La Masajista
Esto que les relataré, me ocurrió hace un par de meses, mi
nombre es Cindy.
Mi esposo se había ido de viaje, a lo que permanecí sola como una semana, me
conecté por msn con una joven llamada Rommy, despues de intercambiar algunas
fotos y hablar sobre distintos temas, la charla, fue tomando otro giro, hasta
introducirlo en lo sexual, diciendonos cosas, que nos llevaban a un punto de tal
excitación, (no dudo que ella también) que terminabamos masturbandonos al
unisono, mientras subia la temperatura de nuestras palabras. Poco a poco se fué
transformando en una obsesión, reiterando esos encuentros virtuales con
frecuencia..
No soy lesbiana, pero había algo en esa comunicación, algo magico, que junto con
la fantasía y la imaginación, estimulaban hasta lo mas profundo de mis hormonas.
Nunca había hecho algo así, pero la soledad, sumado al ocio, me llevo a
incursionar en este tema.
Una tarde, al no poderme comunicar con ella, me puse de
bastante mal humor, sumado a la calentura que tenia. Salí con el coche sin rumbo
fijo, realmente ni yo, sabia lo que deseaba, no tenia ganas de ir al Mall, ni
meterme en un café, nada me venia bien.
Hasta que pasé por un lugar que decía relax, masajes en español, algo muy común
en Miami, así que después de pensarlo, me dirigí al lugar. El aspecto desde
afuera no era muy atrayente, como son la gran mayoría.
Entré y el interior estaba muy confortable. Comenté a la chica que atendía
que deseaba hacerme unos masajes
- ¿Prefieres que sea una mujer? - me pregunto.
- Claro que si - respondí, pensando que seria lo mas apropiado. Pagué con la
tarjeta por una hora de masajes y entré a una sala, me senté en la camilla, no
tardó en llegar una morocha bastante atractiva y joven. Al empezar a hablar me
dí cuenta instantáneamente que era cubana.
Me dice con su acento tan característico:
- Oye chica, quítate la ropa, ¿o crees que te masajeare vestida?.
Con un poco de timidez fui atrás de un biombo y me saqué todo menos mi ropa
interior. Medio envuelta con la toalla me tiré sobre la camilla. Me desabrochó
el sostén, mientras murmuraba algo, empezó a colocarme unas cremas y darme
calor. Me dejó, para retornar a los 10 minutos,
Comenzó masajeando pies, piernas y brazos, continuo con el cuello, hombros y
espalda, sus manos eran fuertes y me sentía muy bien.
Poco a poco me fui relajando, sus manos frotaban mis piernas, iban subiendo
hasta llegar a mis glúteos. En ese instante, sus manos comenzaron a adueñare de
mi cuerpo. Mi fantasía me dejó llevar, disfrutando cada vez más de esos
alucinantes masajes
Me deje transportar, ya no pensaba, me regocijaba de ese formidable y sensual
frotación, amasando mis glúteos, oprimiendo su dedo por mi raya hasta detenerse
muy cerca de mi orificio. Mis piernas estaban pegadas, pero con gran habilidad y
sutileza, logro hacérmelas separar, para deslizar su mano por la entrepierna. De
una manera muy habilidosa me estaba llevando a un campo totalmente intrigante y
excitante, estaba perdida, sentía desfallecer mi ser, sin poder oponerme.
Tratando de hacerlo lo más disimulado posible, llevé ligeramente mi mano a mi
vulva, para revisar que tan húmeda estaba. Me estaba masajeando muy rico, con el
canto de sus manos, rozaba el borde de mis labios vaginales, mientras hacía
estos movimientos, lo poco de mi atuendo se me metía más en mis pliegues.
Siguió con la parte inferior de mis glúteos, sentía como sus pulgares se
oprimían contra mi ano. Ella ajustaba mi tanga inconscientemente, por mis
labios, por mi colita, por todos mis pliegues.
No pude contener un gemido, que evidentemente lo notó. Aprovechando mi estado,
ella movió un poco más la parte de la tanga incrustada en mi vagina. El simple
contacto de sus dedos con el borde de mis labios inferiores, me hicieron exhalar
otro gemido. Se percató de mi sonido y acrecentó más sus lujuriosos masajes.
Sentía como se erguían mis pezones. Me seguía tocando, sentía como su pulgar
oprimía mi orificio trasero. No sé la cantidad de cosas que transitaban por mi
mente, imaginando a Rommy haciendo estos masajes.
Cuando me vuelve a la realidad al decirme muy sensualmente :
- Mi amor, estás transpirando por tu cosita
- Si tienes razon - me causo gracia su ocurrencia y me reí un poco ruborizada.
- Si quieres puedo aplacar tu fuego. ¿Agregaría una sesión completa de masaje? -
me dice mientras continuaba jugueteando muy cerca de mi sexo.
Les juro que estaba más que caliente, así que sin pensarlo demasiado, le dije:
- Siiii, estoy en tus manos.- balbucie
Sin esperar un Segundo, me arrancó mi última prenda, ya estaba desnuda, ya había
perdido mi timidez. Deseaba que me hiciese suya y gozar plenamente con su
compañía.
Sus masajes se hicieron más intensos y sus dedos se introducían por mi orificio.
Mis jadeos se hicieron notar, parecía que eso la incentivaba más, por que cada
vez lo hacia con mas impetu.
.
Me giró abruptamente. Su violencia avivaba mi calor interno, cuando comenzó a
mamar mis pechos, que se estremecían por mi excitación, sus dientes parecía que
cortarían mis puntas. Mordisqueaba mis duros pezones y sus dedos buscando
refugio en mi sexo que ya era un manantial.
Transpiraba a pesar del aire acondicionado. Disfrutaba al máximo con mis ojos
cerrados, mientras mi cuerpo estaba totalmente entregado a su voluptuosa
energía.
Contuve mis gritos, pero mis jadeos parecían impedir mi respiración. Las
convulsiones no tardaron de llegar, eran deliciosas, creí que ya había alcanzado
el placer máximo, cuando su boca se prendió a mi concha, mordiendo los bordes y
chupando mi clitoris erecto, centinela de este encuentro, mientras su lengua se
introducia de manera inquisidora por mi lubricada grieta, deseando que me la
comiera.
Me hizo sentir otros orgasmos, hasta que quedé medio inconciente por tanto
placer, tratando de recuperar energies, cuando de manera impetuosa me giró
nuevamente boca abajo, volvió a separar mis glúteos, a fin de descubrir mi
orificio. Pensé que encajaría sus dedos, pero no, su aguda lengua comenzó a
circundar mi agujerito, no puedo explicar el goce que me produjo.
Levanté mi culo como para permitirle el mayor acceso posible, entregando sin
tapujos mis intimidates, cuando sus dedos, empezaron a introducirse en la
profundidad de mi cavidad., palpando las paredes de mi recto, hasta que toco un
punto, que me hizo sentir una cantidad incontrolable de orgasmos, no sabía
cuando terminaba uno y comenzaba el otro, era algo infinito, que no dejaba de
convulsionar mi cuerpo, cuando un segundo dedo, se sumo al festin.
Nunca habia experimentado una cosa similar, ni tampoco tanto
tiempo para recuperarme, sentia mis piernas flojas, me vesti lentamente, sin
poder mirarla a la cara, realmente estaba avergonzada, pero feliz por lo que me
proporcionó. Le di una buena propina y un beso en los labios, realmente se lo
merecía.
Regresé a casa como un zombie, pensando en todas las sensaciones tan ricas que
había disfrutado, de la gran aventura que me había regalado el destino,
dispuesta a ubicar a mi amada Rommy en la red, para contarle , mi experiencia.
Al relatar este episodio, no puedo dejar de excitarme, esperando que esa misma
sensacion sientan al leer este relato.