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La mujer de mi tio

en Amor filial

La mujer de mi tío

Hace muchos muchos años, tendría yo unos 27 o 28 años cuando sucedió lo que os cuento. Siempre he sido muy mañoso, había aprendido bastante en mi trabajo, y era capaz de realizar alguna tarea propia del departamento de los técnicos, siempre había sido muy mañoso, y ahora entonces me atrevía a revisar algún que otro electrodoméstico  y alguna que otra cosilla, desde muy pequeñito siempre me gustaba reparar y hurgar en las cosas.

Cerca de la casa de mis padres, vivían mis tíos, un matrimonio con el que me llevaba muy bien y al que apreciaba. Al parecer, por lo que oía en casa de mis padres, la cosa no iba  demasiado bien, mi tío era lo que se suele llamar un juerguista, y le gustaba demasiado salir y pasárselo bien, incluso decían que tenía una “amiga”, y su mujer lo estaba pasando fatal, si no buscaba otra solución era por culpa de las crías que tenían. La verdad, no entendía como podía pasar aquello, por que su tío siempre había sido muy cariñoso con ella, aunque a veces algo déspota y bastante machista, pero ella era una mujer muy interesante a sus 37 años, quizás los siete u ocho años que él le llevaba tenían algo que ver... pero seguía sin entender...

Como su tía conocía de sus mañas, aprovechaba para llamarle cuando tenía algún problemilla doméstico, y sucedió que por aquellas fechas, la lavadora de ella entró en una fase de crisis casi permanente...  Yo  aprovechaba las horas entre la comida para acercarme hasta su casa; y como mi tío no estaba, mi tía aprovechaba para contarme sus quejas... sus problemas... que él se portaba mal, que abroncaba a las hijas seguido, que llegaba tarde, que no le hacía ya ni caso desde hacía meses, y que incluso le decía que no le atraía... cosa que no podía creerme, por que ella era una mujer que estaba de muy buen ver, morena, con unos pechos y un... trasero de los que te hacían mirar para atrás... recordaba mi adolescencia como alguno de mis  primos  comentaban lo buena que estaba, como a veces procuraban observar su escote, como se había masturbado tantas y tantas veces soñando con aquellos pechos....

Como comía en casa de sus padres, supo por ellos que las cosas seguían de mal en peor, que su tío solía llegar tarde casi todos los días, incluso había dicho ella que hacía meses que no hacían el amor...

Las visitas a casa de su tía se incrementaron, su lavadora no cesaba de fallar, y  solía pasar por su casa casi todas las semanas... Esto hizo que los sueños de  adolescencia volvieran a su mente... a veces me fijaba en las voluminosos pechos de mi tía... en su culo.... aquellos pequeños roces en el balcón... cosas que hacían que saliera de allí excitado... Ella tenía mucha confianza y aprovechaba cuando las crías se marchaban para comentarle sus problemas...  parecía que contribuía a incrementar aquellos roces... aquel juego que existía entre los dos... tenía que darse cuenta que yo la observaba... que salía de allí excitado... ruborizado... incluso ella a veces estaba un poco colorada... como sucedió una noche que me acerqué por allí antes de marchar para  casa... estuvimos en el pequeño balcón... los roces... la charla... unos roces más descarados en semioscuridad mientras mirábamos por la ventana del balcón...  tuve intención de acorralarla en una esquina... se notaba la excitación en el ambiente... pero  no tuve valor para acercarme más, y ella salió... Cuando nos despedíamos, parecía que existía una cierta complicidad... los  dos  ruborizados.

El deseo y la excitación por ella fue creciendo , aquellos sueños de adolescencia volvieron a mi mente, tenía ganas de acariciar aquellos pechos, de sentirlos.... pero sabía que no tenía valor para hacerlo, me faltaba esa valentía final y decidí escribirle una nota en la que le comentaba que no entendía a su tío, que ella era una mujer muy especial, atractiva, que podía considerarse la envidia de muchas otras, le contaba mis sueños de adolescente y de cómo si ella quisiera podría sentirse acariciada y besada... Tampoco sabía si sería capaz a entregarle aquella carta, pero otra noche que me acerqué a su casa, cuando salía, excitado como otras tantas, le entregué la nota cuando nos despedimos...

El día siguiente lo pasé  bastante nervioso... y más cuando me pasaron la llamada de mi tía al trabajo... no sabía lo que  me esperaba cuando cogí el teléfono... Al parecer a ella le había agradado el escrito, y  las muestras de cariño que reflejaba , y sobre todo que la creyera una mujer atractiva, pero que no podían llegar a nada más por que, a pesar de que su marido la engañaba, ella no quería actuar del mismo modo....

         A partir de aquel día, no hubo más llamadas, parecía como si los problemas de ella se hubiesen solucionado, y  tampoco  coincidí con ella... Transcurrieron varios meses sin vernos, aunque por lo que oía en la casa de mis padres, la situación continuaba igual, hasta que ella tuvo que someterse a una operación, y entonces, un poco asustado y algo acobardado decidí ir a verla... y cuando ella se recuperó, volvimos a mantener una relación cordial... y quiso el destino que  volviera a fallarle la lavadora varias veces.. por lo que me vi obligado a volver a su casa, aunque con bastante miedo..... las visitas se hicieron más continuas, ya que tuve que conseguirle otra lavadora e instalársela, y a las pocas semanas, también ésta se  le había averiado... se había tragado un aro de un sujetador.... y comenzaron las bromas..... que si el aro.... que si tan grande... y nuevamente me sintí excitado.... volví a salir de aquella casa deseándola... Durante alguna visita más, continuaron los juegos que mantuvieran anteriormente, aquellos roces, aquellas indirectas...hasta que  un día... nuevamente sentí deseos de decirle algo.... y le dejé una postal contándole de nuevo mis deseos..... pero esta vez no obtuve respuesta de ella...

         Un día, tras varias semanas, coincidiendo con ella , en un polideportivo, por la noche me arme de valor y fui  junto ella...Me comentó nuevamente que se sentía muy halagada, y que incluso le apetecería, sobre todo por fastidiar a su marido, pero que mis padres  eran como hermanos para ella, y que tampoco se veía preparada para una infidelidad, y con una persona más joven... pretendí hacerle ver que quería acariciarla.. darle cariño... amor... placer... pero ella decía que poco podría enseñarle, que de momento no podía aceptar....

         Atisbé una pequeña esperanza en aquellas palabras, y como las veces que coincidíamos existía aquella complicidad, aquellos juegos... incluso llegada la Navidad, cuando la familia se reunía, pude disfrutar de aquellos juegos de forma más especial... ella tenía un jersey ceñido,  y sus pechos  destacaban....