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Casada busca casada

en Lésbicos

A través de una página de contactos de la que no merece la pena mencionar el nombre, conocí, hace unas semanas, a B, una mujer casada de 46 años que, al igual que yo, fantaseaba con tener experiencias lésbicas.

Después de varios mails normalitos, donde me contaba un poco su vida (casada desde hace 17 años, dos hijos de 15 y 12) quedamos a tomar un café. No vivimos muy lejos, así que quedamos en una cafetería a medio camino entre mi casa y la suya.

El primer encuentro rozó el absurdo, hubo algun silencio incómodo, pero en general conectamos bastante bien.

Después de ese primer encuentro, quedamos algunas veces más, en el mismo sitio, y charlamos de todo y de nada... B es una mujer muy atractiva, de pelo castaño, ojos verdosos, y con unas formas rotundas pero no excesivas. Viste de manera discreta y sencilla, casi invisible. Es enfermera de un hospital del centro de Madrid. Es una mujer tímida pero agradable, abierta en su vida cotidiana pero muy cerrada para expresar lo que desea.

El caso es que el pasado fin de semana quedamos para nuestro habitual café, y hablando un poco de libros, propuse prestarle uno, y me acompañó a casa a por él. Fué una visita breve, subir y bajar, pero me sorprendió que, al acompañarla a la puerta del portal, me besara levemente los labios antes de irse. Me quedé un poco parada, sin saber qué hacer, mientras ella salía disparada a su coche.

Ayer noche, a eso de las once, me mandó un mensaje para saber si estaba sola en casa. Le dije que si, y me respondió que podía sacar un ratito tras el turno, que acababa a las doce, para pasar a verme... Me encantó la idea, y la mujer que no había despertado mi deseo hasta ese momento, me tenía como una quinceañera, esperándola en casa en un estado de excitación alarmante.

B llegó a eso de las doce y cuarto, y aunque se percibía su nerviosismo, la excitación de ambas era patente. La recibí con un beso en los labios, al que ella respondió sorprendida y encantada, y le ofrecí algo de beber. B empezó a besarme, algo torpe, pero con muchas ganas... Me sobaba sobre la ropa, buscaba mis tetas, mi culo... Mientras nos besábamos me desnudaba, y al mismo tiempo, paraba un momento para observar sus avances y sonreirme. Sin embargo, ella no me permitía desnudarla... "No tengo tanto tiempo" me dijo.

Me hizo sentar en el sofá y se arrodilló frente a mí. Me besó las tetas mientras las amasaba con fuerza, y poco a poco, bajó por mi vientre hasta mi sexo cubierto por las bragas. Lo besó sobre la tela, como si no se atreviera a ir más allá, y me sorprendió que tardara apenas unos segundos en quitarme las bragas. B se quedó mirando mi coño fijamente mientras lo acariciaba con los dedos. Lo abría y lo cerraba, lo exploraba con una mano mientras jugueteaba con la otra en el suyo propio... Fué un momento tremendamente erótico.

Por fin acercó la cara a él, despacio, y lo besó como me había besado antes, como si los labios entre mis piernas fueran los de mi boca, y así estuvo un rato, paladeando mi coño y gimiendo aliviada, contenta de cumplir su fantasía. La dejé hacer, era excitante y placentero, aun en su torpeza, pero yo necesitaba más, así que con una mano dirigía suavemente su cabeza, y cuando noté que ella ya estaba lista, empecé a darle órdenes de manera suave, con voz muy tenue... "B, lámeme el clítoris despacito..." "B, méteme un dedo en el coño... Así, suave, suave..."

B nunca se había comido un coño, pero su lengua se movía de manera instintiva sobre mi clítoris, y sus dedos me penetraban de manera impecable... La imagen de aquella mujer entre mis piernas hizo que no tardara demasiado en correrme... Cuando acabé besé a B en los labios, empapados de mis propios flujos, y ante su enorme sonrisa le pregunté "Lo has hecho muuuuy bien...¿Contenta?" y ella asintió con la cabeza como una niña pequeña. "Ahora es tu turno", le dije, mientras intentaba quitarle la camisa, pero ella me espetó que no tenía tiempo, y que debía irse.

Nos besamos un rato, alcancé a rozarle el clítoris bajo las bragas (aquello estaba inundado), pero ella se compuso enseguida y se marchó.

Hoy nos habremos mandado un millón de mensajes comentando lo ocurrido. A mediodía, hemos hablado por teléfono y he acabado masturbándome para ella. Ambas estamos super excitadas y deseando repetir...

Y, ¿Sabes qué? No he podido sacarte de mi cabeza, he quedado con ella el viernes por la noche para follarnos al completo, pero sigo sintiendo que todo esto me encantaría tenerlo CONTIGO...