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El marido que quiso saber demasiado

en Hetero: Infidelidad

A veces nos empeñamos en ser espontáneos, seguros, firmes, en tener una actitud superada en la vida. Probablemente desarrollamos estas facultades en nuestro campo laboral y luego creemos que las podemos extender a otros escenarios, donde entran en juego aspectos diferentes, muy diferentes.

Me casé a los 35 años con Paula, una mujer maravillosa, inteligente, divertida y con un atractivo extraordinario. Ella era trabajaba en decoración de interiores, rondaba los 31 en aquellos días, la crucé en una muestra de pinturas dedicada al renacimiento. En cuanto la vi supe que estaba irremediablemente entregado a ella, me deslumbró su forma de caminar, los gestos suaves y esas largas piernas que podía adivinar debajo de su falda.

Me atreví a acercarme solo porque sabía que de otro modo perdería una oportunidad única, pero pueden creerme que toda ella era intimidante.

Con un clásico intercambio de opiniones sobre el cuadro que teníamos delante inicié una tímida conversación. En unos instante ella se giró y posó sus enormes ojos negros en mi…fue como caer en el vacío…Cada gesto, cada movimiento de sus manos, eran sensuales, dulces, tenían un estilo embriagador, era imposible que pasara desapercibida y yo había quedado rendido a su belleza.

Después de un mes de encontrarnos en diferentes sitios, la invité una noche a mi casa. Como es de imaginar, cena, buen vino, música, noche ideal y así fue. Ella estaba brillante con una blusa cruzada en la parte delantera que dejaba a buen ver los pechos firmes y generosos; un pantalón ajustado que apenas llegaba a su delgada cintura, el pelo ondulado oscuro como sus ojos.

Recuerdo como después de nuestros besos, fui desatando las manos impacientes, ella sin prisas diría que con cierta timidez. La acaricié con suavidad y fui quitando lentamente cada una de sus prendas.

Cuando solté el sujetador la estaba besado en su espalda, apoyando sobre su trasero, mi sexo ya duro debajo de mi pantalón. Había liberado sus pechos de la prenda protectora y la giré despacio para observarla…tenía pezones grandes, de aureola generosa y un centro erguido por la excitación. Los acaricié y me deleité con ellos succionando una y otra vez, haciendo que esa dureza se estremeciera con mi lengua.

Ella dejó caer su cabeza hacia atrás en claro gesto de placer y entrega, no podía evitar los gemidos que soltaba sin control, yo no me detenía, estaba muy excitado, no dejaba de besarla y acariciarla.

Luego desabroché su pantalón y lentamente bajé su cremallera, deseaba tenerla desnuda a mi disposición. La llevé al cuarto mientras me quitaba la camisa, ella solo tenía las bragas puestas y no sería por mucho tiempo.

La tendí sobre las sábanas, su perfume me envolvía tanto como la suavidad de su piel. Cuando le quité la braga quedó su bello sexo delante de mi, tenía solo una línea suave de pelo en el pubis y el resto estaba tiernamente rasurado, dispuesto para mi placer. La giré para observar su trasero…era magnífico!!! redondo, suave, erguido…lo acaricié tiernamente extasiado por semejante belleza. Después volví a girarla para recorrerla desde los pechos hasta su sexo.

Mi lengua se dedicó a su vagina con todo el repertorio del que era capaz, succioné, lamí, chupé, dentro, fuera una y otra vez sin cesar…inundé mi boca de sus dulces mieles que no dejaban de liberarse como si de una fuente se tratara, mientras la escuchaba gemir con pasión.

Me desnudé y mi sexo saltó como desde una catapulta, el deseo era como un alud, deseba penetrarla con locura.

Entré en ella mientras le mordía suavemente los pezones que tanto me atraían, asumió mi pene erguido amoldando su interior a él con entrega total. Me deslicé, resbalé dentro de su sexo casi de un solo movimiento, ella ahogó un pequeño grito y comenzó a mover sus caderas acompañando mis sacudidas disparadas desde la calentura más intensa. Sus manos se aferraron a mis nalgas invitándome a no dejar de moverme ni un instante.

-Así…así!!!!...la quiero toda adentro…!!!- Dámela…por favor dámela!!!- Sus palabras desatadas me ponían al máximo de mis posibilidades físicas, no dejaba de gemir, su sexo estaba bañado con una mezcla de nuestros fluidos unidos en un placer único.

-Quiero que me llenes…!!!! Quiero sentir tu calor derramándose en mi interior!!!!...No pude esperar más, volqué todo mi semen con pasión dentro de su sexo; ella soltó al mismo tiempo un orgasmo apenas silenciado por sus propias manos que taparon su boca con desesperación.

Fue una noche inolvidable y vivimos muchas más en las que disfrutamos plenamente de nuestros encuentros amatorios.

Desde aquella ocasión, fuimos cada vez más unidos y al cabo de unos meses de vivir juntos nos casamos felizmente, hace ya dos años…

Hace poco comenzamos a pensar en tener hijos, ambos entendemos que estamos muy bien juntos y por nuestras edades ya es hora de aumentar la familia y materializar nuestro amor con algunos frutos propios de él.

Una tarde habíamos quedado en encontrarnos a tomar algo a la salida de nuestros trabajos. Quedamos en un bar céntrico, muy tranquilo y acogedor. No sé como ni por qué, nuestra conversación derivó a temas relacionados con el sexo; las cosas que disfrutamos, las fantasías que teníamos, los momentos de placer que habíamos vivido juntos…etc etc…De pronto se cruzó por mi cabeza, que mi mujer había tenido un par de novios antes de conocerme, lo habíamos hablado a poco de conocernos, cuando cada uno relató sus antecedentes de parejas previas. No habíamos entrado en demasiados detalles porque no era necesario, ni al cabo interesaba para nuestras expectativas de entonces. Pero aquella tarde mi inquietud voló con más profundidad.

-Me has dicho que con el novio que dejaste poco antes de conocerme fue con quien más tiempo has estado verdad?-

-Sí- respondió- fueron casi siete años, del anterior poco es lo que recuerdo, muchas rupturas y vuelta a empezar, pero con Leandro, tuvimos una relación muy prolongada-

Yo sabía que se habían separado porque él era muy absorbente y no le dejaba crecer en su profesión. Al principio lo sobrellevaron porque Paula resignó muchas cosas, pero finalmente todo fue a peor y las promesas de cambio nunca se hicieron realidad y ella decidió poco a poco terminar la relación.

-Pero, más allá de los problemas de pareja en cuanto los roles de cada uno, se llevan bien, verdad?-

-En general no teníamos grandes discusiones, siempre era por lo mismo, Leandro no quería comprender mis razones, y antes de perdernos el respeto fue mejor dejarlo- A qué viene este interrogatorio?- Mi mujer no tenía intenciones de continuar con la charla en este sentido, pero yo tenía algunas preguntas más que me rondaban.

-Y…en la cama?, como se llevaban?-

-Amor, creo que no tiene ningún sentido lo que me preguntas, dejemos las cosas aquí y pídeme otro café-

-Por qué?- qué tienes que ocultar- Me había molestado su intención de eludir la respuesta que esperaba.

-Nada!!! No tengo nada que ocultar, pero que razón tiene de hablar de una relación del pasado que no viene a cuento- Te amo, me amas…no me interesa ninguna otra cosas que no sea nosotros- Paula insistía con cambiar el signo de la conversación.

-Cielo- dije en tono calmo y conciliador –Somos adultos, estamos felizmente casados, hemos superado muestras anteriores relaciones y quedan solo como parte de nuestro pasado. Solo quiero conocerte un poco más y si hablamos abiertamente de nuestras experiencias pasadas, tendremos más oportunidad de comprendernos el uno al otro…-

-Yo no deseo abordar nada de tus anteriores parejas!!!- Me espetó con seriedad-

-De acuerdo, lo que no quieras saber no lo preguntas y ya…pero puedes respetar que yo quiera ser más curioso en este sentido-

Mi mujer quedó pensativa unos instantes, mientras el camarero traía el segundo café de la tarde.

-Está bien, si crees que podemos tratar el tema y luego lo quitamos del medio…no me hace gracia, pero lo haré porque me lo pides y no quiero que entre nosotros queden temas sin tratar cuando uno de los dos lo demanda; pero una vez que terminemos con esto no lo volvemos a tocar-

Sus palabras me sonaron a puerta abierta para mi curiosidad y yo quería abordar todo lo posible.

-Bien,- dijo serenamente- con Leandro nos llevábamos muy bien en el plano sexual, no era algo que nos generase ningún conflicto-.

Yo conocí a mi mujer con cierto perfil de timidez y suponía que llevarse bien con alguien en el plano sexual, significaba que ambos habían sido en cierto modo parecidos. Lo cual me animó a seguir indagando.

-Lo entiendo pero, eso quiere decir? que aprendieron juntos, podían satisfacerse al mismo tiempo?

- Él tenía más experiencia que yo, mi novio anterior era bastante limitado a la hora de mantener relaciones; Leandro me fue llevando a planos sexuales que desconocía o no había aprendido a disfrutar-.

Mi mente seguía pensando que ella le daba cierto aire de importancia a cosas que eran menores en mi imaginación, de modo que para despejar cualquier duda, continué:

-Dime algún ejemplo-

-Amor, creo que es innecesario…

-Por favor Paula!!!, ya quedamos en que no hay problemas- insistí con aire de madurez.

-No sé…bueno…él me llevó a mantener relaciones prolongadas, ya me entiendes…con él tuve noches de varios orgasmos..

- Cuántos?-

-No recuerdo..

-Cuántos?- Repetí casi sin respirar.

-Creo recordar una noche de cinco…-

No pude ver mi cara, pero seguramente el gesto de sorpresa y desaliento fueron evidentes, especialmente al recordar que mi mujer y yo no habíamos pasado de dos buenos polvos sucesivos.

-Pero…qué es lo que más te motivaba de él?- musité con ansias de conocer más.

-Aprendimos a tener una conexión muy sexual, nos hacía falta poco para encender el deseo, a veces una mirada, a veces un roce- Paula comenzó a transportarse lentamente con sus recuerdos a los momentos vividos con su ex.

-Recuerdo una noche que estábamos en el cumpleaños de mi amiga Sonia, la reunión se hizo en su piso y allí estábamos con otras parejas. Mientras nos sentamos en la mesa para cenar Leandro comenzó a meterme mano por debajo de ella, al mismo tiempo que continuaba hablando a los demás como si nada. Su mano se deslizó hacia mi entrepierna y yo apenas si podía emitir algún sonido coherente. Después de unos minutos en los que él no paró de acariciar mi sexo, ya estaba demasiado excitada, decidí levantarme con la excusa de ir al baño. Necesitaba salir de allí porque no podía mantener mi estado normal.

Él apareció de inmediato, me arrolló contra la pared del pasillo y me dio un profundo beso que no hizo otra cosa que despertar más aun mi deseo. Fuimos a la parte trasera donde tenía una amplia terraza…y lo hicimos alli…-

-Cómo fue?-

-Bueno…estábamos muy excitados, él me levantó el vestido mientras me besaba, yo le bajé la cremallera del pantalón, el quitó mi braga…de hecho la rompió al hacerlo, me hizo sentar sobre una pequeña mesa y me penetró allí mismo. Tuve un orgasmo casi inmediato, él me tapó la boca para que no hiciera ruido.

.-Pero…y el resto de la gente?-

-No se dieron por enterados- nos perdimos unos minutos, pero los suficientes para dar rienda suelta a nuestras necesidades- En realidad casi nadie nos vió.

-Cómo que casi nadie?-

-Bueno…-Paula sonrió ligeramente- Verás, es que con tanto impulso desatado yo había llegado al orgasmo pero Leandro no, entonces me arrodillé, tomé su miembro entre mis manos y luego en mi boca. Comencé a hacerle sexo oral para que pudiese tener su momento de placer. El caso es que en ese instante me dí cuenta que un hombre nos observaba desde la terraza vecina, pero me pareció injusto para Leandro que lo dejara…bueno te imaginas en qué condiciones…de modo que hice como si nadie estuviera allí y continué con mis caricias hasta que él estalló en mi boca..

Yo estaba estupefacto al escuchar su relato…estaba descubriendo una personalidad de mi esposa que ignoraba.

-Despues de la cena le comenté que nos habían espiado, pero que decidí continuar; él se sonrió y me dijo que había hecho bien y suponía que el vecino tuvo que salir corriendo a masturbarse-

-Supongo que después de esa experiencia, habrás pensado antes de volver a recurrir al una situación semejante-. Dije con aire de respuesta conocida.

-A de decir verdad…fue justamente lo contrario. Eso despertó en nosotros cierto morbo adicional y emprendimos una suerte de tour sexual por sitios no muy privados.- Desde el parking de un estacionamiento, pero no dentro del vehículo sino sobre él…hasta una cabina de teléfono público en plena tarde-.

-Una que recuerdo especialmente fue a la salida del departamento de mi padres…Habíamos ido a cenar y bebimos bastante, después de unas copas, nos habíamos escondido de ellos para meternos unas manos de esas que levantan temperatura y despiertan los deseos más intensos-

Mi hermana se quedaba a dormir con su marido, de modo que no teníamos sitio para quedarnos. En plena madrugada, nos marchamos. Entramos en el ascensor del edificio y comenzamos a besarnos profundamente. Cuando llegamos a planta baja, ya no tenía la braga debajo de mi vestido. Leandro volvió a pulsar el piso 14 y mientras subía el ascensor nosotros subíamos en excitación. Entonces el detuvo el aparato en medio de dos pisos. Al principio me asusté pero después dí rienda suelta a mis deseos. Él se había bajado el pantalón y puso su sexo entre mis piernas, había levantado mi vestido desde abajo y yo me había quitado el sujetador, de modo que tenía todo enrollado en mi cintura.-

Mi mujer continuaba su relato como si lo estuviese reviviendo, notaba como su mirada se perdía en aquella escena que indudablemente recordaba con lujo de detalles.

Leandro estaba muy excitado y lo estuvo aun más cuando comencé a succionarle el pene. Imaginé en hacerlo llegar de ese modo, pero luego se me ocurrió algo diferente. Me paré delante de él y me dí vuelta…levanté ligeramente mi trasero sobre su sexo y le pedí que me lo hiciera por detrás.

Leandro me había pedido alguna vez hacerlo de ese modo, pero yo no estaba segura…

-Claro, la primera vez genera cierto temor e incluso quizás no se sienten deseos, si no más bien por complacer al otro- Fue mi comentario estúpido con el que interrumpí su relato.

-No…en realidad yo tenía muchas ganas de hacerlo de ese modo, hacía tiempo que no hacía otra cosa que pensar en ello, pero es que…bueno…Leandro…estaba muy bien dotado, la verdad es que no solo era la longitud de su pene, al cual obviamente me había acostumbrado, sino al grosor considerable que poseía y…

Vaya!!!! Lo que me faltaba oir,- pensé para mis adentros- no solo era buen amante y se había cepillado de todas las formas posibles a mi esposa, sino que además la tenía grande!!!!

Él fue muy cuidadoso, recuerdo que me dijo "estás segura?"…pero mi deseo era tan intenso que solo separé mis nalgas con mis manos como toda respuesta.

Él se agachó y comenzó a lamer mi trasero para lubricarlo, yo estaba extasiada, mis piernas se mojaban con mis propios fluidos que él se encargaba de llevar a mi pequeño orificio. Luego sentí sus dedos provocando la primera dilatación, eso ya lo había sentido en varias ocasiones y era cuando más me hacía desear lo que en ese momento estaba dispuesta a recibir.

Sentí el extremo de su cabeza…la apoyó con firmeza –relájate que te gustará- eso fue lo que me dijo. Luego llegó el ardor inicial, solo tenía su punta dentro pero ya imaginaba lo que vendría después, solo que lo hizo lentamente. Entró y salió varias veces hasta que mi ano estuvo preparado para el resto. Cuando comenzó la verdadera penetración me temblaron las piernas, pero no era de dolor, pues ya no lo sentía, sino de un inmenso placer. Comenzó a moverse dentro de mi ano y yo no podía creer que la tenía toda adentro, más aun empujaba con mi cintura hacia atrás para que no dejara nada de su miembro sin penetrarme.

Los dos estábamos mareados de excitación, no nos importaba el movimiento del ascensor, ni si alguien podía oirnos. Era la primera vez que tenía un pene dentro de mi y al mismo tiempo podía sentir como descendían por mi vagina mis fluidos calientes. Nos sacudimos casi con locura, hasta que tuve un orgasmo descomunal. No dejé de moverme porque seguía ardiendo, Leandro me esperó hasta que tuve un segundo orgasmo más intenso que el anterior y casi de inmediato sentí el semen de él inundando mi trasero.

Quedamos exhaustos…cuando descendimos, había cuatro personas esperando abajo, nos miraron con ojos desorbitados. Ninguno de los dos podíamos disimular la inyección de sexo que acabábamos de gozar.

A partir de entonces el sexo anal fui una práctica más y siempre lo disfruté como cualquier otra alternativa.

-Cariño…estás satisfecho con tu curiosidad?-

Después de aquellas palabras, no puede decir nada. Solo balbuceé un "si, claro." Y pedí la cuenta para macharnos a casa.

Desde aquella tarde, mi mujer, fue otra para mi. La fantasía que yo tenía de su timidez y su forma de disfrutar del sexo en pareja, cambió la perspectiva que yo tenía sobre ella.

Haciendo el amor, he imaginado las escenas con su ex novio, todo lo que vivió con él y más aun lo que disfrutó de él. A veces pienso que tal vez cuando tenemos relaciones ella está imaginando que lo hace con Leandro, que es él quien se la mete y la hace gozar con su bien dotado pene.

Ahora no me siento seguro de mi mismo. Ella me ama, lo sé, pero yo no me siento como antes y comenzamos a tener problemas de pareja y discusiones que en realidad tienen de fondo otros aspectos.

Mi mente no me deja en paz, las fantasías que solía tener ahora son imágenes en las que incluyo un tercero y siempre es mejor que yo, siempre la satisface más que yo.

No sé que será de nuestro matrimonio, pues no sé si puedo superar, saber demasiado de mi esposa