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Una historia como muchas

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Siento un poco de nervios, hace tiempo que no me expongo a tales emociones, mi corazón late muy rápido, pero sigo adelante, confiando en que el olvido haya hecho su trabajo y que algunos de mis recuerdos estén ya borrados de mi memoria. Aunque a veces he pensado que es inútil fiarse del olvido, en cuanto menos lo esperamos regresan las sensaciones habitando nuevamente nuestro ser. No importa, hoy me siento inmune, así que dejo mi auto en el estacionamiento de la universidad y camino con paso firme. Comienzo a ver gente en los pasillos que se mueve en perfecta armonía, miro a las parejas cachondas tirados en el césped prometiéndose que la intensidad del amor y de la calentura que sienten durara para toda la vida; escucho en la plaza central al orador de Ciencias Políticas que siempre inicia su discurso con la frase: "compañeros universitarios" Suspiro por primera vez en el día, no puedo ocultar mi emoción de volver a pisar la universidad, afortunada o desafortunadamente todo sigue igual.

Nada ha cambiado. ¡Nada! Todo sigue de la misma manera de como cuando yo estaba, ni siquiera mis calificaciones, por cuarta vez al hilo he reprobado la misma materia, ¡Carajo! Aunque viéndolo bien mi porcentaje de efectividad escolar seria la envidia de cualquier bateador de ligas mayores .500 no esta nada mal, además solo me falta reprobar esta materia un par de veces mas para batir un récord universitario. Así que convencido y en cierta forma resignado de que lo rompería, me fui retirando del Campus imaginándome como se vería aumentada mi popularidad una vez dentro de aquel selecto salón de la fama.

Camine, sin percatarme que la membrana de mis recuerdos ya había sido sacudida por el lugar y al pasar frente a la biblioteca, sentí como si hubiera regresado de algún estado amnésico, todos mis recuerdos según yo olvidados, regresaron súbitamente, y con ellos también reapareció ella. La llamaré… ¿qué nombre será él mas apropiado? ¡Ya sé! Laura… Ese es un nombre cabalístico dentro de mi familia, ya que según un hermano mío, todos deben de tener una Laura en su vida.

Yo he tenido Lupes, Petras, Liduvinas, pero ninguna Laura, entonces es justo que le nombre así.

La conocí una vez en que por suerte me encontraba en la biblioteca, hasta pena me da decirlo pero en esa temporada me dio por estudiar. Mi familia estaba muy preocupada preguntándose a que se debía tan repentino cambio en mi personalidad. Pero ese día ahí me tenían con el firme propósito de estudiar. Así que respire profundo, me arme de valor y con decisión tome el libro requerido, me senté en una apartada banca aislándome del mundo y dedique todos mis sentidos en resolver el maldito problema que tenia enfrente. Era notorio que yo no había pasado 7 años en el Tíbet y por consecuencia, mi habilidad de concentración se fue diluyendo y a los 10 minutos comencé a hacerme guey, mirando a mi alrededor tratando de comprobar si en verdad "la respuesta estaba en el viento" Como dice la canción de Peter Paul & Mary.

 

 

 

Volteaba en todas direcciones buscando algo en que entretenerme y al posar mi vista al frente, la vi a ella… De inmediato mi corazón se puso a mil por hora, era tan bonita, sus ojos eran muy grandes con un brillo especial, tenía una sonrisa tierna, sensual. Solo bastó ese primer contacto para ya no quitarle la vista de encima. Se levantó y mientras se dirigía a los estantes yo no perdía detalle de sus movimientos felinos; Tomo 4 libros de Cálculo y regresó a su lugar posando en la silla algo de lo más sobresaliente de su personalidad. Yo la miraba nervioso, insistente, era claro que esa chava había despertado en mi una emoción nunca antes sentida; ahí comprobé que el amor a primera vista sí existe. Ella revisaba los libros y mientras lo hacia, en su rostro se denotaba confusión, entonces escuche una voz que me susurro al oído diciéndome:

Es de buen cristiano ayudar a tus semejantes… era mi ángel de la guarda

¡Órale Guey! ahí esta ese bizcocho… era mi diablo de la guarda

Recuerda que debes hacer cosas que Dios tome en cuenta… afirmo mi ángel.

¿Que esperas para pararte? ¿O acaso no viste que esta bien buena? … Replicó mi diablo.

Con tales argumentos de acero inoxidable, no había lugar a dudas, este era el momento, ahí se separaban los niños de los hombres, así que me levanté con convicción, cruce por el tercio y me enfile directo a donde ella estaba, me detuve a su lado, abrí la boca y nada… me quede sin palabra alguna ¡no supe que decir! ¡Me quede impávido! ¿Por qué será que cuando más las necesitas, las palabras vuelan, como vuelan las palomas en la plaza pública?

Hola… Saludo mirándome con curiosidad

Seguía yo pasmado por la situación, mientras ella sonreía esperando algún signo de vida inteligente en mí ser. Así que como pude articule algunos sonidos y dije:

holassbd … ¿comms estas?

¿Que? No entendí nada. -De seguro estaba pensando que le iba a pedir algún donativo para el siguiente Teleton-

Perdón, son los nervios. - alcancé a decir-

No te apures amigo ¿qué necesitas?

¿Me prestas un libro? Es que tienes en tu mesa todos los libros de cálculo disponibles en la biblioteca y necesito uno para poder resolver un problema.

¡Claro! Toma el que quieras.

Tome uno al azar y lo comencé a hojear sin moverme de ese lugar ni un milímetro.

¿Tú entiendes de Cálculo? -preguntó

Sí un poco –respondí tímidamente

Es que estoy haciendo una tarea que me dejaron pero la verdad no le entiendo muy bien ¿me quieres ayudar?

 

 

 

Me acababa de conocer y ya necesitaba de mi, no podía quedarle mal, así que mire su cuaderno y revise la operación:

Como que parece una integral por partes -dije-

¡Claro que era una integral por partes! De las mismas que siempre había reprobado. ¡En la madre! –Pensé. ¿Y ahora? La regla dice que uno se debe de crecer ante la adversidad y como si fuera un catedrático avezado en la materia, le cantinfleé un rato hasta dejarla boquiabierta. Por supuesto ni ella ni yo entendimos nada, pero eso fue suficiente para saber su nombre, salón, teléfono y dejar la puerta abierta para cualquier posibilidad venidera.

…Ese recuerdo me había aturdido, así que mejor opte por irme a mi casa; el exponerme más tiempo al contacto directo con mis recuerdos podría hacer más severa la recaída.

Cuando llegué al estacionamiento me tope con Rafa. Él era un tipo de mediana inteligencia, prietito, feito el condenado, mas sin embargo contaba con un Don; El de la clarividencia. ¡Es verdad! Se los juro, él puede anticipar los sucesos futuros. En cambio yo soy miope y me la paso torteando viejas que ni son la mía y todo por un problema de discernimiento visual.

¡Hola que milagro! ¿Que haces por acá? -preguntó amistosamente

Pues nada, ya sabes vine a ver si había pasado el extra

Y apuesto a que reprobaste de nuevo

Les digo que este guey es adivino

Pues sí otra vez. -contesté mientras seguía mi camino

Yo ya termine mi carrera -dijo orgulloso- solo vine a recoger mi carta de pasante.

Me vale madres - pensé apresurando mi paso- Pero el tenia la necedad de un vendedor de Seguros La República así que insistió con terquedad:

Ayer la vi, y además me pregunto por ti con mucho interés, hasta me pidió tu teléfono, yo no sabia si dárselo o no, pero de todas formas lo hice.

Mm - respondí sin mucho afán- mientras me subía a mi coche

Ojalá que Laura te llame, se merecen otra oportunidad. Además hacen bonita pareja –añadió-

Hasta ese momento reaccione, me baje del coche, lo tome del hombro y como si fuéramos viejos camaradas, lo empecé a apapachar hasta hacerlo confesar. Me entere de que Laura estaba inexplicablemente triste y que tenia la intención de llamarme para tomarnos algún café o algo así. ¡Qué alegría sentí! Sin embargo los días pasaron y nada… No recibí ninguna llamada y poco a poco fui perdiendo toda esperanza de un reencuentro.

 

 

Un domingo de tantos me encontraba con el propósito de ver completito y sin interrupciones "El Clásico" del fútbol mexicano así que me arme con una mega-bolsa de papas, una generosa dotación de cervezas, me puse una playera de las chivas y me acomode frente al televisor de 21 pulgadas esperando el inicio del partido… ¡Todo un perfecto domingo!

Medio tiempo, el marcador cero a cero y yo a medios chiles; me pare al baño y mientras le estaba dando de beber a la bestia sonó el teléfono

¡Rin, Rin!

Seguía yo en lo mío

¡Rin, Rin! Sonaba con insistencia esperando a que alguien contestara, pero al tercer timbrado dejo de sonar

Regrese y me acomode de nuevo en mi sillón, destape otra cheve y al segundo trago.

Rin Rin…

Alce la bocina y conteste:

¿Bueno? ¿Por cual votas?

¿Acaso me vas a complacer con una canción?

Me atragante con la cerveza, me levante de inmediato, y para variar no sabia que hacer, si tener un infarto, colgar, gritar o simplemente decir "hola" Así que opté por la última, era la más fácil y la que más deseaba hacer.

Hola Laura que sorpresa

¿Verdad que sí? ¿Cómo has estado?

Bien, bien gracias ¿y tú? –conteste temblando de nervios y de emoción

Bien también.

Platicamos por espacio de 2 horas y por más esfuerzo que hice no pude recordar otra tarde igual en mucho tiempo. Parecíamos dos amantes que aprovechan cualquier pretexto para disfrutar la voz de la otra persona. Pero la voz de Laura tenia un poder hipnótico, seductor y poco a poco me envolviendo hasta que abandone toda resistencia ofreciéndome a ella y a su voluntad.

El demonio del medio día se hizo presente y me tentó muy sutilmente. Yo sin percatarme fui cayendo redondito en los brazos de una Amantis Religiosa.

 

 

 

 

 

¿Que vas a hacer el próximo fin? –preguntó

Nada, ¿porque?

Es que nos hemos separado mucho y tal vez pudiéramos acortar distancias y ponernos al corriente ¿cómo vez?

¿Claro porque no? –Conteste sin meditar en lo que decía -. Total…si algo salía mal podía argumenta que en ese momento no me encontraba en pleno uso de mis facultades mentales. ¿Que propones? – pregunté

Mm déjame pensar… ¡ya sé! ¡Vamos de viaje!

Al instante comencé a imaginarnos tirados en una playa desierta, con marea suave, clima tropical, ella con un vestido blanco, ligero, transparente; y yo con un traje de baño ajustado, saliendo del mar como Jorge Rivero con un buen pescado sobre los hombros, mirarnos de cerca entregándonos a una pasión desmedida

Ya estaba sintiendo en mis manos el Coppertone untándoselo en su piel cuando propuso:

Vamos al Popo el fin de semana

Era obvio que nuestras fantasías eróticas equidistaban una de la otra

¿Al Popo? –respondí con cierta apatía

¡Sí! ¡Será muy divertido! Mira ahí hay aire puro, mucho bosque, tranquilidad. Además es un lugar lleno de energía positiva. Te encantara, te lo aseguro.

 

¡Chale! –Pensé -, esta se ha de estar metiendo algún tipo de enervante, sin embargo acepte gustoso y con la ilusión de los que compran un tiempo compartido de miles de pesos en quien sabe que isla paradisíaca y todo a cambio de un estéreo con toca-cintas.

Ya faltaban pocos días para tan anhelado encuentro y quise ponerme en la mejor condición física posible, no quería dar una mala impresión y menos después de tanto tiempo de no vernos. Así que me inscribí a un gimnasio con la falsa ilusión de ver aumentada mi masa muscular. Pensando que en el instante en que ella fuera abriendo mi camisa, descubriera una espalda ancha, cintura breve, cadera pronunciada y bíceps de acero.

En dos días padecí lo que en años no había sufrido y lo único que obtuve fue un tremendo dolor en todas mis extremidades, haciéndome casi imposible el poder moverme. Pareciera como si tuviera almidonada toda mi ropa. ¿En que estaba pensando? Hasta donde es capaz uno de llegar por la maldita vanidad.

 

 

 

La noche anterior al evento prepare mi maleta en donde incluí el siguiente equipo: Una lámpara Eveready de a 10 varos, una chamarra color verde estilo "Pérez Camacho" (esta es una anécdota netamente familiar y en cierta forma un merecido homenaje a estos

parientes míos, ya que sin sus extravagancias no hubiésemos pasado tantas sobremesas burlándonos de ellos) Una botella de ron para evitar cualquier enfriamiento, una brújula de bolita que le quite a mi vocho, nueces y avellanas para una buena nutrición, una navaja Suiza por si algún oso nos atacaba, una caja de condones "XL" y me asegure que fueran extra largos para que ella al verlos creyera que por lo menos algo en mi si había cambiado, y por supuesto una estampita de la Virgen del Perdón por si todo lo anterior fallaba y nos dábamos en la madre. Todo meticulosamente acomodado dentro de una caja de huevo "Bachoco" asida firmemente con un mecate, ah… pero eso si, tuve buen cuidado en anotar mi nombre en los costados de la caja, no vaya a ser que alguien la fuera a confundir.

Nos quedamos de ver en la "Tapo" a las 7:00am en punto y como era de esperarse toda la noche anterior no pude pegar los ojos. Estaba ansioso, como cuando uno es niño y son vísperas de Navidad. Ya quería tener en mis manos ese regalo que me había traído Santa por portarme bien todo el año. Así que ahí me tienen, todo somnoliento y chinguiñoso recorriendo las pestilentes estaciones de la Línea 1 del Metro. Me baje en la estación y me metí corriendo hasta la terminal. Pero al entrar me di cuenta que había ingresado a una dimensión desconocida; estaba hasta la madre de gente y de mugre. ¿Y ahora? Me pregunte, ¿para donde? El primer error se hizo presente. Nos quedamos de ver en la terminal, mas nunca especificamos un lugar exacto. Así que recorrí todas las líneas de camiones hasta que por fin y después de 20 minutos di con ella. La mire caminando nerviosamente de un lado a otro con semblante de "este guey no vino" pero alzo la mirada y me vio llegar apresurado y antes de decir "buenos días" dijo:

 

¿A ver a que horas? Pensé que no llegarías.

Discúlpame es que por mas esfuerzo que hice no pude llegar mas tarde.

Deja tu sarcasmo para otro momento, ya es hora de irnos

Esta bien, pero ¿no me saludas? –pregunte-

¡Claro!

Y me dio un abrazo y un beso muy cerca de mis labios

 

Tome las maletas y mientras esperaba a que ella me indicara el camino, sentí una mano pesada sobre mi hombro y un "quiubo pues" retumbo en mis oídos; recorrí la vista de abajo hacia arriba. Bota de pitón, pantalón de mezclilla negro, cinto piteado con hebilla dorada en forma de herradura, camisa roja con vivos bordados en color blanco y desabrochado hasta el tercer botón y una cadena de oro descansando en el pecho peludo, bigote puntiagudo, patilla abundante y texana en la cúspide… ¡Puta Madre! Su Santo Padre Joselito en vivo y en persona. La pregunta era: ¿que hacia aquí? ¿Vendría a despedirnos? ¿A darnos su bendición? No me digan que va a venir con nosotros.

 

 

 

 

Se agacho, tomo una maleta idéntica a la mía y dijo…

Ya que estamos todos, vámonos

No era justo, de seguro estaba siendo víctima de algún complot internacional en mi contra y de inmediato sentí un aire frío recorriendo mi espalda, presagiando que algo terrible estaba por venir.

Subimos al camión y con nosotros otros 15 mil damnificados, estábamos más apretados y encimados que en un vagón del metro, además subieron, anafres, cobijas, guajolotes, perros rastreadores y una extensa dotación de los más mortíferos rones nacionales. A la media hora de trayecto el camión ya olía como a gimnasio de tepito.

Laura se durmió durante el trayecto mientras Joselito y yo platicábamos de un tema universal, de interés público y que sin lugar a dudas podría regir el destino de la humanidad, o sea… de fútbol. Mientras nos tomábamos unas caguamas que había subido de contrabando.

Cuando llegamos a nuestro destino comencé a revisar el terreno, primero para compenetrarme con la belleza de aquel lugar y otra para ver a donde estaba un baño; ya que tenía medio litro de cartablanca dentro de mí ser y sumado al dolor físico que tenia por haber ido al gimnasio, hacían que al caminar pareciera pato cansado

Joselito tomo su equipaje, miro al horizonte y dijo con voz de profeta –este es el camino que seguiremos. Yo le ofrecí caballerosamente mi mano a Laura y aprovechaba cualquier irregularidad del camino para darle algún arrimón, pero a los 20 minutos de camino, ellos ya me sacaban como 3 kilómetros de ventaja, estaba que no podía mas, mi vejiga estaba a punto de reventar y no encontraba ni el lugar ni el pretexto adecuado para ir al baño. En eso Joselito se detiene, le encarga las maletas a Laura y sin más pena que la ajena dijo:

Tengo ganas de ir a miar, ¿tú no vas?

Asenté con la cabeza y lo seguí rápidamente, y mientras mi cuerpo descansaba me preguntaba ¿qué hubiera recomendado Carreño en tal situación?

Caminamos otro rato hasta encontrar algún lugar propicio para instalarnos, en verdad que la subida valía la pena, el paisaje del lugar era impresionante. Por fin detuvimos nuestro andar y la verdad que bueno, ya no podía mas, mis piernas me temblaban, mi corazón sufría taquicardia, estaba pálido y me faltaba aire por la altura, en términos médicos estaba a punto de "dar el changazo" Joselito armo la tienda en un dos por tres, ¡qué bárbaro! Si algo había que reconocerle era su facilidad para improvisar "casas chicas" Esta no estaba tan mal, era una tienda de interés social de dos por dos metros, color rojo y con el escudo del "rebano sagrado" en el techo. Cuando termino su labor arquitectónica digna de compararse con el Palacio de Versalles, dijo que iría a buscar algunos troncos para hacer una fogata y que a nosotros nos tocaba acomodar el campamento.

Yo me senté en una piedra y comencé a admirar el paisaje, en verdad que es impresionante, se siente el aire frío como golpea el rostro, se miran los árboles de pinos en las laderas, y en el centro un volcán que impone respeto con solo mirarlo. Por lo menos en algo Laura no se había equivocado, ese lugar en realidad tiene energía propia.

Así fui recorriendo mi mirada tratando de grabar en mi mente aquella vista única, hasta que llegue a la escena de una casa de campaña con un desmadre afuera y una chava cansada y sudorosa diciéndome:

¿Que no me vas a ayudar?

Parece que nos acaban de lanzar –pensé. Sin embargo me pare a ayudarle y mientras lo hacia trataba de acercarme lo más posible a ella, la miraba, me le pegaba, la seducía, en fin en ese momento afloraban mis más bajos instintos. Trate todos mis métodos más desesperados que consisten en una serie de manotazos, jalones e intentos de muerte por asfixia, que en muchas mujeres da resultado; fue inútil. Ella tenía otros planes antes de entregarnos a la pasión.

¡Espera! Tenemos que hablar –dijo

¿De que?

De nosotros.

¿Que hay con nosotros?

Nada –replicó- nada hay con nosotros, ¿qué somos? ¿Somos novios? ¿Amigos? Solo te fuiste sin darme una explicación y siempre he querido saber ¿qué paso?

Era cierto, un domingo simplemente la deje de buscar y me fui apartando de ella, pero eso solo había sido el resultado natural de tanta erosión del alma, jamás nos preocupamos por seguirla nutriendo, pensamos que el árbol del amor crecería fuerte sin cuidado alguno… era obvio que nos habíamos equivocado

Me fui porque pensé que seria lo mejor para nosotros

¿Para nosotros? Acaso me consultaste, ¿acaso te pusiste a pensar que era lo que yo sentía?

Ella trato mas de una vez en regresar conmigo, sin embargo siempre me negué, algo que jamás pensé que haría. Además si ella regresaba era porque tenía su orgullo herido, no porque en realidad me amara como decía.

Siempre Laura, de alguna u otra forma nunca me he ido de tu lado, siempre he estado contigo

Hay no manches, ¿qué respuesta es esa? –Contestó- sin importarle el sentido poético de mi frase. Yo creo que tu nunca me quisiste –añadió

Y eso no era verdad, el amor que le tenía y que le tengo nunca se ha ido, desde aquella tarde en la biblioteca esta relación ha sido muy especial, recuerdo ese día como si hubiera sido ayer, o bueno más bien anteayer porque ya se me olvidan algunas cosas. Lo que sí recuerdo es que las circunstancias eran por demás adversas. La segunda vez que la vi recibí un baño de enérgica realidad; platicábamos en la biblioteca y mi galanura natural brotaba a flor de piel, ella se veía nerviosa, sudor en la frente, mirada insegura, castañeo de dientes, manos temblorosas. Los clásicos síntomas de alguien que esta cerca de mí… ¡pobre muchacha! – pensé, mientras yo me sentía que iba montado sobre caballo de hacienda.

No sé que estábamos platicando pero ella dijo:

… y mi novio me acompaño…

Ah pero tiene novio… tengo rival de amores… tenia que demostrar que el macho dominante en esa región de la selva era yo, así que comencé a formularle preguntas para conocer mas acerca del pobre tipo.

Y ¿a qué se dedica tu novio?

Es investigador

¿Privado? –respondí con tono de burla

Privado no, es científico y tiene un laboratorio donde realiza experimentos con eso de la clonación.

Mm… me empecé a preocupar

¿Y que estudió?

Tiene una Maestría en no sé que madres y actualmente esta a la mitad de su Doctorado

Mm.… me quede sin caballo de hacienda… ahora andaba a pata

Pues ¿qué edad tiene?

25 apenas

El color me regreso al rostro –tranquilo- pensé, es un pinche "Nerd" un chamaquito con lentes, tímido, vestido con suéter de Cesar Costa, con 5 libros bajo su brazo y apestando a algún desinfectante de laboratorio.

De hecho ayer fui a una de sus conferencias, es que da conferencias y habla varios idiomas –prosiguió con su fatídica descripción

Mm.… sin caballo y sin ropa, ahora estaba a pata y encuerado

Además da clases de Box y Lucha Grecorromana en la Universidad.

¡Oh que la chingada! –Pensé- A pata, encuerado, humillado y además madreado. Sin embargo y muy a pesar de tal desventaja, el verme reflejado en aquellos ojos hizo que sacara fuerzas de flaqueza y creciéndome ante el castigo, solté la frase más inteligente de todo el bochornoso momento.

Que bueno que tienes un novio con tantas virtudes, sin embargo hay algo que el o algún otro hombre en este momento no tiene y la vida por suerte me lo esta dando a mí.

Y ¿qué es lo que tú tienes que nadie mas puede tener? –pregunto

El poder estar ahorita junto a ti… –respondí

Aprendí que no necesitaba ser un semidiós para gustarle, solo buscaba alguien que estuviera perdidamente enamorado de ella, alguien así… como yo. Y desde aquel momento surgió una relación excepcional, disfrutaba cada momento que pasaba a su lado, disfrutaba su voz, su sonrisa, sus locuras, hasta su forma de comer, en fin para mí era una experiencia irrepetible. Vivimos muchos momentos de felicidad y también momentos de profunda tristeza, pero siempre juntos, caminando con el mismo pié.

¡Y todavía dice que no la quiero! –pensé

No tienes razón, -respondí- siempre te he querido, pero creo que lo que nos perdió fue el querer ser mejor que el otro, el orgullo nos estorbo. Teníamos la misma meta, pero los medios para alcanzarlos eran muy diferentes. Además ¿qué importaba que muriera por ti, si tenias tus amores clandestinos? Yo no sé si por alimentar tu vanidad o tu ego, pero bien sabes que digo la verdad.

Me miro muy fijamente, ese había sido un golpe bajo, ella sabia y yo sabia que tenia cola que le pisaran, y sin perder oportunidad remate:

- O ¿qué se supone que debía hacer? Si en los momentos donde sentía que más me querías… siempre tuviste alguien más.

¡Ellos no eran nada mío! - Respondió con agresividad, lo que pasa es que eres muy celoso y no entiendes nada, ¡pero que! –Replicó- ¿yo solo soy la bruja verdad? Y tú ¿eres un Santo?

No, no lo soy, también tengo mi parte de culpa, pero eso no justifica lo que hiciste.

¡Ay ya! … Piensa lo que quieras, es tu problema si me crees o no. –dijo

¡Claro! –Respondí- has lo que siempre. Cuando te sientes acorralada tu salida favorita es ponerte a la defensiva y culpar a los demás de tus actos. ¿Porque no para variar haces un esfuerzo y dices la verdad?

¿Quieres la verdad? Pues aquí la tienes…

En eso escuchamos un chiflido, era Joselito que llegaba con unos troncos y una botella de ron. El cielo que apenas unos momentos era de un azul profundo se comenzó a tornar gris… presagiando tormenta.

Durante la comida el único que hablaba era Joselito, nosotros nos sentamos en esquinas opuestas sin cruzar siquiera la mirada, pero cuando lo hacíamos, parecíamos dos gladiadores con los ojos llenos de odio, tratando de ver si nos habíamos causado suficiente daño.

Pase el resto de la tarde caminado por los alrededores, pensando en lo que nos dijimos al medio día. Buscaba la forma de desquitar mi coraje, pero si algo es cierto es el dicho: "El rencor es como si uno tomara veneno, esperando que la otra persona se muera" ¿A donde se habían ido las noches en que pensaba y pensaba en ella queriendo volverla a ver? ¿Que había hecho con la tristeza que sentía al verme solo? La ausencia nos debió de enseñar algo y si hubiésemos de volver este era el lugar, era momento de construir, no de reprochar. Así que decidí regresar y volver a empezar.

Cuando llegue ella estaba sentada en una piedra, con la mirada un poco distante, me senté a su lado y cuando quiso levantarse, la tome del brazo diciéndole:

Espera, no te vayas… ya estuvo… ¿sale?

Al parecer su veneno también se fue disipando durante la tarde, porque se sentó al lado mío, tomo mi mano y la apretó muy fuerte. La tregua había llegado.

Por fin platicamos todos juntos hasta que cayo la noche; el frío se hacia cada vez mas presente y soplaba mucho viento, la fogata que hizo Joselito calentaba lo mismo que un cerillo, en pocas palabras estábamos temblando.

¡Imagínate! –Dijo Laura- ahorita traemos puestas muchas chamarras ¡Y nos estamos congelando! ¡Cómo habrán sufrido los cuates que se estrellaron en los Andes! ¡Ahí si ha de ver estado bien cabron! Hasta se tuvieron que comer entre ellos, ¡qué desesperación!

¿Tú hubieras sido capaz de comerme? –me preguntó

¡Cómo crees! –Respondí- hice una pausa y continúe diciendo: Ahora que si lo pensamos bien, con esas nalgotas que tienes por lo menos nos alcanzaba para comer unos tres meses.

Menso como eres. –reía-

Con su risa también vino la lluvia y decidimos que por hoy era suficiente y nos retiramos a nuestro nidito de amor. Yo me quite los zapatos y de inmediato me metí a mi bolsa para dormir, Laura se acercó y mientras me daba un beso me dijo en tono picaresco:

¿Así que para tres meses? Bueno mañana empiezas eh…y se metió a dormir.

Joselito se quito sus botas, escupió generosamente fuera de la casa, apago su linterna y se acostó… ah pero eso si, el sombrero no se lo quitaba ni para dormir. Este guey creo que nació con todo y sombrero –pensé- y comencé a reírme imaginado como se vería un recién nacido con sombrero, botas y bigote.

Déjenme decirles algo. Nunca había visto una noche tan pero tan negra, no se veía nada, pero en verdad ni madre y además por mas intentos que hacia no lograba acomodarme para dormir, tenia una piedra justo en medio del espinazo y lo pero es que no había para donde hacerse. De aquí al quiropráctico.

Soplaba fuerte el viento, los relámpagos caían iluminando la noche, se escuchaba el golpe de la lluvia sobre la casa… ah y los ronquidos de Joselito, que en momentos parecía burro echado. Todos dormían menos yo. ¿Cómo poder hacerlo en tales circunstancias? En ese momento, como salido de las entrañas de la tierra, se escucho un tremendo cañonazo expedido por algún intestino de los ahí presentes. En cuestión de segundos se enrareció el ambiente, la noche se hizo aun más negra de lo que estaba y un olor fétido invadió la tienda. ¡Uta madre! ¡Era una peste! Yo pensé que era alguna señal de las que habla la Biblia anticipando el Apocalipsis. Sin perder tiempo tome uno de mis zapatos y lo improvise como mascara antigás… ¡Pinches marranos! De seguro alguno de estos dos traía dentro de la panza alguna arma química guardada –pensaba- mientras respiraba profundo esperando a que aquel mortífero gas se fuera desvaneciendo.

Después de sobrevivir al atentado terrorista; el sueño me fue venciendo hasta quedarme dormido, pero en plena madrugada me despertó un ruido extraño. Esta vez no era un ronquido, ni un pedo, el sonido parecía el rugido de un animal salvaje. Abrí los ojos y me quede muy quieto, tratando de averiguar la procedencia de aquel ruido; sin duda era el gruñido de un feroz animal. Me fui incorporando lentamente, tomando con una mano la linterna y con la otra un zapato, prendí la lámpara y comencé a recorrer la tienda, yo solo escuchaba la respiración agitada de aquel animal, y empecé a gritar:

¡Laura! ¡Laura! ¡Joselito!

Nada, me temí lo peor, a lo mejor aquel fiero animal ya se los había comido y yo era el siguiente, seguí buscando con la linterna hasta que en una esquina de la tienda vi unos enormes ojos rojos, brillantes, llenos de odio, que me veían amenazantemente. Me quede paralizado, el miedo hizo presa de mis músculos; ¡Era enorme! Tenia la piel color blanca, en el hocico se notaban unos enormes colmillos llenos de sangre y filosas garras en las patas.

¿Que eres? ¡Aléjate!

No hizo caso, se fue incorporando lentamente y comenzó a caminar hacia mí

¡Detente! ¡Tengo un zapato y se como usarlo! –grite amenazándolo-

Ignoró la amenaza y la bestia siguió caminado hacia mi y mientras lo hacia notaba que el contacto de sus garras en el piso producía chispas. Esto debe ser cosa del demonio –pensaba- mientras caminaba hacia atrás

¡Te lo advierto! ¡Es tu última oportunidad!

En eso aquel temible animal hizo una pausa y me atacó salvajemente. Yo le arroje el zapato con todas mis fuerzas mientras brincaba buscando la salida de la tienda. Tarde recordé que la puerta estaba cerrada y la gravedad es cosa seria… así que choque con ella propiciando con esto que la tienda se viniera abajo. Lo último que recuerdo fueron gritos, llanto, confusión y afuera los relámpagos seguían cayendo.

 

 

 

Permanecí inconsciente no sé cuanto tiempo, hasta que Laura muy tiernamente me abofeteo hasta que volví en sí. Me encontraba boca arriba sobre sus rodillas, las gotas de lluvia caían en mi rostro. Cuando recobre el sentido por completo me pare súbitamente y dije:

¿Dónde esta? ¿Que pasó?

¿Dónde está quién? - preguntó Laura-

¡El monstruo! ¡Era de un tamaño impresionante con garras y todo!

¿Cuál pinche monstruo? –Pregunto muy molesta- ¡si solo es un ratón de campo!

Voltee la mirada para el campamento… ya no había nada, la casa estaba tirada, las cosas regadas por todo el piso y Joselito estaba sentado en una piedra con sangre en la boca.

¿Ves? –Continuó- aquí esta tu temible monstruo de película japonesa. Abrió su mano y ahí estaba el asesino, ¡claro! De seguro han de estar coludidos.

¿Cuándo le dejarás de tener miedo a los ratones? ¡Y ahora mira el desmadre que hiciste! ¡Hasta a mi Papá le diste un zapatazo!

La cosa era así; ella tenia cara de que "ya nos cansaste a todos" y ya no era parte del equipo. ¡Mal agradecidos! Después de salvarles la vida me pagan con esa moneda. ¿Que podía yo hacer? Solo me quedaba el auto-exilio, así que tome la botella de ron, una lámpara y me fui a refugiar en algún lugar donde si reconocieran mi heroísmo.

Claro que mi exilio no fue muy lejano, ya que no sabia donde estaba, era de noche, estaba lloviendo y aquel animal podía regresar con refuerzos. Me senté en una piedra y comencé a beber y mientras lo hacia, le agradecí a Dios por salvarme la vida y después le reclame airadamente por hacerme tan marica para los ratones.

Al poco rato vi que una silueta se acercaba… a estas alturas de la botella en realidad no me importo mi suerte, así que me levante, extendí mis brazos, cerré los ojos y dije – soy tuyo destino ¡Has conmigo lo que quieras!

No soy el destino, pero si me das permiso me gustaría darte unos madrazos – adivinaron…era Laura

Si bien dicen que con tarugos ni a bañarse, porque hasta el jabón se pierde ¿Ya recobraste la razón? –preguntó-

Si… ya lo hice

¡De verdad que estas bien loco!

La regué todita ¿verdad?

Y si que lo hiciste –contesto mientras se sentaba a mi lado-

¿Y tu Papa? ¿Cómo esta? –pregunté-

Encabronado y más con el zapatazo que le diste… ¡qué puntería tienes!

Y según yo le tire a la rata

Pues déjame decirte que te equivocaste de animal… –reímos

 

 

 

Algo bueno resulto después de todo, ya que nos tomamos muy fuerte de las manos y ella se recargo en mi hombro diciendo:

Oye con respecto a esta tarde yo…

¡Espera! –Interrumpí- no digas nada, vamos a dejarlo así. Las cosas sucedieron tal vez porque así debía de ser, sin embargo no recuerdo otra época de mi vida en la que haya sido tan feliz. Mejor vamos a culpar al destino.

Pero el destino lo hacemos nosotros –dijo- nosotros mismos escogemos a donde ir, que hacer, con quien estar, en fin todo –y cuando la estaba escuchando me sentí suavemente transportado a aquella tarde de septiembre en la biblioteca - ella continuó diciendo:

¿Crees que elegimos mal?

No elegimos mal y así como dices que escogemos el devenir de nuestra vida, si sucediera de nuevo, si todo se repitiera, con mucho gusto volvería a darte mi corazón. A veces pienso que la vida nos advirtió muchas veces que la relación se iba perdiendo, pero nunca le hicimos caso. Buscábamos a quien culpar de aquello que nosotros mismos provocamos. Sin embargo es la misma vida la que ahora nos coloca de nuevo frente a frente, en una nueva oportunidad.

¿Sabes? Dice mi hermana que el tamaño de las manos significa si el alma de las personas es joven o vieja, entre mas chica es tu mano mas joven es tu alma, eso quiere decir que te falta por reencarnar mas veces, hasta que aprendas todo lo que se requiere para subir al cielo (su hermana después de fumar algún cigarro de dudosa procedencia tenia alucinaciones místicas y a veces hasta le daba por hablar con Dios) Además dice que las almas que están destinadas no pudieron ser felices, o encontrarse en esta vida, se volverán a encontrar en la próxima y así sucesivamente hasta que se unan como esta escrito. Nosotros tenemos manos chicas (afortunadamente para mi ella es de mano chica) y nos queremos, así que… si en esta vida no se puede, ten por seguro que nos encontraremos en la próxima… tu me quieres ¿verdad?

Te quise y te quiero y siempre lo voy a hacer, y quiero que recuerdes algo - cada vez que mires la noche y en ella brille la luna, sabrás que te sigo queriendo y que estoy pensando en ti.

Poco a poco nos fuimos acercando hasta que ese momento fue sellado con un beso, ese que se había guardado hasta que entre nosotros solo hubiera amor. ¡Que bárbaros! Cuanta miel se estaba derramando a nuestro alrededor y como era de esperarse los ánimos empezaron a caldearse, las manos comenzaron a irse y con ella la ropa que traíamos encima. Trabajábamos con la habilidad de un carterista de la ex ruta 100, comenzaron las clásicas encimadas grecorromanas, arrumacos y demás situaciones que te colocan en la antesala de la pasión. Oh dulce concupiscencia de la carne, refugio de los pecadores, alivio de los enfermos mentales, diversión de los pobres, lujo de los ancianos… Pero cuando se trato de emplearse a fondo, cuando llego el momento de tirarse a matar, dude y perdí toda concentración. A veces lo inaudito ocurre, ahí sentí el viento helado de la desgracia sobre mi espalda… no había caso, mi tan famosa espada se ablando. ¡Esto no me puede pasar a mí! En un ataque de desesperación estuve a punto de ponerme de pie y gritar ¡Un médico! ¡Un médico por aquí! Ella me miró como lo hacen las amantes insatisfechas y dijo:

No te preocupes, ha de ver sido el susto del ratón. Se vistió y regreso a la tienda. Mientras yo le reprochaba a mi espada como si se tratase de una amigo desleal diciéndole:

¿Porque me haces esto ahorita? ¡Hoy que más te necesitaba!

El regreso a México fue sin pena ni gloria, ella conversaba poco y Joselito ni me volteaba a ver, tal vez y sólo tal vez seguía enojado por aquel zapatazo que le di en la boca. Cuando llegamos a la terminal el tomó las maletas y corrió en busca un taxi diciéndole a Laura que se despidiera pronto porque se les hacia tarde. Ella tomó mis manos y dijo:

¿Nos volveremos a ver? Si, si estoy segura que lo volveremos a hacer –respondió mientras me daba un beso de despedida. – Nos llamamos eh

¡Claro! - respondí

Nos volvimos a despedir de beso, pero al verlos de espalda les mente la madre. Sé que pude llamarle al día siguiente o al siguiente del siguiente o en alguno de estos ciento y tantos días que han pasado desde entonces, pero por alguna razón no lo he hecho. Sin embargo tengo la esperanza de que su hermana tenga razón y que ya sea en esta vida o en la próxima podamos ser felices. Ahora no sé dónde estará o con quien, pero no importa, ya que donde quiera que ella este, siempre habrá una luna llena recordándole que la sigo queriendo