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Navidad

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La Navidad

La la la… la la la linda navidad… o por lo menos así va la tonada de la canción de navidad. Por fin llegó el último mes del año y la fecha esperada por todos los niños… noche buena y después la navidad. Vamos a ver si los sacrificios que uno hace durante todo este tiempo son reconocidos por Santa o el Niño Dios y llega esa bicicleta tan deseada. Que siendo sinceros… ¿Qué niño pide ya una bicicleta? Ninguno… entonces hay que borrar la bici y solicitar un XBOX

La navidad y en especial de niño es una fecha llena de sorpresas, ilusiones y fiestas por doquier. Te dejan comer mas dulces de lo acostumbrado, juegas con cohetes, espanta suegras (que la mera neta no sirven de ni madres porque la suegra nunca se larga) luces de bengala, cerillos y demás artefactos de uso exclusivo del ejército.

Todo el año tu mamá te dice y recuerda que las acciones que hagas o dejes de hacer serán tomadas en cuenta por el Niño Dios, así que de uno depende si llegan los juguetes seleccionados. Mi papá me llevaba al Sears de insurgentes (una tiendota que esta en esa avenida) para ver al Santa Clos que se ríe de los niños pobres… ¿Cómo? Si… en esa temporada arreglaban una vitrina que daba a la calle con un Santa grandote mecánico que movía la mano y con voz ronca reía Jo Jo Jo y a sus pies estaban los mejores juguetes. Y el santa se reía como diciéndonos… miren bola de babosos, los regalos que no les van a dar

Pero en navidad no solo llegan los buenos deseos, la buenaventura, la esperanza, abrazos y besos. También llegan la envidia y los celos.

De niño pasaba navidad en casa de mi abuelita, que era una de las más íntimas amigas de Dios. Crucita… que así se llamaba, se la pasaba rezando, asistiendo a misa, confesándose y actuando de la forma que dicen las escrituras y el padre de la iglesia. Llegó un momento en que supuse que seria bonito detalle, ya que ella rezaba todo el día, poner un 01800 para que le llamaran las personas que quisieran escuchar rezos en línea. Un 01800 REZA CONMIGO

Las navidades casi siempre pasan al olvido con el paso del tiempo, hay pocas que son recordadas el resto de la vida, a menos de que pase algo extraordinario en ella. Yo recuerdo mucho una en que descubrí el terrible sentimiento de la envidia.

Llegamos como siempre, bien bañados, arreglados y con muchos regalos a casa de mi abuelita. La casa con el árbol de navidad en medio de la sala (que estaba ya tan fregado que parecía el de la noche triste) mesa arreglada con manteles rojos, luces por todos lados y el característico olor a ponche por todo el departamento.

Llegaban mis tíos y con ellos mis primos, y mientras los grandes se iban a la mesa a pistear y burlarse los unos de los otros, los niños nos metíamos en el cuarto de mi primo el güero para jugar con los juguetes que el nos quisiera prestar, que en general en esa fecha hacia a un lado su sentimiento de egoísmo y por 20 minutos podíamos tomar los que quisiéramos. Después de aburrirnos podíamos elegir, entre realizar una mesa redonda donde discutiríamos las posibilidades reales de que Santa nos trajera los regalos solicitados… o… salir con huevos llenos de harina y desde un sexto piso aventarlos a coche o persona que pasara por ahí… votábamos y siempre ganaba la segunda opción.

Nunca nos dejaban estar en la terraza, y menos todos juntos… siendo el contingente mi primo el güero, los hermanos lelos (mi primo David y la bigotona de su hermana) los hermanos Fuentes Gasca (mi primo el negro, el pendejo y su hermana la cacariza) y aquí su charro negro. Había mas parientes, pero como estaban muy chicos, esos llegaban a dormirse al cuarto de a lado, mientras la banda de los 7… o sea nosotros, la pasábamos de lo lindo haciendo todas las cosas ilegales que en cualquier otro día serian reprimidas con chorros de agua, granaderos o pellizcos por parte de las madres… pero es navidad… puedes hacer lo que tu quieras…

Cuando los grandes terminaban de calentar su garganta con unos rones o ponche con piquete y nosotros de hacer vagancias, seguía el momento esperado… pedir posada, los rezos y de ahí a los regalos…

La posada era otra cosa, se tardaban media hora en decidir quien salía y quien se quedaba. Todos los niños nos salíamos con los grandes, le dábamos la vuelta a la manzana. Mientras mi tía Esperanza con toda solemnidad iba diciendo la letanía… Virgen de los remedios… Ora pro nobis (para los piches nacos que no saben latín significa ora por nosotros)… Virgen inmaculada, ora pro nobis… Virgen piadosa ora pro nobis… y así se aventaba las 1358 vírgenes que trae la letanía…

Claro que solo ella cantaba y repetía correctamente las oraciones, algunos tíos solo balbuceaban la respuesta y otros ya borrachos en vez de responder Ora pro nobis… decían batman y robin… Nosotros la pasábamos apagándole la vela al primo de al lado o viendo quien podía soportar mas castigo y nos escurríamos la cera en las manos para luego quitarlas de golpe.

Pedíamos posada en la entrada del departamento, y las voces angelicales de mis tías se apoderaban del edificio, después de rogarles media hora, nos dejaban entrar, prendíamos luces de bengala y entrábamos a la etapa más seria del evento… los rezos…

Padre Nuestro, Ave Maria, Credo y alguna otra cosa que surgiera de la imaginación de mi tía Esperanza… luego se arrullaba al niño, papel que desempeñábamos perfectamente el güero y yo… que los otros primos se supone que tomaban la pañoleta y entre todos lo hacíamos, pero la mera neta es que los titulares indiscutibles sólo nosotros dos… Claro, éramos y somos los mas guapos y agradables del grupo… aunque se burlen y pongan cara de duda al leer esta fiel descripción.

Inmediatamente después de acomodar al niño en el pesebre, los grandes pedían de cenar y nosotros exigíamos los regalos. Siendo navidad, nos daban gusto a todos… mientras mi abuelita y compañía iban sirviendo la cena, otro tío se encargaba de repartir los regalos a los niños… oh maldita suerte… oh destino infame… oh caballo…

Si bien yo vivía en ese entonces enfrente y la mayoría de mis regalos me esperaban en mi casa, se trataba de llevar alguno para que se abriera en casa de mi abuelita…

Nos sentaron en circulo… uno para el feo… (Aplausos sin ganas)… otro para la bigotona (aplausos con menos ganas y el deseo de que fuera un rastrillo) en eso se aparece mi tía Esperanza con una mega caja… este es para ti Alex… silencio, expectación… en esa época estaba de moda la Guerra de las Galaxias y el regalo que todo niño deseaba era el Halcón Milenario… una nave espacial de la serie… súper – mega – hiper chingona…

 

Los demás primos vivían lejos… pero yo estaba enfrente de la casa del güero, eso significaba que me iba a presumir la nave todo el año… la envoltura color dorada con un moño en la parte superior duro 2 segundos, el la tomó… nos miró como burlándose… bueno no como… Burlándose de nosotros. Al primer rasgado de la envoltura vi en un costado… Lilli Ledy… que era la empresa que hacia los juguetes, ahí empecé a sentirme mal… al segundo jalón se alcanza a ver una parte de la nave… Mega Maldición… si se la regalaron… todos estábamos con la boca abierta.

 

En eso se acerca mi madre y me dice: toma mi hijito… y me dio una caja de tamaño regular, igual de envuelta… yo supuse, bueno… el Halcón Milenario no va a ser, pero ¿alguna otra? ¿La más chica? ¿Los muñecos de la película? Todos voltearon a mirar cual era mi regalo… lo abrí… y la cara de sorpresa, la impresión que me dejo ese regalo no lo he podido superar, años de terapia en el oscuro diván de un loquero no han logrado que recupere la razón… No fue la nave del malvado, ni los monitos de la película, ya ni siquiera las estampitas de la serie… ¿ya se sentaron? ¿Están listos para saber que me dieron?... unos pinches calcetines y unas camisetas blancas porque a según no tenia y me hacían falta… de seguro mi madre había pensado en una forma de vengarse de su hijo… ¿Calcetines? No chinguen… cuando uno es niño no importa si tus pantalones están rotos o usas zapatos con hoyos… ¿Calcetines?

Esa noche buena no fue tan buena… ahí tienen a mi primo con su súper nave armándola para jugar con ella y yo jugando pelota con unos calcetines… las miradas de envidia las compartíamos todos los primos, seguíamos sentados mirando nuestros regalos… ninguno le llegaba. En eso mi prima la lela tomó la guitarra de uno de mis tíos y empezó a jugar con ella… el güero iba al infinito y mas allá con su nave, mientras el resto jugábamos a las marías… ella tocaba la guitarra y nosotros pedíamos limosna…

Ese día descubrí el feo sentimiento de la envidia, aunque el de reyes descubrí el sentimiento del desquite, ya que esa mañana abrí mis lindos ojos tapatíos y en mi papo tenia la autopista Le Mans de cuatro carriles y cuatro coches Fórmula Uno… No era el Halcón Milenario, digamos que tal vez era mejor la Autopista… ¿saben a quien le llame luego luego para que viniera a ver lo que me trajeron los reyes? ¿No adivinan?... lo trate de evitar, pero fue inútil resistirme… llame al güero de inmediato y ahora el que puso cara de pendejo fue el…

Hasta la fecha sigo sin la nave y el desgraciado se compró toda la colección y aún la conserva en su casa, ni modo… lo que es para uno aunque te rajes y lo que no aunque te amaches.

A estas alturas del partido la navidad no tiene el mismo sentimiento, sigue siendo especial, pero ahora tienes que ver quién le toca llevar que cosa, quién lleva el pavo, quién la ensalada de manzana, el ponche… comienzan las filas de 3 horas en el súper porque a última hora siempre algo se te olvida, haces cuentas para ver que le vas a regalar a tus parientes, vas con la familia política mas a fuerzas que de ganas, ya no sales a pedir posada, mejor te quedas dentro de la casa y dejas a los cuñados y suegra por fuera y mientras ellos llevan ya 2 horas tratando de entrar, tu te niegas y les contestas que aquí no es mesón, ni asilo y mucho menos hospicio, que sigan su camino y a ver en que cueva terminan su recorrido.

Ya se viene navidad y mi santa madre vendrá a visitarme o yo iré, no sabemos si cenaremos en casa o si mi tía esperanza preparará su tan famoso y premiado pavo navideño (rogamos que ya le salga mejor porque la primera vez inyectó tanto al pavo que parecía que el animal había muerto de cirrosis y la segunda estaba tan chico que mas bien se asemejaba a un pollo enfermo de la tiroides) y también después de mucho meditar, de mucho pensar, ya tengo el regalo que le voy a dar a mi mami… un par de medias… al cabo ya le hacen falta…

Seguiremos informando