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El guerrero

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El sonido del filo cortando el aire era lo único que se oía en la sala de entrenamiento acompañado de la leve respiración del guerrero. Los movimientos rítmicos, precisos y letales que practicaba no dejaban lugar a dudas de que él mismo en persona era una auténtica arma de matar.

Se acercó lentamente al guerrero por la espalda con su espada en la mano en un intento de cogerle desprevenido pero fue en vano, el guerrero esquivó el golpe de espaldas , se dió la vuelta y ambas espadas se encontraron. Cruzaron miradas y acto seguido se echaron a reír con sonoras carcajadas.

Algún día te cogeré desprevenido demostrándote que soy mejor que tú- le dijo el recién llegado.

Inténtalo si puedes, Tirsos . Aquí te estaré esperando- contestó el guerrero.

Mierda, tío. ¿Cómo puedes estar atento a tantas cosas a la vez, tener tanta concentración?-

Nací para esto , ya sabes.

Si joder, pero aún as텅.. eres demasiado bueno-

El guerrero se encogió de hombros y siguió practicando los movimientos con su espada intentando ignorar a Tirsos a ver si conseguía que se marchase sin hacer preguntas. Era un buen chico pero no paraba de hacer interrogatorios a cualquier persona de su alrededor y a veces eso le sacaba de sus casillas.

Esto…….. bueno ¿y hoy qué vas a hacer? ¿saldrás a patrullar? ¿puedo ir contigo?- increpó Tirsos.

Si y no- respondió entre dientes el guerrero que ya se impacientaba.

¿Cómo que si y no?, explícate. ¿puedo ir?

Si saldré esta noche y no , no puedes venir, ¿queda claro?- dijo dándose la vuelta y lanzando una mirada amenazante a Tirsos.

Ok, Calieb, tranquilo tampoco es para tanto- intentó calmarlo Tirsos, el guerrero con su imponente estatura, sus ojos negros como la noche y su oscuro pelo largo realmente le intimidaban.

Largo, mocoso- respondió Calieb.

Calieb únicamente parpadeó al escuchar el golpe que dió la puerta al cerrarse y reverberar en las paredes de la sala de entrenamiento. No pudo continuar con el entrenamiento, Tirsos siempre conseguía sacarle de sus casillas. Se fue a su cuarto , se duchó y se vistió con su habitual vestimenta de color negro, cómoda , ligera. Se acomodó a la espalda su espada, sus cuchillos en el cinturón, su daga favorita en el brazo y sus shuriken colgadas de su cinturón. Esperaba tener algo de acción esa noche, lo necesitaba.

Llegó a la ciudad a media noche, pudo oír el reloj de la plaza marcar las doce de la noche, esbozó una pequeña sonrisa, vaya ya llegó el día……Siguió caminando por la ciudad se sentía un extraño, un ser de la noche, no participaba de la vida de la ciudad, hace tiempo que dejó atrás aquello, concretamente la noche en la que ingresó en el clan y prometió dar su vida para proteger a los más débiles. Siempre se había sentido fascinado por las artes marciales y pese a que en su juventud en ocasiones había luchado por intereses personales y había ganado duelos defendiendo su honor ahora se daba cuenta de que había ideales muchos más grandes por los que luchar. Recordaba las tardes pasadas en compañía de su familia pescando en el lago, la hoguera en la que asaban el pescado, las charlas a la luz de las estrellas…..unas reuniones familiares que ya jamás volverían a producirse.

Intentó desechar esos pensamientos y concentrarse únicamente en sus sentidos para localizar a sus enemigos. Esos seres repugnantes que se alimentaban de humanos, de sus energías vitales, los consumían y después los mataban, esos demonios sin alma. Malditos sean, acabaré con todos ellos- se prometió.

Oyó un chillido, sonriendo fue hacia el lugar del que procedía , por fin tendría la acción que necesitaba. Trepó a uno de los edificios y saltando de azotea en azotea llegó al lugar.

Cuatro demonios rodeaban a una chica que ya había empezado a sangrar por las heridas infringidas. No se lo pensó dos veces, lanzó una shuriken que llevaba colgada. La estrella hizo un ángulo curvo y fue a clavarse en el cráneo de uno de los demonios desintegrándolo en el momento.

Dió un salto bajándose de la azotea y aterrizó delante de los tres demonios que quedaban. Sacó su espada y empezó el verdadero combate, su mente estaba en blanco, se guiaba por instinto como un gran depredador, haría lo que tendría que hacer , lo que había jurado hacer.

Con un movimiento circular cercenó el brazo de uno de los demonios espada en mano; mientras éste aullaba de dolor, volvió a clavar su espada en el abdomen del siguiente demonio que se quedó con su espada incrustada. Sin pensárselo dos veces sacó uno de sus cuchillos, adoraba pelear con cuchillo, sentir de cerca a su víctima. Tan absorto estaba en ese placer que parpadeó más que nada por incredulidad al notar la herida producida por la espada en su espalda. Se dio la vuelta y vió al demonio que debería estar muerto con su espada en la mano. Mierda, lo habían cogido desprevenido ¿cómo podía pasarle eso?.

Clavó el cuchillo en el corazón del demonio que tenía próximo viendo como se desintegraba y se encaró con los otros dos que faltaban. Uno de ellos ya estaba moribundo por la pérdida de sangre de su brazo, bien de ese no se tendría que preocupar en unos minutos estaría muerto. Pero del que empuñaba su espada se mantuvo alerto, algo le decía que no era un simple demonio.

Bien cazador, aquí estamos tú y yo solos en esta preciosa noche, ¿estás dispuesto a morir?- se mofó el demonio.

Creo que tú eres más bien el que vas a morir- replicó Calieb.

Ja , Ja , Ja, puede ser pero vendrán otros a los que no podrás hacer frente ni tú ni todo tu clan de guerreros y dominaremos el mundo y esclavizaremos a los humanos.

Por encima de mi cadáver- y acto seguido Calieb se lanzó al ataque.

El sonido del chocar de los metales rompía la serenidad de la noche. Calieb estaba herido y conforme peleaba más sangre perdía, el demonio no le daba cuartel. En una de sus embestidas Calieb perdió su espada , el demonio aprovechó lo estrelló contra la pared y lo alzó cogiéndolo del cuello hasta estrangularlo.

¿Este es el guerrero más poderoso del clan?- le incitó el demonio. Acabarás muerto y yo tendré todos los honores.

Se ahogaba ,no le quedaba mucho tiempo y estaba débil por la pérdida de sangre, tenía que llegar a coger su daga del brazo, tenia que llegar……..El demonio calló escupiendo sangre y con mirada incrédula al verse la daga clavada en el cuello, acto seguido se desintegró.

El guerrero por fin pudo respirar libremente, avanzó a duras penas hasta la mujer que se escondía tras un cubo de basura, le ofreció la mano y ésta la aceptó refugiándose en sus brazos.

Tranquila ya está a salvo, ¿me puede decir donde vive y le acompaño?- le preguntó dulcemente Calieb.

Si, oh , si ha sido horroroso, yo….. ellos, luego tú……..allí…la casa al lado de la Torre del Reloj- le indicó señalando con el dedo.

La cogió en sus brazos y la llevó a su casa, la puerta de entrada estaba abierta, parece que vivía sola, la llevó a su cama y la depositó amablemente sobre ella. Era una muchacha muy guapa y de rostro angelical. Suave y de cabellos dorados con ojos verdes como el mar. La chica no estaba dormida, le miraba y sin ningún asomo de pudor en su rostro se despojó de todas sus ropas. Sus piernas delgadas, sus redondos senos, su cara de niña ……..Se inflamó, la herida le dolía como mil puñetazos aunque había dejado de sangrar, pero la calentura entre sus piernas era aún más dolorosa.

La chica abrió los brazos y piernas invitándole a entrar en ella. Dejó a un lado sus armas, se desnudó y se posó encima de ella. Dulzura contra amargura oscuridad y luz, alegría contra dolor, yin y yan, blanco y negro, tan distintos y ahí estaban compartiendo ese momento juntos. El cabello dorado de la chica contra su largo cabello azabache, la suavidad de su cara contra su perilla morena.

Saboreó sus pequeños pechos, su sonrosado néctar, sus labios, todo en su cuerpo era sensualidad, no debería aprovecharse de ella en esos momentos puesto que acababa de vivir una experiencia muy dura y probablemente estaba traumatizada pero no pudo reprimirse por más tiempo, separándole las piernas se internó dentro de ella y con cada una de sus embestidas intentaba dejar atrás a sus fantasmas. La chica parecía disfrutar pero sabía que era producto de su trauma y que pensaría que era un sueño o pesadilla.

Ambos alcanzaron el clímax, sudorosos y pegajosos se quedaron dormidos.

Se levantó antes del amanecer, comenzó a vestirse, le dolía como mil demonios el corte de la espalda, se lo tendría que hacer mirar por el médico, odiaba a los médicos, donde estuviese un buen remedio a base de plantas que se quitase lo demás.

Vió a la chica recostada en la cama, era tan dulce, se podría pasar toda su vida junto a ella olvidando a los demonios, al clan , al duro entrenamiento , a la vida solitaria….era tan tierna…Alzó las manos, pronunció las palabras y se marchó.

Ya no volvería a acordarse de nada, ni de los demonios , ni de la lucha ni de él…… era mejor así, era un guerrero, un ser que vivía por y para un código de honor, había jurado proteger a la humanidad y así lo haría. Tanta soledad, tanto silencio reinaba su vida, era el camino de los justos, odiado y repudiado por muchos, incomprendido por otros pero un camino firme, un código de honor, un guerrero.

El reloj de la Torre marcó las seis de la mañana y volvió a sonreír, era el día de su cumpleaños y aunque sabía que no mucha gente le iba a felicitar por lo menos tenía a los de su clan, a sus compañeros de armas , a los de su Guarida.