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Después de la boda (03: El baño en el río)

en Sexo con maduros

Después de la boda III

El baño en el río

La fiesta continuó con toda normalidad, yo bailando con la amiga de mi prima, mi tío vacilando con todo el mundo y Mauri sirviendo bebidas y tomándose su birrita en cuanto estaba libre de encargos. El nos las traía ya sin que se las pidiéramos y de vez en cuando Mauri, mi tío y yo nos hacíamos alguna broma casi todas con palmadita en la cara, la espalda, el estómago o el culo de cualquiera de los tres.

A última hora, yo ya iba bastante cargadillo y me moría de ganas de mear. Entré en los servicios. Estaban en penumbra. Habían tres meaderos. El del centro estaba desocupado, me puse y me la saqué soltando el chorro de inmediato. Llevaba tanta urgencia que ni me fijé en quién tenía meando a mi lado. De pronto una voz conocida a mi izquierda.

-Vaya meada, colega.

Era el Mauri.

-Joder, cabrón, casi me cortas la meada. Ya has acabado el curro por hoy?

-Sí, colega. Ya no sirvo una puta copa mas por hoy.

De pronto el ruido de un fuerte chorro a mi derecha.

-Joder –dijimos los dos riéndonos.

Y otra voz conocida.

-A todos nos han venido las ganas a la vez, por lo que veo.

Era mi tío Lucas.

-Hostia, si és el tío Lucas, el meón. Oyes, Mauri, que chorro está soltando mi tío?

-No me extraña, sólo con las cervezas que yo le he servido, tendría para inundar el local.

-Ja, ja, ja. –nos reímos los tres.

Mi tío se la sacudió el primero y se apartó de la taza aun con el rabo en la mano, como sin mucha prisa por guardárselo. Mauri acababa también en ese momento y al girarse, aun con el rabo en la mano también, vio al tío Lucas con el cipote morcillón en la mano. Mauri, que nunca se cortaba un pelo, y menos cuando iba cargadillo, como ahora, me dijo al oído:

-Macho, pero has visto el número que calza tu tío? No veas como se enteren por aquí, las damas.

Yo, que también llevaba bastantes copas, le dije:

-Pues si lo vieras empalmao, a mi me deja en ridículo, seguro; no sé a ti.

Mi tío lo había oído todo y se volvió hacia Mauri enseñándosela.

-Mirala, Mauri, a que tengo una buena polla.

El Mauri alucinando, me dijo:

-Es maricón tu tío?

-Que va, lo que pasa es que es un cachondón de mucho cuidado –le dije.

-Si es así, ok –me dijo Mauri, aliviado del susto.-Muy buena, sí, señor.

-Con esta luz no vas a verla, mejor tócala y entérate de lo que vale un peine –dijo mi tío a Mauri.

Mi tío se puso entre nosotros dos que aun no nos la habíamos guardado enseñando su picha al Mauri. Mauri se la palpó comprobando el calibre. La polla de mi tío creció instantánemente.

-Joder, señor Lucas, la tiene usted de campeonato. Toca esto, Jorge.

Mi mano se unió a la suya, apreciando de nuevo aquel grosor que ya empezaba a serme familiar.

-Pues pálpale los huevos y alucina, colega –le dije a Mauri.

Ya que estábamos, Mauri bajo la mano entre las piernas del tío Lucas.

-Jodeeer. La hostia también sus huevos, señor Lucas–dijo Mauri al encontrarse con semejantes pelotas en su mano. –Pero la hostia.

-Es un pedazo de macho mi tío Lucas –dije yo.

Las manos de mi tío agradecieron nuestra admiración apretando la polla de Mauri y la mía a la vez.

-Venga chavales que vosotros tampoco podéis quejaros.

Miré la mano de mi tío en la picha de Mauricio y me di cuenta que al colega también se le había puesto la polla a tope y por cierto tenía un calibre que sin ser el de mi tío estaba pero que muy bien. Lo había visto en bolas muchas veces pero nunca a tope como ahora. Cuando mi tío se la soltó, aproveché para comprobar en un rápido manoseo el tamaño de la picha tiesa y de los cojones de mi amigo.

-Tienes razón, tío, el colega anda muy bien equipado también –dije.

Mauri hizo lo mismo con la mía.

-Pues el cabrón de su sobrino no se queda atrás,–dijo Mauri, comprobando el tamaño nada despreciable de mi polla y mis cojones.

-Venga, chavales, salgamos de aquí que igual nos toman por maricones.

-Ja, ja, ja!!

Salimos los tres del servicio muertos de la risa. Lo cierto era que los tres íbamos algo borrachos. Era tan evidente mi estado, que la amiga de mi prima que me había ido detrás toda la noche, se escaqueó con mucha discreción. Lo mismo hizo la prima que estaba colgada del Mauri. Nos dieron un beso y nos dijeron que era muy tarde y que mañana nos llamarían.

Ahí estábamos los dos tíos mas majetes de la fiesta mirándonos con cara de bobos. Mi tío se percató de la situación y nos echo los brazos a los hombros de ambos.

-Mi mujer también se ha largado, dice que esta noche me quede en el sofá, que no quiere borrachos.

-Ella se lo pierde, señor Lucas –dijo Mauri con los ojillos llenos de cachondeo, recordando lo que acababa de ver y tocar.

-Lo que necesitamos nosotros es otra copa, chavalotes. Si no os da vergüenza ir con un vejestorio como yo...

-Creo que usted nos puede enseñar muchas cosas, señor Lucas. –dijo Mauri. - Conozco un sitio con unas tías que quitan el hipo, véngase con nosotros.

-Pues a qué esperamos –dijo mi tío.

En la disco solo quedaban el jefe y el portero. Al irnos, el jefe, un cincuentón canoso y peludote tope viril con aspecto de hombre serio nos dijo:

-Qué, a seguirla?

-Nos vamos al Yucatán, véngase luego, Germán–le dijo Mauri al jefe.

-Igual me paso, dejadme algo.

Al salir, el portero, un cachas pelao con perilla de unos veinticinco años, también nos saludó con cara de querer apuntarse a la farra.

-Igual nos vemos, Mauri.-dijo.

-Vale, Willy, te esperamos.

-En el Yucatán estaremos... tomando café, Willy –dijo mi tío con su cachondeo habitual.

-Que sea con leche, señor –le contestó el chavalote con mucha sorna.

-Si se acaba la leche esperaremos a que llegue el lechero –replicó el tío Lucas y todos nos echamos a reír.

Nos metimos en el coche de mi tío. Yo entré atrás y Mauri se puso delante al lado de mi tío para indicar el camino. Como de costumbre, el tío Lucas metió el cd de Estopa. Esta vez el que alucinó fue Mauri.

-Joder que buena noche –dijo Mauri quitándose la camisa quedándose con el torso al aire y echándomela a la cara. No os molaría un bañito antes de ir al Yucatán?

-De puta madre –dije.-Te mola tío?

-De cojones –dijo el tío Lucas.

Los tres cantando a toda leche "Por la raja de tu falda, etc., etc." llegamos casi sin darnos cuenta al mismo sitio donde habíamos estado mi tío y yo por la tarde. Dejamos los faros del coche encendidos y nos empezamos a despelotar.

-Llegaremos al Yucatán como nuevos, chavales. Se van a enterar.-dijo mi tío.

-Pero bien –dijo Mauri. –Con el calentón que llevo hoy.

Yo estaba empalmado desde que mi tío metió el cd.

-Con tu tío desde luego que se van a enterar –dijo Mauri, pasándose la mano por el vello negro de su pecho y viendo al tío Lucas en bolas y con el rabo morcillón.

-Tu crees que les gustará esto-dijo mi tío agarrándosela con la mano, dirigiéndose a Mauri.

-Yo si fuera tía, fliparía –contestó Mauri –Qué dices tu Jorge?

-Que voy como una moto también.

-Tu y yo tenemos buenas pollas –dijo Mauri, mirándomela y mirándosela- pero la suya es como las dos nuestras juntas.

-Vamos a verlo, chavales –dijo mi tío. -Poneos de manera que os queden las pollas juntas y comprobémoslo.

Mauri y yo nos pusimos frente a frente juntando nuestros rabos en posición vertical. El tío Lucas se acercó y las cogió juntas en su mano. Le hicimos sitio y acercó la suya . Mauri y yo cogimos la suya. Estábamos los tres tan juntos que nuestras bocas estaban cerquísima unas de otras. El tío Lucas, mientras con una mano seguía agarrando mi polla y la de mi amigo, dirigió su mano libre a nuestras perillas, las juntó y mirándonos nos dijo:

-Que perillas mas majas que lleváis, chavalotes –y empezó a pasarnos su lengua por nuestros labios y nuestras perillas. Sin apartarme miré a mi amigo y le dije:

-Verdad que el tío Lucas se lo merece todo, Mauri?

-Todo Jorge, tu tío es conojudo.

Y Mauri y yo abrimos nuestros labios para dejar entrar la lengua del tío Lucas. Nos morreó a los dos hasta que el morreo fue de los tres.

-Vosotros si que os lo merecéis todo, sobrinos –dijo el tío y ni corto ni perezoso se agachó y empezó a chuparnos la polla a los dos con sus manos agarradas a los culos peludos de ambos y pasándonos el dedo por nuestros ojetes.

-Las tenéis pero que muy majotas, chavales, se os van a rifar las tías. Y que culazos de macho que tenéis los dos.

En aquella calentura, Mauri y yo, de pronto, nos vimos de otro modo.

-Joder Jorge, tronco, tiene razón tu tío, te sienta de putísima madre esa perilla –me dijo Mauri.

-Tu si que estás cantidad de molón con la tuya.

-Te quiero como un hermano, tronco –Me dijo Mauri metiéndome acto seguido su lengua hasta la campanilla cosa que respondí buscándole la suya que encontré deliciosa de verdad. Nos abrazamos dándonos lengua a fondo hasta que nuestras manos se juntaron acariciando la calva, la cara y a barba del tío Lucas comprobando con nuestras manos como él tenía nuestras pollas juntas en su boca dándonos una buenísima mamada.

Sin parar de morrearnos, el Mauri y yo empezamos a movernos respondiendo al trabajillo en pollas y cojones que nos estaba haciendo el tío Lucas con su boca.

-Joder que buenos folladores debéis ser, chavales –decía mi tío con la boca llena recibiendo nuestro doble meneo.

-No seas cabrón, tío Lucas, que me corro –dijo Mauri, sin sacar su lengua de mi boca.

-Me voy a venir también, tío –dije, abrazando aun mas fuerte a mi colega.

-Y que esperáis, cabronazos? Aprovecharos, que esto no pasa cada día.

Mauri y yo aceleramos el meneo sobándonos, morreándonos, mordiéndonos la perilla y mirándonos con una cara de calentura insuperable.

-Mmmmm, vas a correrte, Mauri?

-Sí, Jorge. Y tu?

-Sí, Mauri

-Mmmmmm, que majote eres cabronazo....

-Mnnnnn, tu si que eres un cabrón, machote....

-Tíos, me corrooooo –anunció gritando Mauri..

-Y yo, tomad, tíos, ahí va!!!!.

-Aaaaaaaaah!!!!!

-Así, así, correros bien, chavales.

Mi tío con una polla en cada mano las siguió cascando hasta que no quedó una gota dentro. Con su cara, su calva, su barba y el vello mas cercano al su cuello llenos de lefazos, dijo:

-Sois el copón, chavalotes.

Y se tumbó panza arriba en la hierba todo lo largo con los brazos y las piernas abiertos, resoplando como un potro salvaje y con la polla increíblemente tiesa y descapullada mirando al cielo. Su mano derecha se dirigió a su mástil y empezó a acariciárselo.

-Quieto, tío Lucas, -dije yo- Eso es cosa nuestra, no te parece Mauri?

-Por supuesto. Usted quieto ahí, ya ha trabajado bastante.

Mauri y yo nos arrodillamos uno a cada lado del tío Lucas. Nos miramos con complicidad y empezamos a meneársela, limpiando al mismo tiempo con nuestras lenguas el semen que tenía repartido por la cara, la barba y el pelo del pecho. Cuando nuestras lenguas coincidían en sus labios el abría la boca y nos la dábamos un ratillo los tres saboreando la gelatina y disfrutando lo agradable que era morrearnos los tres, para seguir de nuevo lamiendo como cachorros al madurote extenuado que yacía allí mas cachondo que nunca. Yo le dejé morder mi perilla y entonces vi que Mauri, que seguía bajando con su lengua hacia abajo, había descubierto la espesura canosa que cubría los pectorales de mi tío y pasaba su mejilla por ella con verdadera delectación. Al ver que un tío tan macho como mi colega se rendía también a aquel placer, me uní a él y en perfecta sincronía nos amorramos cada uno de nosotros a una tetilla de mi tío y empezamos a devorárselas y a acelerar el pajote con el que entre los dos estábamos agasajando su tremendo cipote. Mauri y yo nos mirábamos de vez en cuando para imitar los juegos de boca que veíamos que el otro aplicaba en los ya salidísimos pezones del tío Lucas. Mauri y yo nos pasábamos ricos lapos el uno a otro para tener bien lubricada la mano con que pajeábamos cada vez mas fuerte la polla de mi tío. Mi tío, empezó a encabritarse y eso nos hacía ser aun mas cabrones con sus tetillas y con su polla. Queríamos darle a aquel macho maduro todo el gusto que se merecía.

-Parad, parad, pedazo de cabritos.

-Quieto, león –decía Mauri.

-Te vas a enterar tu también, tío –le decía yo.

-Paraaaad, cabroooones, que me vengo!!!!

-Eso es lo que queremos, tío, verdad Mauri?

-Claro que sí, queremos ver lo que sale de esta gran polla, tío Lucas.

-Pues ahí lo tenéis, muchachos.

Al oír eso. Mauri y yo bajamos disparados a recibir la hombría del tío Lucas. Dios que trallazos de lefa espesa soltaba otra vez mi tío. Mauri y yo casi nos peleábamos por recibirlos en la boca, en la cara, en la perilla...

-Joder, chavales!

-Joder, señor Lucas!

-Joder, tío.

-Mmmmmmmm.

-Mmmmmmmm.

Cuando aquel garrote gordo y duro dejó de manar, subimos nuestra cara hacia la suya, uno a cada lado. Él seguía con los brazos abiertos sobre la hierba. El tío Lucas nos fue lamiendo a los dos la leche de nuestras perillas, dirigió sus brazos hacia nuestros hombros apretándonos contra él y nosotros nos pegamos bien a él, uno a cada lado, acariciándole el pelo de la barriga y el pecho y de pronto la mano de Mauri y la mía se encontraron en los huevos de mi tío. Mauri y yo levantamos un poco la cabeza y nos dimos un morreo junto a la boca del tío. El tío Lucas apretó un poco mas su abrazo, nosotros dejamos descansar nuestras caras sobre el espeso pelo blanco de su pecho y ahí, los tres, entre la borrachera y la corridaza que nos habíamos pegado, nos quedamos fritos.