miprimita.com

Como me cogí al novio de mi amiga I

en Gays

Iba de 6to grado cuando me fijé en el novio de mi amiga. Ella y yo nos conocíamos de hace un tiempo atrás y ambos mirábamos a los chicos machos y guapos de la secundaria. Uno en espefíco nos parecía bastante atractivo. Sneider, se llamaba. Moreno, alto, jugador de futbol, gilipollas y muy malo para los estudios, pero un buen macho que hacía suspirir a todas las chicas y algunos maricas (como yo). El caso es que después de un tiempo, mi amiga comenzó a salir con él, por lo que comenzamos a hablar. Adicionalemte, en ese año tuvimos cursos de artística variados, con clases de canto, teatro, artes plásticas, danza y demás, las cuales se podían escoger libremente. Escogí teatro, ya que siempre me llamó mucho la atención, donde casualmente también estaba Sneider. El primer día de clase todos nos presentamos y claro, yo estaba muy feliz de ver a Sneider dos veces a la semana y sin Laura. Después de la presentación, nos pasaron nuestros pantalones licrados, los cuales son rutinarios para practicar escenas de bailes y musicales. Cuando terminé de ponermelo, veo a Sneider con el suyo y el gran paquete que le hacía ver. Me quedé unos momentos mirando, en el cual él se dio cuenta. 

Me miró con cara de machito que se burla del marica que le desea. Quité la mirada por la pena que eso me dio. 

Después nos sentamos en los pupitres para recibir unas lecciones de cómo preparar un monólogo. La clase era numerosa entonces decicí sentarme unos puestos atrás, solo cuando me volteo noto que Sneider está detrás mío.

- Oscarcito - Así me llamo yo - Qué sorpresa.

- Eso te digo, no sabía que te gustaba el teatro. 

- No me gusta, es de mariquitas. Inscribí esto por una apuesta, aunque ya sé quién me ayudará con ésto... - dijo, refiriendose a los deberes escolares. 

Reí nerviosamente. La verdad me moría de ganas de estar con él, por lo que ayudarlo no sería inconveniente. 

Ese día no pasó gran cosa. La clase terminó y todos nos fuimos. Sin embargo, no podía sacar de mi cabesa el enorme paquete que se le notaba en el pantaló licrado. Me recordaba aquella tarde en los partidos de interclases por la tarde, cuando llovió y Sneider dejaba ver en su uniforme empapado el cuerpo marcado y su gran miembro. Idea con la que me mataba a pajas en mi cuarto. 

Además de las clases de teatro, Sneider y yo estabamos en una banda marcial, donde él tocaba la trompeta, aunque claro, antes de Laura no había entre nosotros algún tipo de conversación. Aunque presentía que las cosas emezarían a cambiar con la clase de teatro. 

Pasados unos días, en la clase hicimos algunas piezas de la escenofgrafía en papel periódico y comencé a hablar con Sneider. Ya llevaba tiempo viendole la polla debajo del pantalón y deseando poder tocarla algún día, cosa que ya él había notado. Entre los juegos con el papel di un suave golpe en su bulto. Él me miró y yo me puse rojo. 

-Muy grande, no? 

- Nee, se ve más bien chica - Mentí. La verdad en mi mente solo podía imaginarme una verga cabezona, negra, venosa, así como me gustan. 

- Si quieres te la muestro. 

La sangre subió a mi cabeza y me sentí extasiado. No podía creer que enserio él me proponía aquello. Sin contar que frente a la escuela era un macho de cepa. Sin embargo, tenía que controlar mis instintos de perra y ser precabido. 

- Jajaja, llevaré una lupa, entonces - dije, mientras tragaba sáliva rogando a dios que no se ofendiera y que siguiera con la propuesta. 

- El sábado, después del ensayo de banda, nos veremos en la cabina del restaurante desocupado al lado de los baños. 

- Ahí estaré. 

No podía creer que aquellos pasaría, estaba muy emocionado y la calentura me hizo llegar a mi casa a imaginar cómo sería ese momento. 

El sábado llegó y el ensayo fue rutinario, como siempre. Hablé mucho con mis amigas pero nada de lo que pasaría con Sneider. A pesar que era algo afeminado, nunca dije que era gay, aunque suponía que muchos lo daban por hecho. 

Después del ensayo, cerca de las 12:00 del medio día, fui a donde nos quedamos de ver con Seneider, y ahí estaba. Sentía la presión subir a mi cabeza y las manos sudorosas. Antes había tenido una verga en mi boca (historia para otro relato) pero con él era especialmente inquietante. No pensaba en mi amiga, que se jodiera, yo quería probar la verga de ese macho que me hacía suspirar hace tanto. 

- Con que la curiosidad te mató, mariquita - dijo petulantemente. 

- A ver cuán pequeño lo tienes - actuaba algo a la defensiva porque no quería soltar a mi perra sumisa interior, por ahora. 

- Pero no te la muestro si no tengo nada a cambio, apuesto que de mostrarla se me empalma...

No super que responder, los nervios me consumían. 

- ¿Y si me la chupas? - dijo seriamente. 

- No creo que te dejes - respondí, tontamente. 

- A ver, si aceptas, te la muestro ya. 

Acepté, aunque por los nervios que aquello me causaba, preferí que me dejara meter mi cabeza dentro de su camiseta, así no vería mi cara. 

Una vez llegados al acuerdo, nos fuimos al fondo de la cabina desocupada. Metí mi cabeza en su camiseta y le bajé el cierre. Cuando por fin la vi, era todo lo que imaginaba: Más morena que el resto de su piel, tirando a negra, venosa, larga, con una cabeza de un marrón con tonalidades rosa, con su prepucio intacto, unos grandes huevos y podada cuidadosamente con algo de bello, como un buen macho. Todo lo que podía soñar para esa época. 

La metí a mi boca y empecé a hacerle una mamada al principio lenta, que fue tornando brusca al avanzar el tiempo. La trataba de meter toda hasta el fondo de mi garganta, ignorando las arcadas. Solo quería sentirme su perra, solo quería complacer a este semental de piel morena que me permitía chuparsela. Él cogía mi cabeza, aumentando el ritmo de la mamada y sentía como gotas de líquido pre - seminal salían y bajaban por mi gargante sedienta de nectar de macho. Poco a poco me sentía más cómodo con aquella polla en la boca, tanto que agarraba el culazo de Sneider para engullirme con más fuerza su verga, además de tratar de hacerle saber que mi boca era suya y que podía usarla como quisiera. 

Luego de unos minutos de buena mamada me sacó la cabeza de la camiseta para mi cara. Estaba algo sudado por el calor y la excitación de aquella situación. Me pegó pollazos en la cara, a lo que solo pude respnder con mi lengua tratando de besarla lo más posible. 

- Pero mira que perra eres - dijo entre risa - Ya decía Laura que eras bien mariquita, aunque no cabía duda, observaba como me mirabas el paquete todo el tiempo. 

Volví a meter su polla en mi boca para saborear su miembro debidamente. Me tamó la nariz para empezar a follar fuertemente mi boca. Empecé a ponerme algo rojo, pero mi única preocupación era disfrutar de ese rico pedazo de carne, que no sabía si podría volver a probar después de hoy. 

Soltó mi nariz y respiré un poco.

Luego, bajé delicadamente a sus testículos, grandes y rugosos, llenos de leche para mí. Mientras el se masturbada yo segía succionado esos hermosos huevos, con una satisfacción increíble en mi interior. 

- Chúpamela de nuevo- ordenó. 

Me estaba gustando el rumbo que tomaba ésto. La verdad me gustaría que él fuera muy dominante, rendirme ante sus pies solo preocuparme por su placer. Ser su perra sin ningún tipo de queja. 

Mientras seguía mi mamada, sumido en mis pensamientos, no me di cuenta cuándo se empezaba a correr en mi garganta. Chorros de lefa salían de su imponente falo, a lo que no pude hacer más que tragar.Un semén delicoso, dulce y super espeso. 

Saqué su polla de mi boca después de ello, para respirar un poco. 

- Nada mal, mariquita - dijo Sneider con algo de sudor en la frente - Pero quiero que la limpies con tu lengua, puta. Que quede reluciente. 

Obedecí a su orden, tratando a su polla con toda la delicadeza que ameritaba. 

Después de eso, Sneidder me tomó del pelo, haciendo que le mirase a la cara.

- ¡A ver, marica! Te voy a explicar cómo será esto - me dijo con mi pelo jalado - No le dirás a nadie de las guarrerías que haces, o de lo contrario sabrás lo que es que te muelan a golpes. Y en segundo, no podrías volver a probar esta polla, que tanto deseas - dijo firmemente - ¡ABRE LA BOCA! - dijo muy fuerte, a lo cual obedecí. Una vez hecho esto, escupió en mi boca y me soltó del cabello. 

Estaba excitado y agradecido, con más miedo de no poder saborear su polla que de la golpiza. Sneider guardó su miembro y se fue.

Continuará...