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Mi última acampada y mi primera vez (5) y última

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Mi última acampada y mi primera vez (5) y última.

No teníamos mucho que decirnos, lo que acababa de suceder no entraba en los planes de nadie.

Yo no terminaba de asimilar todo lo que ese fin de semana me estaba ocurriendo.

Siempre he sido un tipo tímido, casi siempre que me había liado con una chica, había sido porque ésta me lo había propuesto, casi nunca me he atrevido a dar el primer paso, timidez, miedo, vete tu a saber.

Lo cierto es que había tenido y tengo muchos sueños eróticos con situaciones similares a las que me ocurrieron, pero jamás me hubiera imaginado que casi todos ellos se harían realidad en unas pequeñas vacaciones y aún menos sexo con otros hombres, que no voy a negar que tuviera estos sueños, pero siempre los atribuía a "las cosas del subconsciente".

Javier agarró el hacha y se fue a cortar algunas ramas para tener leña, ordenándonos que hiciésemos más café.

Krito estaba muy pensativo, frente a la fogata, esperando, supongo, que apareciesen las chicas.

Ahora, en frío, se está arrepintiendo – pensé y me acerqué a él.

¿Quieres hablar? – le ofrecí, mientras preparaba una nueva cafetera.

Me miró lánguidamente y volviendo nuevamente la mirada al fuego, me comentó:

- Joder, chaval, no me puedo creer lo que esta pasando -

Ese sentimiento lo conocía muy bien, es más, yo aún no había podido superar esa culpa que se adueña de ti, ese vacío que sientes cuando todo en lo que creías cambia, que los arquetipos con los que vivías se han roto.

- Si te sirve de algo, a mi me ha sucedido exactamente igual – le dije.

- ¿Si? Pero vosotros ya lleváis mucho tiempo juntos, así es más fácil – se quejó.

- ¿Mucho tiempo? ¿Pero que dices? La primera vez fue hace dos días – le aclaré – y, como tu, no me podía creer lo que estaba pasando -

- ¿Javier también? – me preguntó.

- Pues no tengo idea. La verdad es que parece tener bastante más experiencia que tu y yo juntos – le contesté.

Ciertamente, no me lo había planteado, pero era verdad que su falta de pudor y su saber hacer no podía ser sólo fruto de su imaginación.

- Aunque si te digo la verdad, no me importa demasiado. En lo único que pienso ahora es que no se entere Eli – añadí.

- Coño, pues va a ser difícil que no se entere si queremos que esta noche haya marcha !!! – exclamó.

Me dejó pasmado, no me lo podía creer. Este tío, aún sintiéndose culpable por lo que había ocurrido, seguía con la idea de volver a tener una sesión pero incluyendo a su novia y a las de los demás.

¿Estás seguro de eso? – me estaba poniendo nervioso – Lo digo porque yo no me atrevo a decírselo a Eli ¡¡¡ Joder, si hasta fue ella la que me pidió que saliésemos juntos ¡!!

Ya, ya, si ya lo sé – me miró casi reprochándomelo – Gracias a lo jilipollas que eres estoy saliendo yo con Gema – me dijo con una lacónica sonrisa

Se dio cuenta de la cara de iluso que se me había quedado, porque inmediatamente se apresuró a explicarme que Gema, durante el último curso que hicimos juntos en el instituto, había estado esperando bastante tiempo que le pidiese salir y viendo que no lo hacía, dio por supuesto que no me gustaba, momento que él aprovechó para pedírselo.

- Además, creo que aún sigues gustándole – concluyó con tono de enfado.

- Pues no tenía ni idea. No te preocupes, que yo respeto a las novias de mis amigos, además no debes sentirte culpable por lo que acaba de ocurrir, eso no quiere decir que te deje de gustar tu novia - me intenté disculpar - Ahora entiendo porqué andas siempre un poco arisco conmigo – pensé en voz alta.

- Sigues siendo igual de jilipollas, Jose, no te enteras de nada. – me increpó moviendo la cabeza de un lado a otro.

- Pues no, no entiendo una mierda!!!. Seré un jilipollas y todo lo que tu quieras, pero no tengo idea de lo que quieres decir- Ya empezaba a hartarme de tanto ocultismo.

- ¿Tu piensas que estoy triste porque me siento culpable de lo que ha ocurrido?... ¡¡¡ Joder, a veces me pregunto porqué me atraes tanto ¡!! – No estoy triste, estoy cabreado porque no quise venir con vosotros a pié - exclamó con cara de pocos amigos y, de paso, dejándome de una pieza.

Esto ya era demasiado, así que no era culpabilidad lo que sentía, ¡¡¡ se arrepentía de no haber participado con nosotros en la "aventura" !!! y, por si fuera poco, ¡¡¡ Yo le gustaba !!!.

En aquel momento pensé que esto era tan inverosímil que merecía un libro (me he quedado en un relato, pero bien vale la pena).

Se oyeron risas y gritos a lo lejos. Las chicas se estaban acercando y muy oportunamente, por cierto. No sabía que responderle, me sentía por un lado alagado y por otro "tonto de capirote" por no haber sabido darme cuenta de esas cosas.

- Venga, alegra esa cara que viene éstas. Si te ven así van a hacer demasiadas preguntas – le rogué.

Miró hacia donde provenían los gritos y sin decir nada se levantó y se fue hacia la tienda familiar en la que estuvo durante un rato.

Llegaron las chicas que preguntaron por él y por Javier. Después de las pertinentes explicaciones se sentaron alrededor del fuego y se sirvieron café. Vi cómo Krito salía de la tienda y pasaba a la canadiense con cosas en las manos para luego salir con unos nuevos pantalones, esta vez más holgados. Se sentó junto a nosotros y le dedicó a Gema una sonrisa de oreja a oreja.

Apareció por fin Javier con algo de leña y como todos estábamos preparados, dejamos las cosas en la canadiense y nos fuimos a dar una vuelta. El día pasó rápido, nos dedicamos a pasear por la orilla del embalse, intentando pescar con las manos las truchas que se acercaban a las piedras, entre risas y algún que otro medio chapuzón de los aguerridos pescadores.

Comimos fabada "Litoral", fuimos a la taberna que había en un poblado de leñadores que había cerca llamado "Las Cruceras" para tomar unas cervezas y jugar un mus, al caer la noche, ya en el campamento, nos fumamos unos cuantos petas y mantuvimos despierto todo el bosque con nuestras desafinadas canciones hasta más o menos la una de la madrugada.

Las cervezas y los petas, estaban haciendo efecto, las bromas y las risas tontas eran la tónica dominante.

Los cantos finalizaron para continuar con las anécdotas escatológicas (que siempre nos hacía reír hasta la saciedad) y éstas empezaron a derivar en las sexuales y la cosa se fue caldeando.

- Pues mira que coñito más bien marcado tiene mi mujer – observó Krito al tiempo que le pasaba un dedo por encima del pantalón, con el consiguiente sonrojo de Gema y las risas del resto.

- Pues el de Marijo sabe a pescado fresco – añadió soezmente Javier, haciendo el mismo tocamiento, en tanto Gema le daba de manotazos a Krito.

- Anda, ve a encender la estufa en la tienda que hace frío y déjate de tonterías ¡¡¡ Pedazo de bestia !!! – le riñó Marijo

- Yo voy – se ofreció Krito.

Así que Javier continuó con su magreo. Y Marijo que no se corta nada y menos cuando tiene un buen "pedo", en vez de seguir reprochándole, se recostó sobre él para disfrutar mejor de la caricia.

- Javieeeer, que nos están viendo – suspiró entre risitas.

- Coño, como está el patio – exclamó sorprendida Eli, ya con lengua de trapo (ella no aguantaba demasiado bien la mezcla de, bastante, cerveza con un porro cargadito).

- Si que está calentito, si que lo está – le repliqué yo en tanto señalaba mi entrepierna que, a esas alturas, ya dejaba ver una buena erección.

Krito, que ya había puesto la estufa en la tienda y estaba a mi lado, miró y bromeó:

- Joder con Jose, si que necesita poco, ¿ a veeeeeerrrr ? – preguntó, agarrándome el paquete – Pues si, si que está calentito –

- Coño Krito… siempre andas igual… van a pensar que te gustan los penes!!! – Le riñó Gema.

- Pues metidos en faena… pues a nadie le amarga un dulce… ¿verdad Krito? – decía Javier sin dejar de manosear a Marijo.

- Otro igual !!!, y mira como está – exclamó Marijo, al tiempo que le tocaba la punta del inflado capullo de Javier, que se marcaba perfectamente en sus pantalones - ¿Es que te atreverías a tener sexo con éstos? – le preguntó.

- Pues si, ¿porqué no? – contestó – no deja de ser sexo, además de algo nuevo – concluyó metiéndole la mano debajo de los pantalones.

- Ay, ay, ayyyy, la cosa se está liando demasiado… – dijo Gema – Yo me voy a acostar – sentenció.

- Espera, espera, no te vas a ir de rositas… te acompaño – le dijo Krito.

Entraron los dos en la tienda y en el mismo momento se oyó a Gema, exclamar:

- ¿Pero que coño habéis hecho con las habitaciones? ¿Porqué las habéis quitado?.

Ahora entendía el motivo de la tardanza de Krito cuando fue, en teoría, a cambiarse de pantalones.

Nos acercamos todos a la entrada y efectivamente Krito había desmontado todas las habitaciones, dejando el interior de la tienda completamente diáfano con sólo los sacos de dormir y los colchones de aire unos junto a otros.

La tienda era más o menos grande, y sin las "habitaciones" era suficiente para poder dormir 6 personas horizontalmente, pero también era suficientemente pequeña como para que cualquier movimiento supusiese un roce con las que había a cada lado.

- Si no desmonto las habitaciones, no cabemos todos – jusfiticó Krito

- Bueno, bueno, venga, así está bien – le ayudó Javier al que le precedía una erección impresionante.

Todos nos echamos a reír al verle de esa guisa. Krito, riendo, se acercó a Gema y la abrazó, susurrándole algo al oído que le causó gracia e hizo que se olvidara del asunto.

- Bueno, será mejor que nos acostemos todos, que fuera hace fresco y la tienda ya está caldeadita – añadió Javier y se fue a apagar el fuego.

Gema y Eli quisieron buscar los pijamas, pero estaban en las mochilas que habíamos trasladado esa mañana.

- Las mochilas están en la otra tienda, pero hemos dejado la comida al principio, así que mejor pasáis de pijamas hoy y los buscamos mañana, que con el pedo que lleváis vais a tirarlo todo – impuso Javier desde fuera.

No pareció importarles demasiado, sobre todo cuando vieron que Marijo ya se había desnudado, quedándose con una blusa de tirantes y en braguitas.

La temperatura dentro era cada vez más acogedora, el calor de la estufa, en el centro de la tienda, estaba caldeando el habitáculo rápidamente, así que en braguitas y blusa se sentó al lado izquierdo de Gema y Krito que se habían situado al fondo.

 

Eli, que a esas alturas ya no controlaba demasiado, hizo lo mismo, pero no se dejó la blusa, se deshizo de ella al igual que de los pantalones, mostrando el conjunto que sabe que me gusta tanto y que en aquellos tiempos apenas se veía en España (se lo trajeron unos amigos de Holanda): un tanguita y un sujetador de algodón negro.

Las chicas, evidentemente ya habían visto con ese conjunto, pero Krito era, además, la primera vez que la veía en ropa interior y se sorprendió del cuerpo que mi novia esconde bajo la ropa.

- La ostia, que culo más espectacular – exclamó Javier que entraba a la tienda al tiempo que le ponía la mano en un cachete y se lo sobaba con ojos lascivos.

- Oyeeee, ¿Qué dirias tu si te hiciese lo mismo? – Le reprochó Eli, que era más que evidente que no controlaba demasiado.

- Pues absolutamente nada, mira – dijo, agarrando su mano y llevándosela a su paquete, que ya había perdido bastante de la erección anterior.

Eli lanzó un gritito, apartando la mano y todos nos echamos a reír.

Yo comencé también a desnudarme, mientras Krito frente a nosotros, que seguía abrazado a Gema, empezó a desnudarla al tiempo que la besaba y acariciaba. Al principio Gema estaba reticente, pero enseguida se dejó hacer, ella también estaba un poco afectada por el hachís.

La visión era muy morbosa y excitante, yo ya me había quedado en slip y la excitación estaba poniéndome en una situación embarazosa, porque la erección amenazaba con sacar parte de mi polla por encima del elástico.

Me senté rápidamente al lado de Eli para ocultar mi estado, pero no lo suficientemente rápido como para evitar que Marijo y ella se diesen cuenta de la incipiente erección.

- La leche, Jose, a ti no te hacen falta "ni dos de pipas" para ponerte a tono, eh? – comentó Marijo entre risas a las que se unió Eli y Javier.

Yo me sonrojé un poco aunque a esas alturas también estaba bastante desinhibido por el mismo motivo que el resto.

- Como que a vosotros no os pone!!! – les espeté.

- Pues claro que les pone… - comentó Gema, que hasta ese momento no había abierto la boca, salvo para suspirar y que ya se encontraba en bragas y sujetador – Mira, como está éste – dijo, bajándole de un tirón los pantalones a Krito.

Éste había vuelto a "olvidar" ponerse ropa interior, así que cuando Gema tiró de los pantalones, su polla saltó completamente tiesa y dando latigazos.

A las tres chicas se les pusieron los ojos como platos, se quedaron petrificadas. Mientras Javier y yo nos carcajeábamos más de las caras de ellas que de la situación, superada la sorpresa, también Krito se rió y de pié, en medio de la tienda y con los pantalones en los tobillos, amenazaba con sacar un ojo a alguien con su verga.

- ¿Qué os pasa? ¿Es que no habéis visto nunca una polla tiesa? – dijo moviéndola peligrosamente de un lado a otro - ¿Y tu? Joder, parece que es la primera vez que la ves – le decía a Gema, que se había quedado agachada a su lado aún con las manos en los pantalones y la boca abierta.

- Es que no estamos muy acostumbradas a que alguien que no sea nuestro novio, se baje los pantalones y de repente aparezca su polla y menos de ese tamaño, que casi nos das con ella – comentó Marijo, rompiendo a reir.

Y encima no tiene calzoncillos, que guarro!!! - replicó Eli – Además, éste la tiene más gorda – agarrándome la parte de mi verga que asomaba por encima del elástico y apuntando con ella a Marijo.

Con esa acción, aparte de provocarme que la erección creciese aún más, hizo que se bajase el elástico del calzoncillo, dejando al aire toda mi erección y arrancándome un suspiro de placer.

- Halaaaa, pues sólo falto yo – dijo Javier – Pero… yo necesito un poco de ayuda – guiñando a Marijo, se colocó frente a ella, muy cerca de Krito.

Ésta sin pudor alguno, se acercó a gatas a Javier y comenzó a sobarle la entrepierna, al tiempo que le desabrochaba el pantalón, mirándole desde abajo con una pícara sonrisa.

Otra vez la sorpresa nos dejó medio pasmados, habíamos estado en guateques donde apagábamos la luz para "hacer manitas", incluso de vez en cuando nos habíamos visto metiendo mano a nuestras respectivas al igual que ellas, pero ver "en vivo y en directo" cómo Marijo sobaba el paquete de Javier sin ningún tipo de pudor, como si de un espectáculo porno se tratase, mientras Krito se agarraba una polla tan erecta que casi tocaba con su capullo la cabeza de ésta… eso ni se nos hubiera pasado por la imaginación.

Primero le desabrochó los pantalones con una mano al tiempo que con la otra le sobaba el paquete, cuando se los hubo desabrochado, se los bajó acariciándole las piernas.

Subió con sus manos hasta las ingles, metiendo sus pulgares por los laterales del calzoncillo, de tal forma que levantaba con ellos la verga de Javier, en tanto que con sus palmas se la sobaba por encima de la tela del calzoncillo.

Yo me sentía cada vez más excitado y puse mi mano en el muslo de mi novia, que también se encontraba bastante caliente. La acariciaba subiendo hasta su coño y pasando mi dedo corazón sobre la tela mojada, justo donde se marcaba su rajita. Para ponérmelo más fácil se acomodó delante de mi, apretando su culo, cubierto nada más que por una telilla sobre el cóccix, contra mi polla ya completamente al descubierto y reventona.

Esa postura me gustaba, porque conseguía acariciarla sin que ninguno de los dos perdiésemos un solo detalle de lo que ocurría con las otras dos parejas, permitiéndome además besarle el cuello, que tanto la excitaba.

Javier, en tanto, había agarrado a Marijo por la cabeza obligándola a besarle el paquete y sorprendentemente ésta no sólo accedía, sino que además, parecía disfrutar de ser el centro de atención.

Le daba mordisquitos y a veces se metía la punta forrada de tela entre los labios.

Krito que se había tumbado junto a Gema, la cual no dejaba de mirarnos a los cuatro como extasiada, la estaba besando la nuca y bajaba lentamente por su espalda, al tiempo que le masajeaba las grandiosas tetas, por encima del sujetador.

Esas caricias parecían empezar a surtir su efecto, haciendo que Gema se fuese relajando más y más y de vez en cuando cerrase los ojos mordiéndose los labios. No tardó de acercar su mano a la entrepierna de Krito, que, arqueándose un poco, le ofreció inmediatamente su polla para que la acariciara delicadamente.

Eli estaba cada vez más cerca del climax, abría sus piernas invitándome a profundizar en mis caricias, pero yo no había superado aún ese punto de vergüenza que me hubiese permitido ir más allá.

Ella, percatándose de mi timidez, previo humedecido de sus dedos con su saliva, pasó sus manos por detrás, agarrándome la polla y haciéndome lo que sabe que me hace perder los papeles, acariciarme con los dedos húmedos el capullo.

Yo empecé a ver las estrellas y mi gemido fue más alto de lo que hubiera deseado.

- Uhmmm ¿Qué le estás haciendo? – Preguntó Marijo – Lo queremos ver todos – casi nos ordenó.

Mi novia, lejos de negarse, se apartó y quitándome los calzoncillos, demostró a los demás cómo podía hacer que casi me corriese con una simple caricia.

- Yo quiero que me hagas eso – dijo Krito a Gema, al ver mi cara casi desencajada.

- Yo también – añadió Javier, mirando a Marijo.

- No, no – cortó Marijo - ¿No querías hacer algo diferente? Pues ahora es la oportunidad -

Marijo estaba lanzada, siempre había sido bastante liberal, pero nunca hubiese sospechado que lo fuese hasta esos extremos.

- Se lo vas a hacer tu a Krito, y él a ti – aseguró – A ver si tenéis lo que hay que tener. Ahora es cuando hay que demostrar - les incitó.

Como ya me esperaba, Javier estaba encantado de que su novia le invitase a aquello que él mismo había planeado.

Con una media sonrisa se terminó de desvestir quedándose completamente desnudo e hizo lo mismo con Krito.

Las chicas los miraban con curiosidad, expectantes.

Eli ya no aguantó más mis caricias a través de la tela del tanga y se deshizo de él. Tumbándose con las piernas flexionadas, dejó completamente visible su mojadísimo coño y abriendolas aún más me invitaba a seguir más allá, delante de todos los presentes.

Javier y Krito estaban demasiado ocupados en desnudarse como para percatarse del rápido movimiento de Eli, pero las demás chicas lo advirtieron inmediatamente. Gema, que hasta hacía unas horas era para todos la más liberada del grupo, miró sin decir ni hacer absolutamente nada pero Marijo que había cambiado completamente el rol con Gema, se acercó a gatas hasta nosotros y alargándo su mano, acarició ligeramente el coño de Eli y se llevó los dedos a su boca muy lascivamente.

- Que mojada estas…uhmmm sabe bien esto – comentó alegremente.

A esas alturas ya no me sorprendía ni inquietaba nada y creo que al resto les pasaba igual. Al contrario, ese movimiento me excitó aún más.

- Cómeselo, si quieres, está buenísimo – le dije, riendo.

No fue necesaria una nueva invitación y tal era el nivel de excitación de Eli que se dejó hacer muy gustosamente.

Gema se acercó a ver mejor lo que estaba ocurriendo, eso, pensé, era seguramente la primera vez que lo presenciaba, igual que el resto.

Su mirada era una mezcla de sorpresa, curiosidad y de excitación.

Javier y Krito se estaban regalando y disfrutando las caricias que habían aprendido de Eli, se habían sentado uno junto al otro y cerca de nosotros mirando el circulo que se había formado, esperando el siguiente movimiento.

Marijo, levantó un momento la cabeza de la entrepierna de Eli y se deshizo de la blusa (bajo la cual no llevaba nada más) y de las braguitas, quedándose desnuda.

Acto seguido continuó lamiendo muy lentamente con su lengua el coño de Eli desde casi el ano hasta su clítoris, donde se entretenía un poco más haciendo circulos y volvía a empezar. Yo tenía un punto de vista privilegiado, sentado a al lado de Eli podía observar cómo estaba recibiendo, seguramente, el mejor "lavado de bajos" de su vida. No hay mejor maestro para esos menesteres que alguien del mismo sexo. Mientras, yo masajeaba sus tetas. Mi novia estaba al borde del colapso, pero sabía aguantar y era lo que estaba haciendo.

Las tetas de Marijo, colgaban y se movían de un lado a otro, sus movimientos eran tentadores. Miré a Javier, que sin apartar la vista de la labor de Marijó, ahora había agarrado la polla de Krito fuertemente y la estaba masajeando muy lentamente.

Me decidí a dar un paso peligroso, alargué una de mis manos y palpé suavemente las tetas de Marijo, la cual me respondió con un casi imperceptible gemido de aceptación y vi que Javier, al contrario de molestarle, sonrió aprobándolo y bajó su cabeza hacia la polla de Krito para metérsela en la boca.

La cara de Gema había cambiado, ya no era de sorpresa, sino de excitación. Se encontraba al lado de Krito pero muy cerca de Eli y Marijo, miraba de un lado a otro, mientras Krito acercaba la mano a su coño y le metía los dedos debajo de sus bragas.

- Ponte encima de Eli – le susurré – deja que ella te haga lo mismo -

- Si, hazlo – le pidió Krito.

El estado de Eli era tal que agarró a Gema de las caderas e hizo que se acercara a ella.

Tiró de las bragas de ésta hacia abajo, invitándola a que se las bajara, mientras Krito le quitaba el sujetador, haciendo que sus poderosas atentaran contra la ley de la gravedad, al moverse turgentes y altas, sin apenas caer.

Sobra decir que yo había soñado con esa visión en muchas ocasiones y casi no podía creer que lo pudiese estar disfrutando en ese mismo momento.

Al final y ante la insistencia de Eli, decidió ayudarla y quitarse las bragas, mostrándo un coño casi rasurado por completo, sólo había dejado un poco de vello en el monte de Venus, lo cual hacía más excitante su visión.

Eli volvió a insistir y al final, levantando una pierna por encima de la cabeza de ésta, Gema puso su maravilloso coño encima de la boca de mi novia, tumbándose casi encima de ella para poder ver cómo Marijo saboreaba su coño.

La postura me atrapó la mano entre una teta de Eli y el vientre de Gema. No hice nada por quitar la mano, seguí con el masaje, aprovechando así para acariciar también a Gema. En tanto con la otra mano seguía acariciando las tetas de Marijo, agarrándo con dos dedos un pezón y oprimiéndolo, moviéndolo como si del dial de una radio se tratase.

Marijo comenzó a mover el culo, demostrando que esa caricia le gustaba.

Esos movimientos llamaron la atención de Krito que estaba disfrutando nuevamente de la experimentada boca de Javier, el cual se había tumbado alrededor de él de tal forma que, mientras, pudiese masturbarle con su mano izquierda.

El culo de Marijo quedaba casi a la altura de la cabeza de Krito, así que no tuvo más que acercarse un poco para pasarle la lengua por el coño y, después, hundir su cabeza en él.

Desde mi posición no podía ver muy bien qué era exactamente lo que le estaba haciendo, pero los gemidos de Marijo hacían notar que no era nada malo.

Ahora gemían todas, Gema se había sumado a Eli y Marijo, la primera le estaba comiendo el coño con tal avidez que llegué a pensar que lo había deseado siempre.

Eli dejó de acariciar mi polla, para poder agarrar las nalgas de Gema y abrirle más su coñito rasurado.

Estaban todos muy ocupados y yo excitadísimo, así que decidí subir mi mano aprisionada, hasta llegar a las tetas de Gema. Ésta aceptó la caricia abriendo los ojos y mirándome al tiempo que se mordía los labios.

Acepté el envite y me acerqué para besarla, para besarla como lo había deseado siempre, ardientemente, jugando con su lengua, mordiéndole los labios. Ella poniéndome sus manos en la cara me devolvió el beso multiplicado, me mordió, me lamió los labios, me besó los ojos, hasta hundir su lengua en mi garganta.

Todo el mundo andaba a lo suyo, nadie vió cómo nos besábamos y nadie, por tanto, se dió cuenta que en ese beso no sólo había excitación, había deseo y había amor.

Gema me invitó con un movimiento a levantarme y sin apartar su culo de la cara de Eli se incorporó agarrándose de mis caderas y me empujó para que me pusiese frente a ella, por encima de Eli.

Inmediatamente se introdujo mi polla en su boca y agarrándome las nalgas tan fuertemente que me casi me abría el culo, me movía adelante y atrás.

Krito debió levantar la cabeza y ver cómo su novia se estaba comiendo una polla que no era la suya, porque detrás de mi, oí como susurraba algo y sentí su boca en mi ano.

Al girarme, ví como estaba penetrando a Marijo y cómo Javier se estaba preparando para penetrarle a él.

Las embestidas que le propinaba a Marijo, hacía que con su cabeza me empujáse hacia delante, de tal forma que hundía la polla en la garganta de Gema, más de lo que ella hubiera deseado.

Extrañada, se la sacó y miró lo que ocurría detrás, viendo el instante en que Javier empalaba a su novio en tanto éste por la fuerza del embiste de Javier, le introducía hasta los huevos su polla a Marijo.

Esta ya estaba gritando de placer, y con el extasis aumentaba el ritmo de su lengua en el coño de Eli que ya no aguantaba más y hacía lo mismo con Gema.

Todo estaba a punto, así que Gema, sin más miramientos, me abrió las nalgas aún más, dejándole el paso más libre a Krito que me dedicó unos sublimes lenguetazos en el ano, introduciendome la punta de su lengua de vez en cuando y ésta volvió a meterse mi polla en la boca y a succionar violentamente.

No había sentido nada igual, jamás. No suelo aguantar demasiado, pero aún menos cuando me dan ese tipo de caricias, por lo que en pocos minutos tuve que avisar a Gema que me corría. Desgraciadamente, dejó de separarme las nalgas para sacar mi polla de su boca y masturbarme, desgraciadamente porque Krito ya no tenía tan fácil el acceso, aunque la corrida vino rápidamente, manchando con mi semen la cara de Gema y el vientre de Eli.

A mis gemidos, se fueron uniendo los de Marijo y Eli y poco después los de Javier que te estaba corriendo en el culo de Krito y Krito, que sacando su polla del coño de Marijo, se corría encima de su culo y de su espalda.

Todos nos quedamos unos minutos en la misma posición sin decir palabra… todos tenían los ojos cerrados… saboreando el momento.

Yo aproveché para lamer el semen que había depositado en la cara de Gema y darle el último beso. Ella lo aceptó con el mismo ardor que el primero, pero no dejamos que durase mucho por temor a que Krito y Eli se diesen cuenta de lo que realmente estaba ocurriendo.

Se incorporaron todos en silencio, excepto Javier (claro).

- Bueno… después de una orgía como ésta… lo mejor es un sueñecito, ¿no? Que hay que reponer fuerzas – comentó, rompiendo la magia.

Así que sin limpiarse siquiera, se metió en el saco y se dispuso a dormir, los demás nos limpiamos con unas toallitas y le imitamos.

Al día siguiente, cuando los efluvios del alcohol y del hachis habían pasado, nos sentíamos algo violentos, aunque podía más el dolor de cabeza.

Las chicas se fueron a lavar a la orilla del embalse mientras nosotros preparábamos el café.

- Esto hay que repetirlo más veces… ¿no creeis? – comentó Javier.

- A partir de ahora… acampada todos los años – sentenció Krito.

- No estaría mal, incluso hacer más de una – añadí yo, sin atreverme a mirar a Krito.

- Nada de eso… que al final me dejas sin novia – concluyó éste.

Evidentemente se había dado cuenta de lo que Gema y yo sentíamos el uno por el otro, lo cual me hizo sentir más incómodo de lo que ya estaba.

Los días siguientes, pasaron sin más, teniendo sexo cada uno con su novia y aprovechando que la tienda estaba vacía.

Esa sería mi última acampada, ya que al año siguiente Javier entró a trabajar en un hotel donde sólo libraba los días de diario, Krito se tuvo que marchar a Murcia con su empresa siguiendole poco después para vivir con él Gema y no volvimos a coincidir en ninguna acampada.

Ahora nos vemos, aunque con mucha menos frecuencia y no hemos vuelto a hablar de aquella memorable acampada.

Siento la extensión del relato, pero era poco probable que pudiese explicar lo sucedido con menos palabras.

Espero vuestros comentarios, que agradezco porque me ayudan a mejorar los próximos relatos y si ya votáis… pues "miel sobre hojuelas".