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Alimentación forzada

en Dominación

ALIMENTACIÓN FORZADA

 

 

Antes de comenzar el relato me gustaría hacer una breve introducción sobre el significado de " Forced feeding " o " Alimentación forzada " : Se trata de una técnica de dominación o humillación  donde la parte dominante obliga a comer cualquier alimento a la parte sumisa. Puede obligar a comer una gran cantidad de comida al sumiso /esclavo o bien obligarle a comer  algo completamente repugnante o bien combinar  ambas cosas dependiendo del nivel que quiera dar a esta técnica. Este relato lo trata de una forma humillante  e incluso con un toque de humor este tipo de dominación. Encontrar un relato de dominación sobre alimentación forzada es verdaderamente difícil y por eso he querido escribir este pequeño relato.

Llevaba tan solo un año saliendo como pareja  con Isa, todo fue muy rápido, nos conocimos y surgió el típico flechazo entre ambos. Éramos dos personas completamente diferentes, tanto personal como físicamente. No nos importó en absoluto nuestras diferencias, solo vimos lo mejor de cada uno. Yo me dedicó a la abogacía e Isa es cajera en un supermercado, algo que no nos importó lo más mínimo. Isa es físicamente voluptuosa y yo muy delgadito, procuro cuidarme no comiendo mucho y haciendo ejercicio. Otra diferencia que tampoco nos importó. Me enamoré de ella por completo por su sonrisa, su carácter alocado, sus ganas de disfrutar y pasarlo bien, su buen humor, su ternura. Ella desconozco que pudo ver en mí.

Nuestro flechazo no podía ser perfecto, siempre existe un pero, este pero era su madre, podríamos llamarla mi suegra o futura suegra. Ocurrió todo lo contrario con su madre, desde el primer día que nos conocimos surgieron grandes diferencias y una gran antipatía mutua. Mi suegra, Dolores, me detestaba, siempre decía abiertamente y sin tapujos que no era lo suficientemente hombre para su hija, un endeble y delicado. hombretucho  Yo la recriminaba que era una mujer muy bruta y con una educación que dejaba mucho que desear.

Los enfrentamientos entre mi suegra y yo fueron constantes en los últimos meses. Yo intentaba no prestarla atención y omitir sus comentarios, pero ella me odiaba y no paraba de recriminarme cualquier cosa y no desaprovechaba la mínima oportunidad para humillarme y provocarme con sus comentarios. Nuestros encuentros eran irremediables. Dolores es una persona muy importante para su hija, es decir mi novia. Isa necesitaba verla y sentir el cariño de su madre. Todas las semanas íbamos a comer a casa de mi suegra Dolores. No podía negarme, era alguien muy importante para Isa y no quería ver triste a mi pareja. Me mordía la lengua y todas las semanas religiosamente íbamos los sábados a comer casa de mi suegra.

Los enfrentamientos entre mi suegra y yo eran constantes. El día que íbamos a comer a casa de mi suegra Dolores era una disputa permanente. Mi suegra sabía perfectamente como provocarme y lo llevaba a la práctica. Uno de los principales motivos de disputa era la hora de la comida. Yo estoy acostumbrado a comer a diario  con clientes en restaurantes de cierta reputación. Procuró pedir una comida ligera y algo exquisita .Lo reconozco soy un poco pijo como se dice vulgarmente y exquisito. Mi suegra sabía perfectamente las comidas que me desagradaban y aprovechaba mi punto débil.

Dolores siempre preparaba uno de sus guisos lleno de todo tipo de alimentos y completamente grasientos. Colocaba la olla grande en el centro de la mesa y me servía un plato enorme con una sonrisa picara burlándose de mí a sabiendas que detestaba aquellas comidas. La última vez que lo hizo me enojé por completo,  había terminado con mi paciencia. Me negué a comer y me quedé mirando el plato sin probarlo. Mi suegra me provocaba y se burlaba de mí constantemente:

 

- Vamos, come, está muy rico ¿Te echo un poco mas? o quizás la comida no es del agrado del maques  - Me decía provocándome con tono sarcástico.

 

 

- No pienso probar bocado, esta comida es una autentica basura. - La respondí provocándola y enfadado, mi paciencia se había terminado.

Mi comentario surgió el efecto deseado, ella se enfado como nunca antes la había visto, había llamado basura a su comida. Indignada y malhumorada volvió a atacarme y responderme.

- Eres un autentico malcriado. Un solo día en mí casa y te aseguro que te obligaría a comer todo el plato y no dejarías nada -  Me reprocho levantando la voz.

- Ya soy mayorcito, no podrías obligarme a nada, así que guárdate tus amenazas ridículas - . Volví a contestarla airadamente.

 

- cuando quieras lo comprobamos. Eres muy chulo, atrévete a apostar conmigo que puedo hacerte comer lo que me dé la gana.  Volvió a recriminarme fuera de sus casillas.

Aquel día término llorando Isa por nuestro enfrentamiento y una vez más mí suegra había conseguido lo que pretendía, provocarme y enfrentarme.

Mi novia Isa se quedó dormida en el sillón después de comer y Dolores aprovechó para dirigirse a mí.

- Lo de la apuesta iba muy enserio, si tan chulo y arrogante eres atrévete a aceptar la apuesta o eres un cobarde gallina  - Me dijo burlándose de mi de nuevo. 

- ¿Qué apostamos?- No iba a permitir que me llamase gallina.

- Si consigo que comas lo que yo quiera habré ganado y a partir de ese día comerás lo que yo decida sin rechistar. Si por el contrario no pruebas bocado tu ganas y podrás encargarme que prepare la comida que tu desees cada vez que vengas-  La apuesta era muy tentadora, tanto que la acepte de inmediato.

Pasaron unos días cuando llamaron a mi teléfono, descolgué el teléfono y extrañado averigüé que era mi suegra. Nunca me llamaba por teléfono. Comenzó a burlarse de mí por la apuesta:

-  ¿te has asustado?  ¿No te atreves a realizar la apuesta? .Sabía que eres un gallina y un perdedor, no tienes ni palabra. -  Me recrimino.

Volvió a sacarme de mis casillas. La contesté airado y la dije que mañana mismo iría a su casa a realizar la apuesta. Íbamos a terminar con esto de una vez por todas.

Me puse a pensar que era la apuesta más fácil de toda mi vida, no había ninguna posibilidad de poder perder. Mi suegra Dolores no podía obligarme de ninguna manera a comer lo que ella quisiera, ya era mayorcito y no me dejaría. Quizás tenía pensado preparar algo exquisito para que no pudiese resistirme y así comer todo, pero no caería en esa estratagema. Cuando más pensaba más absurda me parecía la apuesta, la tenía ganada antes de realizarla. Obtuve la conclusión que mi suegra no era nada inteligente.

Llego el día de la famosa apuesta. Me dirigí a casa de mi suegra sin decir nada a mi novia Isa. No quería que volviese a enfadarse o llevarse un disgusto por los enfrentamientos que tenía con su madre. Me abrió la puerta mi suegra más amable que nunca, eso era algo muy extraño. Me invitó a pasar y a sentarme en la mesa.

- Bien, ahora vas a comer lo que a mí me dé la gana y zanjaremos este asunto para siempre, dejaras de ser un malcriado -  Me dijo con total seguridad.

 

- Eso no sucederá nunca, vas a quedar en ridículo con tu estúpida apuesta  - La contesté.

 

- Eso lo comprobaremos de inmediato, voy a disfrutar mucho te lo aseguro - Volvió a contestarme con un tono burlón.

 

 

Dolores agarró una cacerola grande y la colocó sobre la mesa. Desconocía que había dentro porque llevaba puesta la tapadera. Yo estaba impaciente porque la destapase y me riese de mi suegra en su cara y decirla que no probaría bocado. Estaba impaciente por saber que iba a inventarse para convencerme. Era absurda la apuesta, me repetía yo mismo en mi cabeza una y otra vez. Iba a disfrutar mucho encargando a mi suegra que deseaba comer cada vez que fuera a su casa.

Mi suegra desapareció de mi vista un momento sin yo prestarla atención. Continuaba mirando expectante  la cacerola grande con una gran sonrisa en mi cara, cuando me asuste por completo al sentir como alguien me agarraba por detrás. Unos brazos fuertes y grandes me agarraron mis manos y con fuerza  fueron conducidos hasta el respaldo de la silla donde me encontraba sentado. No tuve apenas tiempo de reaccionar cuando noté que unas esposas de metal rodeaban mis muñecas y se cerraban duramente sobre mis manos. Ahhhhhhh me queje por el dolor de las esposas, me giré y observe como mi suegra con una sonrisa en su cara terminaba de ajustarme las esposas a mis manos al respaldo de la silla. Estaban demasiado apretadas las esposas en mis manos, volví a quejarme  a la vez que mi suegra las cerraba con una pequeña llave que posteriormente se guardó en el bolsillo de su falda.

- ¿Que estás haciendo, pero que es esto?  - Me quejé airadamente.

Mi suegra Dolores sin responderme continuó a lo suyo. Agarró un manojo de cuerdas y se acercó hasta la silla donde me encontraba esposado. Comenzó a atarme los pies a las patas de la silla. Apretó duramente las cuerdas sobre mis tobillos, uno a cada pata de la silla. Agarró otra cuerda y me rodeó con ella mi cintura alrededor de la silla. Estaba frente a mí y comprobé como  llevaba una sonrisa enorme en su rostro.

- Estoy haciendo lo que debería de haber hecho hace mucho. Te voy a quitar la chulería - Me respondió.

En un momento quedé esposado duramente  con mis manos atrás sujetas a los barrotes de la silla. Unas cuerdas atadas a mis tobillos y a las patas de la silla y para terminar otra cuerda alrededor de mi cintura sujetándome a la silla sin poder moverme.

Dolores se acercó de nuevo hacia mí con algo en su mano. Agudicé la vista y comprobé como agarraba un collar de perro en sus manos. Abrió las hebillas y lo colocó sobre mi cuello y lo cerró ajustándolo contra la parte superior de la silla, de tal forma que mi cabeza quedaba pegada a la silla sin poder moverla. Cerró las hebillas y comenzó a reírse observándome.

- ¿Qué haces?, suéltame, me aprietan mucho las esposas - La recriminé airado.

 

- Me alegro, es lo que pretendía, que te hiciesen  daño - Me contestó burlándose de mi.

La señora Dolores se paró frente a mí y comenzó a reírse de mi situación, no podía moverme un solo milímetro, estaba completamente atado a la silla. Esposado, rodeado por numerosas cuerdas tanto en mis piernas como en la cintura y para rematar sujeta mi cabeza por un collar de perro a la silla manteniendo mi cabeza inclinada hacia arriba..

Mi suegra me inmovilizó a la silla sin apenas poder oponer resistencia. Dolores es una mujer con una gran corpulencia, voluptuosa, unos brazos y piernas grandes y anchos. Tiene mucha más fuerza que yo, ella sobrepasa sobradamente los 100 kilos de peso. Es muy grande y sin ánimo de ofender bastante obesa. Agarró un delantal de talla muy grande como de plástico y se lo colocó introduciendo su cabeza por la abertura del delantal. El mandil cubría su cuerpo hasta sus rodillas, sujetó unas tiras de tela que llevaba a ambos lados y las cerró anudándolo sobre su cintura.  Estaba asustado observando sus movimientos y como se colocaba el delantal ¿que pretendía?

- ¿Que estás haciendo? - La pregunte asustado.

- No pretenderás que me manche. Ahora vas a comer toda la cacerola, no vas a dejar una migaja te lo prometo  -  Me dijo en un tono  amenazante.

Se acercó hasta la mesa y destapó la cacerola. Quedé completamente impresionado y asustado al ver su contenido. Era uno de sus famosos guisos grasientos pero esta vez estaba completamente triturado. Había sido pasado por una trituradora hasta hacerlo añicos. Era una masa pegajosa llena de tropezones.

- Me he molestado en triturarlo para que te lo comas mejor. Lleva patata, carne, verdura, zanahoria y un sinfín de ingredientes. Ah y para que pase mucho mejor le he añadido, leche, mantequilla y restos que tenía. Me ha costado mucho tiempo triturarlo.-  

 

- No pienso comerme esta basura, apártalo inmediatamente - La reproche de muy mal humor y asustado.

 

- ¡¡Ohhhh ya lo creo que te lo vas a comer¡¡, me voy a encargar de que así sea, vas a comer toda la cacerola, no vas a dejar nada  - Me dijo de forma segura.

Mi suegra Dolores se acercó hasta el fregadero de la cocina donde nos encontrábamos y agarró un par de guantes de goma domésticos de fregar de color amarillo. Se dio la vuelta y comenzó a enfundárselos en sus manos con mucha dificultad. La quedaban terriblemente apretadas en sus manos y muñecas debido a la amplitud de sus manos y muñecas. Cuidadosamente trataba de introducir sus manos en los guantes. Escuchaba el inconfundible sonido de la goma tratando de entrar en sus manos. Tras un gran esfuerzo introdujo sus manos en los guantes. Se acercó hacía mi y comprobé como eran unos guantes sucios domésticos de un color casi marrón de tanto uso y suciedad. Parecía que iban a estallar en cualquier momento debido a lo apretado que la quedaban en  sus manos y brazos.

Metió su mano enguantada en la cacerola y agarró un puñado de aquella masa viscosa entre sus guantes.

- Veras que rico esta. Ahora vas a comértelo todo, veremos si eres tan chulo ahora - Me dijo burlándose de mi.

Acercó su mano enguantada a mi boca tratando de introducir la comida. Por supuesto que me negué y cerré la boca.

 

- Por las malas será mucho peor. Tú has elegido ese camino-. Sentenció

Su mano enguantada atenazo mi nariz. Me llegó un desagradable olor proveniente de sus guantes de goma, estaban completamente sucios y malolientes. No pude resistirme estaba completamente atado y sujeto por el collar a la silla. Cerró mi nariz con fuerza haciéndome daño e impidiendo pudiese respirar ,y tras unos segundos no tuve más remedio que abrir la boca. Su otra mano enguantada  se dirigió a mi boca e introdujo dentro su mano con la masa alimenticia. Traté de escupirlo pero fue algo inútil ya que utilizó su fuerza e introdujo los alimentos bien adentro de mi boca. Forzó con sus dedos para que quedasen bien dentro y no pudiese escupirlo. 

Sentí un sabor muy desagradable, una mezcla de alimentos de todo tipo, era completamente repugnante.  A su comida desagradable hay que sumarle el sabor y el olor de sus guantes de goma sucios. Traté de escupirlo pero ella me tapo la boca con la mano y continuó cerrando la nariz con la otra.

 

- traga o te asfixiaras, tú decides - Me dijo de forma sonriente.

No tuve más remedio que tragar su repugnante masa de comida. Sentí un sabor desagradable y un mal sabor de boca.

 

- Es completamente asqueroso, tu comida es una basura, suéltame - La recriminé.

La mano derecha enguantada de Dolores se estrelló sobre mi rostro. Me propino una tremenda bofetada. Ella sonrió y volvió a abofetearme duramente, su mano enguantada se estrello en mi cara de forma muy fuerte .  Me ardía la cara.

- Repítelo otra vez si te atreves, a ver si ahora eres tan chulo - Me recriminó con su mano en alto.

No tuve valor a repetirlo, ya había tenido bastante con su bofetada.

 

- Lo sabía no eres más que un gallina. Ahora te voy a quitar la chulería, vas a aprender a respetarme para siempre - .Me amenazo esta vez de forma muy seria.

 

Volvió a meter su mano en la cacerola y agarró otro puñado de su comida triturada. Esta vez no se molestó en comprobar si abría o no la boca, directamente atenazó mi nariz con su mano fuertemente. No tuve más remedio que abrir la boca y volvió a introducirme mas comida. Me tapó la boca y esperó a que tragase. Mantuve su repugnante comida en mi boca sin intención de tragarla hasta que perdió su paciencia Dolores y volvió a taparme la nariz para que tragase. No tuve más remedio que volver a tragar.

 

- Ahora no eres tan chulo. Vas a tragarte toda la cacerola sin rechistar. Ni se te ocurra contar nada de esto a mi hija, se llevará un gran disgusto. Si eso sucede la próxima vez tu comida será algo mucho más desagradable.

Volvió a meter su mano enguantada en la cacerola y agarró otro puñado de la comida pegajosa y triturada. Su procedimiento se repitió de nuevo, volvió a humillarme con aquella comida desagradable y sus guantes de goma. No me daba la mínima oportunidad a escupirla, introducía su mano bien dentro y forzaba con sus dedos para que no se escapase nada de mi boca.

- Por favor no quiero mas - La supliqué.

- Todavía queda media cacerola y te la vas a comer entera. Lloriquea cuanto quieras que me da igual- .

A medida que se iba vaciando la cacerola yo estaba más y mas lleno, me pesaba el cuerpo y sentía una verdadera repugnancia del sabor de aquella comida y sus detestables guantes de goma. Dolores no se detuvo, fue verdaderamente estricta y cruel conmigo. No me dejaba descansar y ella seguí agarrando comida entre sus guantes e introduciéndola en mi boca. Me humilló y se burlo de mí constantemente.

- ¡¡Ahora no eres tan chulo eh¡¡. A partir de hoy yo te voy a enseñar modales, vas a comer lo que a mí me plazca y la cantidad que yo quiera. Ni se te ocurra faltar un solo sábado a mi casa porque  le contaré a mi hija el gallina de novio que tiene - .

 

En ese momento sonó el teléfono de mi suegra. Agarró su teléfono y comprobó  que era su hija, es decir mi novia. Dolores advirtió mis intenciones, intuyó que podría contarla lo que estaba haciendo su madre conmigo. No quiso correr ningún tipo de riesgo. Su mano derecha enguantada me tapo mi boca y presiono con fuerza para que no pudiese hablar. Descolgó el teléfono y comenzó a charlar tranquilamente con su hija. Yo nada podía hacer, me tapaba la boca fuertemente sin posibilidad de poder hablar. Mi suegra me tapaba la boca con una mano y con otra sujetaba su teléfono mientras charlaba tranquilamente con su hija.

Termino su conversación y dejó de taparme la boca con sus sucios guantes.

 

- Bien, sigamos, aun te queda mucho por tragar, te dije que no dejarías una migaja- .

- Suéltame ahora mismo, no pienso seguir comiendo tu basura de comida - . La grité.

 

Dolores me tapó la nariz y esta vez fue más contundente, introdujo sus dedos hasta el fondo llenos de comida. Me produjo arcadas pero eso no la detuvo.

- Ahora si me has hecho enfadar, se acabaron las delicadezas, te voy a enseñar a respetarme -

Mi suegra cumplió su amenaza, fue mucho  más dura y despiadada  que antes. Introdujo su mano enguantada repleta de comida sin apenas darme tiempo para respirar. Me tapaba la boca y nariz para que traguase y rápidamente volvía con más y más. No mostró ningún tipo de piedad, cargaba sus guantes con más cantidad que antes y llenaba mi boca sin darme posibilidad a escupirla . Mi suegra se reía y reía sin parar de humillarme. .

- Ves, no eres más que un estúpido, a partir de ahora van a cambiar muchas cosas , de momento comerás lo que a mí me dé la gana cada semana , se me ocurrirán cosas realmente repugnantes y  tu las comerás sin rechistar o tendré que ponerme mis guantes, tu decidirás -

Todavía quedaba comida en la cazuela, no había terminado de humillarme. Yo no podía comer más, estaba realmente lleno y sentía verdadera repugnancia, era muy desagradable aquella masa pringosa.

- Por favor, ya no quiero más, has ganado la apuesta -  La supliqué.

- cállate estúpido, te vas a comer todo, te lo dije, no volverás a faltarme al respeto nunca más, te voy a enseñar a respetarme. - Me dijo con un tono muy autoritario.

Dolores continuó alimentándome con su técnica tan humillante.  Estaba completamente relleno y me costaba cada vez abrir más la boca. Ella cerraba mi nariz sin ninguna delicadeza y volvía a introducir su mano enguantada hasta el fondo .Cada vez era mas complicado, nunca había comido tanto y menos esa basura de comida, me costaba más abrir la boca.

- Abre mas la boca o no te dejare respirar, tú decides - .

No tuve más remedio que abrir más la boca y fue cuando encontré de nuevo su mano enguantada introduciendo el alimento hasta el fondo de mi boca.  Tragué rápidamente para poder respirar ya que seguía tapando mi nariz y mi boca. Respiré exhausto y ella comenzó a reírse  y burlarse de mí.

Transcurrió una hora hasta que terminé por completo la cazuela, me sentía completamente humillado por mi suegra.  Ella se quitó sus guantes de un tirón y agarró su extremo entre sus manos, me abofeteó con ellos duramente en mi rostro una y otra vez produciéndome un fuerte escozor en la cara.

- Has perdido, a partir de ahora comerás lo que me dé la gana. Los sábados se van a convertir en un verdadero suplicio para ti, puedo darte de comer cosas inimaginables, cuando voy a disfrutar  -.

Las siguientes semanas fueron un verdadero suplicio para mí. Preparó todo tipo de  comida que yo detestaba y con una sonrisa en su rostro me servía un plato a rebosar.  Tras terminar de servirme ella se sentaba en su silla y dejaba sus guantes de goma encima de la mesa cerca de mi vista  para amenazarme. Cada vez que miraba sus guantes recordaba el momento y comía sin rechistar.

¿ Consiguió que comiese lo que ella quisiera ? o ¿ me revelé contra ella ?.

Si ha gustado prometo una segunda parte.

 

Agradeceré sus comentarios en: sumisso22@yahoo.es