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Monotonía de un sexagenario

en Sexo con maduros

Con 61 años, 142 kilos para mi 180 mts de estatura y calvo, no era precisamente un Don Juan, es más, no se comía una rosca, a no ser que fuera de putas y dado que su sueldo de administrativo no era una maravilla, tampoco las frecuentaba, así que se para consolarse, no le quedaba otra que hacerse pajas mientras miraba alguna revista porno o miraba alguna página de internet.

Un día, su vecina buscaba alguien para dar lecciones de informática a su hija de 12 años, él mismo se ofreció amablemente, ya que las tardes trasncurrían para él muy aburridas, y , de esta manera, a la par de sacarse un sobresueldo, le pasarían las horas más gratamente.

Anita, era bajita y delgada, con unos grandes ojos verdes que contrastaban con su cabello lacio y negro. Sin duda cuando fuera una mujer, sería muy bella (pensó) .

La niña subía cada día al apartamento de Juan a recibir sus clases de informática, y así pasaron los meses y con ellos el calor. La chica se sentaba sin pudor en la silla dejando ver sus escuetos muslos y el hombre en su soledad comenzó a fantasear.

Sí, tenía 12 años tan solo, pero ya era casi una mujer, podía notarse en su pegada y sudorosa camiseta unos pezoncitos que daban vértigo de verlo y el hombre no se pudo resistir: "Anita, por que no me das un abrazo?" La niña, ya muy encariñada con su profesor, fué hacia él, y este en el momento del abrazo la subió a caballito sobre sus piernas, notando en su oreja la respiración de la niña y un pequeño coñito que fué a parar justo encima de su pene el cual crecía por momentos al contacto. No podía resistirlo, metió la mano por debajo de la faldita de tablas de la chica y comenzó a tocarle el culito por encima de sus bragas blancas de algodón. Juán se excitaba por momentos. Lentamente vovió hacia sí la cara de Anita y la besó despacio jugando con su lengua a lo que la muchacha respondió dándole su pequeña y torpe lengua como buenamente pudo. Separó un momento la cabeza y dijo"es así como se besan los mayores?" él asintió con la cabeza y le volvió a meter la lengua en la boca esta vez con mas fuerza al verse correspondido en el beso. Siguió toqueteando el culito de la niña, pero esta vez pasaba la mano hacia adelante justo poniéndola encima de la rajita. La chica dió un respingo, pero como el hombre la seguía besando se dejó hacer.

Retiró la braga y lo palpó levemente, con cuidado. Cogió en brazos a la muchacha y la sentó para él quitarse los pantalones "Vas a ver que bien que lo pasamos, vale?" Ella sonrió divertida, no había temor en ella ya que Juan era de su completa confianza. Una sonrosada polla hacía su aparición. Era una polla pequeña pero muy gruesa con un capullo gordo y redondeado que sin duda haría las delicias de aquel apetitoso y tierno pastel. Quitó despacio las bragas a la niña, que, aunque en un principo se resistió, dejó de hacerlo cuando la mano de su profe, la acariciaba plenamente dentro de su intimidad.

Atrajo hacia el filo de la silla el pequeño culito y levantó las piernas al tiempo que se las abría para así frotar la rajita de Anita, que, cuando sintió la punta del capullo frotarse contra ella, no podía dejar de retozar y gemir como un gatillo asustado, no sabía que era aquella sensación, era totalmente desconocida y sentía que aquella parte tan íntima le picaba de una forma hasta ahora inusual. Juan continuaba con la fricción, el hombre, estaba fuera de sí mientras susurraba "uhmm que calentito, que gustito das, mi niña... que suavecito... te gusta? lo notas suave frotarte?" La niña, temblando contestó "Oh, si, si, no pares, me pica, me pica, oh,sí, rascame así.. oh...así,así pero más, más uhm!"

El hombre metió las manos por debajo de la blusa notando lo erizado de sus incipientes pezoncillos, pellizcándolos suavemente con una mano y cogiéndose la mano para frotarle con la polla, con la otra mano, llegando así enseguida al éxtasis, ya que el hombre, hacía mucho que no notaba un coño caliente y, menos, soñaba tener aquel regalito para él, sin duda era la conquista de su vida, jamás sentiría un coño tan jugoso entre sus pesadas piernas.

Le tiró todo el semen en la rajita y se lo volvió a frotar hasta dejarlo bien repartido y se separó de ella, ahora tenía ganas de follarla, meterle la polla y dejarse caer en su joven cuerpo de adolescente. así que allí mismo, la tumbó en el suelo. La desnudó del todo y así mismo se quitó la poca ropa que llevaba puesta. Metió la polla en la pequeña boquita de Anita que sin saber que hacer lo miraba sorprendida. "Lámelo, como si fuera un caramelo, no tengas miedo" La niña, succionó la tranca del hombre, que iba hinchàndose por momentos hasta que la tuvo bien tiesa, entonces, Juán la sacó antes que su saliva de niña y su lengua lo hicieran correrse otra vez y no quería eso, quería follársela e iba a hacerlo.

Retiró bien las piernas, se las abrió de tal forma que su coño quedaba bien enfrente a su polla desafiante. Volvió a recorrer la vulva con su cipote, en aquella fricción que tan loca había puesto a la jovencita, la niña del gusto, cerraba las piernas queriendo retener aquello para sí, pero Juán una y otra vez se las volvía a abrir y Anita apretando de esa forma los muslos en torno al cilindro de su vecino, lo que conseguía era que al hombre le palpitara la polla de una manera brutal.

De un golpe encajó la polla en el pequeño agujero. Nunca en su vida la había sentido tan prieta. Quedó así quieto un rato cuando notó que un lìquido caliente rodeaba su polla. Sin duda la sangre de la virginidad de la adolescente a la que para ahogar el grito de dolor la besó hasta el éxtasis.

Cogió aquellas piernitas y empezó a follarla. Estaba dejando en aquel preciso instante de jugar como una a la que follaban como una mujer, pero no una mujer cualquiera, una que estaba dando un regalo incalculable a un hombre que ni en sueños follaría por méritos propios. Se estaba dando sin querer, se la estaban follando vilmente, con furia, sin importar si le gustaba o no, solo la bombeaba la polla de un sesentón que disfrutaba de la calidez del agujero pequeñito.

"Juán, esto que estamos haciendo como se llama?" El hombre casi sin poder ni hablar le contestó "follar esto es follar, te gusta?" "Bueno..." dijo Anita"es raro..

pero... mmmmmm me gusta, me esta gustando... oh, esto es mejor que lo anterior"

Juán encima de Anita se tiró un buen rato, pellizcando sus tetitas, lamiendo su boca y gimiendo como un cerdo. La niña temblorosa bajo aquella mole gritaba ante la aparición del primer orgasmo de su vida, al tiempo que el hombre se venía dentro de ella acompañándolo de gritos y gemidos bestiales.

Sacó la polla arrubada y limpió con cleenex el coñito de su alumna. Esta silenciosamente, se vistió y, al irse.. volvió la cara hacia el hombre extenuado y le dijo."mañana vamos a volver a jugar?" "sí, pequeña, si no se lo dices a nadie, eh? porque si lo chivatas, no podremos volver a hacerlo y tu quieres jugar conmigo, a que sí?" La chiquilla sonrió y asintió con la cabeza.

"Hasta mañana, Juán" se despidió