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Mis vecinos de enfrente

en Bisexuales

NUESTROS VECINOS DE ENFRENTE

Antes de que Eli, mi esposa, y yo contrajésemos matrimonio, decidimos comprarnos una vivienda que aún no estaba construida y no la terminaron hasta 4 o 5 meses después de casarnos.
Esta situación, que lógicamente fue común a todos los vecinos que habían comprado un piso en el mismo edificio, nos hizo entrar en contacto y entablar una buena amistad con parte de ellos, en las distintas reuniones que tuvimos con la constructora.
Hicimos muy buena amistad con una familia que justo viviría frente a nosotros, era un matrimonio mayor con dos hijos, una chica y un chico, que contaban en ese momento con 18 y 17 años respectivamente.

Una pareja muy agradable, algo burdos, pero muy amigables y abiertos y sus hijos enseguida encontraron en nosotros una referencia, ya que éramos jóvenes y estábamos más cercanos a su generación por lo que empezamos a tener una especie de complicidad con asuntos que no se atrevían a plantearles a sus padres.

José y Patri que así se llamaban, eran muy abiertos, Patri más extrovertida que José, además parecía no tener complejos ni prejuicios; para su edad, era mucho más liberal que muchas mujeres ya emancipadas que conocía. José, en cambio era un poco más introvertido, daba la impresión de estar siempre enojado, tenía la mirada melancólica y era muy amanerado.

- Éste pierde aceite – le dije en una ocasión a mi mujer.

- Siempre estás igual, cuando ves a un tío amanerado tiene que ser homosexual por narices, pues yo creo que no, además le he visto con dos chicas guapísimas – me contestó ella.

- Ay, ay, ayyyyy – dije, zanjando el comentario.

Por fin, al cabo de 6 o 7 meses,  pudimos trasladarnos a nuestra nueva casa y decidimos dar una pequeña fiesta, a la que acudieron algunos amigos, nuestros vecinos de enfrente y algunos más que ya se habían trasladado, a tomar una copa de cava.

José y Patri enseguida se dispusieron a inspeccionar la casa, a mirar la música que teníamos, los libros, el software, los juegos de Play Station, parecían encantados de encontrar tantas cosas afines a sus gustos.

Los dos estaban estudiando y no disponían de PC para sus trabajos del instituto y la universidad, así que nos pidieron usar el nuestro en tanto sus padres les compraban uno.
Por lo que muchos días (cuando mi mujer o yo salíamos temprano del trabajo) se tiraban las tardes enteras delante del PC que habíamos instalado en la habitación más pequeña del piso, habilitándola como despacho para poder trabajar desde casa en alguna ocasión.

Algunas veces teníamos que ayudarlos, ya que no sabían mucho de informática e incluso nos pedían consejo sobre la redacción del trabajo y si teníamos libros que pudiesen ayudarles.

En la mayoría de las ocasiones fui yo quien les ayudó, ya que solía llegar a casa bastante antes que mi mujer.

Los dos fueron tomando más confianza conmigo e incluso llegaban a comentarme sus aventuras y pedirme consejo sobre algunas cosas. Bueno para ser más exactos, era Patri la que me comentaba sus andanzas, porque José era más retraído en ese aspecto (o eso creía yo), además, supongo que mi forma de ser (de carácter fuerte), me tenía más respeto que ella.
La confianza llegó a ser tal, que muchas veces cuando íbamos a su casa a tomar una cerveza con sus padres, ellos andaban casi en cueros sin pudor alguno (vistiéndose sólo cuando la retahíla de la madre era ya insoportable)

Una mañana de Julio me llamó al móvil José para preguntarme si saldría pronto de trabajar, ya que necesitaba pasar un trabajo a limpio y consultar algo en Internet.
No tenía demasiado trabajo ese día y además mi mujer me había llamado para comentarme que saldría bastante tarde, pensé que así al menos tendría compañía esa tarde.

- Pues hoy creo que podría estar sobre el mediodía en casa – le contesté a José

- Estupendo, pues entonces voy sobre las 4, ¿vale? – me comentó.

Cuando llegué a casa eran cerca de las 3 de la tarde y hacía un calor terrorífico, así que me quité la ropa, quedándome en calzoncillos (boxer) y una camiseta de tirantes, comí algo de lo sobrante de la cena, cuando terminé eran las 3:30 más o menos, así que me tumbé en el sofá a ver la tele y sin quererlo me quedé dormido.

Me despertó el timbre, que sonaba insistentemente, recordé que había quedado con José y corrí a abrir. En la puerta estaba José y Patri con cara de preocupación.

- Estábamos preocupados, porque te ví llegar y al no abrir pensábamos que te había ocurrido algo – exclamó José, al tiempo que me hacía un recorrido visual de arriba abajo, con expresión, ahora, de sorpresa.

Caí en la cuenta de que me encontraba en calzoncillos.

- Joder, perdonadme, es que me he quedado dormido y no me he dado cuenta de que estoy casi desnudo… voy a ponerme algo – les dije.

- No, no, no te preocupes, no pasa nada, hace calor y nosotros también andamos así por casa, no queremos molestar, así que no te cambies – me pidió Patri

Como soy bastante caluroso, no hizo falta que insistieran, al fin y al cabo tenía puesto un boxer, y, efectivamente, ellos no tenían ningún pudor en andar así por casa.

Les pedí que pasasen y les conduje al despacho, que como es tan pequeño y esta orientado al oeste (en ese momento daba el sol de pleno) parecía más un horno de asar pollos que un despacho.

- Uffff, que calor que hace aquí, es insoportable – dijo Patri.

- Es cierto, hace un calor terrible… el problema es que no tengo ventilador, así que no veo mucha solución, salvo que os traigáis vosotros uno de casa – les comenté.

- Tampoco tenemos ventilador – dijo decepcionado José.

- Bueno, pues sólo queda que os pongáis algo más fresco, os puedo dejar una camiseta y un pantalón corto que tengo por ahí – comenté de forma inocente.

En ningún momento se me pasó otra cosa por la cabeza que no fuese intentar que trabajaran más cómodos.

- No te molestes – dijo Patri, mientras se sacaba la camiseta y los pantalones, - Tenemos confianza, si no te importa haré como tu – añadió, quedándose en bragas y sujetador.

Lo cierto es que hasta ese momento no caí en la cuenta de que Patri era ya toda una mujer, muy bien formada, algo regordeta (como casi todas las de su generación), pero con curvas bien definidas, buenas tetas y un culo prieto y respingón que me obligó a apartar la vista, porque me estaba poniendo cachondo.

- Joder, Patri, ¿es que no te cortas nada?, le estás poniendo en un compromiso, ¿y si viene Eli ahora? ¿Qué va a pensar? – exclamó malhumorado José.

- Pues nada, no va a pensar nada, ¿Qué podría pensar?, además, seguramente habremos terminado antes de que ella llegue, no seas aguafiestas, - le respondió Patri - ¿Verdad que no te importa? – Me preguntó.

Lo cierto es que me sentía bastante violento, porque cada vez que la miraba, un hormigueo me subía desde los testículos y amenazaba con acabar en  erección, que lógicamente no quería que ocurriese - ¡!! Joder, eran los hijos de mis vecinos de enfrente ¡¡¡  ¿Qué pensarían si de repente el bulto, fácilmente visible del boxer, comenzaba a aumentar su tamaño?.
Pero no me negué, dije que no había problema, que además yo me iba al salón y les dejaba trabajar tranquilos.

Así lo hice, dejándolos solos, José seguía sermoneando a su hermana por su falta de pudor.

Me senté en el sofá a fumarme nerviosamente un cigarrillo, no dejaba de pensar en la situación y el hormigueo no paraba.

Además hacía bien poco que había descubierto en Internet una página porno bisexual a la que me había aficionado, donde había imágenes de tríos de dos mujeres y un hombre o de dos hombres y una mujer, sexo entre hombres o sexo entre mujeres. Me traía muchos recuerdos de una experiencia (la única) que tuve hacía años con un amigo y una chica que nos recogió en auto-stop.

Puse la tele e intenté evadirme viendo un peñazo de telenovela.

No dio tiempo siquiera a que el malo malísimo de la serie hiciese la primera putada al bueno buenísimo (más o menos 5 minutos), cuando Patri me llamó desde el despacho, pidiéndome que fuese a ayudarlos (aún seguía el hormigueo de mis testículos).

Ella se encontraba sentada en un sillón con las piernas cruzadas y papeles encima, pero el sillón era bastante bajo, así que la postura mostraba su espléndido culo de forma descarada y muy muy sugestiva.
José que no se había despojado de ninguna prenda, sudaba frente al PC por el calor y porque no era capaz de alinear una poesía que estaba escribiendo (supongo que para la asignatura de Literatura – aunque hubiera jurado que estaba estudiando Ciencias - ).
El asunto era fácil y se lo solucioné inmediatamente.

- ¿Así de fácil era?, ¡¡¡ coño, si he mirado esa opción diez veces por lo menos ¡!! – se quejó José.

- Seguramente, pero hace tanto calor aquí que estas congestionado y así no puedes pensar claramente – le dije, intentando abrir más la ventana.

- Tienes razón, joder,  ¿entonces? ¿de verdad que no te importa que nos quitemos la ropa?, el calor es insoportable, pero quiero terminar esto esta tarde – me dijo, mientras se oía a Patri decir en voz baja, pero claramente audible… Clarooo es que no te cortas nadaaaa, es que le vas a poner en un compromisoooo.

El comentario me hizo reir y Patri también rió, mientras José le brindaba a su hermana una mirada fulminante, se estaba enfadando.

José tenía un cuerpo bastante bien formado, atletico, pero sin marcar músculos, el típico cuerpo de un adolescente que siempre anda jugando al fútbol o al baloncesto.

Se quitó la camiseta y los pantalones con tal furia que los calzoncillos (eran de los de algodón con una abertura delante) habían dejado a la vista ¡¡¡ Joder, no me había dado cuenta hasta ahora!!!, una gran parte de una polla enorme a través de la abertura.

De nuevo Patri y yo nos echamos a reír, aunque esta vez yo no podía apartar los ojos del enorme aparato que se mostraba ante mi, me resultaba atrayente, hipnotizante.

- ¿Y ahora de que os reís? – gritó malhumorado José. Cada vez se estaba enfadando más

- No, no, de nada, José, perdona, es que estás muy gracioso con los calcetines puestos y la mitad de la polla al aire – le dije.

Patri se rió aún más fuerte y José se ruborizó muchísimo, se metió la mano en los calzoncillos y se colocó el grandioso falo.

- ¿ Y a ti que te pasa? ¿es que no me has visto nunca la polla? ¡¡¡ Cómo si fuese la primera vez que me ves desnudo ¡!! – reprendió a su hermana.

- Ya, si tienes razón, si no me rio de ti ahora, él no te ha visto nunca desnudo y se ha quedado tan sorprendido que me ha hecho más gracia su cara que tu pinta – le contestó Patri.

- Es cierto – reaccioné – Joder nunca había visto una verga tan enorme. Estás más que bien dotado, José – añadí sin poder apartar la vista de aquel bulto.

- No es para tanto – dijo Patri – tu tampoco andas desarmado – añadió pícaramente mirando mi entrepierna.

Mi polla había empezado a inflarse y hacerse notar bajo el boxer.

- Lo siento – acerté a exclamar – no sé que ha pasado, supongo que será el calor, de verdad os pido disculpas, me vuelvo al salón – decidí avergonzado.

El apunte de Patri, hizo que me bajase la erección inmediatamente y me dispuse a volver al salón.

- No, por favor, no te vayas, necesito que me ayudes a encontrar una página en Internet, si no acabo esta tarde, no podré entregar estas poesías y se las he prometido a un amigo – me rogó José, un tanto violento por la situación.

- ¿Un amigo? ¿No es para un trabajo? – le pregunté.

- No, no es para el instituto, es para dárselas a un amigo… que las quiere publicar en una revista – me dijo bastante azorado, mirando a su hermana.
No sé porqué, en ese instante me dio la impresión de que no era verdad nada de eso.
- Vale, no hay problema, te digo como entrar en Internet y lo haces tu, no es muy difícil – le dije, y le expliqué como abrir Internet Explorer y poner la dirección de Internet que quería, después me fui al salón.

Al cabo de unos minutos Patri volvió a llamarme, esta vez estaban los dos delante del PC, así que no podía ver que estaban mirando.

- ¿Qué ocurre? – pregunté.

Cuando Patri se apartó pude ver que estaban en la página web que yo había visitado últimamente. Como mi mujer no sabía usar Internet, no ponía cuidado en eliminar el historial del explorador, así que seguramente cuando, José se dispuso a teclear la dirección apareció la página y entraron en ella.

Ahora si que tenía un buen lío… en la página se veía a todo color cómo un tío estaba haciéndole una mamada a otro, mientras este otro le lamía el coño a una tía.

- Joder, ¿Dónde habéis entrado? – les pregunté, intentando disimular.

José me explicó exactamente lo que yo había pensado que había ocurrido y lo hizo intentando esconder una grandísima erección que le había provocado las imágenes.
Si en reposo ya era una enorme polla lo que escondían sus calzoncillos, erecta era algo descomunal, el calzoncillo no era capaz de ocultar ni la mitad de aquel miembro.

Patri estaba a un lado, con la mano apoyada en el hombro de José con la mirada fija en la imagen… tenía los pezones completamente tiesos y se veía en su mirada un ardor que hasta ahora no había visto nunca en ella.

- El… el problema… es que no sé cómo quitarla – me dijo José, no sé muy bien si refiriéndose a la página o a un tremenda erección.

Ninguno de los dos se movía, así que no tuve más remedio que ponerme detrás de José y al lado de Patri para escribir la dirección de la página que quería ver.

Me resultaba muy excitante el roce con la espalda de José y las tetas de Patri que no se movió ni un ápice para dejarme escribir.
Además en esa posición podía mirar hacia la entrepierna de José y disfrutar de la escena de su polla latiendo, luchando por salir de aquel calzoncillo.

Tenía mi cara muy cerca de la de José, explicándole cómo debía escribir la dirección de Internet, José giró su cara hacia la mía y con toda delicadeza me besó.

Yo me quedé de piedra, no reaccioné de ninguna forma, miento, si que reaccioné o al menos parte de mí, porque el beso y el roce me produjo de nuevo una erección, que esta vez iba en franco ascenso sin atisbos de parar.
Mientras José seguía besándome, Patri me rodeó con los brazos y apretó fuertemente, apoyando su cara en mi espalda.
Fue un momento que pareció eterno, ninguno nos movíamos, me resultaba muy placentero el beso de José, no tenía nada de repugnante, más al contrario, era delicado y suave, muy excitante.
El abrazo de Patri, era maravilloso, sentir sus turgentes tetas en mi espalda, calientes, suaves.

Ella decidió dar el primer paso y romper aquel momento mágico, fue bajando su mano derecha, hasta llegar a mi bulto ya a punto de estallar y empezó a masajearlo circularmente, mientras que metía su otra mano a través de la abertura de mi camiseta para acariciarme los pezones, acariciarlos como sólo una mujer sabe hacerlo.

El posible rechazo que inicialmente podría haber tenido, ya había sido sobrepasado con diferencia por la excitación, así que no pude aguartar más, el tener tremendo miembro a mi alcance y baje las manos del teclado hacia la polla de José.

Tenía más de la mitad fuera del calzoncillo y pugnaba por salir, así que se la saqué del todo bajando el elástico debajo de sus testículos, fue como dar la libertad a una bestia, empezó a dar latigazos contra el ombligo de José y contra mi mano, tenía el capullo al aire y estaba húmedo, comencé a acariciarlo con los dedos, correspondiéndome con más latigazos y sollozos de places de José.

Mientras Patri, que se había quitado el sujetador, acariciándome la espalda, las caderas, las piernas fue agachándose, hasta estar a la altura de mi culo, que empezó a morder a través del boxer.

No era un dolor intenso, eran pellizcos con los dientes, pero me hacían excitarme aún más.

Me bajó la parte de atrás del boxer y besó mis cachetes, los mordió, los lamió, yo me agaché un poco más para ponerle más fácil las cosas, mientras no paraba de acariciar la polla de José y besarle el cuello, las orejas, los ojos, el pecho…

Patri aprovechó la postura para que mientras me agarraba el paquete tan fuertemente que casi me producía daño, metía la nariz en mi ano y haciéndose espacio con ella llegaba con sus labios y lo besaba dulcemente.

Era una experiencia nueva, la excitación era máxima y al mismo tiempo no daba crédito a lo que Patri me estaba haciendo, eso no se hacía por instinto, sus movimientos denotaban bastante experiencia, me estaba descubriendo placeres que hasta ese momento desconocía ¡¡¡ y había cumplido 19 años ¡!!.

Me volví, dejando a José, la tomé con mis brazos y la besé, la besé ardientemente, apretándola contra mi.

Bajé, recorriendo su cuerpo con mis labios, besando sus pezones, recorriendo sus anillo con mi lengua, mientras acariciaba sus costados suavemente con mis dedos, besé su vientre, mordí su pubis a través de sus braguitas y me dispuse a devolverle el placer que me había propinado.

Dándome la vuelta, le bajé la parte de atrás y comencé a morderle también sus cachetes, esos cachetes prietos y anchos, la mordía hasta hacerla daño, la estaba marcando - ¡¡¡ que todos sepan que este culo es mío ¡!! – Le decía.

Mientras, José se había levantado de la silla con la polla enarbolada hasta los cielos, y para mi sorpresa, agarrando con las dos manos la cara de su hermana la besó ardorosamente, introduciéndole la lengua hasta la garganta, moviendo sus bocas y sus lenguas parecían más un par de amantes que dos hermanos, al tiempo yo, aproveché para quitarle las braguitas y seguí trabajándole el maravilloso culo a Patri.

Ella no había perdido el tiempo, había agarrado la enorme polla de su hermano y al tiempo que me ponía las cosas más fáciles a mí en la retaguardia, se agachó para introducirse esa enorme verga en su boca.

El olor de su culo era acre, no desagradable, estaba sudado, lógicamente, pero era un olor atrayente, era olor a hembra, era olor a sexo y su sabor dulce y delicioso, le pasaba mi lengua por su ano, cada vez más dilatado, al tiempo que acariciaba su coño, ya mojadísimo, con mis dedos.

José no quiso permanecer sin hacer nada, así que propuso una posición que a mi ya me resultaba familiar un 69 de tres, nos tumbamos y mientras ella seguía con la polla de su hermano en la boca, éste cambió completamente de posición para alcanzar la mía y metérsela ávidamente en su boca, como si no hubiera comido nunca, yo al tiempo seguía ahora con el coño de Patri, pasando mi lengua por su durísimo clítoris, hundiendo mi cara en su coño, mordisqueándole los labios, el clítoris, todo lo que había al alcance de mi boca.

José me estaba trabajando muy bien mi polla, rítmicamente bajaba con la mano, descubriendo mi capullo y se lo metía en la boca que luego cerraba fuertemente para subir de nuevo, rozando mi capullo con sus labios y haciendo que yo gimiese de placer.

Patri no quiso perderse mi polla, que era nueva, ya que a todas luces entre ellos dos no era la primera vez que pasaba una cosa así, y dejando la de su hermano, paso a la mía haciendo el mismo trabajo que hasta ahora me había regalado José.
Éste se quedó fuera por poco tiempo, se tumbó a mi lado y arrebatándome el dulce cuño de Patri, me puso su enorme polla en mi boca.

Era grande, jugosa, con el capullo al aire, y yo también tenía hambre, así que le dediqué la mejor mamada que pude, haciendo todo aquello que a mi me hubiera gustado que me hiciesen.

Él gimiendo, se dedicó al coño de su hermana, usaba su lengua profesionalmente, con un solo objetivo: su clítoris.
Mientras mi dedicación a la polla de José, que a duras penas si podía abarcar una tercera parte con mi boca, sin sentir arcadas, era exclusiva, sentí unas palmadas y acto seguido escozor en mi culo… Patri me estaba azotándo y lo más curioso… ¡¡¡ Me gustaba ¡!!.
José hacía lo propio con su hermana, mientras la lamía el coño empezó a darle azotes en esas maravillosas nalgas que la hacían estremecerse y… gemir de placer, sin decir nada por tener mi polla ocupándole sus cuerdas vocales.

Patri empezaba a arquearse y a medida que gemía más, más me apretaba con su boca mi polla, hasta casi morderme, pero lejos de disgustarme, también me agradaba, sentía en ese dolor algo placentero y excitante, muy excitante.

Era claro que se iba a correr, así que yo aumenté el ritmo de mi mamada a José y también me apunté a los azotes, a cada sacudida de Patri, yo respondía con un azote en el culo de José, que no protestaba, más al contrario, envestía para intentar meterme más de esa enorme polla en mi garganta.

El ritmo de Patri en la mamada que me estaba dispensando se intensificó, ayudándose de la mano, así que entendí que se corría ya y para que todos llegásemos al tiempo, hice lo propio con la polla de José.

No me lo esperaba, creyendo que la primera en correrse sería Patri, la erupción de semen de la polla de José se derramó en mi garganta, casi ahogándome, me pasaba la garganta, caliente y rápido, era una corrida copiosa y fuerte, pero yo no dejé de seguir con mis movimientos, ahora usando también la mano, a cada entrada en mi boca, otro torrente en la garganta, era raro, extraño y seguía siendo muy excitante.

Patri, se estaba corriendo se estaba arqueando cada vez más y cada vez más fuerte me mordía la polla, así que con la boca llena del semen de José me aparté y apartando también a José, la penetré, la penetré como un bestia, en cada embestida intentaba meterle todo, hasta los huevos, ella se arqueaba, gemía, gritaba y pedía que lo hiciese con más fuerza…. Ya me venía… ya no podía aguantar más… mis gemidos eran más fuertes… mientras me goteaba aún semen por la barbilla y el pecho…. Que ávidamente José se estaba dedicando a lamérmelo…

Patri ya había tenido el orgasmo y a mi ya me venía, así que saqué mi polla de aquel dulce y acogedor coño y se la metí a José en la boca… era mi forma de venganza por haberme, casi, ahogado con su enorme polla… le envestí con mi polla… le daban arcadas… pero me daba igual… quería correrme dentro de esa boca y lo iba a hacer…

Y vino… fue una de las mejores y más grandes corridas que tuve… y José no desperdició ni una gota… se lo tragó todo.

Extasiados nos tumbamos en el suelo… hasta que me dí cuenta de que ya era tarde y mi mujer podía aparecer en cualquier momento,

Nos duchamos rápidamente, no sin aprovechar en los roces en la ducha nuevos tocamientos que no pudimos continuar… nos vestimos, esta vez los dos hermanos se pusieron la ropa y yo unos pantalones cortos y nos dispusimos a terminar el trabajo de José.

El amigo a quien iban dirigidos los versos, resulto que era yo… y lo tenían todo pensado… había caído en su trampa, pero no me importó, es más, me halagó que pensasen en mí en vez de alguien de su edad.

Desde aquella tarde, las visitas para trabajar han sido aún más frecuentes y la compra del PC por parte de sus padres, se ha pospuesto indefinidamente por no se qué historia de que sus hijos no quieren tener uno propio….

Lo malo de esto es que a veces, la que está sola es mi mujer… y no sé que tipo de trabajos realizan estando ella… será cuestión de aparecer por sorpresa alguna tarde… veremos…. Pero esa es otra historia.

OS AGRADEZCO VUESTRO VOTO Y VUESTRAS SUGERENCIAS SOBRE EL RELATO.