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Apuesta perdida (2)

en Sexo con maduros

Después de unos minutos regresó a la habitación tal y como había salido, totalmente desnudo, solo que ahora traía consigo una leve erección y unos frascos, uno de ellos era crema batida en una lata comprimida (como la que se usa para los cafés fríos, el otro era un bote de transparente que contenía miel, esperando que saliera del cuarto por más cosas me senté en la cama y me pidió que me recostara cerrando los ojos, mi mente empezó a lucubrar lo que iba a suceder, hice lo que me pidió y se sentó a mi lado en la cama.

Estaba con mis ojos cerrados y en eso sentí sobre mis senos un liquido viscoso que se iba derramando, entre abrí mis ojos para ver que derramaba miel sobre mis senos e iba siguiendo un caminito hasta mi ombligo, se sentía frío, se notaba que había estado en el refrigerador, después empezó a besar mis senos y mi cuerpo recorriendo con su lengua el caminito que había seguido la miel, quedando pegajosa pero sus caricias no eran igual que las primeras, ya que literalmente cual niño estaba saboreando la miel sobre mi cuerpo, siguiéndose hasta mi vagina donde me empezó a practicar sexo oral cual si también ahí tuviera miel, aferrándome fuertemente a las cobijas mis jadeos lo enloquecían.

Después se puso de pie dejándome sentada en la cama y me pidió que se la mamara de igual manera a que si tuviera miel su pene, lo chupe de forma acostumbrada paseándole mi lengua por su cuerpo cavernoso tocando con mi lengua los néctares de su semen que aun se sentían combinados con mis flujos vaginales, cuando se erecto considerablemente como para iniciar nuevamente la batalla, lo chupe aún con más deleite, mientras el empezaba a agitar el frasco que contenía la crema y la cual creí que iba a decorar sobre mi.

Se separo de mi y contrario a lo que creí decoro su pene con la crema batida desde la punta hasta la base quedando como un jugoso banana split, enloquecí con la escena (a parte de que me encanta la crema) y chupe y succione su pene cual si fuera un dulce helado de tal forma que empezó a jadear muy fuerte al punto del grito apretando fuertemente la lata que aún tenía en la mano, chupe y chupe hasta dejar su pene limpio de de crema, pero cual dona con relleno no dejaba de succionar hasta que le saque el relleno a tan rico biscocho.

Inmediatamente sentí como se llenaba mi boca de su rico semen mezclado con la crema que tenía impregnados en mis labios y mi lengua, trataba de tragar todo su leche que me estaba dando a beber, después de todo era mi premio, después de tragar toda la crema, en el momento de correrse dejo correr un grito, pocas veces gritan los hombres ante su propio orgasmo y ansiaba que pronto se recuperara para continuar con la batalla.

Salio de la recamara para ir al baño por unas toallitas húmedas y limpiarse, regresando ahora con una botella de Kalhua (licor de café) se acostó sobre mi y empezó a besarme y acariciarme nuevamente masturbándome y empezando a jadear de la manera que notaba que a el le prendía.

- tómame, cojeme, metemela

- la quieres

- la deseo

Mientras con mi mano masturbaba su pene jalando cada vez más y más fuerte su pellejito, y el cual cada vez se iba eructando más.

Se coloco encima de mi y abrió mis piernas levantándolas hacía sus hombros, nuevamente dejo mi vulva totalmente abierta, escurrida y lista para recibir a su rica y jugosa verga.

Impulsándose por la fuerza de sus caderas, empezó a bombearme fuertemente arrebatando los gritos de mi cuerpo pidiendo cada vez más – más, más, no te detengas, más – a lo que el hacía total caso, bajo mis piernas y en posición de misionero me fue girando hasta quedar encima de el, montándolo y apachurrándome los senos me fue subiendo hasta quedar sentada encima de el, dejándome el control de la penetración que no duro mucho ya que se salio para acomodarse a tras de mi, estando el parado y colocar su verga entre mis nalgas.

Con sus manos abría y cerraba mis nalgas que apachurraba la cabeza de su pene, a lo que yo decía – ya, metemela, húndemela, hazme jadear, hazme gritar como las putas – la acomodo en la entrada de mi vagina y jalándome de las caderas y con la fuerza de sus piernas siguió penetrándome fuertemente verdaderamente haciéndome gritar como si me estuvieran matando, por dios, de verdad que lo estaba disfrutando.

Siguió bombeándome jalándome de las caderas con desesperación mientras decía:

- grita puta, grita puta

- más, más, más gritaba desgarradamente

Me recorrió un poco sobre la cama donde el se subió y verdaderamente me empezó a coger como si fuéramos perros.

Cuando se canso se volvió a acomodar, quedando de pie, jaló la botella que había metido al cuarto, la abrió y la derramó sobre toda mi espalda, aaaahhh, sentí frío y como si hubiera tenido un orgasmo, con sus manos la esparció por mi espalda y me empezó a besar recogiendo con su lengua todo el licor mientras seguía bombeándome haciéndome tener un gran orgasmo y fue cuando oí uno de sus gemidos más hondos – me vengó – dijo cuando sentí que su leche inundaba mi vagina de tal forma que se llenaba con mis jugos de mis orgasmos anteriores.

Saco su pene sujetándolo de la base y derramo un poco sobre mi espalda que esparció sobre mi espalda par después dejándose caer sobre de mi embarrándose con el batidero de mi espalda.

Se quedo un rato así, acariciándome, cuando vi que el reloj marcaban más de las ocho, me levante y me dirigí al baño para bañarme, después de todo, había estado en el club.

Adrián entro al baño cuando oyó la regadera y se metió junto conmigo, arrepego su pecho contra mi espalda sintiendo su miembro viril acariciando mis nalgas y empezó a enjabonarme, se sentía muy, muy rico y en cierta forma hasta romántico.

Salimos del baño y me dirigí a la sala para tomar mi ropa y comenzar a vestirme, eran ya un cuarto para las nueve y el club cerraba a las diez, así que le pedí que me llevara a recoger mi carro.

En el camino de más o menos 25 minutos, siguió aún con deseos por lo que iba acariciándome y masturbándome a los cual decidí aprovechar los vidrios poralizados agachándome para darle una rica mamada, un par de lengüetazos para agradecerle la rica cojida que me había proporcionado, me había entregado su día y yo le había entregado mis nalgas, sí, así es, a un perfecto desconocido con quien había jugado un partido de tenis en la mañana.

Llegando al club se ofreció a acompañarme ya que tenía que cambiarme, pedí las llaves del carro para sacar mi maleta y fui a cambiarme, el espero en la parte exterior de los vestidores y espero a que saliera, rápidamente me puse un pants y sin cambiarme de ropa interior salí.

- que deliciosa tarde Jessy, gracias, cuando nos volvemos a ver

- pronto, espero (y le di el número de mi celular)

Dándome un beso en los labios y acariciándome las nalgas se caminamos hasta el estacionamiento y nos despedimos, salí para mi casa, llegando un poco antes de las 10 de la noche.

- como te fue en el club Jessy y con tus amigas (pregunto mi mamá)

- muy bien (conteste)

Al cruzarme con mi hermano Jorge de camino a mi recamara solo me dijo – que putita – a lo que solo me reí, como haciendo un paco de después contarle.

He vuelto a ver a Adrián un par de veces, que me ha invitado a cenar, pero hasta el momento no ha vuelto a haber ninguna como aquella macro cojida del día de la bandera.

Espero les haya gustado, espero sus comentarios al igual que siempre, besos a todos. Ciao.