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Mi vida con mi tia 6

en Amor filial

Capítulo 6

 

La revancha 

 

El joven  Dario tomó su computadora con la esperanza de encontrar la información que buscaba lo antes posible, al conectarse a las computadoras de la doctora Diana comenzó a buscar fotografías que la pudieran comprometer, en efecto guardaba muchas fotos y videos de ella misma teniendo sexo, esto no le sorprendió a Darío. Al seguir observando las fotografías de Diana desnuda encontró una carpeta que decía Denis, no sabía cómo manejar la emoción de esta situación, pensó en que tal vez podría ver a la hija de Diana en alguna situación comprometedora. Sin duda era su día de suerte el nombre de la carpeta era una fachada, dentro de esta carpeta encontró los registros de transacciones por miles de dólares, eran depósitos realizados a cuentas en el extranjero, específicamente a las Islas Caimán, incluso encontró registros de medicamentos que Diana vendía clandestinamente, su principal actividad consistía en venta de testosterona para uso y suministro exclusivo del sector salud. Esta información era la que Darío necesitaba para que Diana dejará definitivamente en paz a su tía Doris.

 

A la llegada de Doris a su casa su semblante denotaba el cansancio por no haber dormido bien la noche anterior, pero una vez que ella recordaba lo bien que lo pasó con su jefa esta sensación desaparecía. Dario la recibió con una ánimo renovado, se acercó a ella en cuanto entró a la casa y le dio un beso apasionado, esta noche no tenía intenciones de tener sexo solo quería decirle lo que había encontrado en la computadora de su jefa, sentados los dos en la sala de la casa.

 

-tía te tengo una excelente noticia, ya no tendrás que preocuparte por Diana-

-¿pero qué pasó? ¿No te entiendo?-

-déjame explicarte el día que estuvimos en su casa instale en su computadora un programa espía, con el que puedo ver todos sus archivos, así que los estuve analizando y me di cuenta que está traficando con los medicamentos de la clínica-

 

-Dario eso es muy grave, la pueden meter a la carcel-

-Lo sé tía es por eso que no tendrás que preocuparte por nada ella quiso chantajearte y ahora sabrá lo que se siente-

-mi amor eres un genio yo pensé que al final del día cuando se cansara de mi solo me despediría-

-Tía yo te quiero y no voy a permitir que nada malo te pase no te preocupes-

 

Las palabras del muchacho impactaron los oídos de su tía, ella entendía desde hace algún tiempo que el muchacho cuidaba de ella y no tenía ninguna intención de impedírselo, cada vez que la sacaba de una situación difícil ella lo veía más maduro.

 

Las cosas durante esa noche pasaron entre risas y abrazos, los dos coincidieron en que querían dormir solos esa noche y que pronto reanudarian sus noches de sexo.

 

A la mañana siguiente Dario tenía la tarea de encontrar a Diana así que se dirigió a la clínica, al llegar a su destino se encontró con la secretaría de Diana, mostrándose cauteloso y condescendiente con ella le explicó que necesitaba ver a la doctora Diana, por un asunto urgente. La chica utilizó el teléfono de su escritorio pero la doctora le comunicó que estaba ocupada que le dijera al muchacho que regresara otro día.

 

Enfurecido por la situación se acercó a la puerta de la directora, abrió la puerta y la encontró sentada en su silla, la chica de la recepción corrió detrás de él pero no pudo impedir que abriera la puerta.

 

-¿por qué no me quieres recibir?- Le preguntó Darío enojado

-no tengo ninguna obligación de hacerlo-

-Pero lo que pasó hace dos días no significo nada para ti-

-No muchacho eso fue diversión de una sola noche-

 

Diana hablaba con sensatez nunca se había permitido enamorarse de uno de sus amantes, el poder que tenía estando solo y sin depender de nadie la había hecho despiadada para los negocios, nunca le había parecido bien que sus sentimientos o ardores sexuales interfirieran con su trabajo, sin embargo esta vez era diferente la forma en la que Doris y el muchacho la trataron le pareció amorosa y por un momento pensó que podía tener una relación con ellos, así que con mayor razón debía alejarlos lo antes posible.

 

-ahora entiendo todo, está bien, yo pensé que tal vez era diferente-

-¿Que quieres?-

 -Solo quiero que veas estos documentos-

 

Las piernas del muchacho estaban temblando de miedo pero su actitud denotaba completa seguridad en lo que estaba haciendo. Diana tomó los papeles que el muchacho arrojó con desprecio a su escritorio, su actitud cambió inmediatamente, se quitó los lentes al darse cuenta de la gravedad de la situación en la que estaba, su rostro cambió de color a un blanco fúnebre, sus manos comenzaron a temblar de miedo, mientras que su corazón aceleraba sus latidos.

 

-!PERO QUÉ DEMONIOS! ¿Quien te crees que eres?-

-de ahora en adelante soy tu dueño-

-Eres un IMBÉCIL-

-Si Soy el IMBÉCIL que tiene en sus manos la información que puede destruirte a ti y a tu familia no lo olvides, esto que te mostré solo es una parte de lo que encontré-

 

En todos sus años de ser negociante Diana nunca se encontró en una situación cómo está sabía que no tenía muchas opciones para negociar con el muchacho incluso el video de él teniendo sexo con su tía no sería suficiente para salvarla. Con la mandíbula trabada de coraje contra el muchacho, se sentía perdida

 

-¿que quieres? Todos tenemos un precio, ¿cuál es el tuyo?-

 

El muchacho se rió irónicamente antes de contestar su pregunta

-creí que no querías negociar conmigo-

-Mira muchacho no juegues conmigo-

-Es precisamente lo que vamos a a hacer primero vamos a jugar, quítate los calzones y comienza a masturbarte-

-Estás enfermo-

-No más que tú, también he visto tus videos haz lo que te ordeno-

 

Diana no podía hacer otra cosa que seguir las órdenes del muchacho aún que le resultaban humillantes. Se levantó la falda, para poder quitarse las bragas, el muchacho no dejaría pasar esta oportunidad así que sacó su celular y comenzó a grabar lo que sucedía en la oficina 

 

-date la vuelta quiero verte el culo-

 

Siguiendo las indicaciones del joven la doctora estaba derrotada por la situación, una lágrima de coraje combinada con la humillación sufrida se escurrió por su mejilla.

Diana se sentó de nuevo en su silla y comenzó a jugar con su clítoris, el muchacho seguía grabando.

 

-ven aquí, sácame la verga y chupala-

 

Maltrataba cada vez más a la doctora de 50 años que a pesar de ya haber tenido ese miembro entre sus piernas se sentía atraída por él de forma irracional, en algún momento de su suplicio comenzó a disfrutar de lo que él muchacho le estaba haciendo. Continuó chupando el glande del muchacho mientras que con su mano masturbaba al mismo tiempo. Los jugos de Diana comenzaron a salir de su vagina esperando ser penetrada. De pronto el chico tomó del cabello a la doctora, empujó su cabeza contra su cadera forzándola a meterse su miembro hasta lo más profundo de su garganta, ella cerraba los ojos, el miembro provocaba que casi se ahogara, la pintura en su rostro se empezó a escurrirse por sus mejillas. El muchacho tomaba fotos de su puta dominada.

 

El chico sacó su pene de la boca de la doctora para levantarse de la silla donde se encontraba, jalo del cabello a la pobre mujer que ahora estaba indefensa, con la ayuda de su brazo tiró todas las cosas del escritorio de Diana, rompió el pequeño letrero de vidrio que estaba escrito su nombre. Apoyo con fuerza a la doctora sobre su escritorio, separó sus piernas y comenzó a presionar su pene contra la entrada de su vagina, sin ninguna contemplación penetro el coño de la doctora, metiendo por completo su polla.

 

-!AYYY CABRON¡-

 

 La risa burlona del chico se hizo presente de nuevo escuchando a la doctora gritar de dolor, él sabía que la asistente que estaba afuera de la oficina estaba escuchando sus gritos, lo excitaba pensar en que la muchacha lo disfrutara. Darío comenzó a penetrarla sin piedad mientras le seguía dando indicaciones y él seguía grabando la escena.

 

-bueno Diana esto es lo que vas a hacer primero, vas a ayudar a Doris con su divorcio-

 

Para hacerlo más intenso cada ves que Diana hablaba el muchacho envestía su coño con más fuerza.

 

-!SÍ- contestó Diana 

-si ¿que?-

-SI LA VOY, LA  VOY A AYUDAR CON SU DIVORCIO-

-muy bien, segundo vas a aumentar su sueldo-

-SI, SI, LE VOY A AUMENTAR EL SUELDO-  

-tercero vas a contratarme como tu asesor de seguridad cibernética-

-SI PAPITO YO VOY HA HACER LO QUE TÚ QUIERAS PERO NO DEJES DE FOLLARME-

 

Entregada completamente al placer que le causaba la verga de Darío la directora de la clínica no podía negarse a nada, a pesar del chantaje, el placer que el muchacho le daba no lo había sentido nunca.

Darío volvió a jalar el cabello de Diana para ponerla de pie, sin sacar su miembro del coño húmedo de la doctora, se sentó en su silla, Diana quería seguir disfrutando así que comenzó a moverse rápidamente, el muchacho no dejaba ningún detalle sin filmar

 

 -Haaa, haaa Te follaria todo el día cabron, hahaha -

 

Diana comenzó a correrse irremediablemente con el coño lleno de verga, ella se movía cada vez más lento pero Darío no la dejó detenerse, con sus manos en las caderas la obligó a aumentar la velocidad de nuevo provocando un segundo orgasmo más fuerte que el primero.

 

El muchacho empujó a la doctora, ella quedó de rodillas frente a él, el chico se puso de pie y comenzó a masturbarce frente a ella, empezó a eyacular sobre su rostro, llenando el cabello de la doctora y su vestido de lefa, abundantes cantidades de semen cayeron en la cara de Diana, para terminar de humillarla el muchacho metió el pene en la boca de su amante para que limpiara el resto de leche.

 

-me encanta tener sexo contigo, espero que se repita, ha y espero que mi tía no se entere de esta plática-

 

Dijo Darío guardó su pene y salió de la oficina, para concluir con su humillación el chico se dirigió al escritorio de la asistente de Diana en donde habían unos pañuelos desechables los tomó y le dijo a la asistente 

 

-creo que tu jefa los necesita-

 

La chica se levantó de su silla y se encaminó a la oficina de su jefa, lo que vio la sorprendió pero no dijo nada, de inmediato ayudó a Diana a limpiar su cara.

 

El chico continuó recorriendo con paso firme el pasillo que llevaba a la salida de la clínica par salir del lugar celebrando su victoria y sobre todo disfrutandola. Como había dicho Diana todos tienen un precio y el que ella tenía que pagar era muy alto.

 

Después de acudir a sus clases de la facultad con normalidad regresó a su casa donde se reunió con su tía, sin decirle una sola palabra de lo que había sucedido 

 

Algunos meses han pasado desde que Darío visitó por última a Diana, como él lo esperaba la directora cumplió con sus promesas, Doris ahora tenía un mejor sueldo mientras que él disfrutaba de hacer su trabajo durante su tiempo libre, claro que la paga era buena y él estaba satisfecho con lo que había logrado, el único detalle que no se había podido solucionar era el del divorcio.

 

Una mañana de noviembre Doris recibió una llamada en su escritorio la voz al otro lado de la línea era la de Diana. La nostalgia de Doris al escuchar la voz de su jefa era innegable, no habían repetido su encuentro en todo este tiempo y Doris tenía la esperanza que ella la llamará en algún momento para disfrutar de nuevo , la última vez que Doris estuvo con su jefa despertó en ella el deseo de seguir viéndola pero Diana no había vuelto a llamarla.

 

-Doris buenas tardes necesito que vengas a mi oficina por favor-

-enseguida voy doctora-

 

Doris llegó a la oficina de su jefa con una sonrisa pero la frialdad con la que fue recibida le cambió el ánimo de inmediato.

 

-hola muñeca quiero decirte que me tomé la libertad de pedirle a mi abogado que revisara el asunto de tu divorcio y me ha llamado el día de hoy para informarme que tienes cita el día de mañana para firmar los papeles del divorcio-

 

La expresión en el rostro de Doris era de total desconcierto, la mezcla de sentimientos no le permitía reaccionar, las preguntas se agolpaban en su mente, no podía entender por qué Diana la ayudaba y por otro lado se sintió liberada de un peso que estaba sobre sus hombros.

 

-doctora no sé qué decir pero gracias por ayudarme con este asunto de verdad te lo agradesco-

 

Doris vio la oportunidad de seducir a su jefa, con calma se levantó de su silla para ponerse frente a ella, se inclinó para darle un beso en los labios, la reacción de Diana fue de sorpresa, ella pensaba que Doris después de descubrir el chantaje no querría volver a verla, sin embargo el muchacho había sido fiel a su promesa y Doris no sabía nada.

 

Diana se puso de pie frente a ella y mirándola fijamente a los ojos, la tomó por la cintura, metió sus manos por debajo de la blusa para sentir la piel de Doris, enseguida beso los labios de Doris con mucha pasión, sus lenguas jugueteaban dentro de la boca de Doris,  mientras ella suspiraba de deseo, las manos de Diana empezaron a recorrer sus nalgas pero Doris quería sentir en su piel las manos de su a amante, delicadamente y sin dejar de besar a su jefa bajo su pantalón del uniforme dejando expuestas sus nalgas, Diana no desaprovechó la oportunidad de acariciar su hermoso trasero. Hábil como era su costumbre Diana levantó la blusa de la enfermera y de inmediato sacó una de sus tetas del sujetador, comenzó a morder su pezón para aumentar el placer de Doris.

 

-¿por que nunca llamaste? Hummmm, quiero sentir tu lengua recorriendo todo mi coño, mi clítoris quiere sentir tu lengua de nuevo-

 

Las palabras de Doris la estaban volviendo loca era la primera ves que no tenía que chantajear a una mujer para que estuviera con ella y él sentimiento le gustaba. Diana volvió a besar doris apasionada, la empujó contra la pareja y la giró para poder admirar su espalda, la abrazó desde atrás, llevando una de sus manos a sus tetas para seguir apretando sus pezones y la otra a su coño, metió su mano entre su abdomen y sus bragas, para sentir la humedad de su vagina, los dedos de la doctora penetraron el coño para el placer de Doris que gimió tiernamente. Diana le habló al oído

 

-me encantas eres preciosa, pero este no es el lugar adecuado para hacerte el amor, te espero mañana en mi casa-

 

Ella sacó sus dedos del coño de doris los llevó a su boca para saborearlos mientras Doris la veía, se giró y volvió a besarla apasionadamente, Diana se separó y le ordenó.

 

-ahora señorita vaya a trabajar-

-sí doctora-

 

Doris reacomodo su ropa y se retiró agradecida con Diana por tratarla amablemente, salió de la oficina para concluir con su jornada de trabajo.

Al llegar a casa platicó con su sobrino brevemente debido a que Darío estaba estudiando para sus exámenes y necesitaba concentrarse en esa actividad Doris no quería interrumpirlo, lo saludo con un tierno beso en los labios 

 

-amor estoy muy contenta mañana voy a firmar los papeles del divorcio-

-Que bien tia, me gustaría acompañarte pero tengo que presentar mi examen-

-No te preocupes después celebramos, en la noche saldré con unas amigas para celebrar, no me esperes despierto-

-Me da gusto saber que ya estás bien, espero que disfrutes de esta nueva etapa, ¿que te parece si nos vamos unos días de vacaciones para celebrar tu divorcio y mi cumpleaños?-

-Me encantaría hace mucho que no salgo de vacaciones-

-Ok no te preocupes yo me encargo de todo-

 

Doris lo volvió a besar para despedirse de él y dejarlo estudiar, el joven no estaba sorprendido por la noticia, Diana había cumplido con todas sus exigencia y estaba muy satisfecho con la situación, no le preocupaba el dinero para el viaje el sueldo que estaba recibiendo de su consultoría externa trabajando para la clínica de Diana le era suficiente para pagar un buen viaje.

 

A la mañana siguiente tanto Doris como Darío salieron de su casa no sin antes dedicarse un buen día a través de un apasionado beso, esa casa era uno de los pocos lugares donde podían demostrarse su amor filial.

 

Doris estacionó su auto en un lugar del estacionamiento de los juzgados, al llegar a la oficina donde firmaría los papeles, la recibió el abogado de Diana, para acompañarla en la audiencia. Doris estaba vestida de acuerdo a la ocasión con un traje sastre completo y una blusa blanca para completar su indumentaria, como toda una dama su vestimenta era impecable y su humildad incomparable. Al entrar al juzgado se encontró con Dionisio el que pronto sería su exmarido, con ropa sin planchar y con barba de varios días.

Dionicio entendió en ese momento que Doris era un pilar muy importante en su vida pero el daño ya estaba hecho. Por fin Doris firmó los papeles para quedar desligada de Dionisio, por fin podría disfrutar de su libertad y de la vida que antes se le había negado.

 

-Gracias Dionisio por mostrarme que hay una vida después de ti te deseo lo mejor-

Fueron las palabras de Doris para su exmarido que solo bajó la mirada y se marchó del lugar. Doris trabajo esa tarde en su consultorio ansiosa por el encuentro que tenía pactado con su jefa Diana.

 

Al terminar su turno regreso a su casa lo antes posible para poder prepararse adecuadamente para su cita, Darío no había llegado todavía de la escuela. Doris seleccionó un vestido rojo que cubría hasta la mitad de sus hermosos muslos y para hacer un contraste muy marcado seleccionó un conjunto de tanga y sujetador, las prendas de encaje dejaban al descubierto sus partes íntimas, en esta ocasión su voluntad no estaba doblegada, si asistía a esta cena era por gusto propio. Un mensaje en su celular le indicó que el chofer de Diana pasaría por ella a su casa.

 

El chofer llegó puntual a recoger a Doris para llevarla a la casa de Diana, sin saber a dónde se dirigía Doris se sentía un poco nerviosa pero sabía que Diana no la decepcionaría, el viaje fue más largo que la última vez, Doris especulaba sobre la situación observando por la ventana el pasar de los carros y el bello paisaje que aparecía ante sus ojos.

 

Cuando Darío llegó a su casa se dio cuenta que Doris no estaba y recordó que tenía una cita, esta situación lo llevó a pensar en su situación sentimental, el sexo con su tía seguí siendo maravilloso, pero también deseaba conocer a chicas de su edad, de inmediato recordó a Denis la hermosa hija de Diana, al tener acceso a la computadora de su madre pudo conseguir rápidamente su número de teléfono así que un poco temeroso le mandó un mensaje.

 

-hola Denis-

-no te conozco ¿quién eres?-

-me llamo Dario, nos conocimos en tu casa-

-ha ya te recuerdo el chico desnudo de la cocina-

 

Estas palabras apenaron mucho a Darío que a pesar de todo seguía siendo tímido al conocer a nuevas chicas y sobre todo a Denis que le parecía hermosa.

 

Mientras tanto Doris llegó a la casa de su jefa donde el ama de llaves se encontraba en la entrada de la residencia, le pidió a Doris que la siguiera, al llegar a una puerta cerrada, deslizó un par de puertas de madera y apareció la sala principal. Decorada espectacularmente para la ocasión Diana había pedido que se encendieran velas alrededor de los sillones y se preparara una botella de champán e enfriada en hielo, sentada en una silla de madera acojinada se encontraba Diana completamente desnuda esperando a Doris 

 

-bienvenida te ves muy bien-

-hola jefa gracias por la invitación-

 

Diana se puso de pie mostrando su hermosa figura, la única prenda que la acompañaba era sus zapatos negros con un tacón alto y muy delgado que hacían que su figura se viera mas estilizada. Diana continuó diciendo 

 

-Doris en esta casa solo hay una regla para ti, cuando entres tienes que quitarte la ropa, ¿estás dispuesta a seguirla?-

-si jefa voy a hacer lo que tú me pidas mientras esté en tu casa-

 

La actitud sumisa de Doris le sorprendía mucho a Diana pero estaba deseosa y esperando disfrutar de su amante, esta mujer era la única que la hacía temblar de deseo ya que era la única que hacía lo que le pedía por voluntad propia.

 

-bueno pues entonces cumple con tu promesa-

 

Doris se acercó a la silla donde se había vuelto a sentar Diana, la enfermera se dio la vuelta dándole la espalda a su jefa, acomodando su cabello hacia un lado, Diana entendio este gesto, sin que le dijera nada, enseguida bajó el zipper del vestido, los hombros de Doris fueron los primeros en aparecer, delicadamente ella giraba su cuello para ver a Diana, ella bajó las mangas y el vestido se quedó atorado en sus caderas, con la ayuda de sus dos manos se inclinó sobre sus tobillos, mostrándole a Diana sus nalgas, esas hermosas nalgas que todos deseaban y solo unos pocos podían tener, el hilo de la tanga se perdía en medio de ellas, Doris no se detuvo, poniéndose esta vez de frente a su amante le mostró su ropa interior, a través de la tela los pezones de Doris se marcaban erectos por la situación mientras su coño ya se encontraba húmedo. El sujetador de Doris fue el primero en ser retirado por ella misma dejando sus tetas al alcance de las manos de Diana sus preciosos pechos, pero Diana seguía disfrutando de la vista sin tocar, quería esperar a que Doris se entregará por completo a ella, Doris retiró su tanga delicadamente, la tomó con una mano y se la lanzó a Diana, la doctora se controlaba muy bien pero al tener la tanga de Doris en sus manos empapadas con sus jugos no pudo evitar sacar su lengua y recogerlos con ella.

 

Doris dio un paso al frente para sentarse con las piernas abiertas sobre Diana, Doris comenzó a besarla apasionadamente metiendo su lengua en la boca de su amante, Diana tenía frente a élla a la mujer que siempre había deseado desde aquel primer encuentro en su oficina y que había chantajeado para coger con ella, esta vez Doris había venido sola. 

 

Las piernas abiertas de Doris permitieron que Diana pudiera meter sus dedos en su vagina, primero buscó el clítoris, con la llena de sus dedos comenzó a moverlo delicadamente, lo presionaba entre sus dedos y lo jalaba tiernamente como si estuviera masturbando un pequeño pene, los gemidos de Doris no se hicieron esperar.

 

Diana sigue controlando cada movimiento, quería reventar a Doris de placer así que la llevó a la mesa que se encontraba en la habitación y le preguntó 

 

-¿estás dispuesta a ser mi amante?-

-Si estoy dispuesta a todo por ti-

 

Las palabras de Doris eran una señal más de su calentura y justo lo que Diana quería escuchar, Diana ayudo a Doris a subirse a la mesa, preparada para la ocasión en las cuatro patas de la mesa había una cuerda, así que Doris se acostó sobre ella y delicadamente Diana fue amarrando primero sus manos y después sus pies para inmovilizar a su amante que se encontraba extasiada con la situación, para hacer más intenso el placer de Doris la doctora le puso un antifaz para que no pudiera ver lo que pasaba.

 

Diana continuó lamiendo en círculos los pezones de su sumisa amante para después morderlos con rudeza, cada vez que hacía esto Doris se retorcía de placer y su vagina se mojaba más, los pellizcos en los pezones aumentaron de intensidad, Diana se alejó un poco de la mesa para contemplar a su amante la vista le pareció alucinante.

 

Se acercó a la botella de champán para sacar del recipiente un hielo, de nuevo se acercó a Doris, con el hielo recorrió las tetas haciendo círculos alrededor de ellas hasta llegar a los pezones de Doris 

 

-ummmmmm me está matando jefa-

 

A Diana le encantaba que le dijera jefa denotaba que sabía que hasta en ese momento Doris sabía que le pertenecía, Diana siguió recorriendo el cuerpo de la enfermera con el hielo. Al llegar a su vulva comenzó a hacer círculos sobre el clítoris de la mujer que seguía gimiendo mientras levantando las caderas y moviéndolas desesperada por el placer que le estaba causando esta sensación, ni Doris ni Diana podían explicar la cantidad de líquido que salía del coño de Doris, mientras tanto Doris seguí gimiendo sin poder ver lo que pasaba las sensaciones se magnificaban.

 

Pero Diana no se detuvo ahí, tomó una de las velas que estaba a un lado de la mesa la acercó a los pezones de Doris y dejó caer una gota en uno de sus pezones 

 

¡ HAAAA ME QUEMA¡-

¿Me detengo?-

-No sigue me gusta-

 

La sonrisa de Diana apareció en su rostro las palabras de Doris aumentaron su lujuria y de inmediato dejó caer más cera en las tetas de Diana, la cera caliente quemaba la piel de Doris, sin detenerse Diana utilizó su lengua comenzar a lamer el clítoris de la mujer que se retorcía de dolor y placer, lo que experimentaba Doris era demasiado fuerte a tal grado que no pudo aguantar más y se corrió con la lengua de Diana en su clítoris, esta fue la primera vez que tuvo un orgasmo tan intenso sin ser penetrada.

 

Diana estaba satisfecha con las reacciones de Doris pero la noche era joven, sus juegos se prolongarían un poco más, Diana dejó descansa a Doris, se subió a la mesa y poniendo sus rodillas a un lado de su cabeza le ofreció su coño completamente empapado en jugos para que pudiera lamerlo. Al sentir el calor del coño, Doris abrió la boca, para sentir como sus jugos escurrían directamente a su boca, empapando su lengua, el sabor era irresistible para ella, enseguida sacó su lengua y recorrió los labios vaginales de su jefa hasta llegar a su clítoris.

 

Diana tenía preparados varios juguetes con los que daría más placer a su amante, sacó de uno de los cajones de la mesa un consolador de conejo y un plug anal. Mientras seguía disfrutando de las lamidas de Doris ella también se inclinó, con el objetivo de desamarrar los pies de Doris,  los levantó y abrió para dejar expuesto su coño, sin más preámbulos lo penetro con el consolador y lo encendió, el aparato se movía lentamente en el coño de la inocente enfermera, sus jugos fluían hacia su ano provocando que estuviera bien lubricado, el siguiente objetivo de Diana meterle el plug anal. La lubricación natural permitió que Diana comenzará a mover delicadamente el objeto en la entrada del ano, haciendo círculos alrededor de él.

 

A Diana no le gustaba mucho esta posición así que decidió desamarrar a Doris también de las manos, sin sacar el consolador de su coño

 

-voltéate ponte a cuatro patas-

-si jefa-

 

Doris hizo lo que su jefa le pedía, Diana bajo de la mesa y la dejó voltearse para después volverla a amarrar a las patas de la mesa, inmovilizada como estaba, la cara de Doris quedó en la mesa, mientras sus manos estaban estiradas y su culo levantado, Diana se puso atrás de ella, para lamerle el ano, su lengua entraba y salía produciendo más placer a Doris que no podía moverse por las ataduras.

 

Las puertas del salón se abrieron muy despacio, del otro lado de la puerta la hija de Diana observaba lo que pasaba en el interior, nunca le sorprendió ver a los amantes de su madre en la casa pero esta vez era diferente Diana estaba completamente entregada a esta mujer.

 

-creo que ya te cambiaron-

Enseguida el muchacho emocionado por recibir un mensaje de Denis contestó 

-¿no te entiendo?-

-mira-

 

La foto de Diana comiéndole el ano a su tía apareció en su celular

-no creo que me cambien tan rápido-

 

Los mensajes dejaron de llegar, Denis no podía dejar de ver a su madre con esta mujer 

así que decidió seguir observando lo que pasaba, le causaba mucho morbo seguir observando cómo su madre se follaba a su amante, tanto placer le causaba la situación que quería participar, pero saber que era su madre el objeto de su deseo la detenía, continuó observando mientras su mano ya buscaba meterse en medio de sus piernas,lentamente llevó sus dedos a la entrada de su coño, la muchacha estaba tan mojada que sus dedos no tardaron en entrar en su vagina, su clítoris estaba muy sensible y sus pezones erectos.

 

En la mesa Doris pedía, mejor dicho le exigía a Diana seguirla follando, Diana dejó de lamer el ano de su enfermera preferida, tomó el plug anal, el objeto de punta redondeada tenía que ser lubricado antes de meterlo en el ano así que Diana utilizó los jugos de su propia vagina, continuó lamiendo el culo de Doris mientras introducía el objeto en su vagina, también disfrutando. Cuando estuvo segura que el objeto estaba bien lubricado lo sacó de su coño y empezó a empujarlo en el agujero de Doris, los gemidos aumentaron de intensidad al sentir el objeto completamente metido en su orto. las vibraciones provocadas por el consolador en su vagina llegaban hasta su ano provocando espasmos de placer a Doris.

 

Doris estaba disfrutando la penetración anal pero para Diana esto no era suficiente quería hacerla sentir más puta, bajo de la mesa y se dirigió a un taburete, abrió el cajón y sacó un arnés doble, una parte del arnés iba dentro de su coño, el otro estaba diseñado para follarce en este caso a Doris, ajustó las correas

 

-¿dónde estás?, sígueme follando-

 

Le gritaba Doris a Diana, esta última caminó decidida por el lugar, sabiendo que la haría gozar, subió de nuevo a la mesa para retirar el consolador de la vagina de su amante.

 

-no me lo quites- gimio Doris

 

pero diana enseguida dirigió el consolador al coño de Doris, la tomó delicadamente de la cadera y empujó con fuerza el consolador en el interior del coño, el grito de dolor de Doris resonó con fuerza en los oídos de Denis que no perdía ningún solo detalle de lo que sucedía, la chica pellizcaba sus pezones con mucha fuerza, estirándolos y presionandolos como queriendo sentir el mismo dolor que Doris. Diana siguió penetrando cada vez con más fuerza, el placer que le estaba causando a Diana el consolador dentro de su coño le parecía increíble, los movimientos y los gemidos de Doris la estaban matando de placer, aumentó el ritmo, el rose de aquel objeto con su clítoris provocó que se viniera antes que Doris, agarro del cabello a su amante y jalandolo con rudeza la seguía penetrando 

 

-hiciste que me corriera-

-SIGUE FOLLANDOME SIGUE-

 

Las palabras de Doris hicieron que Diana aumentara el ritmo una vez más pero la Doris no aguantó más se corrió, empapando la mesa con sus jugos, el coño goteaba esparciendo sus jugos vaginales por todos lados. Denis tampoco pudo aguantar más al ver esta escena tan caliente y se vino con dos de sus dedos penetrando su coño, para la chica era su primera experiencia de sexo en vivo y ver a su madre así le causó calentarse aún más.

 

Delicadamente Denis deslizó la puerta del estudio, pero abrió la puerta de la lujuria, sus deseos se habían vuelto hacia su madre, las preguntas llegaron a su mente y las justificaciones también se hicieron presentes, no quería afrontar la realidad de ver a su propia madre follar de esa manera.

 

Las amantes en la mesa seguían en la misma posición completamente satisfechas por lo sucedido en aquel salón, Diana comenzó a separarse delicadamente del coño de Doris, ella seguía en la misma posición disfrutando de las pequeñas palpitaciones de su coño, Diana desamarró las manos de su amante y le retiró el antifaz.

 

-has sido mi mejor amante en muchos años-

Le confesó Diana, la sonrisa de satisfacción de apareció en su rostro y le confesó a la doctora

 

-tú eres la primera mujer con la que he estado, y lo disfrute mucho-

 

Doris se sentó en la mesa y poniendo a Diana entre sus piernas la beso apasionadamente, este era el primer capítulo de sus historia como amantes y ni Diana ni Doris estaban dispuestas a dejar e ir. Esa noche Doris durmió en la cama de su jefa sin ninguna preocupación, parecía que todos sus asuntos estaban resueltos.

 

 

 

Denise se encaminó a su recámara para poder pensar en lo sucedido, sus pensamientos se mezclaban con las imágenes que acababa de ver, su cuerpo reaccionaba de forma involuntaria  , al llegar a su habitación se tumbó en la cama con la firme intención de olvidar la situación, tomó su teléfono para alejarse mentalmente de la situación , al desbloquear la pantalla la aplicación de mensajería se encontraba abierta justo donde la dejó con la conversación  de Darío abierta, de inmediato recordó el miembro del muchacho.

 

-¿sigues ahí?- preguntó Denise 

 

El corazón de Darío no dejaba de latir de emoción al recibir este mensaje le emocionaba la idea de poder salir con una muchacha tan hermosa como Denise.

 

-estoy aquí ¿qué pasa?-

-quiero conocerte mejor-

 

La muchacha no entendía por qué estaba hablando con el joven amante de su madre, sin duda su calentura la impulsaba a ser imprudente y sus acciones eran un reflejo de la situación. La respuesta del diario no se hizo esperar 

 

-a mi también me gustaría ¿te parece bien si salimos a tomar un café?-

 

Un repentino cambio de ánimo en la muchacha la hizo reaccionar y darse cuenta que tal vez  lo que estaba haciendo estaba mal por lo que decidió no contestar más los mensajes de Dario, la chica se quedó profundamente dormida, tratando de ordenar sus pensamientos. El joven desconcertado por la actitud de Denise se desilusionó pensando que era imposible que una mujer como ella se fijara en él.

 

Sin embargo Darío tenía una tarea en la cual entretenerse, había prometido a su tía llevarla de vacaciones para celebrar su reciente divorcio y disfrutar como ella como se lo merecía, por lo que estaba investigando destinos a los cuales acudir y pasar desapercibidos, las opciones eran muchas y muy variadas pero de lo que sí estaba seguro era que quería llevarla a una playa a un hotel todo incluido de lujo. Aplicado en todo lo que hacía investigó cuidadosamente algunos hoteles hasta encontrar el indicado, realizó la reservación a través de un sitio de internet y ajustó las fechas para pasar cuatro días en aquel lugar, ubicado en el caribe y que recibia excelentes críticas por parte de los asistentes.

 

El chico estaba emocionado pues sería la primera experiencia para él en este tipo de lugares ahora podía hacerlo ya que contaba con el dinero necesario y con el apoyo de su tía Doris.

 

Diana abrió los ojos a las nueve de la mañana, un horario poco habitual para despertarse, a un lado de ella Doris seguía dormida, no le importó darse cuenta que había dormido más de lo habitual, se encontraba feliz de tener en su cama a esa mujer que la hizo gozar durante la noche, tomó su celular y mandó un par de mensajes a su ama de llaves indicando lo que quería de desayunar. Delicadamente se acomodó a un lado de Doris, pasó su mano por su mejilla para después besarla tiernamente en los labios, Doris reaccionó con los ojos cerrados y una sonrisa en sus labios.

 

-buenos días jefa- fueron las primeras palabras de Doris 

-buenos días putita-

 

El corazón de Doris se aceleró al oír a su jefa decirle de esa manera, una descarga eléctrica recorrió su cuerpo desde su clítoris hasta su cabeza, era emocionante para ella saber que era completamente libre de ser la puta de quien ella quisiera y en el momento que así lo decidiera , era una mujer libre.

 

-me encanta que me digas así-

-en un momento nos van a traer el desayuno, quiero consentirte mi putita-

-Gracias jefa, gracias por ser tan amable conmigo, después de desayunar tengo que irme, mi sobrino está solo en casa y no quiero que se preocupe-

 

Diana no quería separarse de Doris pero entendía que no era su dueña por lo que ella podía hacer lo que quisiera, claro que recordar el miembro de Darío la hizo entender que Doris quisiera seguir follando con el. Doris se acercó a al oído de Diana para susurrarle 

 

-pero no te pongas celosa jefa yo voy a estar disponible para ti cuando tú quieras-

 

La sonrisa pícara de Diana iluminó su rostro, el ama de llaves entró a la habitación donde las dos mujeres se encontraban abrazadas acomodó el desayuno sobre la cama y se retiró de la habitación. Durante el desayuno las dos mujeres empezaron a conocerse cada ves más, Diana le platicaba a Doris sobre lo duro que había sido para ella el divorcio con su marido, ella estaba embarazada mientras realizaba los trámites de divorcio y no contaba con nadie que la apoyara, Doris se sorprendió al saber que su jefa tenía una hija de la misma edad que Darío.

 

-ayudarte con tu divorcio Doris ha sido una de las cosas más gratificantes que he hecho, a mi nadie me ayudó sufrí mucho pero logré salir adelante-

 

La empatía que sentía Doris por esta mujer después de confesarle todo lo que había pasado en su vida se duplicó, ya no la veía solo como una excelente empresaria o una excelente amante ahora también la veía como una excepcional persona, dispuesta a apoyar a los demás.

-estoy muy agradecida contigo por lo que has hecho conmigo eres una persona muy especial-  

Ahora se conocían mejor que antes ya que tenían algo en común que las unía de una forma muy particular.