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EXclusiva

en Dominación

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Hanna es una joven periodista centroeuropea que ya empieza a hacerse un lugar en el mundillo local de la prensa rosa. Su dulce rostro de ojos verde esmeralda, su dorado cabello, y su menuda pero atractiva figura la convierten en una figura apreciada de las fiestas VIP. A pesar de que sus dulces maneras ocultan una despiadada redactora que desde su columna del semanario ha humillado ya a alguna celebridad.

Al oír en el teléfono el tono de su jefe sale sin casi secarse de la ducha tras ponerse una amplia camiseta de algodón.

-Tus contactos son increíbles chica. -Saluda de manera anormalmente amable mientras la camiseta se va pegando a sus breves pero erguidos pechos. -Roman Vladic te ha concedido una entrevista.

-Perdona. ¿Quien?. -Responde la muchacha mientras su pies húmedos dejan marcas en el suelo al cruzar la cocina para encaramarse sobre una de las banquetas.

-Vladic “El carcelero”, el que esta esperando sentencia del Tribunal Penal Internacional. Ya suponía yo que seria un error, no te preocupes prepara tu columna. Entiendo que no te atrevas con algo así. -Respondió su jefe con un tono de implícita amenaza que desmentía sus comprensivas afirmaciones.

-No! -Respondió apresuradamente la muchacha. -¿Cuando es la entrevista?

-Mañana domingo por la mañana. Ya tienes las preguntas en tu mail, y un dossier para que conozcas mas al tipo, tu solo intenta que conteste a tus preguntas.

El brusco corte de la comunicación impidió a Hanna replicar. El agua se había enfriado sobre su cuerpo erizandole los pezones y provocandole un escalofrió.

La lectura nocturna apenas si le había permitido dormir. Antes de la caída del antiguo régimen y la guerra civil Roman había sido todo un Playboy. La prosperidad de su país, sus contactos, y cierto encanto personal le habían abierto puertas a ambos lados del Telón de Acero. La lista de actrices, bailarinas, y mujeres hermosas con las que se le había relacionado era muy larga.

Cuando estallo la guerra se convirtió en “un despiadado demonio de ojos azules”. La lista de cargos ante el TPI incluían los típicos genocidio, limpieza étnica,y crímenes de guerra. Pero también otros mas vulgares, y quizás por ello mas inquietantes, como trafico de armas y personas, crimen organizado, trata de blancas, violación, y asesinato. La mayoría de estos los había cometido en los diez años posteriores a la intervención de la OTAN. Durante los cuales, gracias a sus contactos, había evadido la justicia. Cuando lo detuvieron en la costa del sol vivía en una mansión atendido por doce jóvenes esclavas. Ocho de ellas se suicidaron poco después y otra murió en extrañas circunstancias.

Bajo del coche con paso inseguro a pesar de que calzaba unos tacones negros cerrados mas recatados que los vertiginosos zapatos que acostumbraba a usar. Le había costado decidirse por el dos piezas gris. Era un poco viejo y ya le quedaba justo. Su pecho empujaba la entallada chaqueta, y la pudorosa falda a la rodilla se ajustaba demasiado a sus caderas y piernas. Sin embargo el acero pulido del ascensor le devolvió la imagen de su pelo elegantemente recogido y sus pequeñas gafas de montura metálica. -Parezco una autentica periodista. -Pensó con satisfacción.

Un inocente mohin consiguió que el joven funcionario agilizase los tramites e incluso le permitiese conservar su Blackberry. Llego a la habitación a tiempo para cruzarse con el abogado de Roman que se esforzaba por devolver varias fotografiás de gran formato a su cartera. La sala distaba mucho de lo que había imaginado. Menos por la cama parecía mas la suite de hotel, que una dependencia carcelaria. A un lado se abría la puerta al baño, y en la esquina opuesta dos amplios tresillos y una elegante mesita baja. Sobre ella una bandeja con bebidas y un ejemplar del semanario abierto por uno de sus artículos. Su foto sonreía insinuante encabezando la columna donde “despellejaba” a Karoll una antigua gloria de los tiempos del “destape”.

Los gélidos ojos azules del antiguo militar la siguieron desde que cruzo la puerta hasta que se sentó casi en el otro extremo de la habitación. Vladic parecía bastante mayor, e incluso débil, pero el hielo de sus ojos azules le provocaba escalofríos. En ese momento Hanna se dio cuenta con inquietud que en la habitación no había cámaras.

-Gracias por visitar a este pobre anciano. -Saludo el antiguo playboy con un tono tan inesperadamente cálido que la periodista dio un respingo.

-A usted por darme la oportunidad.

-Creo que las acciones de una persona deben tener consecuencias. Si la hija mediana de un humilde mecánico consigue graduarse con honores. Y poco después convertirse en una temible columnista de sociedad. Se merece una entrevista conmigo.

-Respecto a eso quizás pudiera responderme a unas preguntas. -Respondió mientras el hecho de que supiera tanto de ella aumentaba su intranquilidad.

-Estas son las respuestas a las preguntas de su editor. -Interrumpió mientras empujaba con desprecio un par de hojas sobre la mesa. -Pero estoy dispuesto a contarle lo que realmente quiere saber. ¿Por que lo hice?

-Con un nudo en la garganta Hanna se inclino sobre la jarra de agua. Enrojeciendo al sentir como uno de los botones de la recatada blusa saltaba al interior del vaso. Cruzo los brazos intentando disimular y coloco la Blackberry sobre la mesa.

-No lo grave. -Ordeno Roman en un tono tan imperioso que la periodista sintió como se helaba la punta de sus dedos. -Por favor, tiene mi palabra de que no objetare nada a lo que publique.

-La periodista asintió mientras, sin éxito, intentaba cruzar las piernas en la ajustada falda.

-Tiene que entender que nosotros no somos tan afortunados como ustedes. Vivimos en la frontera y nos podemos permitir las debilidades de la civilización. Dentro de unas horas la actividad de esta ciudad casi se paralizara por el partido de fútbol. ¿Sabe que pasara en Asia? Seguirán produciendo, y produciendo creando productos baratos con los que conquistar lo que su cobardía no les permite tomar por la fuerza.

Es como la “liberación femenina” un magnifico invento para duplicar los consumidores del mercado. Aunque a cambio nuestras mujeres – trabajadoras no tienen hijos hasta bien entrada la treintena y nuestros hombres sufren una presión que los vuelve cada vez mas pusilánimes. ¿Sabe por que los “muslins” entran en Europa como en los tiempo de Suleiman? ¿Por que asustan incluso al todopoderoso tío Sam? Por que sus mujeres paren dos o tres soldados cada una. Y por que esos soldados tienen en su hogar una esposa afectuosa dispuesta a consolarles y recompensarles por sus hazañas.

-Aunque aceptemos eso. ¿Por que entonces lucho contra esas “culturas superiores”?. -Contesto la rubia lo bastante enfadada para olvidar su temor, y como el botón perdido permitía atisbar el sujetador negro bajo la blusa blanca.

-¡No sea estúpida! -Espeto de forma tan brusca el militar que la congelo en su asiento. -¿Que han hecho los amarillos que no sea copiarnos? ¿Que clase de sociedad es la que insiste en vivir como en el medievo de los “muslins”? Creía que eras mas lista. -La tuteo provocandole un escalofrió.

-Tan solo te estoy explicando. -Prosiguió con un tono mas cálido que contrastaba dolorosamente con sus gélidos ojos. -Que, a veces, es necesario hacer sacrificios para salvar algo mas importante.

-Imagina que supieras que tu sobrino de doce años al salir del partido esta tarde se vera envuelto en una pelea de hinchas y morirá con la cabeza aplastada contra un bordillo. Imagina que la única forma de impedirlo fuese que colocases ahora mismo tus bragas sobre esta mesa... -Dejo en el aire mientras recogía la blackberry de la periodista sin que sus ojos de hielo le permitiesen objetar nada.

-Quiere decir? -Pregunto forzando una sonrisa. Mientras oía el tono que indicaba que el teléfono estaba grabando video y observaba como el anciano improvisaba un trípode con los vasos.

-Quiero decir lo que te estoy diciendo, lo que advierto a todos, lo que acabo de hablar con mi abogado.

Entonces con una punzada en el estomago recordó las fotos del abogado. Fotos, ahora era consciente, de su familia. Con tal brusquedad que su falda se deslizo sobre sus pantis negros hasta la mitad de los muslos se levanto y dio un paso hacia la puerta.

-Por supuesto es solo un caso hipotético. Este es un mundo inseguro, con muchos peligros al acecho, y no siempre se nos concede la oportunidad de evitarlos. -Afirmo con voz gélida Vladic deteniendo en seco a la joven.

-¿Si yo..? -Comenzó insegura. -¿Usted?

-¿Si tu que preciosa? Ni te he pedido nada, ni nada te prometo. Solo te he preguntado que harías si la vida te sobrino dependiera de que tus bragas estuviesen sobre esa mesa.

Con los ojos arrasados de lagrimas que empañaban sus gafas Hanna levanto con trabajo su ajustada falda hasta la cintura. Y deseo haberse puesto medias al darse cuenta de que los pantis le dificultaban la tarea. Se dio la vuelta y bajo a un tiempo su delicado tanga de encaje y los pantis hasta la rodillas. Intentando, sin mucho éxito, cubrir sus blancas y redondeadas nalgas con la falda. Intento descalzarse de pie pero sus temblorosas piernas fallaron y acabo la tarea sentada en el sofá sin poder ocultar su rosada vulva recién rasurada. De rodillas deposito la delicada prenda intima sobre la mesilla para rápidamente volver a sentarse con lo pantis aun a sus pies.

-A eso me refería cuando hablaba de nuestras debilidades. ¿Crees que tu señora madre aprobaría que estuvieses con las piernas así de expuestas mientras reza en la iglesia como cada domingo?-Pregunto el “carcelero” obligandola ha alzar la vista con su voz.

Con gesto resignado Hanna volvió a quitarse los elegantes zapatos negros y, ya sin artificios pudorosos subió los pantis hasta su sexo desnudo. Instantáneamente sintió como la humedad fruto de la humillación y las cada vez mas perentorias ganas de orinar provocadas por el terror los empapaban.

-Hace calor, debes estar incomoda con esa chaqueta. Sirveme un vaso de agua, estoy mayor para hablar tanto. -Rápidamente la rubia dejo la chaqueta en el sofá y se levanto pero derramo casi tanta agua sobre la mesa como en el vaso.

-Tranquila todos tenemos un fallo. Quizás puedas secarlo con eso. -Dijo indicando el minúsculo tanga que se empapo totalmente a la primera pasada. -Vaya, quizás puedas escurrirlo chupandolo. -Hanna se detuvo en seco consiguiendo mantener la mirada de hielo.

-Si te es molestia dejalo. No te preocupes, hay gente para esas cosas. Esta cárcel contrata ex-convictos. ¿No te parece maravilloso darle a un antiguo criminal peligroso la oportunidad de conseguir trabajo?

-Perdón. Claro, es una gran idea, gracias. -Respondió la periodista introduciendo con reparo su empapada prenda intima en la boca y chupando ruidosamente. Repitió el proceso dos veces hasta que finalmente renuncio y lamió el agua de la mesa empapando la blusa en el proceso que se transparento mostrando el seductor encaje negro de su sujetador.

No se molesto en levantarse después, simplemente se quedo a los pies de su torturador. -¿Tenias sed? Que descortés soy. Bebe, bebe, por favor. -Dijo mientras servia tres grandes vasos a la joven.

-Es maravilloso ser joven. Si yo bebiera tanta agua estaría deseando ir al baño.

-¿Puedo ir al baño? -Pregunto esperanzada la joven.

-Claro putita. Yo te acompañare. -Contesto Roman recogiendo el móvil que seguía grabando y disfrutando del gesto desesperado de la Rubia.

El baño era tan completo como parecía. No solo tenia un inodoro y lavabo, si no incluso un plato de ducha. -Adelante por favor. -Dijo indicando con un gesto la ducha y reforzando la indicación sentándose sobre el inodoro.

Resignada levanto la falda y tomo el borde de los pantis. -No creo que eso sea necesario. -Afirmo el “carcelero” deteniendo en seco el movimiento. Desesperada se acuclillo pero el roce le molestaba, cambio de postura un par de veces. Pero finalmente se rindió poniéndose de pie y separando las piernas mientras la orina se deslizaba por sus piernas y a través de su pantis.

-Tienes una hermanita que esta acabando el instituto ¿No? Te importa si seguimos hablando aquí mientras TE meo. -Pregunto sin que el aparente error lo pertubara.

-Es una época difícil. -Continuo mientras se abría los pantalones y se acercaba a la ducha. -Dicen que a esa edad es común tener fantasías de violación. Tu tienes fantasías de violación, deseas que un desconocido de posea, y te haga tragar todos sus fluidos Hanna.

-Si lo deseo. -Contesto con un hilo de voz a pesar de que no era una pregunta.

Por primera vez Roman la toco, Una caricia que podía creerse amable si no fuera por la implícita orden de abrir la boca. Intentando no tragar la orina desbordo pronto la boca y se derramo por la blusa la falda y las piernas. Tan solo para que la siguiente descarga la hiciese estornudar y tragar hasta casi atragantarse.

-Creo que debieras quitarte esa ropa húmeda y asearte un poco. -Con lenta resignacion la periodista fue desprendiéndose de cada una de las prendas y aclarándolas bajo el chorro de la ducha. Roman las recogía para colocarlas sobre las salidas de calefacción. Las gotas de agua se acumulaban en sus gafas impiendola ver pero por algún motivo no se atrevía a quitárselas. Aterrada por la idea de que el militar la violase en cualquier momento se lavo lo mas rápido que pudo.

-Supongo que que si tu hermosa cuñada fuese violada ante tu sobrino y tu hermano. -Comenzó Roman mientras el agua, a falta de toallas, se escurría del cuerpo de la rubia. -Se resistiría, forcejearía, y suplicaría piedad. -Prosiguió mientras salia del baño con el móvil.

Hanna se quedo aturdida y sola en la ducha. -Si te cuesta andar. -Susurro Roman pegado a ella tras volver sobre sus pasos. -Puedes gatear tras de mi. -Concluyo al tiempo que, tirando salvajemente de sus pezones la obligaba a ponerse a cuatro patas.

-Como iba diciendo. -Prosigo satisfecho al comprobar que la periodista le seguía como un perrillo faldero. -Tu cuñadita se resistiría. -Continuo mientras le pasaba la blusa casi seca pero que al contacto con su húmeda piel volvió a transparentarse ofreciendo el espectáculo de sus jugosos senos. -Pero tu suplicarías que poseyeran con dureza, que una polla forzase con brusquedad tu esfinter. Tu les animarias a que te azotasen y follasen mas duro. -Siguió diciendo mientras le tendía la falda, los pantis, y los zapatos. -¿No es así guarrilla?

-Si. Me encantaría que me sodomizasen inmesericordemente. -Contesto Hanna de forma automática intentando no pensar en el dolor de recibir una verga en su ano por primera vez.

-Hanna. Creo que hay confianza entre nosotros. ¿Quieres pedirme algo?

La joven se quedo petrificada con una expresión de suplica y terror en su rostro.

-Vamos, vamos, no seas timida. Es algo normal algo que podria desear una estudiante, una ama de casa, o incluso un jovencito explorando su sexualidad. -Concluyo el soldado con aterradoramente casual.

-Roman tu... -Se interrumpio la periodista. -Tu... me... Rompeme el culo sin piedad por favor. -Concluyo reprimiendo un sollozo.

Lenta y amenazadoramente Vladic se acerco a la joven y, con gesto tranquilo pero de inexorable firmeza, la empujo contra la mesita. Con sensual delección bajo los pantis hasta la mitad del muslo, y tras separar las nalgas, escupió sobre el esfinter.

-Espero que me agradezcas esto puta. -Dijo como único preludio antes de penetrarla con una única y firme embestida.

Hanna sollozo de dolor al tiempo que sentía la sangre en su ano. -¿De duele preciosa, quieres que pare? -Pregunto como una nada velada amenaza.

-No Roman. Gracias por desvirgar mi culito. -Contesto ella con aterrada celeridad. -Dame mas fuerte por favor, dame mas fuerte por favor. -Prosigo esforzándose por convertir sus gritos de dolor en gemidos de pasión.

El dolor punzante le impidió darse cuenta de los cada vez mas impacientes golpecitos en sus nalgas. -Azotame amo por favor, enrojece mis nalgas. -Suplico aterrada por las posibles consecuencias de su olvido.

Por toda respuesta respuesta sintió el agudo dolor de un despiadado azote. La tortura prosiguió hasta que casi imaginaba disfrutar de la sodomía, pero entonces el dolor de un nuevo azote le alejaba del placer. Por fin Vladic eyaculo con inesperada profusión. Cuando Roman saco su verga Hanna sintió como rebosaba sangre y esperma de su interior. El soldado subió los pantis, que se humedecieron inmediatamente, y acomodo la falda.

-Esto a sido muy satisfactorio. -Dijo mientras utilizaba el tanga de la periodista para limpiarse la polla. -Abre la boca. -Ordeno, para introducirlo después en su boca. -Creo que lo mejor sera que no abras mas la boquita hasta que salgas del penal perrita.

Apago la cámara y, consternada, Hanna escucho el tono que indicaba que un E-Mail había sido enviado. Después recogió las cosas de la chica y se las entrego junto con la chaqueta. Minutos después ella escupía el tanga junto a su coche en el parking. Y el teléfono sonaba insistentemente, considero la posibilidad de ignorarlo pero temiendo que fuese importante por fin contesto.

-Hola querida, eso ha sido delicioso. -Le saludo la madura pero todavía seductora voz de Karoll. -Casi digno de una ¿Como dirías tu? ¿“Libidinosa arpía”?.

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