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La otra noche de bodas

en No Consentido

El día de la boda de Quique con su novia de toda la vida no había dejado indiferente a casi ninguno de sus empleados y jefes. La celebración, en sábado y a una cierta distancia del lugar de residencia de la mayor parte de los asistentes daban lugar, al menos, a un fin de semana diferente para casi todos.

Belén era una de las directoras de departamento de la empresa, jefa directa de Quique, y de otros dos jóvenes más, que por supuesto, también iban al convite.


El director general y otras cuatro personas más, entre ellos otros dos directores de departamento, era el plantel de invitados que representaba a la empresa donde el novio se ganaba la vida.

Aquella tarde, Belén había aceptado de mala gana dejar a su marido y a su hijo adolescente en casa para asistir al enlace, habida cuenta, que todo el grupo integrante de la empresa, había decidido no acudir con sus parejas y además, habían tenido que alquilar una habitación en un hotel cercano, a tan sólo dos calles del lugar de la celebración, para evitar desplazamientos una vez finalizada la boda, que era de suponer, se prolongaría hasta altas horas de la madrugada.

Belén, mujer madura y atractiva, de cuarenta años, rubia, no muy alta, cintura prieta y abundante pecho, era una persona formada y exigente con sus subordinados, por lo que no era demasiado querida por ellos.

A excepción del director general, con quien mantenía frecuentes reuniones de negocios, no tenía demasiada relación con el resto de sus compañeros, salvo con Dani y Manu, con quien compartía el día a día de su trabajo, y además eran objeto frecuente de sus enfados y continuas llamadas de atención y del protagonista de la boda, Quique.

En el día a día cotidiano, cuando terminaban su jornada laboral, los dos jóvenes junto con Quique, se desahogaban tomando alguna cerveza.

  • Todo lo bueno que tiene el cuerpazo de Belén, lo tiene de hija de puta en su cabeza. No para de pegarnos broncas y tocarnos los huevos. Jamás está satisfecha con nuestro trabajo, era el comentario habitual de los chicos.
  • Si, toda esa gilipollez se le terminaría si la echaran un buen polvo, terminaba diciendo siempre alguno en tono jocoso.

A las siete de la tarde, todos acudieron a la iglesia, donde se reunirían para la ceremonia. Una hora después, los invitados fueron llegando al salón donde se celebraría el banquete.

Antes de comenzar a cenar, Belén tomó dos cervezas. No era una gran bebedora, pero no estaba con demasiados ánimos de aguantar toda una velada con sus compañeros y pensó que al menos la ventaja que tenía, era que no debería conducir esa noche de camino a casa.

Por su parte, la mente de Dani y Manu estaba pendiente de otros detalles. Ambos coqueteaban ligeramente con las drogas y habían conseguido un producto que añadido al alcohol potenciaba varias veces sus efectos.

Los nueve compañeros compartirían la misma mesa. Dani enseñaba de manera cómplice el pequeño frasco que contenía la droga, y que esperaban poder echar a su jefa, sólo para divertirse, y dejarla en evidencia ante el resto de compañeros, por su estado de embriaguez.

Comenzaron a cenar, y para disgusto de los dos muchachos, no tuvieron oportunidad de verter el líquido en su copa de vino. Eso les fue haciendo ensombrecer su carácter ya que les resultaría complicado ridiculizarla.

Poco a poco fueron dando cuenta de los ricos manjares a los que habían sido invitados. Los jóvenes no podían hacer nada ante tantas miradas en la mesa. Afortunadamente para ellos, llegaron los postres, y todos se levantaron para saludar a los novios, lo mismo hizo Belén, lo que dio la oportunidad a los chicos para que disolviesen la primera dosis en el champán que acaban de servir en las copas.

Todos volvieron a las mesas cuando los novios iban a cortar la tarta. Dani quiso hacer un brindis por su compañero, y todos bebieron.

Belén se sintió muy bien al beber y el camarero le sirvió una nueva copa de champán. Ahora no pudieron volver a verter el líquido, pero ella incrementaba su ingesta de alcohol.

Unos minutos después comenzó el baile con una orquesta que había sido contratada para la ocasión. Manu, en un ataque de "gentileza" preguntó a Belén si quería una copa.

  • Gracias Manu, un gintonic, por favor.
  • Yo te acompaño, respondió David.

Juntos se dirigieron a la barra del bar. Cuando entregaron la bebida a la mujer, volvía a llevar una nueva dosis del mágico líquido que llevaban los muchachos.

Al terminar la consumición, la mujer llevaba un cierto nivel de alcohol aunque conservaba su carácter altivo y aún podía hablar sin dificultad y mantenerse en pie. No obstante, los chicos empezaban a disfrutar con la situación, pero su sorpresa fue mayúscula al hacerle la pregunta.....

  • Otro gintonic, Belén?
  • No, gracias, dijo con voz firme, aunque ligeramente alcoholizada. No soporto estar aquí. Me marcho.

Sin despedirse, la mujer salió en dirección a la calle. Era típico de su carácter. Incluso sus compañeros del mismo nivel, odiaban esa actitud de marcharse sin decir adiós. Dos minutos después, Dani y Manu le daban alcance, cerca ya del hotel. .

  • Por qué te vas, Belén? Hemos hecho algo que no te ha gustado?
  • No, es que no soportaba la música de allí. Me iré a dormir.
  • Te invitamos a otra copa en otro sitio, respondió Dani

El estar en un ambiente distinto al trabajo, permitía esa confianza. La mujer no dijo nada, pero no opuso resistencia cuando Dani la cogió del brazo y se dirigieron a una discoteca cercana al hotel. Cuando entraron aún estaba casi desierta, era demasiado pronto todavía.

Belén se sentó y los chicos fueron a por las bebidas.

  • Menuda faena¡¡¡¡ Dijo Manu. Queríamos dejarla en ridículo delante de todos y ahora encima tenemos que pagarle una copa.
  • Si conseguimos emborracharla mucho, tal vez saquemos algún provecho.

Por supuesto, antes de entregarle la copa a su jefa, esta ya tenía la dosis mágica correspondiente. La discoteca se iba poco a poco llenando y cada vez Belén le costaba más mantener la verticalidad y hablar con normalidad.

La mujer, que llevaba un vestido de fiesta negro dejando a la vista su escote, cubierto este por un chals del mismo color, mientras que la falda le bordeaba las rodillas, sentía que flotaba y deseaba tomar otro gintonic, por lo que sacó el monedero de su bolso, y de forma torpe tomó 50 euros y se los dio a uno de los chicos para pagar las consumiciones.

  • Traed tres copas, ahora invito yo, dijo entonces, ya de manera casi ininteligible.

Los dos empleados ayudaron a su superiora a sentarse ya que apenas podía mantenerse de pie sin ayuda y se dirigieron a la barra hablando entre ellos.

  • Por fin ya se ha estirado y nos invita. Igual no es tan hija de puta después de todo. Por cierto, ya no le echamos más, no? No tiene sentido, dijo Manu
  • Si, le volveremos a echar la poción mágica. Luego te lo explico, respondió Dani

Belén casi no podía mantener los ojos abiertos. Ahora Dani, cogiéndola de la cintura la llevó a bailar y tuvo que sujetarle él la bebida e írsela dando poco a poco, a pequeños sorbos.

Minutos después, la directora no podía sujetarse con sus piernas y sus palabras, no eran entendibles, su cuerpo y su mente estaban ya muy deteriorados.

  • Qué hacemos ahora? Preguntó Manu a su compañero. La volvemos a llevar a la boda para que la vean así?
  • Estás loco? Todos nos acusarían de haberla emborrachado. La vamos a llevar al hotel. Busca en su bolso y saca la tarjeta para entrar en su habitación.
  • Me voiz al jotel, dijo ella con voz pasada enfilando la puerta de salida y anticipándose a la reacción de los chicos.

Los dos jóvenes, agarraron por los brazos a su superiora y se dirigieron al hotel. Al llegar, el recepcionista no dio importancia al hecho, y se limitó a darles las buenas noches.

Entraron en la habitación, introdujeron la tarjeta y se iluminó el cuarto. La sonrisa en la cara de Dani hizo ver a Manu lo que se proponía.

  • Dime que no estás pensando lo que yo creo.
  • No te gustaría conocer más íntimamente a la zorra de nuestra jefa?

Los dos chicos iban vestidos con unos pantalones de pinzas y unas camisas de vestir, pero sin corbata. Ambos eran muy delgados y con el pelo cortado al uno.

  • Idos, jazta madana, balbuceó Belén.
  • Quiero inmortalizar este momento, dijo Dani, sacando su cámara de fotos.

Programó la cámara y los dos muchachos se situaron a ambos lados de Belén que permanecía inerte en la cama. Bastaron un par de pequeñas bofetadas en la cara, para que abriese los ojos momentáneamente, lo justo para que apareciese en la foto mientras que ambos besaban sus mejillas.

  • Quiedo domid, jazta madana, volvió a despedirse sin éxito ante los jóvenes.

Belén volvió sin fuerzas a cerrar los ojos, por lo que Manu se colocó de rodillas en la cama y tocó sus pechos por encima del ceñido traje. Después levantó su falda mientras que su compañero aprovechaba a hacer una foto por debajo de ella. A continuación la dieron la vuelta, con el objeto de investigar cómo empezar a desnudarla.

Ella pareció abrir sus preciosos ojos verdes, pero no llegó a decir nada.

  • Cómo coño se quita un vestido como este? Preguntó Dani disfrutando.
  • Lleva una cremallera en la espalda, se la he visto antes. Va debajo del chals.

Primero decidieron plasmar unas imágenes en la que los chicos besaban a la mujer. Tuvieron que taparle la nariz para que abriese su boca y poder meter sus lenguas para inmortalizar el momento. Luego, entre los dos la incorporaron, sentándola en la cama. Dani le retiró su chals y comprobó que efectivamente su vestido llevaba una larga cremallera que recorría toda su espalda.

Sin dudarlo bajó la cremallera y el vestido que iba ajustado se abrió prácticamente. A pesar de la torpeza de sus movimientos, no tuvieron problema en tirar de él hacia abajo hasta dejarlo a la altura de su estómago. Después volvieron a tumbar a la mujer y lo sacaron completamente por sus piernas y lo dejaron colocado en una silla.

  • Dani, jamás te habrías imaginado tener a tu jefa enfrente de ti, en ropa interior y tumbada en la cama, comentó riendo
  • Es un sueño hecho realidad, contestó Manu,

Las fotos continuaron, primero un muchacho y luego el otro pegaron sus labios a los de la mujer para guardar una instantánea del momento.

Belén llevaba un sujetador sin gomas por encima para que mantuviese la estética del vestido que había usado para la celebración.

Manu aprovechó la situación, y una vez que había pasado sus torpes manos por encima de la prenda, procedió a quitarlo, siempre con la ayuda de Dani quien tuvo que ayudarle a incorporarla y poder conseguir que esto fuese posible.

Era un sujetador normal, negro tupido, con la única salvedad de no llevar por encima las típicas gomas que cargaban sobre los hombros ya que el vestido llevaba los hombros destapados.

Una vez que los muchachos soltaron el enganche que llevaba en la parte trasera el sostén se abrió y quedó lista para que fuese retirada del cuerpo de la mujer, y lo dejaron junto al vestido.

Los muchachos disfrutaban la suerte que habían tenido de tener a su directora en estado de embriaguez, ante ellos y sin nadie que pudiera enturbiar la situación que ahora se producía.

  • Tenemos a la puta de nuestra jefa, borracha y sin sujetador. Qué más podríamos pedir? Preguntó Manu.
  • Pues tenerla sin bragas, y es lo que vamos a hacer ahora, contestó Dani.

Antes de nada, unas cuantas fotos, primero un chico, y luego otro se situaron sobre ella, agarrados a su delantera, besándolas y acariciándolas. De nuevo volvieron a dar unos golpecitos en la cara, intentando que abriese los ojos, conocedores que se encontraba en estado de semiincosciencia. Los estímulos dieron sus resultados y pudieron realizar varias fotografías con sus ojos abiertos.

Apartaron la cámara y de nuevo, los dos chicos comenzaron a operar sobre Belén. Antes de hacer nada, le dieron la vuelta para contemplar su culo que sólo estaba tapado por el pequeño cordón del tanga. Una vez hecha la inspección ocular, volvieron a situarla sobre la cama.

El deseo de los muchachos podía más que la racionalidad de todo lo que estaban haciendo. Dani se situó sobre la cama y acarició la parte delantera de su tanga. Manu volvió ahora a tomar instantáneas de la situación..

Cambiaron de postura y uno cedió la cámara al otro. Ahora fue Manu quien comenzó a tocar a su jefa, incluso llegó a desplazar ligeramente el tanga, dejando al descubierto su sexo. El joven lo acarició, incluso llegó a pasar el dedo por la vulva de la mujer. Antes de dejarla, agarró el tanga con un dedo de la mano de la mujer, dejándolo apartado y al descubierto, dando la impresión que era ella quien lo había apartado para mostrarlo a los jóvenes.

  • Qué tal si la dejamos totalmente desnuda? Preguntó Dani
  • Nos lo merecemos por todas las impertinencias que hemos tenido que aguantarla durante tanto tiempo.

Entre los dos chicos levantaron su pompi para sacarle el tanga, que dejaron colocado a la mitad de sus muslos con la "sana" intención de continuar retratando a Belén. De nuevo, colocaron sus manos en los laterales de sus bragas, que hacían imaginar que era ella quien lo bajaba. Su precioso sexo, depilado, con una fina línea de tres centímetros de ancho que subía por encima de sus labios vaginales, quedó a la vista de los enfervorecidos muchachos.

Fue Manu quien retiró el tanga del cuerpo de la ejecutiva y lo dejó colocado sobre la silla a la que había ido a parar el resto de la ropa.

  • El sueño de mi vida. Ver a mi jefa en bolas, dijo Manu.
  • No sólo la veremos en pelotas, algo que ya hemos hecho, sino que iremos más allá, respondió. Vamos a desnudarnos¡¡¡¡¡¡¡

Manu obedeció sin rechistar y los dos chicos quedaron completamente desnudos, ya con sus miembros empalmados.

  • Qué te apetece hacer? Preguntó Dani
  • Me gustaría saborearla un poco.
  • Qué quieres saborear? Volvió a preguntar
  • Primero quiero volver a morrearla y después comerla un poco el coño.
  • Lo que tú digas, compañero¡¡¡¡

Colocaron una doble almohada debajo de su cabeza con el objeto de que su boca quedase a una altura un poco mayor y volvieron a turnarse para besarla y realizar las tomas con la cámara. A los pocos instantes, fue Manu quien no tuvo problemas en dejar a Belén con las piernas totalmente separadas, indefensa ante la boca del muchacho que comenzó a juguetear con el sexo de la directora.

De nuevo cambiaron los roles, y Dani cedió la cámara a su amigo mientras este directamente se dirigió a la entrepierna de la mujer. La vagina, ajena al sentimiento de violación al que estaba siendo sometida segregaba bastante flujo.

Dani se incorporó y le metió los dedos y riendo dijo:

  • Joder, tío. Esta tía está muy cachonda. Está empapada.

Manu le acompañó en sus risas y continuaron jugando.

  • Me gustaría metérsela en la boca.
  • Pues hazlo. Tápale la nariz y se lo haces, eso sí, ten cuidado no vaya a ser que te muerda.

De nuevo se sucedieron las risas y el muchacho colocó su pene a la altura de sus labios. Hizo lo que le había indicado su compañero e introdujo su miembro hasta casi la garganta de la mujer.

Los dientes apretando sin fuerza el aparato de Dani excitaba sobremanera al muchacho, quien empezó a decir improperios y obscenidades mientras que continuaba con la felación, que dada la excitación del chico, iba a ser muy corta.

  • Joder tío, ha sido increíble. Métesela en la boca y prueba. Es una pasada¡¡¡¡¡¡¡

Utilizando papel higiénico limpiaron los labios de la mujer y fue Manu quien hizo el mismo movimiento que había hecho anteriormente el otro empleado. De la misma forma, la boca de Belén se llenó del miembro del otro hombre.

Se movía como podía, pero afortunadamente para él, su sexo no se salía de la boca de la fémina. Enseguida, imitando a su compañero comenzó a gritar y a decir barbaridades similares, hasta que por segunda vez los labios quedaron inundados de semen.

Los compañeros habían quedado ligeramente desahogados al eyacular en la boca de su jefa, aunque sin duda alguna no habían terminado.

  • Hoy, a parte de echar un par de polvos con la jefa, nos vamos a llevar unos recuerdos impresionantes con las fotos. La de pajas que nos vamos a hacer cuando las veamos en grande. Qué te gustaría hacer con ella? Qué recuerdos te gustaría tener? Preguntó Dani
  • Sabes? Mi fantasía con ella era imaginármela con una toalla, a la salida de la ducha, respondió Manu.
  • Eso tiene fácil solución…………

Dani trajo varias toallas que había en el baño. La hembra continuaba totalmente desnuda, a excepción de los zapatos, que los chicos no habían sentido necesidad de retirar.

Uno de los muchachos cogió en brazos a su víctima mientras que el otro situó una toalla justo debajo de ella y procedieron a cerrarla por delante.

  • Te gusta así, Manu?
  • Es perfecto, como siempre la soñé.
  • Pues fotografíala como te apetezca, dijo su colega entregándole la cámara.

Comenzó a clickear la máquina. Al principio desde distintos ángulos. Después empezó a subir la toalla por la parte de abajo poco a poco hasta dejar a vista la pelambrera de Belén, siempre recreándose en cada centímetro, como si se tratase de una película en cámara lenta. Las manos las iba colocando según sus deseos. Sería un recuerdo para siempre.

La sesión continuó, le fue bajando el escote, hasta casi mostrar los pezones, mientras que por último, poco a poco fue abriendo la toalla hasta dejarla como había estado unos minutos antes, totalmente desnuda. Todos los movimientos fueron acompañados de imágenes.

  • Espera, se me ocurre otra cosa, volvió a inquirir Dani.

Primero dobló varias veces una pequeña toalla de lavabo y la colocó sobre sus pechos. Apenas le cubría los pezones, y con un paquete de toallitas de papel que había en el baño cubrió su vagina. Le hicieron unas cuantas fotografías más, muy eróticas ya que estaba totalmente desnuda, tan sólo tapados sus puntos más eróticos.

  • Tengo otra idea

El subordinado tomó el chals que había llevado la mujer a la boda y lo colocó encima de su cuerpo. Al ser semitransparente, hacía contemplar el cuerpo de la fémina de forma más erótica. Lógicamente, aprovecharon a sacar varias decenas más de fotos, con la diferencia del lugar que ocupaba la prenda, enseñando más o menos, según la excitación de los abusadores y colocando las manos de Belén de forma estratégica, imaginando que hacía un strep tease.

  • Yo también tengo un capricho, dijo Dani.

Sacó el puro que le habían entregado en la boda y lo introdujo en el sexo de su jefa hasta la mitad. De nuevo la cámara volvió a funcionar como una loca, sacando imágenes del evento, ante la risa de los muchachos. Acto seguido, empezó a meterlo y a sacarlo, humedeciéndose el seco tronco del tabaco.

Una vez se dio por satisfecho la volteó y tocó de forma descarada sus nalgas, separándolas dejando su ano a la vista.

Ahora hizo el mismo movimiento con el puro, pero esta vez lo introdujo por detrás. Les sirvió para unas risas y lógicamente para sacar más retratos de la situación.

  • Me encantaría darla por el culo, dijo Manu
  • No podemos hacer eso, la haríamos daño y mañana se daría cuenta de lo que ha pasado, pero por delante si, podemos follarla

Volvieron a voltearla para penetrarla. Fue Dani quien tomó la iniciativa, pidiendo a su compañero que inmortalizase todos los momentos.

Situó a Belén de costado y separó sus piernas. Mientras el llevó su pene a la entrada de su cavidad y la penetró. La situación permitía contemplar a la cámara todos los movimientos que el subordinado realizaba sobre su superiora.

Dani lo disfrutaba, pero sobre todo disfrutaba el pensar que tendría esas imágenes para siempre, lo que le iba haciendo aumentar su deseo y su pene hasta que por fin descargó totalmente fuera de ella, en su vello púbico. Quería ver esas fotos lo antes posible, pero antes de ello, debería inmortalizar a su amigo.

Manu fue más tradicional. Separó las piernas de la mujer y las flexionó para meterse entre ellas. Dani se puso de pie y disparaba a distintas distancias, intentando captar con la mayor exactitud posible las embestidas de su compañero.

Cuando terminó los dos chicos cruzaron sus palmas en señal de éxito. Tomaron dos toallas y empezaron a limpiar a la mujer en todos los lugares donde hubiera algún resto de semen.

  • Ahora vamos a vestirla

Primero fue el sujetador. Un par de fotos más salieron de la cámara. Uno la incorporó mientras que otro se lo colocó sin demasiado esfuerzo. Después el tanga que lo colocaron con ella tumbada de espaldas, y así obtener otras perspectivas. La incorporaron y le colocaron el vestido. Esto fue lo que más le costó puesto que le quedaba muy ceñida, por lo que no les quedó demasiado bien. No obstante tampoco tenía que ser nada perfecto, ya que ella no se acordaría de nada al día siguiente, o al menos, eso esperaban.

Los dos muchachos salieron de la habitación y se dirigieron a la que compartían, satisfechos por lo bien que lo habían pasado y comentando entre ellos que habían tenido su propia noche de bodas, y aunque Nati, la mujer de Quique, era una preciosidad, no habrían cambiado por nada lo que habían vivido, y sobre todo el recuerdo que se llevaban.

  • Cuantas fotos hemos hecho? Preguntó Dani.
  • El contador marca 1.256
  • No está mal, respondió riendo

Belén se despertó porque su marido la llamó en torno a las 10.30 de la mañana. El alcohol y el elixir que los muchachos utilizaron habían hecho efecto en la cabeza de la mujer. No se acordaba de nada, por lo que se duchó y tomó el coche para dirigirse a su casa ya que su marido y su hijo la esperaban para ir a comer fuera.

El lunes siguiente Belén habló a primera hora con sus empleados, y comentaron ligeramente la boda, el menú, como iba vestida la novia, etc. Respecto a lo que sucedió después, no hizo ni tan siquiera mención de gratitud hacia sus subordinados que la habían llevado al hotel, aunque su último recuerdo era de cuando entraron a la habitación.

Quique estaba de viaje de novios. Ambos chicos esperaban ansiosos su llegada para contarle su otra noche de bodas aunque aún no imaginaban el juego que esas fotos le iban a dar.