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Mi sobrino perdió la virginidad conmigo – parte 2

en Amor filial

PARTE 1: https://www.todorelatos.com/relato/145709/

Me desperté relajada, estaba aún atontada del sueño, cansada pero un cansancio agradable. Matías seguía durmiendo. Me levanté con cuidado para no despertarlo, pero no lo logré.

Disculpame, no quise despertarte, le dije.

Gracias tía, fue lo mejor que me paso.

Le sonreí. Te hago algo de almorzar? pregunté.

Dale. Me dijo.

Dame 30 minutos que me baño y preparo algo, seguí descansando.

Me duché rápidamente, pensando en lo que había hecho, estaba contenta, me hacía falta algo de buen sexo.

Me sequé, y me vestí con el short y el top, que estaba usando previamente.

La verdad que soy muy mala cocinera, por lo que traté de hacer unos huevos revueltos, pero me distraje leyendo un artículo del diario, y se me quemó completamente la comida de Matías. A parte de no saber cocinar, soy bastante distraída.

Terminé pidiendo comida por delivery, le pedí una milanesa napolitana con fritas a Matías que era su comida favorita y yo una ensalada César. Suelo comer liviano durante el día.

Unos 50 minutos mas tarde, tocaron el timbre.

Era el muchacho del delivery. Apenas me vio, me miró de arriba a abajo, fue mi culpa, el short me quedaba bastante apretado al igual que el top, sumado a que no tenía puesta mi ropa interior, de haberme dado cuenta me hubiera puesto algo mas discreto, pero con lo de mi sobrino, tenía la cabeza en otro lado, no parecía real la situación. Le di una buena propina y lo despedí, aunque el muchacho no tenía ganas de irse, me preguntó por una dirección que tenía que ir, pero le dije que no vivía ahí, que apenas sabía donde estaba, y me preguntó algo mas que no recuerdo. Lo saludé y cerré la puerta.

Preparé la mesa, y fui al cuarto de mi sobrino. Estaba desnudo, durmiendo boca abajo, y roncando, estaba en un sueño profundo, mi culpa, lo sé.

Lo llamé con delicadeza, pero no respondió, tuve que sacudirlo del hombro, para que despertara.

Apenas me vio, me sonrió. Seguro pensaba que venía otra sesión de sexo, pero no, era la comida.

Se puso el pantalón de futbol y fuimos a almorzar a la cocina.

Parecía otra persona mi sobrino, estaba relajado, se lo veía feliz, hablamos de su vida, le conté cosas mias, las pasamos muy bien. Fue un almuerzo muy agradable.

Ya se había hecho tarde, eran las 4:15 pm.

Matías, me hiciste disfrutar como nadie y no te miento, era verdad, no se si fue por el morbo de la situación, pero jamás me había corrido de esa forma. Pero sabes que no se puede repetir esto, no?

Sería raro si seguimos con esto. Además me gusta ser tu tía, y sos mi único sobrino. Fue una buena experiencia para ambos, no pensas lo mismo?

Me miró desilusionado.  Me imaginé, pero gracias, me imaginé muchas veces verte desnuda, y bueno se me cumplió, gracias tía. Dijo.

Le di un beso en la mejilla. Y me puse a lavar los platos.

Seguimos hablando, lo vi raro a Matías, no estaba deprimido ni nada, pero quería preguntar algo y no se animaba.

Que pasa, que me queres preguntar Matías?

Nervioso me dijo, entendí lo que me dijiste, pero tengo una fantasía, perdoname si me desubico, pero siempre la pensé y mas hoy cuando te vi tomando sol. Me dejas metértela en la cola? Me preguntó muy directamente.

Me agarró desprevenida, y me dio vergüenza la pregunta.

La verdad, que nunca me hicieron sexo anal, le dije. Era la verdad, me lo habían pedido un par de parejas en el pasado, pero nunca accedí. Siempre fui de contextura pequeña y era bastante estrecha, siempre pensé que solo iba a sentir dolor.

Perdona tía, solo preguntaba por las dudas.

Traté de cambiar el tema. Pero lo pensé un momento, y me dije: Lo provoqué hasta hacerlo reventar y lo iba a dejar con ganas. Era la última vez que iba a tener sexo con su tía, y encima su fantasía de hacerme la cola, no pude negarme.

En caso que acceda, como te gustaría hacerlo? Le pregunté.

Su cara explotó de alegría.

El primer día que viniste, yo estaba en el sillón, y estabas poniendo la mesa en el living, y me imaginé, que te agarraba por la espalda y te ponía contra la mesa, y te rompía la cola ahí mismo. Me tuve que ir a mi cuarto a pajearme, de solo pensarlo. Me dijo mi sobrino.

Esta bien, pero dilatame un poco la cola antes, si? sabes como hacerlo?

Supuse que con toda la pornografía que miraba, tendría buena experiencia, por lo menos en la teoría

Si tía, claro.

Agarré unos platos y fui al living, le guiñé un ojo. Me siguió.

Me puse frente a la mesa, me estiré a colocar el plato en la otra punta de la mesa, levantando mi cola, y Matías, se me pegó por atrás. Me apoyo con su bulto contra mi cola, y me hundió contra el borde de la mesa. Tenía el pantalón puesto, pero podía sentir su miembro bien duro contra mi cola. Me hizo apoyar mi pecho contra la mesa, y mi cola quedo parada, lista para penetrarla. Me bajó el short, y quedé de la cintura para abajo, desnuda. Su miembro toco mis nalgas, y su cabeza empezó a buscar la entrada de mi ano. Por dentro me preguntaba si entendió la parte de dilatarme. Obviamente no. Pero no iba a cortarle el momento, por lo que solo rogué que duela lo menos posible.

Su cabeza empezó a tratar de penetrar mi ano que se resistía. Separó mis nalgas la acomodó nuevamente para penetrarme, pero mi ano no cedía, traté de relajarme para que entre lo mas fácilmente posible, pero era demasiado estrecha.

Finalmente sentí como escupió, y lubrico la cabeza de su pene con saliva. Costo me hizo doler con la fuerza que trataba de penetrarme, pero su cabeza comenzó a entrar muy lentamente.

Me hacía gemir de dolor pero me lo aguanté. Era la fantasía de Matías y lo soporté. Se me hizo eterno, pero su cabeza termino entrando. Me dolía demasiado, sentía como se me estiraba por dentro, y quería decirle que la saque que pare, pero no dije nada.

Mi sobrino se acomodó, sentí sus piernas preparándose para mi primer anal, y me embistió con violencia, no lo esperaba tan de golpe, me hizo gritar como una loca, casi la mitad de su pene estaba dentro, volvió a embestirme y su miembro siguió avanzando, me hizo gritar, pero no le importaba, estaba concentrado en meter su miembro completamente. Cosa que logró en su última embestida.

Todo estaba muy apretado, pero en esa embestida es como que se libero y su miembro finalmente me penetró hasta el final. Sus huevos chocaron contra mis nalgas, y di un grito en seco.

Le pedí que pare un momento, pero no me escuchó, estaba en otro mundo, su tía dejó de existir, era mi cola y su pene. Se retiró para atrás, sentí como su pene se corría unos centímetros fuera de mi cola, para luego volver a entrar. En ese punto mi cola ya estaba lo suficientemente abierta para dejar a mi sobrino cogerla. Cosa que hizo, sin parar. Tomo ritmo, y fue embestida tras embestida, sus huevos chocaban contra mis nalgas, se retiraban unos cuantos centímetros para volver a embestir mi cola. Solo pedía que acabe rápido. Aguanté, aguanté, fue tan doloroso, que para olvidarme del dolor, conté las embestidas. Llegué a contar 26 veces que sus huevos chocaron mis nalgas.

En la número 26, la dejo hundida hasta el fondo. Con su mano derecha me sujetó mi cabello, jalando hacia el. Mi cuello hacia atrás, mi espalda arqueada. Y sentí su cuerpo temblar. Dio un grito de desahogo, y sentí su leche fluir por dentro. Se quedó sin aire, soltó mi cabello. Y se apartó. Me tome unos segundos para reincorporarme, cuando lo hice, el semen empezó a bajar desde mi ano, recorriendo mis piernas.

De estar en esa posición quedé mareada, y me tiré sobre el sillón.

Estas bien tía, me preguntó.

Si, me maree un poco no mas.

Nadie me creería si lo cuento, me dijo.

Si lo contas te mato. Dije.

Se río.

Me voy a bañar antes que vuelva tu mamá.

Se muere si se entera, me dijo.

Por dentro, dije, si la ideóloga de esto fue tu madre. Si supieses.  Pensé.

Terminé de ducharme. Le avisé a Matías que ya estaba la ducha.

Después me baño me dijo. No tengo apuro.

Me puse un jean, una remera y sandalias. Y me quedé en el living esperando a mi hermana. Tuve que sentarme de costado por el dolor que me había provocado mi sobrino en la cola. Fue al único que se la entregué y pienso mantenerlo así, para dejarlo como algo especial. Solo el estuvo dentro mi cola.

Verónica llegó. La abracé, le pregunté por su día. Hablamos un buen rato. No tocamos lo que había pasado con mi sobrino. No me preguntó, ni yo comenté nada.

Es raro como hacemos que nada pasó. La relación con mi sobrino mejoró bastante, nunca fue mala, pero éramos mas amigos, por así decirlo, me llamaba seguido, para hablar, contarme sus cosas, y me encantaba hablar con el. Aunque nunca mas tuvimos algo sexual. Empezamos a estar mas conectados.