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Mazorca de maíz

en Autosatisfacción

Coloco una silla justo enfrente de la cama para tí, para que puedas observar todo en primer plano. Me quito la ropa, de manera técnica, casi fríamente, para que la acción empiece cuanto antes. Me gusta imaginar que, al ser tu encargo tan concreto (que me masturbe con una mazorca de maiz), lo que quieres es precisamente eso, que me dedique a cumplir con el deber. Así que coloco las almohadas de modo que pueda estar recostada sobre el cabecero, frente a tí. Empiezo un jugueteo casi mecánico, me acaricio las tetas, el vientre, abro y cierro las piernas, hasta que una de mis manos decide que ya es hora de llegar al pubis que, especialmente para mi querido espectador, he arreglado con esmero esta mañana en la ducha.

Me cuesta imaginarte viendo la silla vacía, así que cierro los ojos, te visualizo sentado frente a mí, acariciándote la polla por encima del pantalón, y la lubricación natural no tarda en empapar mis dedos que sin apenas rozarlo, estimulan mi clítoris. Las caricias aumentan de intensidad, tanto las mías como las tuyas, y estoy tentada de acabarme el trabajito tal y como estoy, pero me debo a mi espectador, así que me preparo. La mazorca está tibia, y como ya está cocida algunos granos de los extremos se sueltan, así que he decidido ponerle un condón... La anchura de la mazorca me impone ligeramente, la empapo en lubricante, y deseosa de ver tu cara, empiezo a frotarla por mi coño, sin especificar donde, por toda su extensión, arriba y abajo, haciendo que los labios y el clítoris se empapen también del lubricante, y la mazorca, de mis flujos.

Lo primero que siento es que la estriación de los granos de maiz es super excitante, mi clítoris lo agradece, y los frotes que, ahora si, hago específicamente sobre él, me hacen soltar unos gemidos ahogados, resoplidos casi. Sé que si sigo haciéndolo durante un par de minutos podría correrme, así que empujo la mazorca camino de la entrada de mi coño. Me gusta imaginar tu cara, expectante, y para darle emoción me gustaría meterme la mazorca de un golpe, pero es demasiado ancha, y debo hacerlo despacio. Me ayudo de la mano izquierda, con la que abro el camino, y con la derecha empujo lentamente la mazorca dentro de mi coño. Es demasiado ancha, pero no hace daño, simplemente es un poco molesto al principio. Hago unos movimientos leves de mete-y-saca, y lentamente todo cede y funciona. La lubricación es excepcional, imaginarte frente a mí funciona mejor que cualquier producto, y la mazorca pronto es una polla excitantemente estriada que me acaricia el interior del coño.

Decido que es una buena oportunidad para ponerme a cuatro patas, mostrarte mi sexo desde atrás, y auto-follarme con la mazorca en esa postura. Funciona. De hecho, funciona tan bien que la intensidad de la masturbación crece hasta llevarme fácilmente a las puertas del orgasmo. Pero no quiero que sea asi, quiero que lo veas bien, así que me siento al borde de la cama, apoyo una pierna sobre la silla, donde te sientas tú, vuelvo a abrirme bien, cierro los ojos, y me follo con la mazorca más rápidamente que antes, recostada sobre los pies de la cama, apretándome las tetas...

Y antes de darme cuenta llega un fabuloso orgasmo, en el que exhalo un suspiro largo, agradecido y una corrida larga. Me tumbo sobre la cama, con los ojos aún cerrados, y no quiero abrirlos porque sé que no estás ahí para seguir y follarme, sin mazorcas.