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Aventura con Mafe

en Lésbicos

Llegué del trabajo y luego después de cerrar la puerta, deje las llaves sobre el mostrador y la cartera sobre el sofá, me descalcé aliviando mis pies con el frió suelo, llevaba medias pero no importaba, ya estaba por darme un baño. Subí las escaleras y caminé hacia cuarto cuando escuche un suave gemido. Al principio dude pero luego volví a escuchar un débil gemido, apagado.

Camine de puntas hacia lado opuesto y asomándome por el borde pude verla. Maria Fernanda estaba sobre el sofacito en la sala de estar superior. La sala era una pequeña salita con una mesita en una esquina y un sofá que daba frente a un televisor con cornetas a los lados. El TV de plasma y las cornetas descuadraban un poco por el estilo viejo del sofá o la mesita, pero eran cómodos.

Maria Fernanda o Mafe como la llamo yo estaba con una pierna sobre el respaldar y la otra abierta hacia el lado opuesto. Con la falda del colegio subida hasta la cintura y la blusa abierta completamente con los senos expuestos a la brisa de la tarde.

Traté de hablar pero mi impresión era mayor y no dejó moverme. La pantalla del televisor, mostraba un hombre negro penetrando violentamente a una rubia de senos pequeños y muy delgada, pero muy ágil, y el negro hacia lo que quería con ella, volteándola de un lado para el otro.

Mafe, que ya no veía la pantalla, tenia un consolador en la mano. Un consolador!!, tan joven. Yo a los 15 todavía aun jugaba con muñecas. Pero ella diestramente introducía el miembro dentro de si a la par de débiles gemidos, contenidos y suspirantes, mientras su otra manos apretaba sus senos en suaves movimientos acompasados con el vaivén de su cuerpo torciéndose sobre el sofá.

Era increíble verla nadando sobre su mar de lujuria y emoción, y me daba cuenta lo sensual que podía ser una joven de 15 años, con sus pechos aun en crecimiento y su pelo abundante entre sus piernas. Así me veía yo cuando me masturbaba en mi cuarto, sola, con algunos juguetes administrando placer a cada parte de mi cuerpo, pero Mafe era mas incipiente, aun era una niña, pero también era una mujer que disfrutaba de su cuerpo.

Quise dar un paso para acercarme y no pude. Estaba empapada, mi entrepierna despedía a gritos su humedad hambrienta de deseo, hambrienta de carne. Mafe seguía frotándose insaciable mientras abría cada vez mas sus piernas y en un alarido exhaló un potente orgasmo que la dejó tirada sobre el sofá. Al abrir sus ojos pudo verme como la contemplaba desde la pared opuesta.

  • Huy! Dijo desesperada y como pudo tapo sus senos y bajo la falda.

  • No te preocupes Mafe te tengo grabada en mi celular y he visto todo, sabes que te ves muy linda masturbándote.

  • Espera! Su cara era de terror. - Que es lo que quieres, no pensaras enseñarse...

  • Cállate y hazme caso para que todo salga bien. Por ahora solo abre las piernas.

Mafe dudosa abrió las piernas y me mostró su vagina sonrosada de tanto frote. Me arrodille frente a ella y separando mas sus piernas pude deleitarme de su olor a sexo. Era todo una hembra con sus labios hinchados y sus ojos brillantes.

  • Que haces, esperaaaaaa....

Mi lengua salió de mi boca sin miramientos para comenzar a lamer sus labios vaginales aun húmedos por su anterior orgasmo. Mafe trató de ofrecer resistencia, pero al sentir mi lengua sobre su clítoris se derrumbó sobre el sofá y se entregó a mi. Me lengua comenzó a lamerla de arriba abajo toda su ranura y de tanto en tanto apretaba su clítoris entre mis labios solo para sentir como gemía en celo, arqueando su espalda en un intento de controlarse. Deje correr mas y mas de mi saliva hasta que mi mano derecha comenzó a palpar entre sus nalgas.

Mi lengua frotaba a toda velocidad su clítoris mientras escuchaba los gemidos de Mafe apretándome el cabello, así que lentamente mis dedos lubricados entre tantos jugos alcanzaron su ano. Ahí estaba caliente, cerrado y solo. Pero suavemente un dedo y luego dos comenzaron a dar vueltas sobre su entrada. Estaba virgen se notaba, sumamente apretado y eso me volvió loca, tomé el consolador con la otra mano y tuve que meterlo en mi vagina. Mafe explotaba en otro orgasmo que la dejaría exhausta sobre el sofá así apoyada al lado de ella comencé a meterme el consolador muy rápido por mi vagina y sin darme cuenta estaba tirada en el suelo sobre la alfombra con las piernas abiertas metiéndome el miembro y frotando mi clítoris a la vez, hasta que finalmente mi cuerpo recibió su premio. Mis piernas temblaron y mi gemidos apagaron cualquier otro ruido.

Cuando mi respiración se calmó, nuestros rostros se encontraron, miradas lascivas y de deseo nos dimos una a la otra mientras nuestros cuerpos disfrutaban la laxitud de los orgasmos.

  • Eres lesbiana? ...... fue lo que pudo decir.
  • Si los soy Mafe, y ahora tu eres mi esclava.

Pasaron unos segundos mientras Mafe sopesaba nuestras palabras y solo dijo:

- Si lo soy.

 

Lynn.