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El diario secreto de mi esposa – (II)

en Hetero: Infidelidad

El diario secreto de mi esposa – (II) SPHERE

Despues de haber leído el primer archivo del diario de mi mujer, y aun con las palpitaciones que me había provocado, el impulso me llevó a continuar con otro. Desconcertado y con la duda instalada en mi mente sobre si lo que estaba leyendo era fantasías o situaciones reales vividas por mi esposa, puse mi atención sobre uno con título extraño. A medida que avanzaba en su lectura, me esforcé en pensar si había algún detalle revelador en esos hechos, aparte de comprobar que el nombre de sus amigas resultaban conocidas para mí; pero de inmediato todo pasaba a un segundo plano…una vez más, me desbordaba lo que descubría en aquellas letras y ya no sé si seguir con el siguiente…

***

La noche de aquel sábado comenzó con la alegría de un encuentro con algunas de mis mejores amigas que no veía desde hacía varios meses.

Vero, Mila y yo éramos amigas y ex compañeras de trabajo, años atrás en la primera juventud. Desde entonces, y a pesar de que a veces nuestras respectivas obligaciones nos alejan un poco, siempre hacemos un hueco para vernos, contar anécdotas, ponernos al día de nuestras cosas y disfrutar de una charla amena. Que si los niños, que si los maridos, parejas y afines…que si estaríamos mejor solas, etc., etc. Al final siempre caemos en la trampa y hablamos de los hombres. Lo que nos une a ellos, lo que nos distancia, lo que nos hace sucumbir, lo que no enerva hasta la ebullición…los de antes, los de ahora, los quizás…

A propósito de ello, las tres teníamos maridos o algo parecido. Vero había atravesado algún terremoto reciente en su relación; ya reconciliada pero con algunas dudas a cuestas, estaba con un signo de interrogación al futuro. Mila llevaba una relación bastante reciente y yo una de varios años.

Declarado el estatus de intenciones, siempre no ha gustado hacer un repaso de fantasías, locuras que hicimos o las que nos hemos arrepentido por no hacer. Difícilmente nos quedemos con los errores del pasado, más bien solemos mirar positivamente incluso sobre cuestiones que hemos atravesado con dudoso acierto. Por eso, cada vez que nos juntamos es un disfrute y un placer.

Cenamos en un sitio alegre y de bastante concurrencia, el ánimo de la charla se confundía con el bullicio del entorno. Como de costumbre nos gusta vestir ben, comer bien y beber mejor. Todas habíamos elegido un vestido para aquella noche, alguno más ajustado que otro, según entendíamos que nos favorecía la silueta.

Vero, era la menor de las tres, espontánea, extrovertida y alegre, solía poner la nota más picante en las conversaciones. Tenía un desenfado que la hacía atractiva más allá de su aspecto físico, que por cierto concitaba más de una mirada masculina. Se había puesto un vestido pegado al cuerpo que le quedaba de muerte y como es bastante alta, lo lucía con estilo.

Mila era la más formal, solía vestir  de acuerdo a su carácter, siempre atenta y equilibrada en el trabajo, pero sabía divertirse cuando desconectaba. Podía desconcertar a quien no la conociera fuera del ámbito laboral. Acababa de cumplir los cincuenta y se conservaba estupendamente.

Yo…bueno…no me quejo en absoluto, mantengo mis facultades femeninas y cierto aire de sensualidad que, aun sin pretenderlo, suele atraer voluntades seductoras con regular frecuencia. No puedo negar que ello me genera cierto cosquilleo que alimenta mi autoestima y por decirlo de alguna manera… pone un toque de vibración en la piel. Me había puesto un vestido azul oscuro, sin mangas, escote alto, espalda generosa, cuya falda subía apenas de las rodillas. A juicio de mis amigas no me quedaba bien…lo siguiente…

Las tres liberadas de tempranas obligaciones, acudimos a un bar para prolongar la noche con algunas copas que agitaran aún más nuestras sensaciones y nos subieran los colores. Después de un buen rato, Vero propuso ir a bailar. Lo cierto es que hacía tiempo que no lo hacía y me pareció una idea estupenda. Dijo que tenía la dirección de un lugar que le recomendaron porque tenía buen ambiente y aunque le dijeron que se daba para el ligoteo, decidimos que era una opción válida. Tomamos un taxi y en pocos minutos estábamos en la puerta de aquel sitio llamado SPHERE. El interior era una pasada, con dos enormes pistas de baile acondicionadas con diferentes motivos y formas. Luces, efectos láser y desde luego el sonido, eran espectaculares y muy cuidados.

Pedimos unas copas y mientras estábamos en la barra no tardaron en aparecer los primeros candidatos a ser compañeros de baile. Vero no demoró en tomar su elección y una vez hecha, saltó a la pista como si tuviera resorte en los pies. Ni bien se mezcló entre el gentío asimiló la música en el cuerpo y comenzó a moverse sensualmente, con gusto y estilo envidiables.

La siguiente fue Mila, que tras la breve insistencia de un hombre bastante seductor, accedió con una sonrisa y acto seguido comenzó a bailar aun antes de llegar al escenario.

Yo reía encantada desde la barra, acompañando el sonido con el vaivén de mi cuerpo. No fue extraño que se me acercara un tío para sacarme a bailar. Era alto, más bien delgado y a primera vista me pareció bastante guapo además de joven.

-Hola, me llamo Sebas y muero por un rato bailando contigo- Me dijo sonriendo. Me pareció divertido y le devolví el gesto asintiendo.

-Yolanda-  Dije y me cogió de la mano para conducirme hasta un extremo de la pista donde no se apretaba tanto el gentío.

Nos soltamos al compás de la música y desde el primer paso sentí que disfrutaba con cada uno de los movimientos que soltaba mi cuerpo. Es curioso como el sonido y las luces se van apoderando de uno sin que nos demos cuenta. Los temas se sucedían, algunos más rápidos que otros y mi compañero no parecía tener ganas de cambiar pareja.

De vez en cuando buscaba a Vero con la mirada, quien no paraba de sacudirse divertida, bailando con uno o varios hombres a la vez. 

En un instante los acordes cambiaron a ritmos latinos, allí tuve que improvisar bastante porque no tengo mucha práctica pero parecía que mi cuerpo aprendía con rapidez y no desentonaba con el resto. Empezó con Salsa y siguió con una Bachata, algo más lenta y allí estaba yo disfrutando el momento!!!. Mi compañero tampoco lo hacía mal y se aferraba a mi cuerpo con movimientos sensuales que yo intercambiaba aceptando el reto que el baile proponía. Pierna con entrepierna, contoneo de cadera, de frente y de espalda…a esa altura sus manos no se cortaban y acariciaba mi cuerpo con soltura. Si estaba de frente me sujetaba por la cintura y a veces por el culo y si me giraba subía sus manos hasta mis pechos. Pero yo no me quedaba atrás y le hice sentir mi trasero en su pelvis con los movimientos más sensuales que la música me sugería.

-Cómo me estás poniendo!!!- dijo en medio de aquel estruendo.

-Jaja!!!...culpa de la música- Le contesté sonriendo.

- Te apetece tomar algo?-

- Vale, has logrado despertar mi sed – Dije con una mirada llena de picardía natural, y me sacó de la pista para regresar a la barra.

Pedimos unos mojitos y mientras esperábamos que los traigan, él se acercó con suavidad y me comió la boca. Casi sin darme cuenta le estaba respondiendo el beso sintiendo su lengua en la mía. A esa altura de la noche tenía el cuerpo muy sensible, entre el alcohol que llevaba y a qué negarlo, el  morbo que había encendido mi compañero…ese beso me supo a placer total…

El camarero había dejado las bebidas pero ni cuenta nos dimos con tanto morreo que nos tenía ocupados. Finalmente logramos soltarnos para darnos un respiro y eché un vistazo alrededor para buscar a mis amigas pero no tuve éxito.

-Estás con alguien?- Me preguntó.

- No…si…bueno mis amigas que salieron a bailar antes que yo y ahora no las veo-

- Seguro se están divirtiendo, porque no nos vamos a un sitio más tranquilo?- Volvió su boca hacia la mía y otro rato que nos enredamos entre besos y manos a puro calentón.

- Espera, quiero contactar con ellas primero-

Acabamos los vasos o más o menos y empezamos a recorrer las pistas y alrededores en busca de Vero y Mila.  

Al cabo de un rato sin éxito, me preguntó si estarían acompañadas porque en ese caso quizás habrían salido o estaban en lugares menos públicos que aquel. Intenté llamarlas al móvil pero ninguna lo cogía. Nos dirigimos a los servicios y nada, rodeamos toda la planta baja con igual resultado. Subimos a la planta superior donde hay unos balcones que dan a las pistas, allí me detuvo para volver a besarme y me puso contra la pared metiéndome mano por debajo del vestido.

Uffff…eso ya eran palabras mayores y no podía dejar las cosas así. Sentí que el bulto debajo de su pantalón estaba creciendo y mi mano lo buscó para apretarlo y acariciarlo. Él me ponía los dedos por encima de las bragas buscando mi deseo…mis ganas de que avanzara…

-Arriba hay pisos más tranquilos- Me dijo al mismo tiempo que me llevaba hacia las escaleras.

A medida que subíamos las luces se hacían más tenues, se iban perdiendo casi al compás de la música que se alejaba con nuestros pasos.

Nos cruzamos con algunas parejas que estaban en plena actividad medio protegidos entre las sombras. A mitad de camino en las escaleras, casi tropiezo con una chica que tenía la falda levantada, e inclinada sobre la barandilla recibía a su chico entre gemidos ahogados. Más adelante, otra mujer algo mayor, luchaba por desabrocharle el pantalón a un hombre que sostenía una copa sonriendo; me miró de costado y se mordió el labio como protestando por el incordio del botón rebelde. Pasamos de largo, dimos vuelta en un pasillo que conducía a una sala sembrada de sillones, que parecían mayormente ocupados, aunque no se veía más que siluetas insinuantes.

Algunos charlaban, otros dormían a pata suelta y otros se dedicaban a disfrutar del sexo en todas sus variantes. Eran escenas bastante curiosas que no había vivido antes. De pronto me detuve ante una de esas parejas que llamó mi atención. Miré detenidamente y allí estaba Vero, dedicándole una mamada a un joven que, sentado sobre el respaldo de un sillón, no dejaba de gemir. Ella le sujetaba la polla con una mano, acariciándola y engulléndola con su boca hasta hacerla desaparecer. Él tenía la cabeza hacia atrás soltando frases propias del morbo que sentía; y a juzgar por la tremenda erección, mi amiga lo estaba poniendo a tope. Observé que la otra mano de Vero se perdía debajo de su vestido para acariciar su sexo. Estuve unos instantes mirando, los dos estaban entregados al placer y no les interesaba lo que pasara a su alrededor.

Si ya estaba bastante caliente, aquella escena me puso aún más, sentía mi coño mojado y palpitando con deseo. Son esos momentos que el cuerpo pide caña y el control pasa a un segundo plano. De pronto sentí la mano de mi compañero acariciando mi trasero y mis pechos.

-Tengo ganas de follarte ya!!!- susurró en mi oído despertándome de la hipnótica escena de mi amiga y encendiendo mi deseo…

Avanzamos por el salón hasta dejarnos caer en un sillón pequeño pero lo suficientemente acogedor para nuestras necesidades. Pasamos rápido de preliminares que ya veníamos cargados. Levantó la falda de mi vestido y me quitó las bragas que estaba deseando liberar. Abrí las piernas y si no fuera por la penumbra habría visto lo mojada que estaba. Comenzó a comerme el coño con fruición, con dedicación ardiente, su lengua jugaba con destreza en mi clítoris y mis labios vaginales...Me mordisqueaba, me succionaba, me lamía como un poseso y el placer de su boca me excitó como no imaginaba.

-Ahhh cariño!!! Qué gozada como me lo comes…así así…más…ahhhhh…ohhhhhhhh!!!!-

El primer orgasmo estalló con rapidez producto del deseo acumulado en aquella noche, mi cuerpo se sacudió en plena oleada de placer. Él se bajó el pantalón pero su miembro no estaba erecto; lo acaricié con ambas manos y tantas eran mis ganas de que me follara que no le hice esperar y comencé a chupárselo metiéndolo todo en mi boca. Poco a poco mi succión comenzaba a levantar su pene mientras le acariciaba los testículos con suavidad.

Sentir como aquel miembro crecía más y más dentro de mi boca me daba un morbo tremendo, haciendo que mis fluidos lubricaran mi sexo.

-Ahhhh…!!! Qué buena eres chupándola!!!-

Mis habilidades en cuanto al sexo oral eran prueba largamente demostrada, por lo que sabía el placer que estaba dando y me encantaba hacerlo.

Su miembro creció tanto que ya no entraba en mi boca y para mi sorpresa su estado pasó a categoría de descomunal. Vaya pedazo de polla tenía el chaval!!! Era muy gruesa y estaba durísima. Mojada como me encontraba poco le costaría penetrarme y no tardó en hacerlo...

En un movimiento me tumbó sobre el sillón, yo separé las piernas con ansiedad y deseo…me clavó hasta el fondo, sentí como su polla se abría camino en mi interior implacable y profunda, separando con fuerza mis paredes vaginales.

-Guauuuuuu!!! Que pollón cariño!!!!- exclamé excitada.

No solo tenía buen aparato sino que lo usaba estupendamente, qué manera de follarme!!! Se sacudía con tanta fuerza dentro de mi sexo que parecía me iba a partir…sentía que llegaba a mi garganta con la punta de su polla. Avanzaba y retrocedía sin detenerse un segundo; yo le seguía el tren acompañándole con mis movimientos igualmente feroces.

-Toma…toma…toda hasta el fondo!!!!- Me susurraba mientras no dejaba de taladrarme con su mástil.

-Ayyyy…siiii…que placer…ohhh me voy a correr…Ahhhhhhhhhh!!!!- No sé si grité y tampoco me importaba que me escucharan.

Él sacó su pene y comenzó a masturbarse…su mano apretada rodeaba su miembro sacudiéndolo sin parar…yo miraba extasiada el palo que acababa de tener dentro…la escena me ponía mucho…tanto que no pude resistirme y le seguí haciéndome un dedo. Se corrió copiosamente…no era para menos con tanta excitación, y casi al mismo tiempo llegó mi nuevo orgasmo, profundo y tan fuerte como el anterior.

Nos besamos con pasión, con caricias entregadas al placer…sus dedos buscaron mi sexo, rozando mi clítoris y luego metiéndose dentro….era un artista con esos movimientos…que bien sabía donde tocarme para hacer que no dejara de desearlo!!!.

-Mmmm cariño me sigues poniendo mucho!!!...me tienes empapada!!!-

Su polla volvía a crecer sin apenas tocarla, el muchacho había cogido carrerilla y no había dudas que le sobraba vigor.

Había bajado mi vestido desde los hombros y colgaba recogido en pliegues en mi cintura, lo cual hacía que mis pezones endurecidos fueran un buen plato para su lengua…

-Ufffff que placer…que ganas de que me sigas follando!!!-

- Me vuelves loco cariño…deseo volver a metértela!!!- Su boca me recorría por toda la piel provocando llamaradas.

Apenas me había percatado que en el sillón contiguo otra pareja joven se estaba dando el lote con la misma libertad que nosotros. Mientras sentía los dedos de mi compañero dentro de mi vagina y su boca recorriendo mis pechos, me dediqué a ver como follaban los vecinos. Ella estaba en cuatro patas y el chico le clavaba por detrás con menos vehemencia que lo habíamos hecho nosotros, casi en cámara lenta.

Me gustaba mirarles mientras sentía como mi compañero volvía a introducir su polla en mi cuerpo…era una sensación nueva y con morbo total. Me follaban mientras veía como otros follaban y debo decir que también ellos nos dedicaron miradas, primero furtivas y luego desenfadadas, entre gemidos varios. De pronto el chico de al lado extendió su mano y comenzó a acariciar mis pezones, mientras continuaba follando a su pareja. Yo estaba como en un sueño y el placer era lo que me envolvía.

-Mmmm…uffff…estoy ardiendo…-

Mi compañero aceleró sus movimientos producto de su gran excitación y yo sacudía mi pelvis absolutamente entregada a su miembro que me hacía gozar con cada movimiento.

Creo que ni siquiera me sorprendió cuando el otro se acercó y comenzó a besarme con sensuales movimientos de su lengua, que respondí de igual manera, chupándola, mordiéndola. Instintivamente estiré mi mano y me aferré a su pene empalmado y duro como una estaca. Después de acariciarlo lo puso sobre mis labios y comencé a comérselo sin más. Su pareja me observaba excitada y se metía los dedos en su vulva, acariciándose con evidente lujuria.

Yo le estaba chupando la polla a su chico mientras el mío me clavaba a fondo. En un momento nos habíamos montado un trio en toda regla y lo estábamos disfrutando entre cuatro.

-Ufff…chica eres increíble!!!...me pones a cien!!! …estoy tan duro!!!- Levantó mis piernas para penetrarme más a fondo aun. Sujetaba mis tobillos con las manos y hundía su inmenso poste hasta que no quedaba sitio en mi sexo.

-Uhhhhh me estás matando!!!- Exclamaba ahogando el gemido. Casi muerdo la polla de mi otro amante ante tamaña embestida.

Luego me giró para ponerme en cuatro con las manos en el respaldo del sillón; mi culo en pompa estaba a su disposición y mi vagina volvió a sentir la invasión de su espectacular polla. Para entonces yo continuaba la mamada al otro tío que se aferraba a mi pelo como para sostenerse en pie. Percibí que se correría y estaba tan caliente que dejé que mi boca recibiera sus fluidos ardientes.

-OHHHHHHHH…!!!- No se pudo contener y algo más que un gemido salió de su garganta. Después de sus espasmos de placer se tumbó a lado de su chica que aún se estaba semidesnuda y comenzaron a besarse.

Mi chico seguía dándome todo y con todo, mi cuerpo se amortiguaba en el respaldo del sillón ante su impresionante vitalidad. Era una máquina que parecía romperme dejando mi sexo abierto y mojado por completo.

-Uhhhh eres incansable cariño!!!-

-Me tienes muy caliente…siente mi polla que está como una piedra!!!-

-Ahhh…Ohhhh…mmmmm…sigue…dame…dámela toda…más!!!- Le retaba con sensualidad felina. El sillón soportaba nuestros sacudones sexuales, que sin tregua habíamos desatado. Quería aguantar un poco más para prolongar ese momento, con ese enorme palo dentro que me hacía arder, pero no podía esperar más y me corrí dos veces seguidas…

-Que profundo me follas!!!…Asiiii…Ahhhhh…Uhhhhh…!!!-

-Toma Cariño…aquí va mi leche que te llenará!!!...Ohhhhhhh…Uffff-

Nuestros orgasmos fueron tremendos…muy intensos…allí casi desnudos, nos quedamos en silencio. Poco a poco fui tomando conciencia de mi alrededor, de la música que más abajo seguía sonando sin pausa, del bullicio muy lejos de cientos de personas.

Acomodé mis ropas con celeridad y miré la pantalla de mi teléfono; tenía llamadas perdidas y mensajes de mis amigas que me estaban buscando. Entonces recordé la escena de Vero, como si fuera un sueño, no estaba muy segura de que haya sido real. Les respondí que me esperaran un momento para salir juntas.

Bajamos las escaleras con más prisa que al subir, volviendo a esquivar las parejas que se arremolinaban aun en mayor número que antes. Al llegar abajo, él me quiso llevar a casa, pero le dije que no hacía falta en absoluto. También le dije que lo sentía, pero no deseaba dejarle mi número aunque él me lo apuntó en un trozo de papel.

Instantes más tarde nos reencontramos en la puerta de la disco. Fue mirarnos y soltar unas carcajadas simultáneas llenas de complicidad.

La noche era agradable y templada, comenzamos a caminar para tomar un poco de aire. Mila fue la primera que empezó...Chicas…cuando les cuente la nochecita flipante que me he dado, no lo vais a creer…