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La visita de L (2)

en Lésbicos

L sugiere que tomemos un baño, y sin esperar mi respuesta corre al baño y en apenas un minuto ya puedo oír como se llena la bañera. Un ratito después estamos las dos metidas en el agua, enjabonándonos la una a la otra, recordando viejos encuentros y poniéndonos al día. La visión de L mojada, desnuda y accesible me gusta, y a la vez me disgusta no poder tenerla tanto como me gustaría. Le pido que se incline sobre el borde de la bañera, y lo hace sin rechistar, ofreciéndome su culo, precioso y perfecto. Lo abro un poco, y deslizo mi lengua por su raja, hasta llegar al ano, que lamo cuidadosamente. L lo mueve y lo contrae a propósito y ambas nos reímos, pero enseguida se comporta y vuelve a dejarme hacer.

 

Me esmero con su ojete, le muerdo las nalgas, lamo la raja de su trasero de arriba a abajo. Me pongo tan cachonda que saco a L de la bañera de la mano, con urgencia, y la llevo a la cama. Estamos totalmente empapadas, y la cama se empapa de nosotras. Tumbo a L y sobre ella, cruzo mis piernas con las suyas hasta que nuestros coños están uno contra el otro. Los primeros frotes, mal dirigidos por mis caderas y mi exceso de excitación, no son más que torpes roces entre sexos, pero en cuanto perfeccionamos la postura, cada vaivén es una ola de placer tan intenso que hace que nuestros clítoris se estimulen mutuamente, los labios se besen entre ellos, y nuestros cuerpos estén unidos como si fueran uno.

 

L me mira fijamente, me insta a que folle con fuerza, pero mis caderas no dan para más. Noto los primeros espasmos, me corro sobre ella, me deshago en frases sin sentido y palabras de lo más sucio, me quedo parada con nuestros coños aún unidos y resoplo incapaz de creerme donde estoy ni lo que estoy haciendo.

 

L se levanta y se sienta en uno de los sillones de la habitación, se abre de piernas teatralmente y me recuerda con mucha sorna que ella no se ha corrido... Me río y corro a arrodillarme frente a ella, sumisa, y apenas me hacen falta un par de minutos de chupaditas en el clítoris para arrancarle un sonoro orgasmo. L me acaricia el pelo, me agradece la corrida como si no fuera capaz de tener un orgasmo si no es conmigo, y juntas volvemos a la bañera a relajarnos.