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La comunidad XXX (2)

en Grandes Relatos

Me quedé escuchando los ruidos provenientes del piso de arriba. Era evidente que se trataba de una follada de campeonato, porque al ruido del cabecero de la cama se le sumaba claramente los gritos de una mujer pidiendo más. La verdad es que me excitó mucho.

De repente alguien tocó a mi puerta. Me levanté y corrí a abrir. Era Alejandra.

- ¿Tú tampoco puedes dormir? Ven conmigo.

Me cogió de la mano y subimos al piso de arriba por la escalera. Sacó una llave del bolsillo de su bata negra, y entramos al piso donde se seguía follando. Con un dedo en su boca me decía que estuviera callado. Recorrimos el pasillo de puntillas para no hacer ruido, y llegamos a la puerta de la habitación principal. Me quedé de piedra y con la polla dura y levantada de lo que vi allí. En la habitación había una cama con dosel de columnas de madera muy grande y en ella una pareja de negros estaban follando. La chica tenía sus piernas amarradas mediante cuerdas a las columnas de la cama y el negro, con una polla que calculé era mayor que la mía se la estaba metiendo por el culo con mucha fuerza, mientras levantaba las piernas de la negra por encima de su cabeza para penetrarla más profundamente.

La negra gritaba de placer y pedía que se la siguiera follando, que le jodiera bien el culo. Alejandra se retorcía las anillas de sus pezones mientras yo le tocaba el culo con mi mano izquierda y con la derecha me masturbaba.

El negro, sin sacársela, empezó a meterle cuatro dedos por el coño a la negra.

- ¡Sigue hijo de puta!, ¿sólo puedes hacer eso?

El negro miró a su amante y le metió de golpe el puño entero, a la vez que le hundía toda la polla por el ano. La mujer negra boqueaba buscando aire, y cuando por fin respiró fue para emitir un grito de placer y lujuria, alcanzando uno de los orgasmos más fuertes que yo había visto hasta ese momento. El negro le sacó al puño y la polla al mismo tiempo, se subió encima de la negra y se corrió en toda su cara. Ella le cogió la polla con ambas manos y se la restregó por toda la cara y por las tetas. Había sido una follada increíble.

Alejandra me hizo señas para que saliéramos de la casa. Bajamos a nuestro piso de nuevo, y me detuve antes de entrar a casa.

- ¿Por qué tienes la llave esa casa?

- Porque la presidenta ha de tener copia de todas las llaves. "Por lo que pueda pasar…" Por cierto que tienes que darme la tuya. ¿Te gustaron Jasmine y George?. (así se llamaban los negros)

- Acabo de ver el polvo más salvaje de toda mi vida.

- Ja ja ja. Pues acostúmbrate David, porque esto es así siempre. Por cierto, ¿estás ocupado mañana después de comer?

- No. Pedí días libres en mi trabajo por la mudanza y aún me quedan tres días libres.

- Perfecto. Te llamo mañana para que vengas conmigo a conocer a Emma, la vecina del primero.

- ¿Y eso?

- Es mi profesora de defensa personal y da unas clases muy interesantes. Seguro que te gustarán.

Alejandra me dio un ardiente beso en la boca, me cogió la polla fuertemente, como pesándola y se despidió con un buenas noches…

CONTINUARÁ