Carta desesperada de un alma resucitada
Muchas veces te pienso, te anhelo, te sueño .
Pienso profundamente en lo humillante que es que mi mente sea esclava de tu recuerdo, que mis ojos solo anhelen tu mirada, que mi sed no sea por agua sino por tus besos por sentir la piel amarga al no ser tocada por tus manos
Por que cualquiera que alguna vez sintió su alma muerta, se siente humillado al volver a sentir a esta misma viva y retorciéndose, sentir sus lagrimas caer y volver a quemar su piel y anhelar, y soñar, y sentir de nuevo ¿o es que es mejor sentir dolor a no sentir nada en absoluto?
Y mis ojos recorren todo aquello que mis manos pueden sentir, o que mi lengua puede saborear por la ironía que es el no poder tener la única cosa que quieres, aunque sea por un segundo.
Y mi voz grita tu nombre, y mi alma anhela ser cobijada, ser acariciada, ser curada de cada una de sus heridas ¿Cómo antes podía besar otros labios sin desear los tuyos?¿como antes no ansiaba con tal melancolía el volver a oír tu voz?
Escúchame sí, escúchame! ¿o es que no puedes?¿o es que mi deseo no es lo suficientemente fuerte para que llegue allá tan lejos, donde te encuentras en este momento?
La mayor habilidad del ser humano, es poder hacer sentir sin siquiera imaginarlo por que no todo daño es consiente y no todo daño por doler es necesariamente nocivo
Esta es la carta de un alma resucitada, de una niña-mujer que la creía muerta