Empiezan las vacaciones en el cortijo y ya se prometen maravillosas.
Cuando eres adolescente siempre hay una chica que te deja más huella que el resto, aunque hayas cruzado sólo unas cuantas palabras con ella y eso te puede perder.
Aquella acampada sería la última, pero mereció la pena, porque experimenté todo lo que alguien puede desear en el sexo.
Fue una época memorable, nunca hubiera creído que una acampada hubiese dado para tanto.
El motivo de muchas separaciones, fué para mi el de más unión y complicidad. MIS VECINOS DE ENFRENTE tuvieron la culpa.
Yo pensaba que la relación con los hijos de mis vecinos, sería sólo amigable y me equivoque...
Y yo, inocente de mi, que pensaba que ya no me quedaba nada por conocer del sexo...
Sería en mi última acampada cuando tuve ocasión de probar por primera vez otras delicias del sexo.
Preparando la que sería mi última acampada pude conocer un sexo distinto.