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Por fin lo consegui (3)

en Grandes Relatos

POR FIN LO CONSEGUI (3)

 

Para quien no sabia de entre nuestros amigos, que estaba ocurriendo entre mi mujer, Alberto, José y yo, la vida seguía de igual manera, nos juntábamos todas las semanas para la clase de inglés, algunas veces salíamos a comer fuera o cualquier otro tipo de reuniones.

Lo que nosotros hacíamos en otras ocasiones, nada tenía que ver con estas reuniones de fraternidad, ellos seguían follando a mi mujer cuando les venía en gana y a mí me seguían creciendo los cuernos de una manera constante, pero sin que ellos fueran conscientes yo disfrutaba de lo lindo, viendo como se follaban a mi mujer y de vez en cuando disfrutando de las migajas que caían cuando me pedían que les chupara el coño o la polla a cualquiera de los dos, había llegado a conseguir meterme en la boca la cabeza de la polla de José, algo inenarrable, cada vez que lo hacía me corria de gusto.

En mi casa, después de uno de esos días de placer máximo, cuando habíamos terminado, Alberto y José, nos comentaron a mi mujer y a mí, que la próxima semana nos íbamos a juntar en la casa de José y que ibamos a tener agradables sorpresas.

Como habíamos visto que comportaba el que se produjera alguna sorpresa, la semana la pasamos un poco impacientes, mi mujer pensando que le tenían reservado estos dos sementales y yo pensando que variante iban a utilizar que me hiciera disfrutar a tope.

Llegado el día, aparecimos en casa de José a la hora que nos habían marcado, nos abrió la puerta José y cuando accedimos al interior, vimos que estaba la mujer de José, Ángela y la de Alberto, Mikaela.

Mi mujer y yo nos miramos un poco extrañados, pero Alberto no tardó en sacarnos de dudas, os dijimos que teníamos alguna sorpresa y seguro que lo vais a disfrutar.

No os extrañe que estén aquí Ángela y Mikaela, ellas saben lo bien que nos lo pasamos follando con tu mujer y poniéndote los cuernos, nos lo permiten porque como vais a comprobar, ellas también se lo pasan bien.

Este comentario nos dejo, aún si cabe más mosca todavía, nos sentamos en los sillones del salón y empezamos a tomarnos unas bebidas para relajar el ambiente, José y Alberto se habían sentado uno a cada lado de mi mujer, Ángela y Mikaela estaban en otro de los sofás y a mi, me habían dejado un sillón que en un principio me había llamado la atención por su forma, demasiado alto el respaldo y la parte baja llegaba hasta el suelo, como si en un momento dado se pudiera hacer una camilla, pero no le dí mayor importancia.

Pasados unos minutos, José y Alberto empezaron con lo que más les gustaba desde hacia algunos meses, meter mano a mi mujer para disfrutar follando con ella, mientras Alberto se encargaba de sus tetas, empezando a masajearlas y chuparlas con verdadero deleite, José comenzó a meter mano bajo su falda para calentar y mojar el coño que luego cada uno de ellos iba a utilizar para enfundar sus pollones.

Mi mujer echó la cabeza hacía atrás disfrutando de lo que le estaban haciendo y esperando el momento en que pasara a mayores que es lo que ella quería, poco a poco sin ninguna prisa la empezaron a desnudar y a acelerar los magreos que la estaban prodigando, yo sabia que era lo que estaba pasando entre ellos y mi mujer, estaba acostumbrado, pero no entendía cual era la postura de sus esposas que se limitaban a ver como sus maridos follaban con su amiga.

El trío que estaba en acción, iba a lo suyo y dejó de preocuparse del resto de los presentes, mi mujer tenía la polla de José en la boca, después de mucho practicar ya casi se la metía entera, y para Alberto era practica habitual comerla el coño, incluso hasta como había ocurrido en algunas ocasiones hacer que se corriera en su boca.

Yo no perdía nota de lo que estaban haciendo, era lo que me ponía a cien, ver como se follaban a mi mujer en mi presencia, pero de pronto algo llamó mi atención en el otro sillón, Ángela y Mikaela se estaban comiendo la boca como si les fuera en ello la vida, o sea que de esto se trataba cuando José dijo en mi casa que ya veríamos como Ángela no daba mucha importancia a no haber comentado con mi mujer la tranca que se gastaba su marido, para ella era más importante lo que le daba nuestra amiga Mikaela, empezaron a desnudarse y a chuparse todo el cuerpo, tenían las dos unas tetas de impresión, como para estar amorrado durante un buen tiempo, Mikaela empezó a bajar su cabeza hasta situarse entre las piernas de Ángela, entonces abrió los labios del coño y metió su lengua como si de una pequeña polla se tratara, los resoplidos de Ángela eran como si estuviera dentro de un horno donde le fuera difícil poder respirar, MIkaela paro un momento y se me quedo mirando, es que tú solo vas a estar mirando, chúpame el coño que lo tengo que se me va a quemar sino me lo enfrías con tu lengua, me tumbe en el suelo metiéndome por debajo de las piernas de Mikaela y empecé a chuparla el coño arriba y abajo a lo largo de su raja, estaba totalmente mojada y era una delicia como sabían sus jugos.

En el otro sofá José ya tenia ensartado el coño de mi mujer, de tanto practicar ya no tenia ninguna dificultad  para admitir la tranca que este se gastaba, sus sonidos de gusto por la follada eran apagados al tener la boca totalmente ocupada con la polla de Alberto que se meneaba como si la estuviera follando la boca, mi mujer tenía que abrir la boca lo más posible para que le pudiera entrar algo de aire y no asfixiarse.

La situación donde yo estaba cambio en unos momentos, deje de comer el coño de Mikaela y se marchó a una de las habitaciones de donde volvió con un arnés que se había colocado con una polla de impresión, otra de las razones por las que no era tan importante la tranca del  esposo de Ángela, hizo que Ángela se colocara con la rodillas sobre el asiento del sofá dándola la espalda y empezó a meter la polla falsa en su coño, Ángela la pidió que se la metiera hasta dentro que la quería toda y que necesitaba que la corriera, Mikaela la agarro con ambas manos las caderas y empezó un mete saca continuo que hacia que Ángela no parara de gemir y pedir más y más polla, después de unos minutos ya no pudo aguantar más y tuvo un orgasmo que la dejo totalmente derrengada en el sillón.

Mikaela se dio la vuelta y se me quedo mirando con cara de vicio y con una media sonrisa dibujada en su boca me dijo, quieres que te ponga el cuerpo a tono, Ángela que se había levantado del sofá donde había sido follada, se acerco al sillón donde yo había estado sentado y accionando una palanca situada en la parte trasera, lo dejo en posición inclinada pero totalmente recto, me dijo que me acercara y me pusiera enfrentado al sillón, cuando estuve apoyado, sacó unas cintas que iban incorporadas y me ató las manos a la parte superior, luego separándome las piernas, las ató también a otras cintas, dejándome totalmente inmovilizado dejando el culo a la vista de quien lo quisiera utilizar.

Al verme de esta guisa, José comentó, te lo vas a pasar en grande, a mi mujer y su amiga les encanta disfrutar en los cuerpos ajenos con o sin su consentimiento.

Ángela se acerco con un tarro de crema y me lo untó por todo el culo, especialmente entre las cachas y la entrada de mi ojete, esto les ayudaría a meterme la tranca que tenía Mikaela puesta.

Tuvieron la delicadeza de untarlo también en el cipote artificial, para que me fuera más llevadero, se acercó por detrás de mí y apoyo la cabeza del pollón en la entrada de mi culo, empezando a presionarlo para abrirse paso en mi cavidad, su amiga Ángela la ayudaba a empujar, sujetando con las dos manos el pollón y haciendo más fuerza para que entrara.

Poco a poco mi culo se fue dilatando y abriéndose para que entrara la maroma con la que me atacaban, el gusto que me estaban dando era bestial, a medida que el cilindro se habría paso en mis entrañas, pese al dolor inicial que soporte sin hacer ningún gesto, mi sensación era de un placer infinito, el roce de ese monstruo en las paredes del interior de mi culo me hacia subirme por las paredes y mi polla también lo estaba apreciando, ya que tenia un empalme de tres pares de cojones, como ya tenia el camino abierto para que Mikaela empezara a mover sus caderas metiendo y sacando su instrumento en mi culo, Ángela se fijo en que situación tenía mi entrepierna y haciéndose hueco por la parte delantera de mi cuerpo, empezó a hacerme una mamada de cine, la sensación de ser enculado y mamado al mismo tiempo es inenarrable, explicar este tipo de sensaciones si no se viven, siempre se quedaran cortas.

Oyendo Mikaela como resoplaba y como gritaba de placer, acelero sus clavadas al tiempo que Ángela se metía hasta los huevos mi polla, haciendo que tuviera una corrida de impresión, como he comentado, hay que vivirlo, correrte mientras tienes un pollón en el culo, te afloja de la forma más maravillosa.

Nuestros vecinos de sofá, bien porque ya estaban a punto o por nuestro trabajo finalizado, no tardaron en culminar el suyo, José empezó a echar leche en el coño de mi mujer como si fuera la manguera de un bombero y el guarro de Alberto en esta ocasión disparó su corrida en la cara de mi mujer que se relamia chupandola hasta donde podía, cuando mi mujer se corrio, fue tal su intensidad que nos dejó al resto con la boca abierta, parecia poseida moviendo su cuerpo y gritando durante el tiempo que duro su orgasmo que no fue precisamente corto.

Esta es la ampliación del grupo del ingés a las nuevas experiencias.