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Una tarde de aventura

en Zoofilia

Dos chicas, tres canes.

Hola queridos lectores, mi nombre es Irma y sé que quieren mi descripción física; por supuesto la tendrán. Pero antes lean sobre este inesperado encuentro…

Todo comenzó cuando una tarde salí de compras con mi comadre Rommy (algunos la conocerán por autora en TR, además de participar en la composición de este relato)… sucede pues; que acordamos encontrarnos para ir de compras. Como lindo par de mujercitas distraídas, salimos a toda prisa olvidando cerrar la puerta tras nosotras. Algo que no lamentaríamos como lo verán más adelante…

¡Anda niña!, que se terminarán las gangas.

Voy, voy contesté ajustando una pantimedias tipo Margott. No quería desaprovechar la oportunidad de una buena "cacería" pues pocas eran las ocasiones de acompañarme por "la maestra".

En mi ciudad, las distancias son cortas, y al poco tiempo ya recorríamos los pasillos del centro comercial con paso ágil y mirada brillosa por la emoción de invertir algunos "centavitos" en nosotras. Yo caminaba embobada por las modas en los aparadores, mientras la Rommy se contoneaba segura de sí. Ella posee atrayente figura y me place acompañarme de quienes mejoran mi magnetismo. Aunque es casada, no deja pájaro en cubierto. ¡Es una tremenda!

¿Ya viste esas minis, comadre? Creo que nos sentarían súper con estas caderas…

Nadie contestó. La Rommy ya charlaba con un par de chicos un poco mayorcitos para mí, pero de atlética figura que venían saliendo del Gym.

¡Comadre!,-le grité…

Ella me sonrió y jugando con el cabello me hizo señas para que me acercara.

Este es Enrique y su amigo se llama Juan, ambos son instructores y nos invitan a tomar una copa en aquel restaurante, ¿qué te parece?

Me parece que… -dije un poco molesta por haberme perdido su atención, sin embargo ambos chicos ya revisaban mi figura con esas miradas que participan los pensamientos. Me hicieron sentir deseada.

¡¡Qué diablos!!!, pero dejamos las compras? -me quedé con la pregunta a medias.

Anda Comadre, que solo será para saciarnos la sed.

Se tomó del brazo de uno de ellos y se alejó contoneándose por su inmediato triunfo.

Parece que ya se están formando las parejas -dijo el otro chico acercándose inesperadamente a mí, y me plantó un beso en la mejilla, muy cerca de los labios. – Soy Juan - se presentó y rodeándome la cintura me llevó tras mi amiga.

Muchas veces habíamos chateado, calentándonos por aquellas conversaciones subidas de tono que ambas disfrutábamos. Esta era la primera vez que salíamos juntas y quería poner en práctica todo lo que Rommy me había enseñado y por supuesto; demostrarle que yo no era ninguna "niña inocente". ¡Me adelantaría a ella! ¡Le robaría el título de Perrita Culona!

Enrique era experto en computación, con tiempo libre que empleaba siendo instructor de Pilates, lo que le daba un cuerpo delgado, fibroso y atractivo. Juan había estudiado Cultura Física en la UNI local, y tampoco tenía malos bigotes.

Veníamos entrando al lugar, pero desafortunadamente, sus novias estaban justo en ese mismo restaurante y al momento de nuestra entrada, se plantaron temerarias justo al frente nuestro.

Hola Inés… es… es… te presento a mi prima Sofía -dijo tartamudeando con visible nerviosismo el Quique ese, intentando salir del problema, equivocando hasta el nombre de mi amiga.

¡Hola! -saludó Ro con cortesía divertida por hacer de las suyas como lo goza tantas veces- ¿y tú, quién eres?

Sucede que soy la novia de este mequetrefe bien hecho. –sosteniéndole una mirada retadora, le alcanzó la mano en pose de reina.

Pues ella es Irma, mi comadre y como recién llegué a esta ciudad, se está encargando de enseñarme sus "grandezas" - contestó Ro mirando a su novio con lascivia.

¡Oh, hola,-dije sin poder salir de la sorpresa.

Y... ¿qué les trae por acá? Inés ya se colgaba del cuello de su novio indicándonos claramente que era de su propiedad.

Venimos de compras y solo esperábamos dejarlos acá mientras perdemos algunas horas por las tiendas -dijo Ro con su acostumbrada naturalidad.

Sí, sí… eso, de compras…-tercié, tomando nuevamente el control de la situación -y justamente ahora vamos a seguir nuestro camino.

¡¡Anden.!!! Sigan su camino sin tropiezo alguno, nosotras nos encargaremos de "cuidar" a este par de granujas -dijo la otra chica, de quién jamás supe su nombre.

Nos vemos mas tarde.

Ro le plantaba un beso en los labios sosteniendo la quijada de Enrique con ambas manos, al tiempo que acercaba su cuerpo a él hasta tocarle la masculinidad. Con Juan, solo intercambió un giño de cómplices, pues ya la novia se le venía con el puño en actitud amenazadora.

Vámonos Comis, estoy segura que encontraremos cuanto buscamos.

Tomándome de la mano me sacó de aquel embrolladero como una auténtica maestra en las artes del galanteo.

Mucho nos divertimos al salir del restaurante y ver como los chicos eran puestos en su lugar con amenazas verbales y físicas, ellos solo se encogían de hombros arqueando las cejas atropellando sus explicaciones. Nos alejamos a carcajadas como dos traviesas que han logrado sus juegos.

¡¡Mira qué lindas minifaldas!!

Vamos a verlas -dijo mi amiga- y vamos comprando las más cortitas y ajustadas…

Obvio faltaban las zapatillas, unas blusas y, claro, las medias k nos encantan. Nuestra idea era sólo ropa sexy: compramos unas zapatillas altas del 12 de alto, negras de charol y unas medias blancas. Estábamos listas para vernos muy sexys.

Vamos a probarnos la ropa a la casa

¡Claro! -me dijo, y pues nos fuimos a casa.

Al llegar le dije a mi Comis k nos fuéramos a cambiar y pues quedamos muy lindas ambas: nos veíamos muy putas. Mi comis lucía espectacular, y yo pues también me defendía, claro. Ya verán nuestros lectores, así no se andan imaginando tanto.

Distraídas por nuestro desfile particular de modas, escuchamos ruidos en la cocina. Pensé "ya llegó mi hermana", pero no. Me asomé y era Doggy el perro del vecino, un pastor alemán enorme y muy lindo. Éste se había metido a la casa y entonces lo llamé y le dije a mi comadre:

Te voy a presentar a un vecinito.

Claro, ¿quien es?

La cara que puso mi comis cuando vio a Doggy fue de asombro total, aunque ya antes habíamos platicado de zoofilia por chat. Éste era nuestro primer encuentro en pareja con un can. Entonces pensé: "¿por qué no intentarlo en este preciso momento?". Después del desafortunado encuentro con aquellos infieles, ahora estaba todo listo y sin pensarlo más, me acerqué a Doggy acariciándole con claras intenciones de excitarlo.

Le acaricié la cabezota, el lomo, me tiré de rodillas y lo atraje a mi regazo. Como llevaba faldas cortas, el perruno no tardó en incrustarme la nariz entre las piernas provocándome un escalofrío.

Ajá, parece que este tío ya te conoce, -dijo Ro al tiempo que sirviéndome de apoyo, se colocaba a mis espaldas impidiendo que me levantara, al sostenerme por los hombros -veamos, comadrita… abre un poco más las piernas, todo me indica que sé lo que este amiguito quiere de ti -me dijo apretándome el pubis en la nuca.

Como estaba en la prueba de vestuario me había quitado las panties y mi pubis se presentaba desnudo y oloroso a aquella nariz que nada le engañaba. Pronto sentí el primer lengüetazo, luego el segundo y antes de darme cuenta, mi cuevita respondía humedeciéndose profusamente.

Rommy se sentó a mis espaldas y me atrajo a ella. Ahora me sujetaba por el pecho, apretando de a poco mis tetas y colando sus manos bajo el corpiño. Un beso suave y húmedo logró que cerrara los ojos y me dejara hacer por Doggy. El perruno tenía una lengua enorme y juguetona, claro está que antes lo había usado bajo la tutela de su dueño, pero ahora él no estaba y mi inquietud creció al imaginar que no podría controlarle si éste enloquecía por mí.

Tranquila pequeña,-dijo Rommy, como leyendo mis pensamientos- si este animalazo se sale de control, gritaremos muy fuerte mientras desgarra nuestras carnes hasta sangrar en una muerte segura.

Bonitas esperanzas me das -le dije cerrando con fuerza los ojos al momento que sentía mi primer orgasmo y como este se intensificó por la escena de sangre y desgarramientos que Ro infiltraba en mis fantasías.

Doggy abría con fuerza mi vagina apartando mis labios mayores con el hocico y deleitándose con mis fluidos con su lengua, que no dejaba de acariciarme muy profundo. ¡¡No era posible!! Un nuevo orgasmo me atacó en ese preciso momento, al tiempo que Ro abriéndose de piernas frente a mí, me incrustaba la vagina para callarme y ofrecerse como parte de mi placer.

Así fue que lamí y lamí su caliente sexo hasta que su respirar se hizo agitado y logré sacarle un suspiro de placer. Yo tirada de espaldas, con la vagina de Ro en mi cara y el Doggy abriéndose camino con el hocico babeante, atraje el cuerpo de Ro y le metí de golpe un par de dedos en la vagina. Había un exceso de lubricación en ella, lo que me permitió incrustarle un tercer dedo por el ano.

¿Ehhh?.... ¿qué?.... pero…. Mmm…-sólo atinaba a dejarse hacer, sus piernas se abrían por completo, con las manos separó las nalgas en clara invitación a que la penetrara con otro dedo por atrás.

¿Te gusta comis? -pregunté segura de la respuesta.

Me enloquece, amor. Mete más esos dedos y tócame toda por dentro.

Justo buscaba sus profundidades, cuando Doggy ya acertaba con el pene erecto a mi vagina. Me levanté como resorte lanzando a mi amiga y al perro a cada lado.

Doggy gruñó molesto y se fue de lleno al cuerpo de Rommy, sus fauces abiertas, asomando los largos colmillos y con fuertes ladridos nos mostraba claramente quién mandaba y cuáles eran sus intenciones. Ella rápidamente asumió su papel de perra lasciva. Se colocó a cuatro patas y bajando la cabeza hasta tocar el piso, levantó las caderas y giró en dirección al enfurecido animal.

Éste me miró con desprecio, luego gruño fuerte, muy fuerte un par de veces más y se lanzó sobre las caderas desnudas y expuestas de mi amiga.

¡¡Rápido, Comadre!!! Colócale unas calcetas, debes protegerme de sus uñas -me gritó al momento que se acomodaba al perro en la mejor postura posible.

Salí hacia mi buró, dónde encontré mis tines deportivos y los coloqué en las patas delanteras. Pude ver cómo la verga del animal resbalaba hacia arriba entre las nalgas de mi comadre, luego bajaba y apuntaba al clítoris atorándose en su hinchado apéndice. Aquel pene estaba inflamado, enrojecido de excitación, una baba espesa formaba puentes entre los cuerpos. La rajita de mi amiga estaba igualmente hinchada, con fuertes tonos rojos por la excitación. De sus piernas bajaban ríos de oloroso líquido que me atreví a tocar, luego lamer, para finalmente usarlo como lubricante y apuntar aquel pene directamente a la vagina de mi comadre.

Aquel pene no penetraba. Doggy hacía palanca con sus patas traseras en el piso y sus manazas resbalaban por la espalda de mi amiga. Qué suerte que alcancé a protegerle las uñas… todo hubiera terminado si le rasgaba la piel con aquella furia.

¡Pinche comadre! -se quejó Rommy- ¡pareces primeriza carajo!... que no lo quiero en la vagina, ¿qué no ves el tamaño que tiene? ¡¡Me va a desmadrar toda!!

¿¿¿Por el culo, comadre???

Apúntalo por el culo, por ahí sí que me dará todo lo que quiero… aaaaaahhh… eso…. así…. siiii…

Súper mojadas que tenía las manos, fácil me fue tomar aquel vergón y apuntarlo al pequeñito asterisco de mi comadrita. "¿Pasará mejor por ahí?" pensé; pero justo en ese mismo segundo, el esfínter se relajó y medio pingón le penetraba las entrañas. Ella se tiró de bruces apretando los senos al piso, alzó aún más las caderas gritando completamente fuera de sí.

¡¡Es mío, completamente miiiioooo!!…. Ahhhh, eso es Doggy precioso… ¡¡métela, métela toda!!!…. Te pertenezco perro cogelón, coge, coge a tu sumisa perrita… eso es…. ¡¡Asiiii, asiii!!!, profundo con toda tu fuerza… perro cabrón!

Me tiré de culo al suelo apoyada en las palmas y abriendo las piernas busqué algo con qué penetrarme.

Nada, pinche perra calenturienta. No te vas a tocar con nada más que conmigo.

¡¡Ven acá!!! -me ordenó, y sin posibilidad a negarme me llevó a su cara incrustándose en mi vagina. Su lengua me penetró por completo, un dedo de no sé de qué forma, pronto encontró mi ano y ya acariciaba por dentro la punta del útero dándome un placer total, completo… otro orgasmo, pero con mayor intensidad que nunca me hizo gritar como posesa.

¡¡¡Roooommmyyyy… pero que locura.!!!

Doggy se cogía a Ro con fuerza a toda velocidad, eso la impulsaba profunda en mí y ella incrustaba toda su lengua en mi vagina y con sus dedos por el ano me tocaba con maestría, completando un cuadro de placer digno del mejor portal zoo que antes hubiera visto.

Me tiré de espaldas viendo al cielo raso, mi cuerpo convulsionaba de placer, los gritos de mi comadre se ahogaban en mi entrepierna, el clítoris era empujado por su nariz, una lengua se bebía mis ríos al tiempo que un par de dedos me abrían el culo penetrándome fuertemente.

De pronto, de la nada, ante mí estaban otros dos canes, los cuales comenzaron a rodearnos, a olernos. Rommy me dijo:

¡¡Vamos Irma, cógetelos!

¡¡A los dos… tú puedes!!!

Estás loca, son dos…

Pero esa idea me excitó sólo de pensarlo y pues, tuve que separarme de aquella rica mamada de crica para girarme y darles a chupar mi vagina y ano.

Estaba en medio de ambos sintiendo esas enormes lenguas que casi me hacen venir de placer. Los perrunos giraban a mi alrededor como pensando en "cenarse a su presa". Unas lenguas por aquí, otras por allá para entonces alcance a ver a mi comis, rotaba ágilmente las caderas al tiempo que Doggy ya trataba de meter su bola.

Quedaras abotonada Amis,-le dije. En eso se escucho un plop, Doggy lo había conseguido: se abotonó a mi comis.

¡¡La mierda, la mierdaaa!!! –gritaba Ro con los ojos desorbitados-este cabrón es más ancho que nadaaaahhh.

El perro sufría por seguir enchufado en mi amiga, pues ella cayó de bruces al piso, con el vientre plano sobre el piso, pero Doggy no se separó, la foto era interesante: la verga del perruno parecía atravesarla, pero cuando reculaba la bola le impedía salirse de su trampa anal. Rommy alzaba las nalgas para atraparlo más en ella y atraerlo hasta el fondo de su ser.

Uno de los perros se tiró de espaldas juguetonamente, solo se me ocurrió írmele a las mamadas y corriendo la funda del pene, lo engullí hasta donde me fue posible. Obvio es que para lograr mamarlo, debía ponerme en posición de perra. Cosa que Sultán no desaprovechó. Con rapidez perruna, se montó en mí y comenzó a indagar algún camino a mis orificios. Rommy, gritaba con toda el alma.

¡¡¡Dale perro cabrón, coge… coge fuerte!!! -instaba a Doggy para llevar aquella incrustación lo más profundo dentro de sus entrañas- ¡¡Se está viniendo!!… me está bañando de rica leche caliente -me decía entornando los ojos y apretando la quijada, creo que también el ano lo cerraba con fuerza pues la mirada del perro más que placer, denotaba angustia ante aquella folladora.

"Plop" de nuevo y mi comadrita se desenculó justo cuando aún salían algunos chorros de semen. De medio lado recibía aquellas descargas sobre sus tetas, vientre y rostro. Rodó y jugueteó con aquel baño caliente esparciendo semen por su piel. Era una experta que gozaba del sexo sin recato alguno.

Luego volví a mí… Sultán me había incrustado medio pene por la vagina y arremetía con furia. Aquella verga distaba con mucho a la de cualquier humano, era muy gruesa por el medio y a cada acometida me dolía por la manera en que forzaba la penetración cada vez más dentro de mí.

Para calmar mis ansias de gritar, chupé y chupé cada vez con más fuerza el pito rojo de Thor. Espesas gotas de líquido preseminal bajaban por mi garganta confortando mi sed. La mamada era fenomenal, el premio serían litros de salado semen perruno. Me concentré en mis dos orificios, alcé las grupas y me arreculé a Sultán y olvidándome del vientre y la funda peluda de Thor… le mamé como perrita recién nacida.

Rommy formó un anillo con sus dedos sobre el pene que invadía mi vagina. Frotándolo como un vibrador que incrementó el placer de aquella cogida interracial. Me mojé tanto con aquél acto que antes de darme cuenta… la bola incrustada en mí ya casi me partía las carnes. La vagina no se quejaba, pero sabía que la tenía al límite de su dilatación. El placer era único, morboso, "animal".

Una fuerte contracción en el pito de Sultán, luego otra… casi rompe mis músculos vaginales con presión lateral. Abrí suplicante los ojos y me separé de Thor lanzando un grito.

¡¡¡Noo, NOOO, aaaaaAAAhhhh!!! Me está llegando al cerebro, me tiene enculada este cabrón animal -gritaba con todas mis fuerzas sin saber qué hacer.

Mi alivio llegó segundos después, cuando ríos de caliente semen bañaban la vagina inundándome más allá del útero. Caliente, muy caliente, placenteramente caliente.

AAAaaaahhh, me gusta tanto amis,- dije aflojando todos los músculos. –No permitas que se termine… aaaaagggghhh.

Mi cuerpo correspondió con un fuerte orgasmo, confundiendo nuestros fluidos, mis ríos salían por la vagina mezclados con aquel semen espeso y oloroso, mi espalda se arqueó involuntariamente y Sultán entró mas allá, donde ningún hombre antes lo había logrado. Convulsionaba, me retorcía, gritaba, lloraba, gemía. Todo aquello era de un placer tremendo.

Verás ahora, como tendrás la mejor cogida de tu vida,-dijo Ro, al tiempo que desbotonándome al perrazo, daba señas a Thor para que ocupara su lugar.

Me tiré de espaldas buscando hacer contacto con tierra, la cabeza me daba vueltas y las piernas no respondían a mis intentos por salir corriendo de aquella orgía extra-humana. Rommy colocaba los tines en las patas delanteras de Thor y lo instaba a montarme.

¿¿Quéeee, que-qué?,-pregunté sintiendo como un desmayo cuando vi a aquel fiero labrador montándose en posición misionera sobre mí.

Ahora verás comis,-dijo Ro… permite que te lleve al paraíso de los canes,-como tranquilizándome se paró con las piernas abiertas sobre mis hombros- Sujétate de mis tobillos fuertemente -me dijo. Luego ella tomó mis piernas alzándolas en "V" por los aires, dejándome expuesta y alzada de nalgas a plenitud para el placer de Thor.

Afloja amiga, "flojita y cooperando", -me dijo.

La vista de mi amiga era fenomenal, abierta de piernas sobre mi cara, me ofrecía un primer plano privilegiado de su entrepierna, pude ver sus lindas y redondas nalgas, la rajita que emanaba fluidos y algunos goterones de semen que le resbalaban de entre las nalgas, sus flujos femeninos me caían encima y logré atrapar algunos en mi boca.

La posición "súper expuesta" que daba a Thor, y la experta guía de mi amiga, me llevó a otra sorpresa mas. Aquel perrazo me lanzaba gruñidos chorreándome sus babas pecho y vientre. Rommy tiraba de mis piernas por los tobillos obligándome a levantar las caderas hasta tocarme los hombros con mis rodillas.

¡¡No mames comadre…. NO MAMES…!!!

¡¡¡Eres una hija de perra…. PUTAAAA:!!!

Ella guiaba a Thor precisamente a mi orificio posterior, sujeta como estaba, poco podía hacer para impedirlo, realmente no ofrecería resistencia, pero debía aparentarlo, ¿no creen queridos lectores?...

Sentí un ligero empujón por el esfínter. Luego un poco de presión, la fuerza de aquel animal me daba claras muestras de que cualquier intento por resistirme sería inútil. Rommy goteaba y goteaba por la excitación de someterme a sus más bajos instintos. Sus fluidos caían sobre mí en gruesas gotas calientes como el sudor de dos cuerpos amándose.

Arreculé como pude y aflojé el cuerpo. Como dicen en mi tierra… "le dí el culo por el placer de ser". La verga de aquel animal entró un poco, no era cabezona como estaba acostumbrada, tenía una punta de cono sencilla de incrustar. Y así se me fue completita dentro, muy adentro de mis entrañas. Sentí como la matriz cedió su lugar ante aquella inmensidad que me rompía toda por dentro. Sentí como era invadida, rota, desgarrada. El dolor fue tan profundo que me llevó al desmayo. Un pedo me despertó unos segundos después, o minutos quizás. El punto es que para cuando volví a mi Thor se movía con precisión Suiza. Entraba completo, me removía toda por dentro y salía hasta permitir que mi ano cerrara de nuevo, para entrar nuevamente hasta el fondo. Sus acometidas me llevaban al placer supremo.

Poco a poco fue buscándome adentro, más adentro, el perro se arremolinaba profundo y sus ritmos se hacían más rápidos.

Un nuevo desmayo: el esfínter cedió por completo dándole entrada al bulbo de Thor. Justo cuando mi grito se llevaba el alma con él, vinieron las explosiones, las contracciones de nuestros cuerpos, espasmos y convulsiones. Rommy soltó mis piernas y como acto reflejo, aprisioné entre ellas al animal y lo incrusté en mí con todas mis fuerzas.

¡¡¡Cógeme cabrón, cógeme bien… eso asiii… préñame, soy tu perra… tu Puta Perraaaaahhhh. Eso, no te salgas, topa, tópame hasta el fondo, ya tengo tu bulbo rompiéndome el culo, quiero tus bolas… dame tus bolas pinche animaaaalll.

Y me cojió con todas sus fuerzas, saciando mis ganas por la velocidad animal de estas hermosas mascotas… fui saciada y ambas nos hicimos de un clásico intercambio de parejas… fue una noche como pocas y esperamos se repita tantas veces mas.

Cuando todo terminó me abrazó mi Comis, me dio un tierno beso y nos tiramos en un suelo lleno de semen. No sé cuánto dormimos pero al despertar nuestros amantes ya no estaban: solo habían llegado para destrozarnos a las dos y bueno ni hablar de nuestra ropa nueva; todo por no cerrar bien la puerta. … nos acompañarán alguna tarde de estas, para "¿ir de compras?"

Reciban saluditos bye