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La forastera

en Grandes Relatos

Creía estar solo en este mundo, creía ser el mas desdichado punto de la tierra, había terminado con mi enamorada, aquella que con su simpleza me había hecho olvidar todo tipo de problemas, que con solo una risa, con un solo suspiro me había llevado a volar, metafísicamente indispensable , me había dicho que no quería saber nada de mí, que solo había sido la mas grande lacra en su camino, pero yo la amaba, amaba su sonrisa simplista, sus ojos seráficos, Dora, dora, repetía incansablemente mi cabeza.

La noche la pase en mi cama, viendo las estrellas por el pequeño agujero de las persianas, cerraba los ojos pero no conseguía el sueño, estaba inquieto moralmente, pero estático en cuerpo, mas que perturbado, tenia pavor que pasen las horas, que sea ya de mañana, de volver a vivir mis desgracias, una tras otra, de volver a dora, sin saber como reaccionar, tenia miedo del tiempo, deseando estar toda la vida en mi cama, recordando cosas intrascendentes, sin poder dormir, solo cerrando los ojos y tratándome de moverme lo mínimo, la noche transcurrió así, sin saber si estaba durmiendo o no, con el cerebro dando miles de vueltas alrededor de la nada, recostándome de lado en lado , sudando a borbotón en manos y espalda, sabiendo que era muy probablemente una obsesión o quizás la fuerza del corazón, no estaba seguro, en el momento menos pensado y habiendo dormido poco o nada sonó el despertador.

Baje los escalones de madera del edificio donde queda mi apartamento en busca del diario matutino, mire por enésima vez el reloj de madera del tercer piso, no me importaba la hora, solo ver como ya era costumbre su fino tallado, de pronto escuché entretenidamente un especial de jazz proveniente del cuarto de servicio, estaba realmente muy bueno, era nada menos que el gran sonny rollins, me moria de ganas de entrar, pero mi timidez me lo impedía, pero que importaba mi timidez, ¡era sonny rollins!, toque la puerta, con la técnica típica de policía en casa de sospechoso, no abría nadie, decidí asomar la cabeza, lo primero que vi fue un inmenso ropero de madera apolillada, luego un pequeño televisor de blanco y negro con un reproductor de videos arriba, alguien tarareaba el "doxi",trate de encontrar el destino del tarareo armonioso , espere un momento, de seguro que en cualquier momento aparecería, luego de segundos impuso presencia una mujer que debía tener 25 aproximadamente, con semblante extranjero, de una blancura nunca antes vista por mis ojos con el pelo confundido entre rubio y castaño, bailando completamente desnuda la deslumbrante melodía, moviendo el trasero de manera poco ortodoxa mientras se veía en el espejo de pies a cabeza, era hermosa, con senos erguidos y llamativamente blancos, y en los pezones, un color naranja opaco daba indicio de su raza forastera, luego, al bajar la vista lentamente, llegue al entrepierna, una gran mata de color rojo castaño me daba la bienvenida al sexo, era una mujer a carta cabal, su gran pechos, su gran trasero, su cuerpo bien formado, sintio miradas indiscretas, volteo rapidamente y me vio, con la baba apunto de salir y con los ojos salidos e incrédulos.

What the demons make here small snooping?- me dijo cogiendo una toalla, no sabia mucho ingles pero algo malo tenia que ser por el tono maloso con el que lo pronunciaba

Lo siento, no quería- dije muy avegonzado

Tu ser mucho fisgón, mi tener que cerrar la puerta con seguro para otra ocasión- me dijo con su castellano masticado

Lo siento, lo siento- era lo único que se me ocurría decirle

Bueno, ya paso, tu deber de tocar la puerta, pero pasar no sea que alguien confundir las cosas- siguió, casi no le entendía

Entre al cuarto, el olor se confundía entre naftalina y cigarro, raro pero cálido, decidí por iniciativa propia sentarme en la pequeña cama mientras ella fijaba el café a su punto, me señalo la cafetera, asentí con la cabeza, lleno 2 vasos descartables mientras seguia tarareando el doxi, pude ver con mas detalles el cuarto, el color era opaco y descuidado y en la pared del rincón mas lejano, colgaba un cuadro inmenso que adornaba una foto de dos colores, donde se veía a una risueña niña abrazando a dos pueblerinos en medio de frutos crecidos y vegetación hermosa, ella también lo miro y de su rostro blanco como la nieve salio una sonrisa contagiosa, idéntica a la de la niña, me miro y dijo "mi ser la pequeña, que buenos tiempos", ahora, habiendo tapado su bien formado cuerpo, pude ver con mas calma su rostro, hermoso, con ojos luminosos mirándome con un hermetismo ignorado, con su pequeña nariz, con sus labios, tan provocativos como ella, de un llamativo color rozado, no era como las americanas que nos venden en los avisos comerciales, no era una espigada anoréxica, mucho menos insípida, era como alguien alcanzable, hermosa pero alcanzable, como la guapa hija del bodeguero, o la hermosa prima de tu amigo, sin llegar al elitismo, tomo de una la mitad del vaso del café que debía de estar muy cargado y se sentó a mi lado, me dio el mío y probe su amargo sabor, no tenia ni una pizca de dulce, pero por una extraña razón seguí probándolo, ella aun seguía con la pequeña toalla, pero pareciera no importarle, la mire, ella me miro y por mas absurdo que suene reímos escandalosamente.

¿qué haber querido hacer mirando de reojo mi cuarto?- me dijo, quizás no andaba muy bien gramaticalmente hablando pero el tono con el que decía su castellano recién aprendido me causaba regocijo , era un dejo llamativo, dulce y acogedor

Sonny rollins- respondi al instante

Ah, gustarte, mi tambien, es tan bueno- siguió

Pero ¿que hace una estadounidense en el cuarto de limpieza de un enorme edificio de departamentos?- le pregunte

Disculpa no entendí ni papa como ustedes decir- me dijo con semblante inocente, se le veia tierna

No, no importa- le dije sonriendo

Usted se debe preguntar que hacer una americana aquí, quize huir de mi país por motivos que luego si me caer bien le dire- me dijo ignorando que esa era mi pregunta

Reí sin parar, era tan gracioso ver sus rojizos labios casi tartamudear al pronunciar cada palabra en castellano, de manera tan tierna, dulce, quise besarla, aunque de distinta manera que con dora, ella también sonreía, aunque no estaba seguro de que, sus carcajadas son contagiosas, me decía, señaló que debía de cambiarse y entro al cuarto de baño, mire la cama, se veía tan cómoda, no resistí mas y recosté mi cansado cuerpo en ella, de golpe sentí el aroma de mentas de la almohada, palpe la suavidad de la sabana, mientras mis piernas se retorcían de bienestar, quize dormir, hacia tiempo que debía de hacerlo, cuando salió del baño me miro, acaricio mi cabeza y casi susurrando me dijo al oído "si quiere se poder quedar a dormir un rato, se ve tan agotado", era lo único que quería escuchar, sin decir nada, recoste con mas firmeza mi rostro en el almohadón y cerre los ojos de inmediato.

No hay nada mejor que sentir que duermes en algodones perfumados, no hay nada mejor que recostar tu cabeza en almohadones acogedores, sabiendo que te estan mirando, que no estas solo, como tantas veces, cuanto hubiera dado por sentir su hermosa piel de nieve abrazandome, en besar sus mejillas, en rozar lentamente sus pequeñas piernas con las mias, empezaba a alucinar con la gringa de cabellos castaños, quitándome lenta y pausadamente la pesada carga de dora, el iluso busca nueva via, creo que tantos golpes por fin me hicieron reaccionar, tantas abofeteadas morales, tantos rechazos y lloriqueos sentimentalones inscrustaron en mi un cierto aire coherente, pareciese como si por un momento me hubiera deslizado hasta el cielo y desde ahí viera lo estupido que me veia, la ridícula imagen de un circunspecto personaje, profundamente enamorado de quien poseia la mas indigne fama de vividora en la zona, ¡justo de ella!, pero no quize pensar mas, solo deseaba seguir disfrutando de aquella cama, llena de un magnetismo corporal impresionante, me pregunte como una pequeña cama de madera vieja y chillosa, con cubrecama viejo y sabanas de remate, podian soltar tanto bienestar, tan buen aroma, no me importaba el tiempo, no me importaba si ya debia de estar en mi trabajo, por mí me hubiera quedado hasta el siguiente dia, pero la aun anónima estadounidense me susurro al oido que me levante, que ella tenia que ir a limpiar los departamentos, no quize despertarme, no queria dejar la acogedora cama, estaba como pegado a ella, pero ella insistia,

- no poder quedarse a dormir, imaginarse si alguien lo encuentra durmiendo en mi cama

- no tendria nada de malo, sino ¿para que están ?

- Es una fechoría lo que decir

- Olvidate de todo, ven duerme conmigo

- ¡basta! Tener que irse

- Esta bien y haber si logro mejorar tu pésima pronunciación

Su sonrisa oculta me era indicio que le parecía gracioso, a mi estilo claro, me despedí de ella con el estúpido gesto de la mano, ella también lo hizo, salí con mucha precaución, mirando de un lado a otro para ver si había "moros en la costa", camine lentamente, cogí el diario y regrese a mi apartamento, me cambie y llegue al trabajo, llegue pero en realidad nunca estuve mentalmente, no podia quitarme la imagen de la forastera de ojos luminosos de mi mente, ni tampoco de mi aun amada dora, las imágenes se mezclaban toscamente, en un momento me mostraba feliz y a la enésima de segundo melancólico, el dia en la oficina, como siempre aburrido, regrese a casa, y al pasar por el cuarto de servicio, al ver la pequeña puerta de color verde, me dio ganas de tocarla, o de si es como imaginaba, simplemente abrirla, pero mi estupida timidez me hizo resistirme, como tantas otras veces, por lo que segui mi camino y al llegar a mi departamento, al abrir su complicada cerradura, quede pasmado, estaba completamente limpio y ordenado, nunca antes una encargada de limpieza lo habia dejado asi, a decir verdad, nunca antes lo habia visto asi de limpio, y en mi recamara, en el velador derecho, una pequeña hoja perfumada decia: gracias por ser mi primer amigo aquí , firmado por helen, no quize pensar mas, solo recostarme y dormir.

La puerta sonaba, una y otra vez, era muy temprano, me levante de la cama aun no asumiendo el papel de despierto, abri la puerta y era helen, con su uniforme de limpieza, diciendo si podia comenzar sus labores con mi departamento.

Claro- respondi aun con sueño

Ah y disculpar por entrar a tu departamento sin permiso ayer, me entregaron una llave maestra y...............- dijo sonriente

No, no te preocupes y gracias por dejarlo tan limpio- le dije metiendome a la ducha aun con mucho sueño, tanto que me olvide de ponerle seguro a la puerta.

Luego de sentir las primeras gotas en mi rostro, me desperté de a poco, cerre los ojos y pense en dora, no les comente de ella, habia sido la mujer mas hermosa con la que habia estado y una de las mas hermosas que havia visto, con sus senos erguidos, con sus ojos hipnotizantes, con una melena negra azabache cubriendo su blanca tez, siempre transitando en pequeñas faldas, disfrutando cuando un hombre veia sus diminutas prendas interiores, creo que hasta excitándose, pidiéndome que la masturbara con todas mis fuerzas, sea en el lugar que sea, era egocéntrica y sofisticada, pero guardando una persona tierna en su rincón mas escondido, donde solo el quien de verdad la conozca encontraría, pero no pensaba en su interior, sino en lo divertido que pasamos nuestras duchas matutinas, cuando intencionalmente rozaba su piel enjabonada con la mía, cuando me besaba, apasionadamente, mientras enjabonaba cada sector de mi cuerpo, dándole un beso como aprobación después de limpiarlo, y en especial cuando llegaba al entrepierna, al esperado desde un principio, cuando lo lamía con suma delicadeza, dándole las mejores masturbadas que he tenido, embarrándola toda, ella asumía esto como un premio, como una recompensa por el trabajo hecho, sonreia y lo saboreaba, hasta no dejar rastro de el en sus grandes senos, empezo a abrirse la puerta, no supe como reaccionar, me llego de golpe, en el momento menos oportuno, helen entraba al baño como si nada pasara, como si no hubiera un chaval desnudo frente a ella, cogio una esponja y empezo a limpiar el lavadero, no lo podia creer, apenas me miraba, simplemente se dedicaba a su trabajo, aunque en su faz, en su faz de nieve, se empezaba a dibujar una sonrisa burlona.

¿Qué haces aca?- le dije avergonzado, encontrando peor el momento al no encontrar una toalla cerca

Limpiando, no preocuparte, no hay nada tuyo que no haber visto en otro hombre, ademas tu haber hecho lo mismo- me dijo sonriente

Al escucharla tan segura de cada palabra mal pronunciada, me hizo avergonzarme mas, pero ya nada podia hacer, ya me habia visto desnudo, por lo que solo ganaria unas cuantas burlas mas si corria por una toalla y salia del cuarto del baño, simplemente segui bañándome, siguiéndole la corriente, incluso hablaba con ella, esperando que volteara a verme el pene, este juego era nuevo pero excitante, cada vez que me miraba el susodicho, se ponia mas grande, ella lo notaba y sonreia, cachondamente, llego a estar unos centímetros cerca de el cuando limpio la mayólica cerca de la regadera, unos 6 centimetros aproximadamente y lo miro descaradamente, no importándole que yo la miraba, toda su forma, dimension, color, creo que hasta pudo ver con precision un lunar que tengo cerca del glande, la invite a entrar, pero ella no respondio, simplemtente salio del cuarto baño diciendo que ya habia terminado y dejándome a mi y a mi pene erecto solos .

Luego de terminar de asearme y de ponerme el bata, sali del baño. Ella se encontraba sentada en el comedor, sirviéndose un café y uno para mi, la acompañe y empezamos a hablar con mas tranquilidad, me comento que trabajaba de encargada de limpieza porque habia emigrado de su país ilegalmente ademas de no tener ningun papel consigo, no me quizo decir los motivos pero supuse que debia de ser un problema bien grueso, al salir así, tan de improviso, de seguro huyendo de algo o alguien, no quize ahondar mas el asunto, solo le dije que de ahora en adelante podria entrar cuando plazca a mi departamento, sin siquiera tocar la puerta, sea de noche o de dia, siempre estaria dispuesto a charlar con ella, ella parecio entenderlo, su sonrisa al menos me lo decia.

Los dias pasaron y nuestras convivencia tambien, ya no me importaba mostrarme desnudo frente a ella, mientras ella limpiaba me mostraba asi, inclusive creo que excedia mi exhibicionismo, me gustaba que me viera desnudo, me gustaba que cada vez que podia me mirara el pene, era una sensación sumamente excitante, ella tambien lo hacia, cuando entraba de improviso a su cuarto, la encontraba con solo un diminuto polo encima, que no tapaba en nada su apetitoso coño, a ella tampoco le importaba mostrarse desnuda frente a mi, incluso se agachaba para según ella seguir limpiando, mostrándome su hermoso trasero a perfeccion y el comienzo desde esa posición de su coño, una vez se lo toque , accidentalmente claro, estaba tan cerca que no pude evitarlo, ella puso cara de asombro y yo claro, tratando de alargar el momento, el excitante momento, cuando senti por primera vez sus vellos chocar con mi mano, llegando a sentir su sexo por completo, estando este inclusive un poco mojado, ahora que lo pienso mejor, creo que ella dio un suspiro, no lo se, quizas no lo hizo, creo que ambos nos gustábamos, pero mi estupida timidez antes mencionada me impedía dar la ultima pincelada al cuadro, el ultimo impulso, pero el que necesitaba el triple de fuerza de los demás impulsos juntos, no quería arruinar nuestra buena amistad, al menos ese era mi pretexto.

Era lunes por la tarde, regresaba temprano del trabajo, estaba enfermo, tenia fibre y dolor de cabeza, no queria que helen me viera asi por lo que no pase a saludarla, solo me dirigí a mi departamento y al abrirlo escuche la radio prendida y unos ruidos en mi cama, el nombre de helen se me vino a la mente, camine despacio, con suma cautela y al mirar sutilmente por el marco de la puerta de mi recamara, encontre a helen masturbándose con un interior mio y oliendo vehemente el otro, era el verde, el que el dia anterior habia embarrado de semen al masturbarme pensando en ella, ¿habia una mejor prueba que ella tambien gustaba de mi?, quize besarla y hacerle el amor, pero, crei que seria muy violento, mandaria al tacho mi personalidad con ella, debia de esperar un momento mas oportuno, por lo pronto segui viendo como metia mis interiores en su chocha, una y otra vez, apoyándose en sus dedos para meterlos en lugares insospechados, espere a que terminara y los pusiera donde estaban, me escondi de ella hasta que saliera y luego, casi al instante, cogi el interior y oli su sexo, estaba repleto de el, dormi con el toda la noche pensando que era su chocha misma, estaba muy cerca de serlo.

El juego siguió, solo que esta vez tambien participaba, al dia siguiente, aprovechando que ella se encontraba limpiando en mi departamento, entre a su cuarto y cogi un interior suyo de la canasta de ropa sucia, era rosado y pequeño, lo masturbe contra mi pene y lo sobe fuertemente provocando una explosión mia, lo deje mas embarrado de lo que habia planeado, terminado lo volvi a meter a la canasta, el juego siguió, día tras día, era mutuo, ella dejaba su marca en los mios y yo en los suyos, era sumamente excitante y mas cuando encontraba sus apasionantes vellos castaños en mis interiores, eran tan sutiles y delicados, como todo lo de ella, este jueguito me volvia loco.

Un buen dia, mientras ella limpiaba mi departamento, le dije que ya me iba a trabajar y que nos veiamos en la tarde, ella me miro coqueta y me dijo: Bueno, pero esta vez acuérdate de dejarme una buena embarrada porque pienso masturbarme mucho pensando en ti.

Era el momento, ahora o nunca, su atrevimiento, su casi perfecta pronunciación, su deseo de sexo, mezcla perfecta, la tome en brazos y le di un beso apasionado, ella lo correspondió, mientras rápidamente me desvestía, me quito los interiores y saboreo mi pene, como un trofeo, deslizando su lengua por mi glande, mil veces mejor que los de dora, les daba una pequeña paja para bañarse con su semen, los saboreaba y los frotaba por todo su cuerpo, por el pecho, por el abdomen, por el coño, por su bien formado culo, no quize quedarme atrás le quite toda la ropa y luego lamí su coño, por primera vez, como tantas veces había soñado, me empalagaba con su néctar salvaje, llegue al clítoris y ella gemía como loca, una y otra vez sin rendición, me entrego el culo y salvajemente se lo abrí, metiendo mi desesperado pene por el, ella ya no podía mas, me decía que lo siga haciendo, la penetre, por el coño, como acto final, ella empezó a contraer sus músculos vaginales como si quisiera estrangular mi miembro, mis manos recorren su cuerpo y la vuelvo a coger de las caderas para seguir cabalgándola, oigo sus jadeos, ella sabe que eso me hace poner mas caliente, al igual que ver sus pechos botar según la penetro.

Luego de dos meses, ella se fue, se fue esperando volver a verme, me dijo que no pertenecía acá, que su armonía estaba en un pequeño pueblo de Texas, donde en medio de vegetación Yanqui encontraba su mundo, no le entendí mucho, solo sabia que era muy probablemente la ultima vez que la vería, otra vez me senti solo, otra vez veía las estrellas por el pequeño agujero de las persianas, sabiéndome solo, aun lo estoy, pasaron muchas enamoradas, muchas amigas, pero ninguna como helen, dora, ya no supe mas de ella, ni me interesa hacerlo, solo espero volver a ver a helen, lo deseo con ambición.