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Déjate llevar

en Hetero: Primera vez

Cuando una pareja da rienda suelta a su sexualidad, abre la puerta de un nuevo mundo, donde no existes los tabues, las prohibiciones, y se confunden los límetes de la perversión.

 

Solemos decir que el morbo, es el causante y propulsor del apetito sexual de cada uno. PEro, ¿qué es el morbo?. Seguramente para cada persona, será una cosa diferente o lo causará un acto llevado a cabo de una manera desigual. Lo que si es cierto, es que a todos nos hace olvidarnos de reglas y prohibiciones, y nos transporta a una realidad virtual del placer. Es por ello, por lo que tienes que dejarte llevar.

 

Una tarde, nos encontramos aburridos mi chica y yo en casa. Cansados de ver la tele, nos pusimos a jugar el uno con el otro, como dos niños chicos. El juego, fue subiendo de tono, hasta que el ambiente se calentó y acabamos en el sofá de casa, sentada ella sobre mi, y recorriéndo nustros cuerpos ya exitados por la situación.

Ambos nos besábamos apasionadamente, mientras nos empezámos a desnudar el uno al otro. DE vez en cuando, dejaba su boca, para explorar sus senos ya excitados por la emoción. Los besaba, lamía sus pezones, y jugueteaba con ellos. Sus suspiros escapaban por su boca, mientras se retorcía por los escalofríos producidos por el contacto de mi lengua por su piel.

 

Cuando no hubo mas ropa que retirar. Mis manos apretaban sus nalgas fuertemente, mientras ella me besaba por mi pecho. La situación era muy placentera, y decidimos ir a la cama. Ya en ella, le pedí que me esperara un momento, que le tenía una sorpresa. Salí de la habitación y abrí un cajón del armario del cuarto del al lado, del que saqué un pequeño paquete.

 

REgresé al dormitorio, donde boca arríba staba mi chica, expectante de lo que yo hacia. AL ver el paquete, se extrañó y me preguntó que era y el porque del regalo. Yo me limité a decirle que se apresurara a abrirlo y lo entendería. Rasgó el paquete y sus ojos parecieron salirse de sus órbitas. Un silencio, llenó la habitación, pero pronto, me miró y sonrió.. "No lo puedo creer" me dijo.

 

Efectivamente, le había regalado un consolador. Le pedí que por favor le diera uso, estando yo, o no. Q me gustaba la idea de que ella jugara consigo misma y que no me importaba que pensara lo que le exitaba, aunque no fuera yo el protagonista. Sin más reparos, abrí sus piernas y tras besarla y acariciarla me dispuse a comerme su coñito rasurado. No tardé en oir como el consolador, empezaba a sonar. Levanté la vista y observé que ya se deslizaba entre sus pechos, sobre sus pezones, incluso por su preciosa boca. Yo seguí a lo mio, no sin hechar un vistazo de vez en cuando a lo que hacía. Ver como deslizaba su lengua por el miembro, y como se retorcía de placer por mi mamada, me tenía muy empalmado. Ella de vez en cuando dejaba deslizar uno de sus pies, y me lo acariciaba. Con su otra mano, apretaba mi cabeza contra su sexo y me decía que no parara, que ella estaba comiéndole la polla a mi amigo. "Luego te toca a ti, pero no pares ahora" me dijo.

La tarde fue avanzando y su ardor fue en aumento, cuando ya notó que le faltaba poco, me ordenó que abandonara mi posición y fue mi amigo quien pasó a mi lugar. DE rodillas, cogió mi polla y tras lamerla suavemente, se la introdujo en la boca. La sacó, mi amigo pasó a su boca, lo humedeció,  y sin ningún reparo regresó a mi antigua posición donde abrió la puerta y entró sin pensárselo dos veces. Mi polla, muy dura regreso a la boca donde recibió una mamada colosal. No pude dejar de ver como mi amigo se lo pasaba bien en el coño de mi mujer, entraba y salía ritmicamente. Aumentaba y disminuía su velocidad y en ocasiones salía rozaba su clítoris y regresaba a su lugar.

 

PAsado unos minutos, un profundo orgasmo invadió el cuerpo de mi chica, que se retorcía en la cama, imitando las embestidas de mi amigo. LA excitación fue tal, que sacando mi chica la polla de su boca, y diciéndome que ahora quería mi lechita para ella, hizo que descargara mi leche sobre su rostro, en su boca y su pelo.

 

Esa noche, hablamos de lo ocurrido, y lo mucho que le había gustado. Me confesó que el ver mi excitación, y el imaginar y jugar con mi amigo, le había hecho perder los papeles. No tardó en caer rendida.

 

Unos dias después, y tras ella asimilar lo ocurrido. Algo sucedió.

 

Por fin era viernes. Mi trabajo había concluido por esa semana y un fin de semana aparecía por delante, radiante y explendoroso. Al llegar a casa, y sin esperarme nada, una bella dama abrió la puerta. Mis ojos, no daban crédito a lo que veía. Mi chica, con un conjunto erótico, y con mi amigo en una de sus manos, me esperaba pidiendo la revancha. Casi sin dejarme trancar la puerta, se avalanzó sobre mi y me beso. Me dirigió al baño donde me tenía ya preparada la toalla, y me metió en la bañera. No tardé mucho en bañarme, sabiendo lo que fuera me esperaba, pero al salir de la ducha, mi chica ya no me acompañaba. Me apresuré a secarme y me dirigí con la toalla enrollada al dormitorio. En la cama, estaba mi amigo y mi chica, montándoselo sin mí. Todo planeado para que los pillara infraganti.

 

Mi polla, que estaba aún relajada por el agua de la ducha, engrosó de tal manera que empujó la toalla. Retiré la toalla, y sin decir nada, ni interrumpir la exhibición, me empecé a tocar como expectador.

 

Mi chica no tardó en darse cuenta de mi presencia (seguramente era planeado) y paró su juego, se levantó fue hacia a mi y de un empujó me tiró en la cama. "De eso nada chaval, hoy no te pienses que tu amigo hará el trabajo" me dijo. "Hoy tendrás que currartelo tu" añadió. Agarró mi polla con su mano y la mordisqueó, y besó. Luego se la introdujo en la boca y en compañia de su mano, me masturbó satisfactoriamente.

 

La habitación parecía moverse en círculos del placer que estaba recibiéndo, pero cuando mejor estaba paró su felación y dijo: "pensándolo mejor... no hace mucho que me quedé con ganas de hacer algo diferente".

 

"¿Diferente?" dije yo. "A saber que cosas sucias han pasado por tu mente".

 

Una sonrisa, picarezca y algo perversa se le escapó entre la comisura de sus labios. Me sujetó de la mano, me levantó de nuevo y me pidió que la siguiera. ME guió al cuarto de al lado, donde me mandó a recostarme boca arriba sobre la cáma que era más alta que la de matrimonio. Abrió mis pies, y se colocó depié entre ellos. Me sujetó por la cintura, y riéndose, me dijo que en esa postura parecía su putita, acompañando su comentario con unas embestidas que hicieron chocar coñito contra la base de mis huevos. No tardó en sujetar mi polla, y tras humedecer su mano con su saliva, la masturbó apoyándose sobre su coño, e imitando a un chico que se lo hacía sobre su amada.

"Parece que sea mi polla y que me esté pajeando por tí" dijo riendo. Pasó una de sus manos por mi pecho, como si estuviera sujetando los pechos de una chica. "que bueno stas" da gusto masturbarse viendo este panoráma.

 

Pensé que todo quedaría ahí, pero nuevamente me sorprendió, diciendo: "cierra los ojos y dejate llevar, vale?". Cerré los ojos, pensando que lo único que quería era imaginar que mi polla era su polla. Se apartó y besó mis huevos sin dejar de tocarme. La saliva ya me bañaba por todos lados y sus manos recorrían y apretaban mis nalgas e incluso llegaban las puntas de los dedos a las cercanías de mi ano.  Sin esperarlo, y sin poder abrir lo ojos, noté como algo frío se apoyaba en mi ano. Abrí rápidamente los ojos pero su voz, sería y firme me lo prohibió.. Solo acerté a decir: "qué haces?".

 

"Calla, tu dejame a mi", me dijo, y sentí como un objeto ya intentaba hacerse hueco, por mi ano. No me lo podía creer, había cogido el consolador y me estaba intentando penetrar con él. Viendo que no podía. Lo retiró, cogió mas saliva, la puso sobre mi ano y volvió a la carga. Esta vez, si entré sin encontrar obstáculo alguno, lo que hizo que mis ojos se abrieran.

 

No hay nada más excitante que ver como una chica da rienda suelta a sus perversiones. La expresión de su cara, su sonrisa perversa, y el goce de sus ojos, impidieron mi negación.

 

Ya dentro de mi, me dejé llevar, y me relajé. Ella volvió a su estado entre mis piernas y volvió a imitar los embistes de la penetración. Conectó incluso la vibración y lejos de hacer que mi polla decayera, me asombré al ver que la mezcla de dolor y placer, hacían que pareciera que me iba a estallar. Por momentos, el placer producido por el consolador, superaba al de la mano de mi chica, en mi polla. Pero lo más que me calentaba, era verla a ella, imitar mis movimientos, y notar su furia sobre mi. No paraba de decirme cosas que le ponían. Y esa situación no la podía aguantar por mucho tiempo. ´

 

Sin preguntarme nada, se dió cuenta que por mis suspiros y gemidos, además de por mi polla ya morada, no tardaría en irme. Me pidió que la avisara, ya que quería, sentir que era ella quien se corría. Cuando ya no pude más, le avisé de la proximidad de mi eyaculación, sacó el consolador, y lo dejó apoyado a las afueras de mi dilatado ano, sujetó mi polla con firmeza, y siguió masajeándola de una manera fenomenal, parecía que era yo quien me lo hacia. Se reclinó sobre mi, me sujetó por la cabeza y haciéndome incorporarme, me dijo: "tragatela toda, porfa" "quiero ver como te lleno la boca de mi corrida" "me pone mucho". Sin poder evitarlo, un chorro espeso de corrida, salió disparado a mi pecho, su cara pareció romperse por momentos, pero intenté reclinarme más, abrí mi boca y un segundo chorro, ya más fluido, se estrelló en mi cara, por la comisura de mis labios, y dentro de mi boca. Su cara volvió a resplandecer de excitación. Ya disminuyendo el ritmo de su mano, siguió notando como mi polla seguía emanando semen en menor cantidad. Los espasmos fueron decreciendo hasta que la erección disminuyó dejando mi polla semierecta.

 

Ella se despegó de mí, y sonriendo me dio las gracias, me dió un beso en la mejilla y me dijo lo mucho que le había gustado.

 

El semen me cubría la cara, estaba calentito y lejos de lo que había pensado en su momento, no sabía mal. No obstante, me fuí al baño y abrí el agua de la ducha de nuevo. Me acompaño mi amigo, al que tuve que lavar cuidadosamente.

 

Ya en la ducha, mi mente daba vueltas. No me creía lo que había vivido momentos antes, pero tampoco me había disgustado. Tenía una sensación extraña de deshonra y placer. Aunque por otro lado me había sentido utilizado de alguna manera, y eso me gustaba. Tanto que me hizo, comprender que lo que había hecho lejos de ser malo, me había cambiado mi forma de enfocar el sexo. Con el recuerdo de lo sucedido, mi polla, recobró su erección. Dolorida por la fricción, durante un largo rato de mi amada.

Sali de la ducha y al cerrar el agua, me percaté que la casa esta muy silenciosa. No se oía ni la tele, ni la radio, ni a mi chica decir algo si quiera. Me sequé y aún empalmado, regresé al domitorio donde había sucedido todo. Allí no estaba la chica, pero oí un leve gemido que provenía del dormitorio de al lado. Me asomé con cuidado para no ser pillado y allí, vi como mi chica, acostada boca a bajo, y con el culo, algo en pompa, se tocaba con sus dejos y retorcía de placer. Sin decir nada, me quedé observando aquella escena tan sensual. No tardó mucho, en incrementar el ritmo de su baile y gritar por el orgasmo que le venía. Me acerqué a ella, y me recosté a su lado. LEvantó su cabeza, asustada y calme su susto con un largo beso. Abrazada a ella, me contó que se había masturbado pensando en lo sucedido y que le había encantado. Nos reímos y caímos rendidos durante largo rato, mirando al techo de la habitación y acariciándonos el uno al otro, sin decir palabra alguna.

 

Nunca más he vuelto a repetir la experiencia, de esto hace ya dos o tres años, quizás menos,  pero lo que si tengo claro es que el dia que surja de nuevo....

 

.... ME DEJARÉ LLEVAR.