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Una equivocacíon

en Transexuales

Como tenía tiempo más que suficiente para llegar a casa y no quería estar a solas (es que si llego temprano mi mujer Elena me echa la charla de por que no he recogido, limpiado etc.), me metí en un centro comercial que me cogía de paso para así hacer tiempo. Deambulé por las tiendas de deporte y ropa por si se me antojaba algo y pasé frente a una tienda erótica en la que vendían artículos de despedidas de soltera, disfraces, vibradores y cosas así. Me detuve para mirar los vibradores con distintas formas por que pensé que a lo mejor a Elena le gustaría que le metiera un vibrador de esos mientras se lo comía. Comparé formas, dimensiones y precios, pero no se me ocurría cual de ellos sería el mas adecuado (es que no tengo ni idea de esas cosas pero la oí hablar con una amiga de un programa de academia sexual o algo así, y viendo un resumen en la red, vi que lo proponían).

- Perdona ¿puedo ayudarte en algo? - Oí una voz femenina que me hablaba a la espalda. Me giré y tenía a la dependienta a dos palmos de mí, con unos pechos que se desbordaban por el escote, unos labios carnosos pintados de rojo fuerte, con el pelo negro y largo derramando por sus hombros, con camiseta blanca y jeans muy ajustados.

- Pues si y no. Le contesté y se me encendió la cara, a lo que ella sonrió y me brindó una expresión de tranquilidad. Continué ­– Es que no se como describir lo que quiero.

- Pues si estas buscando en estas estantería, creo que este te vendrá bien uno de estos.- dijo mientras agarraba uno estrecho y corto.

- Creo que necesitaré algo más grande – Le dije confiriendo a mi tono de voz y semblante un  algo suficiencia varonil.

- Ah, ¿entonces ya lo has probado?, entonces te vendrá mejor este. - Me dio una polla de goma que era mas grande que la mía erección.

- Si, esa estará bien – Le dije.

Nos fuimos al mostrador y ella continuó hablando

- Para este, y aunque sepas de que va, te aconsejaría un lubricante especial

- Ponme el que sea más apropiado. -Y cogió uno de la vitrina en la que tenía la caja registradora.

Me miró a la cara y mordiéndose el labio de forma sensual mientras le pagaba ambas cosas, me dijo

- Nunca será igual que sentir una de verdad.

- Eso es algo que no podré experimentar en la vida.

- Cuando quieras saber lo que se siente, no dudes en buscarme.- Y me despidió dándome un beso en la cara acercándose en exceso a la comisura de mis labios.

Me fui con el run run en la cabeza del pildorazo que me había lanzado, lo cachondo que me había puesto y de cómo cojones iba yo a experimentar eso. Yo le podría dar placer con ello a una mujer pero experimentarlo en mis carnes…. Pensé en las posibilidades que ofrecía aquella frase. Me parecía imposible comérselo y metérsela a la vez, que se la metiera otro y yo se lo chupara, que se la metiera yo a mi mujer y que la dependienta se lo chupara… La cabeza me iba y venía pero lo que tenía fijo era la polla empalmada que me iba a reventar en el pantalón.

Aquella noche con Elena cenamos ligerito y le dije que tenía una sorpresa para ella. Nos metimos en la cama y comencé con el ritual de besarla, acariciarla… me encanta mi mujer, es espectacular cuando se desinhibe en la cama y empieza a gozar. Le comí sus grandes pechos lamiéndolos en todo su contorno y le mordisqueé un poco las aureolas, ella se había acostumbrado a que, cuando yo hacía eso, acto seguido subía y se la clavaba, así que se me abrió de piernas. Pero esta vez le tenía una sorpresa guardada. Baje y empecé a comérselo con la boca bien abierta y ella empezó a retozar. Mi atención se desvió un momento hacia debajo del edredón donde tenía la polla de goma preparada y cuando la saqué y ella la vio, cerró de golpe la pierna y se sentó sobre la cama. Me empezó a echar la charla de que como se me había ocurrido, que a quien se lo había oído, etc, etc, etc. Vamos, que con la polla en la mano me vi echado de espaldas a Elena, durmiendo y dándole otra vez vueltas a la cabeza. Joder es que nunca acierto.

La coincidencia quiso que el día siguiente era cuando Elena iba con las amigas al cine e hice lo que ayer me ordenó – descambia la cosa esa -. Así que cuando salí del curro cogí el coche y traté de llegar a tiempo para que no me cerraran la tienda. Llegue por los pelos por que esa morenaza estaba para cerrar las persianas.

La llamé para que se esperara. Ella me miró y me saludó.

- Pasa que para ti hago una excepción. – Me dijo reproduciendo una sonrisa pícara.

Entramos en la tienda y ella cerró por dentro arguyendo que no quería que se le colara alguien y así poder cerrar a tiempo.

- Venia a descambiar esto.

- y eso ¿Qué ha ocurrido?

- No lo sé. No me ha dado ninguna explicación

- ¿Quién?

- Mi mujer.- Cuando escucho esto se empezó a reír conteniéndose lo que podía, me decía que lo sentía, pero no podía parar de reir.

- Lo siento, de verdad que lo siento.

-¿Por qué?

- Es que ayer no pensé que fuera para tu mujer

- ¿Y entonces?

- Pensé que era para ti.

- ¿Para mi como?

- Como te vi coger un plug anal de iniciación pensé que lo querías para ti, para tu culo.- Y siguió diciendo que lo sentía, echándose en mis brazos y, riéndose, me dio un beso.

Estaba indignado pero su actitud y sentir a ese pedazo de hembra apretando sus pechos contra mi cuerpo me excitó y mi indignación desapareció. Al cabo de unos segundos comencé a reírme yo también.

Mientras me descambiaba ambas cosas le pregunté que a que quería referirse con lo que me había dicho el día anterior, la frasecita que me había dicho. Su cabeza empezó a maquinar algo y, después de pensárselo un rato me dijo:

- Como pensé que lo que querías era un vibrador para darte placer…. Pues eso, que la goma nunca podrá sustituir a la carne.

- Supongo que lo dices por experiencia propia – Le espeté

- Pues claro que lo digo por eso – Cuando terminó la frase se acercó nuevamente y empezó a comerme la boca.

Yo le correspondí a su beso con otros y mis manos se fueron a buscar su tremendo culo, que magreé  a lo que ella respondió con el mismo gesto. La cogí por el culo levantándola del suelo y la senté sobre el mostrador de cristal y empecé a sobarle las tetas y a comérselas.

- Te propongo una nueva experiencia.- Me dijo apartándose un poco de mí.- Déjame que te de un placer del que muchos os negáis y que estoy seguro de que te va a encantar.

- Hazme lo que quieras – De dije con mi calentura.

A seo que me cogió de la mano y me llevó a la trastienda. Allí comenzamos a desnudaros entre besos y caricias. Me quitó la camisa besándome el torso y yo le quité la parte de arriba dejando sus tetas al aire, redondas y perfectas. Me abrió el pantalón y me los dejó caer hasta los tobillos y empezó a pajearme suavemente mientras baja sus labios hasta encontrarla y comenzar a mamármela. Pero que bien que la comía. Se incorporó y me dijo esperara allí un segundo y acto seguido volvió con unos juguetitos. Me comenzó otra vez a besar llevándome junto a una camilla de masajes que tenía empaquetada con plásticos.

- Vas a disfrutar de una experiencia inolvidable – Me dijo mientas quitaba los plástico y me empujaba hasta dejarme caer sobre la camilla con las piernas colgando.

Comenzó a comérmela muy despacio. Me daba mucho placer pero en esa postura me lastimaba la espalda y subí instintivamente las piernas. Ella me empezó a lamer los huevos y mis piernas seguían subiendo. Tomó una toallita húmeda y me limpió en ano y comenzó a comérmelo a la vez que me pajeaba suavemente. Era increíble sentir como me lo comía. Cuando subía a comerme la polla jugaba con sus dedos en mi ojete y los metía sin esfuerzo de uno en uno y un par de ellos. Es taba recibiendo el mayor placer que me había sentido en mi vida. Empezó a meterme un vibrador en el culo mientras sorbía la punta con la boca y me pajeaba a la vez, la sensación era increíble pero cuando lo sustituyó por otro de mayor tamaño me dolió, y cuando traté de zafarme sentí como se metía la polla hasta la garganta y como me la aprisionaba. Un poco de dolor a cambio de tanto placer merecía la pena.

- Me cansa tener las piernas así- Le dije. Desapareció detrás de unas estanterías mientras me aguantaba las piernas abiertas para que no cayeran. Volvió abriendo un paquete del que sacó unas bandas que me colocó en los tobillos, sujetando las piernas a la camilla por encima de la cabeza y me dejaban el culo completamente a su merced.

Siguió comiéndome la polla y me volvía a meter el consolador por el culo. El dolor casi había desaparecido. Dejó de comerme la polla y me echo más gel y comenzó a pajearme suavemente a la vez que cambiaba el artilugio con que me penetraba. Estaba en la gloría. Sentía como me follaba rítmicamente y como su pelvis impactaban contra mí. Y en eso que tuve conciencia de todo. Era una mujer y tenía polla. Ya se a que se refería con la frase. Sentía aquella polla follándome y me encantaba, además de sentir la mejor paja que me habían hecho en mi vida. Esa pedazo de morena jadeaba a cada embestida que recibía mi, hasta entonces, virgen culo. Mi ano apretó inconscientemente a la vez que me atropellaba el orgasmo más impresionante de mi vida y supongo que, a causa de esto, esa pedazo de morenaza se estremeció de placer llenándome con su leche que sentí como calentaba mi interior. De desplomó sobre mi y reptó para arrancarme unos besos que se fueron enfriando a la vez que el frenesí del acto desaparecía y empezaba a ser consciente de todo lo que había pasado. Mis tabúes reconstruyeron mi moral dormida y una sensación de indignación se apoderaba de mí.

- Suéltame. Le espeté.

Ella espero un poco y comenzó a decir

- Ahora contéstate a ti mismo estas pregustas y luego te suelto ¿te he forzado a hacer algo? ¿No te has abierto tu solito de piernas y cada vez más y más? ¿Es que no has disfrutado como un loco? -Con las piernas aun levantadas y con el culo en abierto goteando su leche, asentí asumiendo que era yo el que iba dando los pasos voluntariamente hasta dejarme follar por esa tía. La verdad es que cuanto más que la miraba más me gustaba.

Se vino hacia mí y me soltó. Me puse de pie despacio y me acerqué a ella. Por primera vez la vi nerviosa. Cruzamos las miradas y, sin saber como nos fundimos en un abrazo a la vez que comenzábamos a sobarnos.

- Tenías razón.- Le dije apartándome un poco y mirándola a los ojos. Ella sonrió sabiendo que me refería a su frase.

- Te ha gustado ¿verdad?

- Si, mucho.

- A mi también

Comenzamos a besarnos y a chuparnos y sentí como se le ponía dura otra vez.

- ¿es que no has tenido suficiente con lo que me has dado? – Le pregunté.

- Es que estaba muy excitada y me he corrido muy rápido.

- Yo odio quedarme con la polla tiesa de esa manera y supongo que a ti te pasará lo mismo.- Ella asintió. Tengo el culo demasiado dolorido para recibirte otra vez. -Le dije sintiendo unas punzadas que me daban en el ano que trataba de encogerse otra vez.

- Hazme una cosita para bajarme no dejarme así,- Me suplico dulcemente poniéndome un dedo en la boca.

La miré y ella, poniendo sus manos en mis hombros y haciendo presión, me invitó a arrodillarme. Lo hice y me coloque a pocos centímetros de su polla. Ella me cogió del pelo suavemente con una mano y con la otra se la cogió y me la posó sobre los labios. En cuanto hice el gesto de entre abrirla, me la metió sin poder controlarse mucho. Se la lamí con la lengua, como muchas veces me había hecho Elena a mí e imitándola a ella hacía poco rato. Se la comí por un rato y cuando ella empezó a follarme poco a poco la boca, solo pude abrirla y limitarme a dejarla entrar y salir. Un par de veces intenté refrenar sus acometidas pero me cogió fuertemente con ambas manos la cabeza hasta que la cabeza de aquella enorme polla atravesó la garganta hasta colarse por completo en mí. No podía respirar y me ahogaba pero ella hábilmente la sacaba para dejarme tomar aire y volvía a metérmela de nuevo. El ritmo se aceleró y ya sentía irritación en la garganta cuando, clavándomela de un empujón por última vez, derramó nuevamente su leche dentro de mí entre gritos y sollozos de placer. La sacó despacio y antes de tenerla fuera completamente, escurrió unas últimas gotas sobre mi lengua. Saboreé la leche de mi amante a la que el cuerpo le daba espasmos de placer…. Se hizo el silencio y nos besamos compartiendo su leche

- Quiero verte otra vez. - Me dijo.

- Los miércoles por la tarde libro  por que mi mujer se va con las amigas de juerga.

- Pues ese día será el nuestro.

Nos vestimos y salimos con la certeza de que nos veríamos en breve….