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Cygnus...Vismund Cygnus (3)

en Grandes Relatos

III: atardecer

Salimos a pasear tomados de la mano. No hablábamos, pues al parecer tanto para el como para mi el paisaje era desconocido. A ambos nos gusto bastante.

Me sentí incomoda al recordar con los árboles los lugares y las veces que tuvimos sexo en lugares abiertos como cerros o parques. Decidí alejar esos pensamientos hablándole.

- ¿recuerdas aquella vez que te pedí que salieras de mi vida? –

- si -

- ¿por que no me hiciste caso? –

- por que no era eso lo que querías, ¿o si? De todas formas ya no esta comprometida así que supongo que no hay problema en que siga en ella. Y tampoco era lo que yo quería en ese entonces, ni ahora tampoco, ni tal vez nunca -

- nunca supe si lo quería o no, pero siempre pensé que era la única forma de olvidarte –

- ¿funciono? –

- no lo sé… ¿funciono para ti? –

- no mucho…creo que hizo el efecto contrario… -

- demoraste casi tres meses en darte cuenta –

- me decidí cuando supe que habías retrasado el matrimonio –

- ¿por que? –

- tuve la esperanza de que no te casarías –

Suspiré… me pregunte por que sus esperanzas se cumplían, no como las mías. Cambie de tema, ya que sentí una gran curiosidad por detalles que realmente en una situación así, no importan mucho,

¿mi celular?- pregunté

por ahí –

Suspiré de nuevo. Esto no estaba funcionando.

esa noche decidí darme un relajo – dije como para rellenar. Tengo prueba de civil en dos semanas.

Vaya relajo que te darás entonces – dijo riendose.

Lo miré feo.

relajate – dijo al mirarme. – todos necesitamos vacaciones a veces –

rei amargamente como si eso solucionara algo. Ahora el hacia las preguntas, cosa que tampoco mejoró mucho la situación.

¿por que hiciste todas esas cosas? –

¿Qué cosas? – intenté hacerme la desentendida

esas cosas que me contaste –

hm…. Por que las disfrutaba –

¿ no sentias cargo de conciencia? –

no… ¿tu sentias cargo de conciencia cuando me hacias sufrir? –

sí… y tu… ¿ sentias cargo de conciencia cuando me hacias sufrir a mi?-

no… - fue lo unico que dije. Guardamos silencio por algunos minutos. Intento volver a la conversación anterior.

¿ por que te volviste así?

¿Por qué me volviste así?

Guardamos silencio denuevo.

lo siento – dije sin querer arreglarlo… - es mi naturaleza destruirme o destruir a otros. Me he vuelto lo suficientemente egoísta para escoger lo segundo… soy asi desde que me conoces …-

¿Por qué no te casaste?

Soy muy joven…-

Enserio…-

Por que el me ama mas de lo que yo le amo. –

Se quedo en silencio. Al parecer le molesto no solo que yo hablase en presente, sino tambien el que "omitiera" el detalle de "es que no lo amo".

¿no habian terminado? –

tu mejor que nadie sabes que un final sin convicción es un continuará – me miró consternado

¿volvieron? –

no… pero estamos en plan de eso…-

¿crees que es lo mejor?-

miré a otra parte, tratando de convencerme mas a mi misma que a el

solo hay una manera de saberlo –

seguimos caminando. Era extraño, solo recuerdo una sola vez haber ido de su mano, y no precisamente con la intencion de darnos un paseo. No decia nada ni me soltaba a pesar de mi respuesta.

de todas formas gente como el y como yo deben estar juntos… asi no corrompemos a nadie mas .

estas conmigo y no me estas corrompiendo – su tono era serio.

No estoy contigo. Simplemente camino junto a tí – finalmente creo que esa frase le molestó mas que las otras. Me atrinco contra un arbol y me dijo con seriedad, casi enojo.

Estarás conmigo, aunque sea a la fuerza – guardé silencio, un poco asustada, tambien un poco excitada. Me senti perversa al excitarme con esa frase .

Segui mirandole sin decirle nada. Sentí un poco de tristeza, un poco de rabia, y mi cuerpo por su parte, se ocupaba de empeorar la situacion al hacerme sentir cada vez mas excitada. Después de mirarme un rato a los ojos (tuve el cuidado de no bajar la mirada a pesar de sentir deseos de hacerlo) finalmente me besó. Aquel fue el acabose, y sentia como mi cuerpo se abandonaba a la situacion…

Los malos recuerdos abundan en estas situaciones. Intenté detenerlo, y por cada intento, el cogia mis muñecas, me mordia o simplemente me aprisionaba con su cuerpo.

no quiero hacerlo aquí – intente hacer notar mi molestia.

¿ah no? – dijo en tono arrogante

no –

bueno, entonces volveremos a la casa, pero será de la forma en que yo quiera.

Y dicho esto saco de su chaqueta la cosa mas imprevista : bolas chinas. Abri mis ojos de par en par e intente safarme. Después de un rato de el tener mis muñecas agarradas finalmente mi convicción era minima, asi que termino por bajarme los pantalones, la ropa interior, y finalmente meter las bolas cuidadosamente en mi sexo.

Quedé esperando a ver que ocurria, pero el simplemente volvio a subirme la ropa y a agarrarme de la mano. Tomamos el camino de regreso.

No dije nada. Pude haberle preguntando por que tenia que llevar esas cosas en mi entrepierna pero es difícil revelarse con alguien que ya te ha sometido.

Iba a paso lento. Supuse que lo hacia a proposito. Yo no decia nada por estar concentrada en la sensación que las bolas causaban en mi cuerpo.

Habriamos caminado unos veinte minutos de ida, y unos veinticinco de vuelta. Llegue a la cabaña completamente mojada y excitada, sin decir una palabra. Abrio la puerta y entramos.

Recien ahí volvio a mirarme. Pero no me dijo nada, simplemente me llevo al cuarto y comenzo a desnudarme. Yo no me resistia, ya fuera por la excitación o por el profundo sentido de sumisión que habia revivido en mi su actitud.

Me sobresalté al verlo sacar una cuerda. Era de grosor medio. Frunci el seño.

- yo deberia enojarme, no tú – dijo con seriedad, de tal forma que senti un poco de miedo.

No me hizo, por decirlo asi, un bondage complicado ni nada por el estilo. Simplemente amarro mis muñecas juntas al respaldo de la cama y mis tobillos separados al otro lado. Me sobresalté aun mas cuando vi de repente que sacaba un pañuelo, y adiviné sus intenciones.

no me amordazes! – dije con susto.

Tienes razon… podria ocupar tu boca con otra cosa – dijo sonriendo con maldad.

Me asuste. No entendi que le pasaba, supuse que estaba enojado, o algo así –

De repente lo vi volver con algo. Era un anillo vibrador y un par de pinzas, como las de ropa, pero se veian diferentes. Mi mente trabajo rapidamente, y noté lo que eran : pinzas de pezones.

Se acercó a mi y puso una en cada pezon. La presion era un poco agradable y soportable pero iba in crescendo, por lo que temi que llegaran a hacerme sentir un dolor mas agudo.

¿Qué haces? – la voz me temblaba un poco

lo que yo quiero – dijo mientras acariciaba mi cabello. Saco el anillo vibrador, lo puso en su lugar y se subio encima de la cama.

Saco las bolas chinas y me penetró. Entre asustada y excitaba gemí al sentirlo hundirse en mi y grité cuando sorpresivamente cogia mi pelo con mas rudeza de lo normal.

Se hundio y se quedo ahí. El anillo hacia lo suyo en mi clítoris mientras no soltaba mi cabello. Luego comenzo a meter y sacar con movimientos cortos, pendiente de que el anillo estuviera la mayor parte del tiempo en contacto con mi clítoris.

Tuve el primer par de orgasmos casi seguidos. La mezcla de las amarras, las pinzas y el anillo eran demasiado excitantes para que mi cuerpo siquiera fuese controlable.

¿Qué pasa, estás cansada? – dijo todavía con maldad

por favor, para un momento –

jaja… ¿no eras tu la que siempre pedia mas? A ver si pides mas después de esta…-

no dije nada. Yo mejor que nadie conocia la satisfacción de la venganza.

Siguió con las embestidas. De repente se detuvo de golpe y se quedo quieto mientras mi calvario continuaba.

por favor…quitame las pinzas –

ruegame – dijo riendo

te lo ruego – dije entrecerrando los ojos, por el solo hecho de decir aquellas palabras .

ahora repitelo pero mirandome a los ojos – ya no reia. Estaba completamente serio.

Hize un esfuerzo sobre humano por mirarlo. Era complicado centrarme en mirarlo con toda esa carga de estimulos al mismo tiempo. Me senti ademas, un poco humillada al hacerlo.

te lo ruego – dije en tono suave, mirandolo.

Simplemente hizo ademan de embestirme profundamente, de tal forma que el rato que tomara la operación el anillo quedaria en su lugar vibrandome. Se tomo su tiempo, durante el cual, la mezcla de sensaciones me trajo otro orgasmo, mucho mas cansador, mucho mas intenso que los anteriores, que quizas cualquier que haya tenido desde el dia anterior.

El lo notó. Esos tipos de orgasmos no pasan desapercibidos. Sonrio pero ya no con maldad, sino con satisfacción, me acaricio el cabello mientras comenzó a embestir mas fuerte con lo que noté que queria terminar la operación.

no puedo mas – dije cansada.

Tienes que poder – dijo mientas seguia embistiéndome.

Siguió en eso un rato. A veces se detenia para penetrarme mas profundo y asi fue como acabamos. Quedé exhausta, amarrada bajo su cuerpo. Me sentia casi apaleada bajo su cuerpo.

Finalmente, susurro algo en mi oido

que te lo mereces, por haberme tratado asi en la mañana… recuerda que eres mia, que si me perteneces, y que tal vez sea una semana, tal vez sea el resto de tu vida, pero mientras yo lo desee seras mia, y probablemente, jamas deje de desearlo –

no dije nada. Salio de mi y luego comenzo a quitarme las cuerdas. Afortunadamente no tenia quemaduras ni marcas, me habia amarrado de forma tal de sujetarme pero sin que las cuerdas causaran un roce peligroso.

No le dije nada, simplemente me meti a la cama. El hizo lo mismo. Me abrazo, y yo tampoco dije nada. Me refugie en sus brazos, con mas ganas que nunca a pesar de lo cansada que estaba.