miprimita.com

Un sueño y una mujer casada

en Control Mental

Cierra los ojos, espera siete minutos y entrarás en mi mundo. Al pasar el umbral pierde el miedo, es mi única condición, lo demás te lo daré yo. Mira tu mano izquierda, no existen anillos ni alianzas, eres libre… entrégate a soñar. Luego, alimenta nuestra fantasía, dame tu picardía, yo le daré forma... No, deja de buscar los marcos del cuadro donde estás metida, no los encontrarás, no hay límites en mis adentros.

Olvida nombres, ropas, suelos y circunstancias, aquí no los hay. Nútreme, soy tu mundo más íntimo y secreto, nos necesitamos, tú me das tus quimeras, yo te hago sentir que pueden ser verdaderas. Esta noche viviremos la terrible y hermosa utopía, recuerda que siempre puedes convertirla en posible pero, también recuerda, conmigo no existe la palabra consecuencia, fuera de mí no controlo los remolinos del destino, y tú tienes dos grandes problemas: falta de valor para materializar tus fantasías y, cuando crees tenerlo, nunca puedes alcanzar mi destreza para hacerlas tan perfectas. No te olvides de mi condición, no debes decepcionarme, si por miedo o por recelo pones límites en mis adentros, daré paso libre a la pesadilla y al naufragio. Ya sabes, todo está en tus manos, o en tu mente... Aquí está, lo tienes tras de ti, míralo, hermoso y expectante, colócale las palabras que sólo tú deseas escuchar…

No, no quiero oírlo en este instante, su voz me llevaría a la realidad. Permíteme ahora el turno para dar mis instrucciones; pareces olvidar que soy la más experta en tus terrenos. Acércamelo, apriétalo a mí; quiero que me mire y que sus ojos proyecten el lamento de no haber vencido sus miedos y besarme cuando pudimos ese instante en el jardín, la noche de mis bodas de plata; ahora hazle saber que no me importa ya, acabo de crear una nueva oportunidad. Bórrame la cicatriz de mi mano que lo voy a tocar, quiero que la bese, que se pasee por cada uno de mis dedos…

¡Saca a su novia de aquí!, no quiero bromas que me despierto; aunque… pensándolo bien, teniéndola enfrente, quiero aprovechar y robarle su cabello y sus mejillas sonrosadas antes de desaparecerla... Perfecto… Lléname el cuarto de flamas y tules. Vísteme con la seda sangre que vi esta tarde y no compré, quiero que él la vea resbalar sobre mi renovada piel, que me bese entera, que se olvide de todo, que se olvide de ella; olvidarme yo de todo, de él, antes de que se extingan las velas... Ahora, sueño mío, cierra tú los ojos y déjame ir, debo regresar al suelo frío de esta habitación sin tules y al vestido prieto muerte que sí compré para su matrimonio... Prepárame esta noche, en tus perfectas fantasías, una con él, mi imposible, frente al altar en el momento que se niega a darle el sí a otra mujer y le confiesa que por fin me hizo suya la noche antes de su boda, con un racimo de te amo en su boca acompañado por mi nombre