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Cómo me cogí al novio de mi amiga III

en Gays

Luego de la cita en los baños, me encontraba en un lío sexual que tendría que ver la forma en cómo sobrellevarlo. Ahora no solo era la puta personal de Sneider, sino del profe de sociales, el cual no sentía ningún tipo de presión sobre mi silencio. Tenía fotos de mi culo siendo dilatado por sus dedos, además de varias chupandole la polla y meándome. En definitiva, sabía que lo única que yo podía hacer era suplir sus exigencias sexuales. No me molestaba en lo absoluto ser usado y abusado por estos dos hombres, desde hace tiempo que veía porno gay y solo rogaba el día en que pudiera ser perforado por mis dos agujeros y al fin había llegado ese momento, por lo que debía aprovechar y disfrutar. 

Atendiendo a la orden del profe después de mearme en los baños, asistí a la cita en un puente cerca a donde yo vivo. Me había duchado muy bien el culo y ya empezaba a hacerme enemas la mayoría de los días que presentía que podía ser necesitado por Sneider. Ahora, estas precauciones debía tomarlas más seguidamente, por el profe. Después de asearme, pasaba por mi ano pañitos húmedos con aroma de bebé, lo que dejaba mi culito suave y con un olor de frescura, lo cual acompañado de mi lampiñez lograba con el cometido de antojar a mis hombres. 

El profe llegó en un carro rojo, el cual paró y quitó el seguro, a lo que procedí a subirme en el asiento del co piloto. Al entrar, sentí cómo la mirada del profe se dirigía a mi lentamente. 

- Pero qué puntual eres - dijo mientras metía su mano en mi entrepierna - Veo que ya estás durito, incluso antes de verme. ¡Ja ja ja! pero qué gran maricón eres. Bueno, ve al asiento trasero y empieza a ofrecerme tu culito mientras llegamos a mi apartamento. 

Salí del auto y pasé a la parte trasera, acción seguida, el profe puso el seguro al auto. Como los vídrios eran polarizados, pude ofrecerme correctamente al profe. Fui quitando mi pantaloneta, que era lo único que tenía en el torso. Nada de ropa interior. Puse mis rodillas sobre el asiento de la parte trasera y con ambas manos empecé a abrir mi pequeño agujerito, de forma que el profe fuera dando un vistazo de lo que podría penetrar de ahora en adelante. 

- Pero qué buen culazo te mandas, maldita - decía mientras se mordía los labios - Y ya tengo en mente una forma de darle el mejor uso. 

Buscando en la guantero del carro, sacó un consolador de un tamaño que nunca antes había visto, en conjunto con una botellita de aceite. 

- Toma, quiero que poco a poco te empieces a dilatar tu culito con este consolador. Seguro que lo aguantas, después de la verga de Sneider dudo que algo no quepa por tu rotito. Que bien la tiene he? Con razón te encanta - dijo riendo - pero méteto lo lento, quiero ver cómo entra poco a poco. 

Puse algunas gotas de acite en el consolador y poco a poco me lo fui tragando por el culo. Primero metí la cabeza de aquél consolador de color negro, lo cual me hacía fantasear con el mimebro de Sneider entrando en mi esfinter. Luego que logré meter la mitad de aquel falo plástico el profe decidió ayudarme, metiendolo por completo, hasta que sentí como pujaba suave y deliciosamente mi próstata. Un pequeño gemido salió de mi boca mientras el profe volvía completamente al volante. 

- Buen chico - decía - ahora empieza a follarte más rápidamente. 

Obedecí, metiendo y sacando rápidamente de forma que aquellos momentos de dolor que sentí en la mañana no existían más. Me introducía lo que más podía en mi interior, haciendo que la base del consolador llegara a mi periné. 

- Así, putita, así, mételo en tu culo hambriento. Así podrás podrás mantenerte abiertito y listo para cuando queramos usarte. 

En mi mente se sentía mucho más excitante que hablara en plural para los encuentros sexuales que debía tener con Sneider y el profe. Me hacía sentir como una jauría de lobos acorralando a su presa que tiembla... de excitación y morbo. 

- Mételo lo más profundo que puedas y acércate, maricón - ordenó. 

En una última embestida, tragué todo el consolador, haciendolo llevar más cerca de mi próstata. Tratando de no hacer ningún movimiento brusco para no sacar ni mover el consolador del lugar donde mi amo había ordenado que estuviera, me acerqué al profe, que ya tenía su verga afuera del cierre, por lo que miré con desespero para poder chuparla. 

- Chuaparás hasta que lleguemos a mi casa, ¿entendido? - dijo severamente - y no quiero que me hagas venir, así que dale con cuidado o verás cómo tu profe de sociales te esclaviza cuando lleguemos. 

Bajé mi cabeza para comenzar a mamar el falo que tanto estaba esperando. Mamé y mamé de forma que el profe pudiera disfrutar todo el espacio de mi boca y mi garganta. Entre tanto, al ser un auto no muy grande y al estar en medio de la palanca de automático y el puesto trasero, trataba de meter más profundamente el didlo en mi culo con la espalda de la silla trasera. 

- Pero mira en qué puta te has convertido - dijo entre risas - que gran mariconazo. Con ambos agujeros llenos y bucas más. 

Me pegó una fuerte nalgada en mi culo, a lo que gemí indefensamente. 

- Mira, quiero que tu mismo te tomes fotos chupando mi verga - dijo mientras me pasaba su celular - Y también graba un video metiendote el dildo, maricón. 

Procedí a meterme la verga mas profundo en mi garganta y tomarme las fotos. Podía notar cómo algunas lágrimas salían de mis ojos por el efecto de las arcadas que a veces la polla del profe me producía. Ya no pensaba en qué pasaría si esto saliera a la luz, solo estaba concentrado en complacer a mi macho, en hacer lo que él me pidiera sin excusa. Me levanté un poco para tomar fotos de mi culo perforado por el dildo. Al grabar cómo entraba y salía no pude evitar hablar y provocar más al profe. "Me encanta este didlo, me encanta mi esfinter invadido por un falo dominante. Mi culo lo desea, lo necesito, ser follado, usado y meado. Soy todo tuyo amo". Paré la grabación, mientras regresaba al profe la cámara e insertaba el dildo bien profundo. 

- Ve vistiendote, ya llegamos - me avisó - Pero con el dildo dentro. 

Metí y saqué completamente el dildo en mi culo, de forma que sintiera las ricas venas tenía el juguete sexual del profe, hasta dejarlo finalmente en lo más profundo de mi ser. Salí del auto mientras algunas gotas de  sudor en la frente y la presión anal que el dildo generaba en mí. Sentía como mi culo palpitaba con su juguete dentro, era una experiencia que me volvía loco. Subimos en el ascensor y entre al apartamento del profe. Cuando cerró la puerta me agarró del pelo y bajó rapidamente mi pantalonetica. 

- A ver te explico mariquita, aquí dentro haces lo que yo diga. No andas en dos patas, sino en cuatro. Al frente mío solo te quiero ver de rodillas y suplicando por mi polla. No hablarás, a menos de que me lo parezca, y obedecerás en todo lo que yo pida. ¿Queda claro?

No respondí esperando a que me diera su aprobación. 

- Así me gusta, tu silencio es una mejor señal de aprobación que tu vocecita de niño nerd que escucho en clase  frecuentemente, aunque sé que solo sueñas por que te de polla al frente de todos tus compañeritos. 

Con su mano tomó el dildo y comenzó a apoderarse de mi culo. Metía y sacaba fuertemente, mientras me mantenía tomado del pelo. Mi respitración se iba tornando rápida y mi culo se abría a disposición del profe. "Ahhh ahhhh sí profe, dale duro" dije, mientras me propinaba una cachetada, soltando el dildo. 

- Cállate maricón, ¿no te ha quedado claro?

Seguí gimiendo, a lo que el profe decía a mi oído "Sí, eso sí lo puedes hacer. Gime, perra, gime viendo como tu culito es taladrado" Aumento el ritmo con el que las embestidas me partían el ano, hasta que lo metió profundo y sacó con toda rapidez. Sentí el vacío de mi culo perforado por aquel dildo y caí arrodillado al piso, a lo que el profe sacó su polla, que llena de pre - cum comenzó a esparcir en mi cara. Luego lo metió en mi boca, a lo que respondí engullendo aquella polla como si no hubiera otra oportunidad. 

- Chupa, chupa y sigue chupando mientras decido qué hacer con tu culito. 

Prosiguió a seguir jugando él con su dildo, lo cual ya no me dolía en lo absoluto. Todo se había convertido en una gran sensación de presión y placer en mi culito. Entraba, escupía, me daba más aceite y adentro de nuevo. 

- Creo que hoy bastará con que te enzarte el culo con este dilo, quiero que te trages mi lechita, maricón. 

Seguía mamando, mostrando mi aprobación a todo lo que decía. Sus lechazos comenzaron a pasar por mi garganta. Eran más agrios que los de Sneider, pero no podía desperdiciar lo que el profe me odrecía con toda la dulzura que me merecía. Tragué hasta la última gota y relamí mis labios mientras el profe regulaba su respiración. 

Cuando comencé a buscar con la mirada mi ropa, el profe se dirigió a mí. 

- Ni te afanes, puta. De aquí no te vas si antes una buena meada - dijo mientras caminaba al baño y yo le seguía. 

Al entrar, me dispuse a arrodillarme en la ducha, mientras el profe dejaba caer una lluvia dorada en mi cara. Aún no me atrevía a abrir la boca hasta que me odernó que lo hiciera. Los destellos salados, que luego calleron al suelo, eran toda una alucinación perfecta. Me sentía agradecido de que pudiera ser realmente sumisado, por lo que no tenía ningún tipo de objeción. 

Agachándose a mi altura, susurró en mi oído: "Ahora, lávate y ve con ese culo precioso al sofá, cuando termines". 

Al estar listo, fui en cuatro patas a donde mi amo. Le enseñé mi culo para que él pudiera examinarlo. 

- Veamos... pero qué rojo y abierto te ha quedado. No te dolerá cuando veas de nuevo a Sneider. Y tranquilo, ya tiene indicaciones de cómo tratarte. 

Ordenó besarle los pies para despedirme, luego salí en cuatro patas y solo me levanté al llegar a la puerta. En mi cara estaba una sonrisa de satisfacción y agotamiento. Al llegar a mi casa, caí rendido a mi cama y vi en mi móvil un mensaje, era Sneider. 

- Mañana, después de la escuela. Te veo para almorzar en mi casa. 

Continuará...