. Me abrazó y con su mano me rosaba la vagina. Dios, mis piernas y mis muslos temblaban. Aún sin recuperarme, la metió de nuevo y continuó penetrándome con mucha rapidez.

-          Aaahhh!!! Espe..ra!! Dios!! Si!! Sii!!! Aaaaaahhhhhh!!!!! Rayos, rayos!!!!! Siiii!!!

Me hizo tener otro maldito orgasmo.. La metió de nuevo moviéndose lentamente.

-          Que rico te vienes, mamita, me susurró en el oído derecho mientras me penetraba.

-          No me había venido…hace tiempo así, dije agitada.

Mi respiración estaba cansada. Dios, no podía contenerme, aún cogiendome lento sentía riquísimo. Me frotaba los pechos, pellizcaba mis puntas suavemente.

-          Que ricas las tienes, mamá. Si te saliera leche te la bebería toda.

-          ¿Si?

-          Si.

-          Apriétame las puntas.

Lo hizo. Las dejó y me levantó tomándome de la cintura. Agarró su verga y me la resbaló sobre mi agujero anal. Colocó su punta en ese lugar y empujó lentamente. Aunque ya me lo había metido allí, mis esfínteres habían regresado a su estado normal. Siguió empujando y agujero comenzó a abrirse poco a poco. Entró su glande. Siguió metiendo hasta adentrar la mitad de su rica verga.

-          Mmmmm que rico, dije una vez que la metió.

-          ¿La quieres toda?

-          Si. Métemela toda.

Continuó hasta penetrar todo.

-          Dios!! Si.

Empecé a mover el culo en círculo.

-          Eso, muévelo así.

Cada vez que formaba el círculo levantaba y bajaba la cintura haciendo que entrara y saliera ese rico miembro de mi culo.

-          Que bien mueves tu culo, mamá

Subí la cintura y la bajé lentamente metiéndomelo todo.

-          Que rico, dije.

-          Sii!!! La tienes bien metida!!

-          ¿Te gusta mucho?

-          Si, mamá, me encanta!!! Aaahhh!!!

-          ¿Te gusta metérmelo mas a mí?

-          Sii!! Coges rico!!

-          Lo haces mejor que tu papá!! Sii!! Métela!!!

Entraba y salía su largo miembro. Me levantó un poco y decidió tomar el control penetrándome con ganas.

-          Dios!!! Sii!!! Así!!! Que rico!!!

Dios mío me entraba y me salía muy rápido. Se sentía super rico. Mientras me cogía empecé a frotarme la concha con la mano derecha. Me masturbé. Una combinación perfecta. Dios podía jurar que me haría venir otra vez. No paraba, lo hacía con fuerza.

-          Más!! Más!! Vamos!!! Hazme venir…otra vez!! Si!! Sii!!

Penetró con más fuerza como un maldito loco.

-          Así!! Así!! Si!! Sii!! Más!!! Diosss!!!! Aaaaahhhhhh!!!!!

Mi vagina expulso su verga junto con un squirt tan rico que me hizo gritar como una loca. Sin duda no me importó que los vecinos escucharan, simplemente disfruté de lo rico que me hizo venir. Parecía que estaba llorando, me retorcí nuevamente, mis ojos se entrecerraban y vagaban por todo el cuarto. Me abrazó para que no me agitara tanto. Miré al techo, las paredes, y al mirar la puerta la vi. Caro estaba espiándonos. Al primera instancia me sorprendí porque ninguno de los dos quería que ella nos viera pero al estar tan excitada, ignoré su presencia y solo nos miramos. A lo lejos la vi a los ojos y podía imaginar como me miraba todo  cuerpo. Mientras me recuperaba de nuevo, Jorge me acariciaba todo. Los pechos, las costillas, el abdomen, los muslos, mi concha toda húmeda. Me gustaba. Me tomó de la cintura y me bajó de él. Al girar quedé tendida boca abajo esperando su próximo movimiento. Subió sobre mi encerrando mi cuerpo con el suyo y acarició mi vagina con su glande resbalando de arriba hacia abajo sobre mis mojados pliegues. Cada rose que me daba metía su punta. Lubricó su glande y la metió lentamente.

-          Que rico!!, dijo excitado.

-          Métela toda, corazón.

-          Lo que tu digas

Tener adentro todo eso era un exquisito placer. Su respiración era lenta y profunda como su penetración. Podía sentir lo excitadísimo que estaba. Cada segundo que pasaba fue aumentando el ritmo.

-          Sigue, mi amor, le pedía.

-          Se siente tan rico.

-          Si, mucho. Me encanta todo esto.

-          A mi muchísimo, mamá

-          Me gustó lo que hiciste en el baño

-          ¿Qué cosa, mamá?

-          Que…bebieras mis…orines.

-          Te saben ricos.

-          ¿Lo harías de nuevo?

-          Claro.

La retiró dejando su glande adentro y la metió con fuerza.

-          Aaahhh!!! Así, que rico!!

-          ¿Si, mamita?, ¿te gusta así?

-          Sii!! Se siente muy bien.

Penetró mi culo así sin detenerse. Dios, me volvía loca.

-          Que rico coges, corazón.

-          Te entra toda, mamá. Tienes el culo bien profundo.

-          Ajá. Llénamelo de tu verga, por favor.

-          Aaahhh!!! Que rico!!

-          Sigue, mi vida!! Mételo todo!! Empújame la mierda!!

-          Que linda te escuchas!! Sigue!!

-          Me gusta mucho tu verga!!!

-          ¿Si?

-          Sii!!

Cada vez que la empujaba era una sensación tan rica que quería que no acabara.

-          Hazlo más rápido!!

Una vez terminé de pedírselo, su penetración aumentó con ganas.

-          Aaahhh!!! Dios!!! Que rico, así!!!

-          ¿Mucho mejor?

-          Si!!! Mucho!!!

Tomé mis nalgas y las separé para que entrara más.

-          Eso!! Abre bien el culo!!

-          Para!! Para!!

-          No, ¿Por qué?, preguntó sin detenerse.

-          Quiero ir al baño. Para!!

-          Hazlo aquí!!

-          ¿Qué? Noo!! Estás loco!! Mancharé la colcha y todo!!

-          Ándale!! Hazlo!! Cagame la verga!!

-          No estúpido!!

-          Sii!! Hazlo!!

Al exigírmelo por última vez, la metió toda con fuerza que hizo tocar ese pedazo dentro de mí.

-          Jorge!! Detente!! Me la estás metiendo más!!!

-          Que rico, ¿no?

-          Nooo!!!

No paraba, incluso lo hacía más rápido y profundo. Puje con fuerza para que no entrara más pero era imposible. Podía sentir como su miembro destrozaba ese pedazo de excremento dentro de mí.

-          Que rico, mamá!!! Se siente de maravilla!!

No sabía que era lo grandioso pero me empezó a gustar. Su nivel de perversidad me estaba contagiando y no quería impedirlo. No se ni porque le pedí algo que jamás creí querer sentirlo.

-          Orina adentro.

-          ¿Quieres eso?

-          …ajá.

-          Lo que quieras, hermosa.

Pasaron unos cuantos segundos y lo hizo. Comencé a sentir húmedo y caliente por dentro.

-          Sigue!! Sigue cogiéndome!!

-          Ahora si te gusta, ¿verdad?

-          Cállate y hazlo.

Me preguntaba si ella aún seguía viéndonos. Y si era así no me importaba.

-          Puja, mamá!! Cágate!!

-          Mancharé!!

-          Vamos!!!

-          Dios!! Está bien, pero sácala.

La retiró y comencé a pujar. Podía sentir como mis esfínteres comenzaban a estirarse más de lo que ya estaban. Continué pujando. Poco a poco el trozo de mierda comenzaba a salir lentamente.

-          Puja más, me ordenó

Justo cuando estaba a punto de salir ese trozo, apoyó su punta y la metió con fuerza destrozando la mierda mientras me la metía.

-          Aaahh!!! Jorge!!

Al ser blandita mi mierda, penetró fácilmente mi culo.

-          Me la estás metiendo!!!

-          ¿Te gusta?

-          Sii!!

La sacó.

-          Puja.

No podía imaginarme lo sucio que estaba mi agujero y su miembro. Di un respiro y empecé a pujar con fuerza. Podía sentir como me salía la mierda toda húmeda de sus orines. Resbalaba por mis glúteos y muslos hasta caer sobre la sábana. Untó su glande sobre mi agujero y lo insertó metiéndolo lentamente hasta el fondo.

-          Aaahhh!!!! Que ricoo!!!, dije disfrutando de su verga.

-          Si, ¿verdad?

-          Sii!!!

La sacó y la metió con fuerza.

-          Dios!!! Siii!!! Así!!!

Haberla metido así me gustó tanto.

-          Más!!! Métela más!!!

Sacó su verga y la metió con fuerza que hizo enterrar mi cara en las almohadas. Dios, lo hacía tan rico.

-          Estás mojada de orines, mamá, que rico.

-          Sii!!! Me gusta!!!

Metía y sacaba.

-          Quiero venirme, mamá!!!

-          Sii!!! Hazlo!!! Termina!!!

-          Está bien!!

Continuó cogiendome con ganas. Estaba muy excitado y no cabía duda que ya quiero terminar. Lo hizo tan rápido como pudo.

-          Dios!!! Siii!!! Aquí voy!!! Siii!!!

-          Vamos, mi amor!! Vente!!! Lléname el culo!!!

-          Sii!!! Siii!!! Aaaaaaahhhhhh!!!!! Siiiii!!!!! Que ricoooo!!!!!

-          Eso!!! Expúlsalo todo!!!

Sentía su semen salpicando dentro de mi agujero. Me llenaba rico de su pegajosa leche. Dios mío le salía mucho y gemía fuerte. Bajó su ritmo sin dejar de expulsar.

-          Puta madre, que rico, dijo con voz cansada.

-          Dios, me hachaste mucho.

-          Eso querías, ¿no?

-          Si, corazón.

Sacó su verga aún erecta y se bajó de mi dejándome tendida en la cama boca abajo. Vi como salía del cuarto moviendo su rico culo. Abrí los ojos de inmediato acordándome de que Carolina estaba observando. Lo más seguro es que al ver que su hermano y yo habíamos terminado, ella desapareció. La mejor mañana en mucho tiempo, sin duda. Me levanté e inicié mi día de la mejor manera.

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