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MAÑANA “INTERRUMPIDA” 1 de 2 (2015)

en MicroRelatos

Estabas extrañamente tranquila estos días, así que cuando acercaste en la cama tu cuerpo desnudo a mi espalda y empezaste a masturbarme suavemente sonreí con suficiencia en la oscuridad.

-Mañana tengo un regalo para ti. -Susurraste cálidamente en mi oído.

-Cómeme el coño para despertarme antes de las nueve. Después te explicare que tienes hacer. -Añadiste bruscamente mientras inmovilizabas mi erección en un firme apretón y te dormías.

De alguna forma conseguí despertarme, y deslizarme entre tu piernas, sin que tu lo hicieras. Tu no tardaste en recompensarme teniendo un ruidoso orgasmo que me indico claramente que llevabas bastante reservándote para este momento. Tras recuperarte moldeaste con tus manos el inicio de una erección. Pero en lugar seguir me indicaste que prepara el desayuno antes de vestirme.

Cuando comencé a servirlo en el salón seguías desnuda sentada frente a ordenador acariciando de forma nada discreta tu sexo. Como única indumentaria lucias unos vertiginosos tacones negros que interprete como sutil indicación del rol que deseabas tomar este día. Con tus gestos, palabras, o directamente con tu pie desnudo bajo la mesa y sobre mi sexo, mantuviste mi excitación mientras desayunábamos rápidamente y tu consultabas esporádicamente el móvil.

-No friegues. -Me indicaste cuando empece a recoger. -Y prepara la bañera. -Añadiste antes de volver a tus lánguidas caricias frente al ordenador.

Sin que pudiera avisarte estabas en el baño. Me besaste con cariño y pasión antes de retomar tu papel y embutir mi sexo bruscamente en tu garganta. Si lo hubieses repetido me hubiese corrido con toda seguridad, pero no lo hiciste. En lugar de ello me metiste en la bañera y afeitaste metódicamente mi rostro y sexo. Contigo sentada en el poyo de la bañera había comenzado la misma tarea cuando aferraste mi cabeza indicando enérgicamente que de nuevo necesitabas mi boca. Con los primeros signos de excitación empezaste a orinarte, tus manos se posaron sobre mi cabeza pero no ejercían ninguna presión. La sensación del liquido caliente en mi barbilla y pecho no era agradable. Pero tampoco impedía que me concentrara en tu palpitante clítoris así que decidí proseguir hasta que nuevamente convulsionaste de placer.

Tu orden para que me lavase sonó mas a petición de disculpa. Aunque en cuanto estuve bajo la ducha volviste a torturarme con esa escalada de placer que no permitías que culminase. Tanto tu lengua como tus dedos juguetearon con mi esfínter. Y tu cuerpo extendió juguetón mas jabón sobre el mio que la esponja.

Al acabar me dijiste que fuese poniéndome un traje y que preparase tu ropa. Con cierto espíritu vengativo seleccione cierto minivestido negro cuya origen erótico sin duda haría que lo descartaras. Sin embargo te limitaste a sustituir a sustituir las medias y el ligero por unos pantis negros sin duda mas adecuados al clima de estas fechas. Cuando saliste de la habitación, me hiciste esperar fuera con la severa advertencia de que no perdiera el tiempo fregando, ocultabas el conjunto con tu amplia gabardina verde.

-Comemos en Telepizza con una amiga. Vamos a recogerla a la estación de autobuses.

Aplazar, otra vez, mi desahogo como mínimo hasta después de comer me frustro un poco. Pero la mañana había sido lo suficientemente interesante como para arrancar el coche sin protestar. E imaginarte en publico, acompañada de una amiga, vistiendo el modelito que había elegido me consolaba un poco. Cada vez que intentaba colar mi mano entre los pliegues de tu cerrada gabardina la apartabas, sin embargo tu no dejaste de acariciarme suavemente maniendo una discreta erección confinada en mis pantalones.

No tuvimos que esperar mucho por el autobús, aunque tu comprobaste el móvil varias veces. Me pediste que fuese acercando el coche mientras la recogías y yo, como un caballero espere fuera vuestra llegada. Volviste acompañada por una rubia de pelo corto un poco mas alta y esbelta que tu, y al menos un par de años mas joven. Vestía una falda plisada de cuadros, una blusa blanca, y un chalequito negro que moldeaba su moderado pero esbelto busto. Se acerco junto a ti cargando en una mano la chaqueta y en la otra una pequeña maleta. Dando pasos inseguros con unos botines de tacón alto a los que claramente no estaba acostumbrada.

-Esta es Laura. -Nos presentaste. -Y es su regalo. Amo.

Lo mas parecido a un relato sumiso que he podido escribir nunca. La segunda parte no me correspondía escribirla a mi. Supongo que, a no ser que alguien me sorprenda, nunca existirá.

También podéis leerlo en sheela{LC}:

https://sheeladlc.wordpress.com/2015/09/09/manana-interrumpida/]