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Julia II (vs. Natalia)

en Confesiones

A veces Lucía aprovechaba mis ausencias por trabajo para buscarse sus propias historias. Aquí les cuento una aventura que ocurrió una vez que tuve que viajar al extranjero por una semana. Menos mal que mi mujer grabó en video todo lo que sucedió…

Al día siguiente de mi partida, Julia se encontró a Natalia en el centro comercial. Desde el primer instante le impactó su belleza natural. Era alta, negra como la noche, delgada y con un buen pecho, un mejor culo y unas piernas increíbles. Ella también se le quedó mirando sin desviar la mirada, como retándole, como intuyendo lo que pretendía de ella. ¿Conseguiría competir sexualmente con ella?

Se acercó y se presentó.

Hola. Me llamo Julia.

¿Qué tal, Julia? Soy Natalia, y no dejo de preguntarme por qué me miras tanto.

¿Tienes tiempo de tomar café? Te invito yo.

Juntas entraron en una cafetería, se sentaros y ordenaron dos cafés solos.

Tú dirás.

¿Estás casada?, ¿tienes hijos?

Sí estoy casada y no tengo hijos.

¿Tu marido está aquí?

No. Debido a su trabajo está de viaje y no llegará hasta dentro de tres días.

Igual que el mío. ¿Por qué no lo aprovechamos?

Eso le daba la posibilidad, si ella aceptaba de disponer de un fin de semana largo para otra de sus competencias sexuales. Pero, ¿aceptaría Natalia?

Mira, sin rodeos. Me atraes mucho, me pareces una hembra muy sensual y me gustaría que compitiéramos para ver quién es mejor de las dos.

¿Qué?, ¿estás loca?

No, no lo estoy. Aunque yo también estoy casada dispongo de un salón en mi casa y lo tengo equipado para este tipo de competencias. Sobra decirte que si aceptas pasarás un fin de semana que recordarás toda tu vida.

¿De qué se trata la competencia?

Son todo pruebas de habilidad, de resistencia sexual y de lucha. Tengo un grupo de amigos que nos ayudarán en nuestra batalla particular. Tendrás que follar con todos y hacer de todo.

¿De todo?

Sí, de TODO. Chuparás más pollas que en toda tu vida, te darán por el culo hasta rompértelo y se te correrán encima.

Me gusta la idea. Sabía que cuando me estabas mirando era para retarme. Hace tiempo, cuando estudiaba tuve una compañera en clase con la que tuve una experiencia similar. Nos retamos a estar follando todo un día entero hasta que una de las dos abandonara, pero en aquella ocasión no hubo sexo anal. Por supuesto que gané yo. Me follaron durante más de 16 horas.

Pues esta vez no será así. De seguro que te darán por el culo y estaremos todo este fin de semana. Dormirás en mi casa. Aquí tienes mi tarjeta con la dirección del apartamento. Te ruego discreción.

Por supuesto. Estaré en tu casa a las cinco.

Lo tendré todo dispuesto.

Julia y yo teníamos amigos que nos ayudaban en sesiones maratonianas de sexo. Eran un grupo de veinte personas de distintas razas, con pollas descomunales que Julia disfrutaba. También venían a veces dos hermanas de raza gitana, a las que les gustaba practicar sexo extremo.

Ya estaba todo arreglado. Sólo quedaba esperar a que llegaran las cinco de la tarde para que Julia pudiera dar una vez más rienda suelta a sus más perversos instintos. Y Natalia la iba a ayudar…

A las cinco en punto sonó el portero eléctrico. Natalia ya había llegado. La verdad es que estaba rompedora. Vestía una corta camiseta blanca de asillas a juego con su minifalda blanca y unas zapatillas blancas de altísimo tacón. Se había puesto las uñas de pies y manos de color rojo y unas tobilleras blancas en los pies. Tenía un gracioso piercing de plata en el ombligo y unos anillos de plata en los dedos de sus pies.

¿Dispuesta?

Cuando quieras.

Pues pasa y pongámonos cómodas.

La llevó a nuestra habitación para desnudarse y empezar cuanto antes.

Puedes dejar tu ropa aquí. Desnúdate del todo.

Ambas lo hicieron, y cuando estaban desnudas se miraron desafiándose a comenzar cuanto antes.

Ven conmigo, que vamos a empezar ya mismo.

La llevó a la habitación que tenemos preparada para estos fines de semana. En la habitación había una cama enorme, un pequeño jacuzzi, un ring de boxeo pequeñito, diferentes aparatos de gimnasia que son utilizados para prácticas sexuales y un montón de juguetes sexuales, lubricantes y aceites corporales. Todo estaba preparado.

Esto es increíble. Lo voy a pasar muy bien derrotándote en tu propia casa.

Ya lo veremos. Por lo pronto coge ese aceite y subamos al ring.

Por fin había llegado el momento. Ambas estaban encima del ring totalmente desnudas. Empezaron a aplicarse aceite abundantemente por todo el cuerpo. En el ring habían muchos dildos y bolas chinas de varios tamaños y grosores. De repente Natalia se puso de rodillas enseñándole el culo a Julia.

Vas a ver que soy la mejor.

Y diciendo esto se empezó a chupar dos dedos que rápidamente desaparecieron por su culo. Julia se arrodilló también y comenzó a acariciar sus grandes nalgas y a besarlas, al mismo tiempo que se acariciaba fuertemente el clítoris. Le quitó su mano y probó a meterle de golpe cuatro dedos en el culo.

¿Sólo eso? METEME TODO EL PUÑO, PUTA, QUE PUEDO CON ESO Y CON MÁS…

Pues disfrútalo cariño…

Julia le penetró el culo con el puño. Empujó hasta tener toda su mano metida en el culo de Natalia. Esta sudaba y jaleaba a mi esposa para que la penetrara más fuerte.

Vamos, más, más, zorra, destrózame el ojete.

Julia seguía follando el culo de Natalia con el puño, intentando meterlo lo más profundo que podía. Natalia resistía el terrible tratamiento anal, demostrando que podía competir a puta con Julia. De repente ésta le sacó el puño del culo y agarró unas bolas muy gruesas que estaban en el ring y se las empezó a meter por el culo, de una en una y hasta alojarle las cinco bolas del juego. El diámetro de estas bolas era mayor que el del puño cerrado de mi mujer.

Eso es, castígame, me gusta, COMO ME GUSTA ESTO.

Natalia se corrió en medio de fuertes convulsiones y eyaculando una gran cantidad de flujo. Se frotaba el coño fuertemente con la palma de su mano. Julia le sacó las bolas, le dio la vuelta y de rodillas y enfrentadas se enredaron en un tórrido beso.

-¿Te rindes?

- Esto sólo empieza, querida…

Natalia empujó a Julia contra el suelo, le abrió las piernas y hundió su cabeza en el coño, comenzando a hundirle la lengua por su raja, al mismo tiempo que la penetraba con cuatro dedos. Julia se agarraba las tetas y estiraba fuertemente sus pezones, retorciéndolos hasta producirse una mezcla de dolor y placer que tanto le excitaba. Natalia viendo lo que estaba haciendo no dudó en meterle la mano por el coño, muy profundo hasta casi llegar al codo, y empezar a meterla y a sacarla del todo.

-¿TE GUSTA ESTO?

- SI, FÓLLAME CABRONA…

Natalia siguió jodiendo a mi mujer por el coño. Sin sacar su mano le pidió que se pusiera de rodillas a cuatro patas. Julia lo hizo y recibió un escupitajo de Natalia en el ano, y acto seguido y de un solo envión le metió el otro puño por el culo.

-Uf, si vamos fuerza mis esfínteres hasta el límite. Méteme el brazo entero. Vamos perra mueve esas manos.

Julia disfrutaba del tratamiento que Natalia le aplicaba. Y le llegó un orgasmo devastador que la obligó a sujetar a Natalia de las muñecas y detener sus penetraciones. Natalia sacó ambos puños al mismo tiempo, dejando a Julia espatarrada en el suelo, masturbando su clítoris y agarrando su pecho izquierdo, tirando de su lindo pezón. Llegó un segundo orgasmo en el que soltó mucho flujo, el cual Natalia devoró con su lengua.

-Final del primer asalto, aunque creo que de momento me ganas, todavía falta mucho fin de semana.

-Yo no creo que vaya ganando,- dijo Natalia-, vamos a dejarlo en empate técnico. ¿Qué hacemos ahora?

-Están a punto de llegar unos amigos que nos ayudarán en el juego. Tienen unas pollas de lujo, no sólo por lo grandes que son, todas miden exactamente 30 cms y son bien gordas, sino que todos fornican de maravilla, pudiendo aguantar más de tres horas sin parar de barrenar nuestros agujeros. ¿Te apetece?

-No veo la hora de que lleguen.

-Pues vamos a ducharnos en lo que llegan y a ponernos unas medias rojas de rejilla. Estos tíos son fetichistas de las medias y los pies.

-Ok. Vamos a ducharnos.

Ambas mujeres salieron de la habitación muy satisfechas y con ganas de más. Enfilaron el pasillo en dirección al baño, cuando sonó el timbre de casa. Seguro que eran nuestros amigos…. (CONTINUARÁ)