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Mi hija (2)

en Amor filial

MI HIJA (2)

La relación con mi hija, después de la experiencia del sillón, cambio radicalmente.

Cuando venia a casa y siempre que nadie la podía ver o incluso en algunas ocasiones que existía un poco de peligro, me daba un pico en la boca en lugar de hacerlo como había sido hasta el momento en la mejilla, si no podía el beso era algo fugaz, pero si no había nadie delante tenía la costumbre de meter la punta de su lengua en mi boca, sabia que esto me ponía a 100 y la gustaba jugar conmigo.

Se divertía haciéndome pasarlas putas, me provocaba poniendo su culo en pompa, sabiendo que era lo que más me gustaba de ella, su excusa era que estaba cogiendo algo que había en el suelo, seguro que pensaba, mira mi culo que se que te pone, si pasaba cerca de mi cuando estaba sentado, siempre se las apañaba para que su culo pasara lo más cerca posible de mi cara.

También empezó a ser más atrevida con los escotes, se ponía camisetas o vestidos con vuelo que cuando se inclinaba dejaba ver sus generosas tetas.

Mi hija se había ido a vivir con sus hijos a un piso de alquiler muy cerca de mi casa y poco a poco la estaba haciendo algunos arreglos de los clásicos, colgar cuadros, lámparas, etc.

Un día cuando llegue a casa después de trabajar, mi mujer me dijo que mi hija estaba en su casa y había dejado los niños en la nuestra para que le colgara unas cortinas sin que me molestaran.

Cogí las herramientas y la copia de llaves que tenía de su piso y me fui para su casa, abrí la puerta y escuche su voz desde la habitación, eres tú papa??

Si soy yo que vengo a colocarte las cortinas que ha dicho tu madre,

Bueno pues ahora salgo en un momento.

Empecé a tomar medidas en el techo y la pared donde tenía que hacer los taladros, subiéndome en una de esas escaleras de tres peldaños que se suelen tener en las casas.

En ese momento apareció mi hija con una de esas camisetas largas que algunas se ponen a modo de camisón para dormir y me saludó para que la mirara, hola papa.

Me di cuenta de que el escote de la camiseta dejaba ver sus estupendas tetas ya que mi hija no tenía puesto sujetador, ella  se dio cuenta donde se dirigía mi mirada y aprecie  una media sonrisa en su cara que dejaba a las claras lo que estaba pensando.

Voy a hacer los taladros para colgar las cortinas la dije, desviando mi mirada, pero no pude dejar de ver, que ella se había dado la vuelta para coger algo de la mesa del comedor e inclinando su cuerpo hacia delante, empino su culo como la gustaba hacer para ponerme los dientes largos, al tener la camiseta un poco por debajo del final de donde están las bragas, vi en todo su esplendor el maravilloso culo de mi hija, no se había puesto bragas, la raja de su culo era la separación perfecta de un jugoso melocotón y al final de esta raja en su parte más baja, se vislumbraban los cortos pelos de su coño.

Por encima de su hombro, observaba como cada vez me tenía más cardiaco, sabia que no podía abstraerme de contemplar esa maravillosa vista de su trasero y estaba disfrutando de ello, si mi intención era desviar la vista y ponerme a la faena del trabajo, ella lo aborto de manera  radical, con un movimiento muy sutil, separo un poco las piernas dándome paso a la visión del rosetón que circundaba el agujero de su culo.

Mi equilibrio en la escalera ante este panorama empezaba a resentirse, entonces se acerco y poniéndose frente a mí y quedando su boca a la altura de mi bragueta dijo, voy a sujetarte no sea que te vayas a caer papá.

Puso una mano abierta en mi culo y con la otra mano sopeso en que momento se encontraba mi polla, subía y bajaba su mano por encima de la tela del pantalón y yo no sabia donde agarrarme.

De forma pausada comenzó a bajarme la cremallera para a continuación liberar mi excitación contenida, cuando mi polla quedó a la altura de sus labios, comenzó a pasar la punta de su lengua por mi capullo haciendo círculos alrededor de el, bajo su lengua desde el capullo hasta los huevos chupándolos con verdadero placer, se los metía en la boca succionándolos y luego soltándolos como un taponazo.

Aunque los edificios vecinos no están demasiado cerca, le dije que no estaban las persianas bajadas y que alguien nos podía ver, me gusta que me vean follar papá, no impidas que los demás disfruten con la vista lo que tú estás disfrutando en vivo.

Me estaba haciendo una mamada de campeonato, su saliva lubricaba mi polla y su cabeza tenía un ritmo cadencioso que la permitía metérsela hasta el fondo, dejándola en ocasiones en el interior para degustar ese trozo de carne en todo su tamaño.

Viendo que si seguía así, me iba a correr en cualquier momento, sujete su cabeza y saque mi polla del interior de su boca.

Me baje de la escalera y comencé a morder sus labios metiendo la lengua en el interior de su boca intercambiando nuestra saliva en una mezcolanza de sabores y deseo.

Mi calentura y la suya se estaban incrementando de una manera vertiginosa, la empuje suave pero decididamente, tumbándola en el borde de la mesa y la quité de inmediato la camiseta que tenía puesta, durante unos instantes me quede extasiado ante la visión de sus tetas y su delicioso coño, esa visión era una invitación a la lujuria, levante sus piernas abriéndolas en compas y poniéndome de rodillas frente a ella, arrime mi boca a la cueva de su elixir, separe un poco sus labios vaginales, pasando mi lengua de arriba abajo en toda la extensión de la raja de su coño, para incrementar su calentura succionaba su clítoris y mi lengua lo titilaba en el interior de mi boca.

Me estás volviendo loca de placer papá, me encanta que me comas el coño así, disfruta de los jugos que consigues producirme y comételos, cuando me corras voy a inundarte de ellos y te vas a dar cuenta que soy capaz de soltar más líquidos que tú.

La comida de su coño, me estaba poniendo la polla a reventar, mi excitación seguía subiendo y mi lengua seguía recorriendo la raja de su coño e incluso llegaba a tocar el agujero de su culo, notando que a ella esto la provocaba picos de placer cuando lo notaba.

Me puse de pie y apuntando el capullo a la entrada de su coño, se la clave de un solo golpe, provocando un grito de placer en mi hija y una retahíla de palabras que incidían en la subida de su calentón, clávamela papá, folla este coño que es tuyo y que quiere ser inundado por tu leche, vamos no pares, follame.

Mi bombeo incrementó su potencia y su frecuencia y cuando estaba a punto de reventar , ella gritó la explosión de su placer que me llevo a explotar a mí también.

Me corroooooooo papá, me corroooooooo, Dios que gusto, échame toda la leche, por favor toda tu leche la quiero en mi coño,

Yo también me corro cariño, me estoy corriendo como nunca, esto es una locura divina, que maravilla de corrida.

Cuando terminamos, me quede encima de ella y no pude resistir besar sus labios y darle las gracias por el polvo maravilloso que me había brindado.

Esto es solo el principio papá, vas a necesitar energía extra para poder darme placer cuando te lo pida y yo soy muy exigente, a continuación de estas palabras y como ya había sacado mi polla de su coño, me brindó como regalo, una limpieza total de sus jugos y los míos con esa lengua que utiliza como los ángeles.