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Emi, Loli, Celi y los cinco cocineros: la orgía

en Interracial

EMI, LOLI, CELI Y LOS CINCO COCINEROS: LA ORGÍA

Bajamos hacia la arena y las rocas. La zona delante de la casa estaba desierta, tal como yo había supuesto. Se veía gente a lo lejos. Extendimos las toallas cerca de la orilla. Dos asistentas bajaron unos parasoles para todo el grupo. Kwzulu se pasó todo el rato fotografiando a las chicas, a veces muy de cerca. Debe tener una buena colección de fotos y grabaciones de las tres chavalas. Hacía mucho calor. Pero fue muy excitante, Loli, Emi y Celi están las tres muy buenas. Por delante iban Enzo y Celi y vi que, de pronto, Enzo le pasó el brazo por detrás y la agarró por la cintura, como quien no quiere la cosa. Celi se soltó y le miró con una sonrisa pícara, aunque siguió caminando a su lado, no se apartó. Primero nos bañamos, pero después, cuando nos pusimos en las toallas a tomar el sol, Loli y Emi se quitaron enseguida la parte de arriba del bikini –oh, por fin, las tetas de Emi a la vista…-, y entre las dos se la quitaron a la fuerza a Celi. Enzo y sus amigos no dejaban de mirarlas y fotografiarlas, y ellas dijeron que se nos iban a gastar los ojos si las mirábamos tanto. A Emi y Loli siempre les ha gustado notar como a los tíos se nos van los ojos encima de ellas. Son muy putas para ser tan jovencitas, pero es que saben o intuyen cuando nos gustan y nos excitan a tope, y eso les encanta…

En un momento dado Emi se dio cuenta de que yo no dejaba de mirarla, especialmente sus tetas, y, para fastidiarme y encelarme porque sabía que hacía tiempo que quería follarla, me provocó sacándome la lengua, pellizcándose ella misma un pezón y pasando su brazo por los hombros del joven cocinero africano Kwzulu, que no dejaba de mirar obsesionado sus muslos y sus pechos. Al pizzero italiano Enzo se le caía la baba con Celi, sus tetas en punta son increíbles. Ella se daba cuenta de que Enzo no dejaba de mirar con una cara turbia e inquietante su cuerpo, prácticamente desnudo del todo, sólo llevaba la minibraguita del bikini. Nos volvimos a bañar y tomar el sol. Había muy poca gente en aquella zona de la playa, casi todos eran grupitos o parejas de extranjeros de diferentes edades y sus parejas, todas chicas jóvenes,  alojados en el hotel de la urbanización, y, además estaban lejos de nosotros. Vi a Katsuro, Chang, Kwzulu y Ali Sahel hablando con Emi y Loli rodeándolas como si fueran a devorarlas. Algo tramaban, porque ellas asintieron con la cabeza al tiempo que dejaban ir unas risitas maliciosas y todos miraban a Celi y a Enzo. Los cocineros no dejaban de acosar educadamente a las jovencitas, y no paraban de hacerles fotografías y videos incluso abrazándose a ellas. Celi pareció al final molestarse al ver que la fotografiaban tanto, refunfuñó, hizo un gesto como de levantarse e irse, pero al final se tumbó en la toalla, se colocó de espaldas y se quedó quieta cuando se dio cuenta de Enzo le estaba extendiendo crema protectora en la espalda.

La adolescente estaba impresionante, estirada en la toalla, desnuda, sólo con la parte de abajo del bikini tapándole el culo, y no del todo, porque tiene unas nalgas perfectas, en punta hacia atrás, y se le salían de la poca tela de la braguita. A Enzo se notaba mucho que estaba empalmado. Tenía un bulto enorme en su bajo vientre, era como si un árbol creciese debajo de su barriga. Suerte que Celi estaba de espaldas y no se daba cuenta, porque se habría asustado. Enzo estuvo un rato largo poniéndole crema en la espalda a Celi. Era fabuloso, imaginé, tocar su piel caliente, desde la nuca hasta que vi que un par de veces le tocó el culo, pensé que ella saltaría, pero Celi tenía los ojos cerrados y le dejó hacer. Aprovechó para ponerle también crema en los muslos, y así se los tocó, bueno, de hecho Enzo se dedicó a acariciárselos. Ella es una especie de gatita, la muy puta se hacía la dormida y le dejaba hacer. Poco después Celi se giró mirando a Enzo. El parecía hablarle, y ella le contestaba sonriendo. Supongo que le gustaba y excitaba que él le pusiese crema en su cuerpo dándole un masaje en todas las partes. Vi entonces que Celi se giró hacia los otros, y, yo desde el agua, los miré también. El japonés Katsuro, estaba de lado junto a Loli y Kwzulu, junto a Emi, abrazándola por la espalda y la cintura, lo que reconozco no me hizo mucha gracia. Parecía que se estaban tocando y dando besitos jugando, pero eso lo hacían también otros grupos que había en la playa, no era nada extraño, me consolé.

Entonces, Celi, se puso en pie -que buena está sólo con la pequeña braguita del bikini-, y vi que venía a bañarse. A su lado, siguiéndola a dos pasos, iba Enzo. Me di cuenta de que se había encoñado con la adolescente, y no iba a separarse de la putita hasta conseguir meterle todo su miembro dentro del vientre. Bueno, allá ellos, Celi aceptó que él fuese a su lado y vinieron a estar conmigo, en el límite de donde se hace pie. Se sumergió, y apareció a mi lado. La mar estaba muy llana, como un espejo. Yo estaba mirando hacia la playa. También había llegado Enzo, que se interpuso claramente entre la chavala y yo, como indicándome la frontera y advirtiéndome que la muchacha era territorio suyo. No hacía falta. Yo no le voy a robar una nena a Enzo, claro. Celi miró también hacia la playa, donde Loli y Emi continuaban jugando y besándose con Katsuro y Kwzulu, lo que continuaba no haciéndome ninguna gracia, en el caso de Emi, porque ésta sí que la considero territorio mío. Enzo la miró, y le dijo que sus amigas se lo estaban pasando bien, que el africano y el japonés son dos tíos muy divertidos, y que ella debía empezar a pensar también en divertirse con él. Celi se lo quedó mirando, como parada, con cara de sorpresa, al oír el tono irónico y burlón de la voz de él. Allí, en el agua, que ahora casi nos cubría, Enzo se acercó a Celi, la sujetó por la cintura, agarrando con fuerza su piel desnuda, la atrajo hacia él hasta aplastar sus tetas en su tórax, y su ombligo en su barriga, ella le miró con cara de sorpresa pero se quedó quieta.

Enzo le sujetó la cabeza por la nuca con una de las manos mientras con la otra pegaba los vientres agarrándola por el culo, imagino que Celi debió notar en su sexo el bulto del pene presionándola, pegó la cara de la jovencita a la suya llevó sus labios a los de ella y le dio un beso prolongado en la boca. Me pareció que ella quería soltarse, pero él mantenía las caras unidas con la fuerza de sus brazos. Me pareció que Enzo había metido su lengua en la boca de Celi. Entonces vi que ella ponía de repente cara como de susto, que sus ojos se desorbitaban. Empezó a bracear, como a intentar desasirse sin conseguirlo... Vi sonreír de una manera sádica a Enzo, que aflojó la presión y dejó que Celi se separara de él. Entonces, como yo estaba al lado de ellos, vi a través del agua que Celi se estaba subiendo la braguita del bikini. Enzo había aprovechado cuando la besaba para bajársela. Por eso creo que por poco se la tira allí mismo. Y realmente supongo que si no lo hizo fue porque le pareció muy precipitado y rápido, él disfruta con los prolegómenos y los preparativos, goza con todos los trámites previos a penetrar a las chicas, dice que lo mejor es cortejarlas y prepararlas. Imagino que la soltó por eso, porque tal como la tenía agarrada, le habría introducido el pene en el vientre sin ningún problema, ya le había bajado la braguita, y además, yo habría nadado en dirección contraria. Pero, como ella quería soltarse, la chica habría pensado que él la violaba y Enzo odia obligar a follar a estas putitas, lo hace sólo si se le resisten a la hora de la verdad, cuando se la empieza a meter en la cama,  pero disfruta infinitamente notando como se le entregan pensando que están jugando y se paralizan lentamente dejándole hacer hasta que notan que tienen su pene dentro del vientre ... Eso sí, luego, cuando se las folla, puede ser más bestia que un gorila furioso, yo le conozco bien, recuerdo cuando aquella noche del pasado verano en el hotel, cuando entró borracho en mi habitación, me sacó de la cama en la que yo acababa de desvirgarla y se tiró a Anaïs, la bellísima muchacha francesa que yo me había ligado en la discoteca de la playa después de que ella le despreciase,  penetrándola por el culo para luego marcharse riendo satisfecho mientras yo me acostaba de nuevo con la jovencita acariciándola y mimándola para que dejase de llorar...

Pensé enseguida que Celi saldría corriendo muy enfadada, pero la adolescente se quedó quieta mirándole, se pasó agua del mar por los labios, y temí que le daría un bofetón, pero no. Se puso a nadar cerca de nosotros. Es una muchacha rara, nunca sabes como reaccionará. Enzo se puso a observarla, y me miró sonriendo maliciosamente. Celi nada como un pez. Enzo y yo la mirábamos, se movía a nuestro alrededor, prácticamente desnuda, sólo llevaba la braguita, parecía una sirena. Enzo y yo nadábamos como para atraparla, era ya zona de profundidad, no hacíamos pie, pero siempre se nos escabullía, es muy rápida en el agua... Así estuvimos un ratito, persiguiéndonos, ahora ya en la zona menos profunda, caminando, hasta que sin darnos cuenta, estaban a nuestro lado bañándose Loli, Emi y todos los otros chicos, que nos miraron sonriendo, y Emi nos dijo: "¿Lo pasáis bien, los tres juntitos?". Celi volvió a murmurar algo, le puso cara de enfadada y le enseñó el dedo mayor con el resto del puño cerrado, algo muy habitual en Celi. Entonces yo me puse a perseguir a Emi, que me hizo un gesto de cuernos con los dedos  y se fue a refugiar detrás de Kwzulu, quien al ver que me acercaba me dirigió una mirada claramente hostil, incluso agresiva de verdad, como si la chica le perteneciese, y me aparté, reconozco que bastante fastidiado y celoso, Emi era mi nena, y se la había apropiado el joven negro. No puedo discutir con un cliente, y mucho menos, claro,  si es muchísimo más fuerte que yo, como el africano.  Fuimos saliendo del agua, yo con una creciente sensación de malestar viendo tan juntitos a Emi y Kwzulu. Nos secamos con las toallas, y las chicas se volvieron a poner la parte de arriba del bikini, aunque poco más que los pezones les tapaba. Enzo nos dijo que todos ya a la casa, que la comida ya debía estar preparada.

Mientras caminábamos, Emi me dirigió una sonrisa burlona con la mano del cocinero africano en su cintura y comentó que después de comer podíamos bailar, que había espacio de sobras. Celi murmuró que a ella no le apetecía bailar. Emi le dijo que ya recordaba que hacía dos semanas en la discoteca del barrio se había peleado con un chico ruso que se pasaba mucho tocándola descaradamente y que eso a ella no le gustaba nada, pero que no fuese ridícula, que baila muy bien, que va a clases de danza y es la mejor. Celi no contestó y dejamos la playa. La arena estaba muy caliente, nos pusimos las sandalias y fuimos hacia el edificio. Cuando llegamos al patio interior había las mujeres del servicio preparando una mesa larga para la comida. Katsuro y Kwzulu pusieron bebidas frescas y unas tapas de marisco, queso y jamón, Loli y Emi les ayudaban. Celi estaba con ellas, pero miraba hacia donde estaba Enzo, hablando con sus amigos, el malayo Chang y Ali Sahel, el pakistaní. Katsuro me dijo en voz baja que harían bailar a las chicas, después de comer. Habían convencido a Loli y a Emi para hacer un striptease, decían que podía ser muy excitante, y que ellas ya convencerían a Celi para que también bailase con ellas, porque no quería hacerlo delante de todos nosotros... Me dijo que teníamos que hacerlas beber durante la comida, convenía que las chicas estuviesen bastante alegres, porque después de que bailasen, se las iban a llevar ya a las habitaciones de arriba, a acostarse con ellas, que yo podía elegir la que me gustase más…  Automáticamente me imaginé a mi mismo encima de Emi, claro… Me dijeron entonces que, al fin y al cabo,  a eso habíamos venido, ¿no?, y se pusieron a reír tocándose los testículos. Yo les dije que si estaban seguros de que las chicas tragarían. Me contestaron que dos de las putitas sí, que a Loli y Emi estaba claro que les iba la marcha y estaban pidiendo guerra exhibiéndose y calentándolos todo el tiempo y, que Enzo ya se las arreglaría con la suya. Dejaron ir una gran carcajada, de manera que las chicas, que estaban cerca, se volvieron hacia nosotros al oír las risas de los cocineros. Me dijeron que Loli y Emi se estaban encargando ahora de hablar con Celi de que lo iba a pasar bien en el baile, y de que Enzo había dicho que si bailaban bien les iban a hacer un buen regalo a cada una… Y que después todos iríamos a hacer una siesta para descansar un buen rato… Y volvieron a a reírse mirando a las adolescentes con los ojos brillando de perversidad y deseo. “Sobre todo eso, eh!, descansar en las camas, una siesta, la Emi dormirá conmigo, eh!...” -comentó Kwzulu en un tono burlón y perverso que volvió a dejarme una  sensación molesta y muy desagradable, aunque era bien consciente de que era yo quien había introducido las tres chavalas en nuestra fiesta, no podía quejarme ahora, yo las había traído…

Cuando Enzo se acercó a la mesa,  fuimos todos con él. Hizo un gesto a Celi de que se acercase, y la adolescente se sentó a su lado. Yo me puse al otro lado, y después se sentaron todos, Emi entre Katsuro y Kwzulu, y Loli entre Ali Sahel y Chang. Al parecer, los amigos de Enzo ya habían elegido que putita se iban a tirar primero y el joven africano estaba obsesionado con Emi, mi Emi, ¡qué mierda!. Nos trajeron un excelente ceviche con toques de sushi y adornos de marisco y un asado-tira delicioso con patatas al horno, y nos servimos grandes platos. Estaba todo muy bueno, así que nos llenamos demasiado el estómago. Todo eran bromitas y risitas de Loli y Emi con Celi, mirándola a ella y a Enzo, ya que estaban sentados juntos, y Enzo le iba diciendo cosas pasándole los dedos por el brazo y la cara, acariciándola como quien no quiere la cosa... Los otros chicos también se reían, haciendo bromas con Emi y Loli... En cierto momento, me parece que Loli le hizo el gesto de follar a Celi, señalando a Enzo, y noté que Celi le hacía un gesto como negando, sacándole la lengua y enseñando de nuevo el dedo mayor con el puño cerrado. Cuidamos de ir llenando de vino las copas de las chavalas, bebieron bastante, les dijeron que una buena comida exige un buen vino, como chefs no podían permitir nada de refrescos de cola ni aguas, que es lo que Celi pedía. En los postres, los cocineros,  sentados junto a sus chicas, las tenían sujetas por el hombro y la cintura, y ellas les daban el helado en la boca con unas cucharitas. Emi se seguía burlando de mi, me miraba y sonreía pérfidamente cuando le daba helado al africano, porque sabía lo que estaba pensando yo. Todos los hombres estaban cada vez más excitados. Vi que Enzo se atrevió a sujetar otra vez a Celi por la cintura. Noté que se quedaba quieta, pero no hizo nada y dejó que la mano se quedase allí. Luego se la fue bajando por la espalda, hasta encontrar la braguita del bikini, y metió los dedos tocándole el culo. Ella se movió un poco, se quedó quieta, le miró, y le dijo, con una voz insegura que demostraba que estaba ya bastante bebida: "Vale, Enzo, que ya es la segunda vez, para, por favor… Los tíos siempre estáis pensando en lo mismo… " Enzo le dedicó la mejor de sus sonrisas y le respondió: “Claro, especialmente con nenas que están tan buenas como tú, cariño…”. De hecho, la verdad es que sí que se estaban pasando, Katsuro y Kwzulu le estaban metiendo mano y le daban besitos a mi Emi, también muy bebida, de la manera más descarada. Yo estaba cada vez más excitado, irritado y quemado, y en cuanto a Chang y Ali Sahel, no hace falta decirlo, su mirada era  turbia devorando con los ojos y las manos el cuerpo de Loli.

Enzo se levantó, se puso en pie. Todos callaron. Sonrió. Dijo que las tres guapísimas muñecas que nos acompañaban, Emi, Loli y Celi nos iban a obsequiar con el mejor de sus bailes, un striptease mágico… Y entonces Loli y Emi se pusieron de pie y le hicieron señas a Celi que fuese con ellas. Celi no quería hacer un strip completo, sólo lo había hecho anteriormente con sus dos amigas bailando en la habitación de la casa de Emi las tres solas. A pesar de estar bastante bebida, puso cara de enfadada y empezó a decir que ella no pensaba salir a bailar desnuda delante de tantos chicos. Enzo le sonrió, y, con voz suave, le dijo que fuese un momento con él, que quería hablar con ella. La llevó a unos de los butacones que había al fondo, se sentó a su lado, y empezaron a hablar  de forma tranquila y suave. Ella abría la boca, decía algunas palabras, pero negaba con la cabeza, y tenía ya su típica expresión entre pícara y orgullosa. De pronto, él le dijo algo, ella volvió a indicar que no con la cabeza, se puso en pie con expresión antipática, y entonces Enzo, lejos de enfadarse,  se incorporó y le acarició la cara musitándole algo en la oreja. Entonces vimos como Celi le miraba fijamente y, de forma sorprendente, Enzo se volvió a sentar con ella a su lado, le habló otra vez con suavidad, la sujetó por los hombros, le acarició de nuevo la cara y el pelo, ella le miró, le dijo algo, él le contestó, siguieron hablando, ahora la cosa parecía más tranquila, hasta que vi que ella empezaba a sonreír cuando escuchaba lo que él le decía. Mientras tanto, me di cuenta de que Emi y Loli, jaleadas por los otros cuatro cocineros,  habían empezado su baile sin Celi, y tuve que repartir mi atención entre lo que hacían Enzo y Celi y el baile erótico del striptease de las otras dos chicas, especialmente el de mi Emi. Celi y Enzo estuvieron hablando un rato largo, les desatendí porque no quise perderme el final del striptease, ver a Emi bailar desnuda me estaba enloqueciendo, y cuando volví a mirarles unos segundos, Celi escuchaba como fascinada, y sonrió cuando Enzo le dio un besito en la mejilla.

Se levantaron y se acercaron a nosotros. Enzo traía a la adolescente sujeta por la cintura, apretada contra él, mientras con la otra mano le continuaba acariciando la cara. Era una prueba el poder de seducción con las jovencitas del que presume el pizzero italiano, pensé, aunque el verano pasado le falló con Anaïs, aquella francesita que desvirgué yo, aunque después él se tomó la revancha y le rompió el culo. Mientras tanto, Loli y Emi estaban acabando su baile y los cuatro chefs estaban enardecidos, resoplando y babeando con los cuerpos desnudos de las chicas contorsionándose junto a ellos. Claramente tenían ya prisa por llegar al final de todo aquello, y habían acompañado con sus gritos el baile de las chicas hasta que se quedaron completamente desnudas de forma inconsciente, riendo  divertidas, y luego se taparon con las manos el coñito. Estaban muy alegres, habían bebido bastante vino y, a estas alturas, se notaba mucho. Los amigos de Enzo les tiraban billetes de veinte euros, como en un cabaret, ellas se pusieron de nuevo el bikini y los recogieron. Kwzulu y Katsuro les dieron unos chupitos especiales de color verde que les habían preparado, y las chicas se los tomaron diciendo que estaban muy buenos. Los cocineros también se sirvieron unos vasos de whisky con mucho hielo. Todos miraban a las chicas y se reían mucho. El aire estaba cargado de humo, fumaban unos cigarrillos muy aromáticos que Ali Sahel les había repartido. Enzo dijo que arriba había un salón más íntimo, preparado para bailar cuando había un grupo pequeño, como ahora. Subimos. Había una mesa con más bebidas y una cafetera exprés, unos sillones, la luz era tenue, había un ambiente que te incitaba a la intimidad. Pusieron música muy lenta, para bailar agarrados. Una puerta daba al pasillo de las habitaciones.

Entonces las chicas demostraron lo colocadas que estaban.. Loli dijo que hacía mucho calor y se quitó el sujetador del bikini. Emi hizo lo mismo sin dejar de mirarme y sacarme la lengua para provocarme. Celi se quedó quieta, pero, entre risitas, Loli y Emi le quitaron también la camiseta y la parte de arriba del bikini y Celi se quedó como en la playa, sólo con la pequeña braguita del bikini. Estaba buenísima. Al ver que Enzo, a su lado, le miraba las tetas sonriendo, se las tapó con los brazos. Loli fue hacia Katsuro, y entonces Kwzulu, mirándome con un aspecto bastante atemorizador, como desafiándome, se adelantó y agarró a Emi para bailar. Con un gesto duro la pegó contra él y empezó a bailar con ella de una manera bastante patosa. Se notaba que sólo le interesaba apretar el cuerpo de la chica al suyo. Emi hizo un gesto como para separarse, pero no pudo. Me miró como pidiéndome rescate, pero yo ya no podía intervenir, y, aunque no me gustó hacerlo, miré a la adolescente sonriendo y ahora fui yo quien le sacó la lengua y le enseñé el dedo, como diciéndole que se apañase ella sola con el negro, vengándome de todas sus provocaciones, aunque al mismo tiempo sentí un pinchazo de rabia al ver que el africano restregaba el cuerpo contra el suyo. No sé, a veces hacemos cosas que luego no entendemos, todo es muy complicado. Entonces Katsuro llevó de la mano Loli a Ali Sahel y Chang, y les hizo un gesto cómo invitándoles a bailar con la chica. Loli se dejaba llevar, como si ya no entendiese nada de lo que estaba pasando. Ali Sahel no se hizo rogar, saltó del sillón, agarró a Loli, apretó contra él a la jovencita, igual que Kwzulu a Emi, y empezó a bailar con ella, aunque el pakistaní lo hacía mucho mejor, parecía saber bailar muy bien. Todos jaleaban, gritaban y aplaudían. Los cuerpos de las adolescentes, con sólo las braguitas del bikini, estaban apretados contra los cuerpos de los chicos por la fuerza de los brazos de estos, y los pechos de ellas se aplastaban contra los de ellos. El ambiente se había cargado enseguida con el humo de los cigarrillos de los cocineros, los efluvios de alcohol de las bebidas, y el olor a sudor de ellos…

Enzo se puso al lado de Celi, agarrándola por la cintura, ella continuaba tapándose las tetas con las manos, y se quedó mirándola, esperando que quisiera bailar, muy tranquilo y sonriente, muy seguro de su victoria y de lo que inevitablemente iba a pasar. Deslizaba la mano por la espalda de la adolescente, desde la nuca hasta las nalgas, al tiempo que la apretaba de lado contra él. Celi estuvo un rato mirando como bailaban Emi con  Kwzulu, que no se separaba de ella y Loli ahora con Chang, cada vez más apretadas a ellos por la fuerza con que las abrazaban, mientras Ali Sahel y Katsuro, aplaudían, acompañando la música y, entonces, poco a poco, vi que Celi bajaba las manos al costado y sus tetas quedaban al aire. Enzo se giró hacia ella lentamente, la sujetó suavemente por la cintura. La atrajo hacia él, sin soltarla. Entonces Celi le miró con cara resignada y pasó las manos por sus hombros, como para bailar. Enzo se pegó a ella, la presionó contra él poniendo las manos en su culo y apretándola contra su vientre, notó el contacto de sus tetas aplastándose en su tórax, y empezó a moverse bailando. Ella le siguió, él colocó su mejilla pegada a la suya y estuvieron bailando largo rato. Celi se dejaba llevar mientras él la sujetaba contra él y le palpaba todo el cuerpo, ella estaba como ausente, o cerraba los ojos o le miraba a él, tanto que no se dio cuenta – y reconozco avergonzado que yo tampoco, me hipnotizaba ver como Enzo iba a follarse a Celi- de cuando los otros hombres se llevaron a Loli y a Emi hacia las habitaciones.

Enzo ya tenía el pene enorme, supongo que ella tenía que notar aquel bulto enorme pegado a su vientre, pero no se dio por enterada, o tal vez estaba demasiado bebida para darse cuenta. Es una nena muy rara, en realidad nunca sabes lo que está pensando. Estuvieron un rato largo así, abrazados, besándose, y entonces recordé a los demás no y fui hacia una de las habitaciones en las que oí voces. Entré, miré dentro, y vi espeluznado que Emi estaba encima de la cama completamente desnuda y abierta en forma de X. El japonés y el africano, Katsuro y Kwzulu,  me miraron y sonrieron, sobre todo el africano como si se burlase de mí. Me dijeron algo que puedo traducir más o menos con una frase como "Ahora verás, chico, buenos pepinos para la putita!..."  Entonces Kwzulu se puso junto a la cama, se bajó el bañador hasta quitárselo, y de su vientre emergió un pene oscuro, como un ancho morcillón, con unos testículos enormes y muy peludos. Dejó el cigarrillo en un cenicero que había encima de la mesita de noche. Escupió varias veces en sus manos y con la saliva se embadurnó el pene, me di cuenta horrorizado que para penetrarla mejor, yo lo he hecho muchas veces cuando me he follado alguna chavala. El africano se abalanzó sobre la cama, echándose encima de la adolescente. Kwzulu llevó con la mano el pene a la entrada del sexo de mi amiguita, y se lo introdujo, sin más preámbulos, a lo bestia, sin ninguna delicadeza. Le debió hacer daño al penetrarla así, de golpe, porque Emi, que jugaba mucho a ser osada pero en realidad, tal como me imaginaba,  resultó ser  tan virgen como Loli y Celi,  gritó mientras el negro la desvirgaba. Su gritó fue para mi como una puñalada, era yo quien soñaba con desvirgar a  Emi… ¡Qué burro había sido llevándola a la orgía con los cocineros!. Kwzulu se dejó caer sobre ella, con su peso debía estar aplastándola, y, de forma brutal, moviéndose como un perro, se puso a follarla violentamente, mientras ella gritaba y gemía, para mi desesperación impotente, yo debía estar en el lugar del africano, yo tenía que haberla desvirgado, todo estaba equivocado aquella tarde, y el único culpable era yo mismo.

Supongo que Celi y Enzo oyeron el grito de Emi al ser penetrada, porque, enseguida, mientras yo miraba impotente cómo se la tiraba Kwzulu, me di cuenta de que tenía a mi lado a Celi, bien agarrada por la cadera por Enzo, y los dos miraban al negro tumbado encima de Emi follándosela. Celi se quedó parada, como absorta, muy impresionada,  como paralizada. Les miraba fijamente, como si no se creyese lo que estaba viendo. Enzo sonreía y apretaba a Celi de lado contra él, al tiempo que le musitaba cosas en la oreja que yo no podía oír. Celi estaba inmóvil, mirando como el africano rugía como un demonio con su miembro dentro de  Emi, como si no se creyese lo que estaba viendo. Enzo aprovechó entonces para bajarle la mano por la cintura, coger las cintitas de la braguita del bikini de la adolescente por el costado y soltarlas. La braguita cayó al suelo. Supongo que Celi se dio cuenta, pero no reaccionó, continuaba mirando como Kwzulu se tiraba a Emi en la cama y Katsuro se tocaba el pene esperando su turno de tirarse encima de Emi cuando el negro acabase. Entonces, el pizzero Enzo se bajó el bañador, liberó su barriga, y su pene saltó hacia adelante, tieso y ancho como un chorizo. Tiene el sexo muy peludo y sus testículos son grandes. Agarró a Celi y se la llevó hacia otra de las habitaciones que estaban libres. Ella se dejó conducir por él, sumisa, como si todo aquello fuese más un sueño que una realidad. Salí, preferí no seguir viendo como el africano se divertía con Emi, una escena que me enloquecía, dolía y al mismo tiempo me excitaba más al ver como el negro la estaba follando de una manera tan poco  amable y tierna y ella se quejaba del trato que recibía.

En el salón ya no había nadie, los otros hombres, el pakistaní y el malayo debían haberse llevado a Loli a otra de las habitaciones, y, en efecto, oí otro grito en la habitación vecina a la anterior, pensé que ya la habían desvirgado también, me asomé, y, efectivamente,  vi a Chang, follándose a Loli, mientras el joven Ali Sahel miraba con el largo pene erguido que le salía debajo de la barriga esperando su turno. Salí y entré apresurado en la habitación de Enzo,  vi cómo llevaba lentamente a Celi, sujeta por la cintura, hacia la cama, los dos desnudos. La habitación tenía una luz mortecina y cálida filtrada por las persianas que provocaba un ambiente enervante. Celi estaba como encantada, como si fuese un sueño, y Enzo continuaba hablándole suavemente en la oreja. Enzo se iba a follar a la adolescente sin que protestase, aunque que su aspecto no es precisamente el de un galán de película, bueno, dicen que todos los italianos son unos expertos en seducir jovencitas... Y eso que Celi es un caso difícil en este aspecto, tiene un carácter extraño, aunque a veces tiene reacciones sorprendentes e inesperadas. Es imprevisible, ahora estaba como hipnotizada y entregada al pizzero. Cuando estuvieron junto a la cama, Enzo la empujó hacia atrás suavemente y la depositó en la cama. Estaba muy oscuro, la luz  era muy tenue, pero me parece que Celi le miraba fijamente, a él y a aquella cosa enorme que le salía del vientre. Se inclinó sobre el lecho, y al ver que Celi no decía nada, sólo le miraba, Enzo se fue colocando encima de la adolescente para desvirgarla y follarla de una puta vez, como me dijo él posteriormente. Enzo ahora ya no podía aguantarse. Si Celi se hubiera asustado al tumbarse sobre ella en la cama, si hubiese querido marcharse o resistirle, Enzo se lo habría hecho por la fuerza, la habría obligado…

Pero fue así , suavemente… Enzo, igual que antes Kwzulu, escupió  en su mano y se frotó el pene con la saliva, con lo que me apercibí de que ya se disponía a penetrarla. Enzo sólo atendía ya al cuerpo de la putita. Se dejó caer encima de ella, hasta tenerla debajo bien sujeta. La besó en los labios, le metió la lengua en la boca, y ahora ella le dejó hacerlo, o tal vez no pudo impedirlo porque continuaba estando como paralizada. Le abrió los muslos -los tiene fantásticos, muy blancos, bien formados, mórbidos -, y se colocó en medio. Volvió a besarla, ahora vi que Celi también apretaba un poco sus labios, como si empezase a participar ella también. Le mordió el cuello, y, eso sí que siempre es delicioso para una chica, Enzo le chupó lo pezones de las tetas. Se arrodilló al lado de ella y le lamió el sexo, supongo que introdujo su lengua para buscar el clítoris de la adolescente, porque Celi empezó a gemir y ronronear, y, evidentemente, no era de dolor, sino todo lo contrario. Entonces, tal cómo correspondía hacerlo, supongo que ya no se podía esperar más, el pizzero italiano le tocó el pubis hasta encontrar la rajita. Volvió a escupir en la mano y extendió la saliva en los labios de entrada al vientre de la chica. Enzo agarró su  pene y lo llevó a la entrada del sexo de Celi. Con la mano lo dejó metido un poco, justo en la puerta del tesoro y entonces se fue hacia adelante, lamiéndole los pechos y el cuello, para volver a besarla, al tiempo que hacía que su miembro fuese penetrando en la adolescente. Claramente Enzo notó como si no pudiese pasar y en aquel momento apretó hacia adelante con la pelvis, pegó un empujón hacia arriba frotándose con el cuerpo de la jovencita y por su rugido de victoria fue evidente que sintió como de golpe su pene vencía aquella especie de mínima resistencia desgarrando el himen de la adolescente y se introducía todo él rápidamente dentro del cuerpo de Celi.

Entonces Celi saltó como sacudida por una descarga eléctrica, cuando el miembro de Enzo entró por completo en su vientre desvirgándola, arqueó el cuerpo hacia arriba, dejó ir un grito que fue como un alarido contenido que acabó en un prolongado gemido, algo le estaba haciendo mucho daño. Sí, supongo que el pene de Enzo le provocó dolor al abrirse camino dentro de ella, al penetrarla hasta lo más profundo. Supongo que para Enzo fue fantástico oír que ella se quejaba y gemía. Pero Enzo, cuando oye gritar a las putitas al desvirgarlas, se excita mucho más, se vuelve rabioso, y vi como se trastocaba, se volvió como loco, se transformó en una especie de perro o de caballo salvaje, en una fiera desbocada… Empezó a moverse como una bestia furiosa encima de Celi, más o menos como había visto que lo hacía Kwzulu con mi Emi, y la sometió a unas sacudidas tremendas, de arriba abajo y adentro afuera, era como un monstruo desesperado de placer, besándola, mordiéndola, chupándola, pellizcándola, tocándola, destrozándola como un tigre salvaje a su presa. Entonces Enzo no se daba cuenta, pero se lo he explicado yo, que seguía mirando la escena a punto de correrme, al cabo de un ratito de que él estaba de esa manera, follándosela salvajemente, Celi se le enganchó a él también, había dejado de llorar y de gritar, y después de gemir unos segundos, ya no de dolor, se abrazó a Enzo, le besaba, le mordía, le clavaba las uñas, gritaba, se estremecía… La adolescente estaba también como enloquecida, gemía, jadeaba como si no pudiese respirar, no me extraña, tenía a Enzo encima de ella, a veces dejaba ir unos gritos, como si él le volviese a hacer daño, luego gemía de nuevo, se movía, cruzaba los muslos encima de los de él… Mirar a Celi era como ver una gatita salvaje a la que se la estaba tirando un perro enloquecido. Fue todo increíble.

Enzo me ha explicado después que pocas veces ha sentido nada igual con una putita  y mira que se  ha tirado muchísimas, le enloquecen estas chavalas, aprovecha todas las que se le acercan, sobretodo le encanta estrenarlas y ver la cara de sorpresa que ponen cuando, antes de que se den cuenta de lo que está pasando, las penetra y les introduce su pene bien adentro. ¡Cómo rabió de placer tirándose a Celi! En un momento dado explotó, noté por sus movimientos y sus gemidos agónicos que Enzo ya se iba a correr, y sí,  empezó a gritar y a moverse frenéticamente a gran velocidad, me di cuenta de que su pene estaba soltando por fin todo el semen que tenía en los testículos dentro de la vagina de Celi. No se cuanto duró, me pareció que fue mucho tiempo, que el semental italiano tuvo un orgasmo larguísimo, parecía que no se acababa nunca. Era algo terrible, tremendo, se transformó aún más en un monstruo inhumano, aún más desquiciado, gritaba, aullaba, rugía, casi me asusté, pensé que le había dado un ataque epiléptico, su pene no dejaba de soltar semen a borbotones, como una fuente, dentro del vientre de Celi, mientras entraba y salía de su sexo a gran velocidad, clavándoselo cada vez con más fuerza, más profundamente a cada espasmo…

Ella también explotó cuando Enzo eyaculaba  dentro de su vientre, y empezó a gritar, gemir y a moverse violentamente, vi que también Celi disfrutó mucho, parecía que se volvía loca de placer al tiempo que el peso de él hacia que jadease como asfixiada, el cuerpo de Enzo la aplastaba y ahogaba, pero eso aún la hacía gozar más. Celi llegó a darse cuenta aterrorizada del estado bestial y salvaje en el que el italiano estaba, pero ella se puso igual cuando le llegó el orgasmo en el momento que el semen inundaba su vientre corriéndose dentro de ella. Celi estaba también enloquecida. Le dejó al Enzo las uñas clavadas en la espalda y los dientes marcados en el cuello, para mi sorpresa, porque no lo esperaba, vi que la adolescente también tuvo un orgasmo de placer violento y rabioso. Luego los dos dejaron de moverse, Enzo estaba mojado, estirado encima de Celi, bañados los dos en un mar de sudor, como si se hubiesen duchado juntos, sin poder respirar, jadeando, Celi  todavía cruzaba con sus muslos y sus piernas la cadera, el culo y los muslos de él, aplastada, sin poder respirar… El pene de Enzo estaba todavía dentro de su vientre y entonces el joven pizzero se volvió de lado, sacándoselo poco a poco, lo tenía mojado de color blanco del semen que había soltado dentro del sexo de la adolescente mezclado con el rojo de la sangre de haberla desvirgado y se quedó junto a ella, agarrados de la mano, descansando, recuperando lentamente el aliento…

Entonces salí de la habitación completamente enloquecido, excitado, rabioso y fui directo hacia donde estaba Emi, me asomé y vi que ella ya no tenía a nadie encima, y a Loli todavía se la estaba tirando en otra habitación Ali Sahel, el pakistaní, que, o estaba repitiendo, o el malayo Chang había sido muy lento y sibarita divirtiéndose con la jovencita. Volví a la habitación de Emi. Su vientre estaba lleno por dentro y por fuera del semen acumulado por los orgasmos de Kwzulu y Katsuro, mezclado con las manchas rojas de la sangre de cuando el africano la desvirgó, pero en lugar de darme asco me excitó aún más, especialmente el olor a sudor y semen, y me tiré encima enloquecido por el tiempo que llevaba esperando poder acostarme con Emi y tirármela, hacia semanas que no dejaba de pensar en sus tetas, su culo y sus muslos.  La penetré enseguida, mi pene se deslizó rápido dentro de su vagina hasta el fondo, ella abrió los ojos, me reconoció, me hizo una mueca hostil y me dijo con voz muy apagada y temblorosa “…Cholito, puto gilipollas, me has traído a que me folle un negro…” Le contesté enseñándole ahora yo el dedo mayor con el puño cerrado, le murmuré “… Calla, nena, que ahora te estoy follando yo, ya te lo dije que lo haría, mi bebecita…” Oí que me decía algo así como “… Imbécil de mierda, no soy tu bebecita…”, pero le tapé la boca a besos buscando su lengua, le mordí el cuello y los pezones hasta hacerla gritar y, claro, llevaba mucho rato excitado a punto de reventar, me corrí enseguida, eyaculé yo también dentro de Emi en un orgasmo tremendo que me pareció eterno.

Fue estupendo follármela, me quedé completamente extenuado, Emi tiene un cuerpo que te pone  mil veces seguidas, y cuando acabé la adolescente estaba de nuevo bastante ida, como fuera de sí, ausente, como si todo le fuese igual. Me quedé algo dormido, abrazado a ella, muy fatigado, mientras Katsuro dormía en el suelo, en una alfombra, sorprendiéndome el hecho de que, al contrario de los tópicos, el japonés tiene también un pene de buen tamaño, aunque menor que el del africano, claro.  Kwzulu roncaba desnudo y satisfecho en el sofá de la habitación con todas sus partes desparramadas bajo su barriga, me acerqué por curiosidad y comprobé que su pene estaba todavía mojado de semen y sangre, igual que el del japonés... Al cabo de una media hora  me despejé, besé a Emi que me miró sin acabar de abrir los ojos. Me duché, me vestí, y salí de la habitación. Fui despertándoles  y avisándoles a todos de que se hacía tarde y teníamos que volver, porque las chavalas habían de estar al anochecer en sus casas y debían ducharse, limpiarse y peinarse para volver en un estado más presentable que el que tenían ahora.

Una hora después, todos estábamos ya preparados en el salón listos para marchar. Celi estaba sentada junto a Enzo hablando con él, la tenía abrazada por los hombros con la otra mano en el muslo de ella. Ella le pasaba el brazo por la cintura y apoyaba su cabeza en el hombro del pizzero que la había desvirgado. Parecían entenderse perfectamente, cosa que, después de todo lo que había visto, no me sorprendió. Celi se estaba comiendo un bocadillo de jamón y un refresco y él se estaba tomando una cerveza. Emi y Loli estaban sentadas juntas en un butacón, como muy abatidas. Estaban vestidas y muy pálidas. Creo que Emi estaba medio llorando, tenía los ojos enrojecidos y me miró con una cierta rabia, yo le enseñé la lengua como si la lamiese y ella me hizo el gesto de cuernos con los dedos. Supongo que no les hacía ahora demasiada gracia darse cuenta de que las habían desvirgado y follado, incluso yo también con Emi. Pero también sabían que no podían hacer ni decir nada. Ni Emi le podía explicar nada a su mami de lo que le había pasado, ni Loli le podía decir a sus papis que no había estado en casa de Emi y paseando luego con ella y Celi. Estaban atrapadas, ninguna de ellas le podía explicar a sus papás que les habían estado engañando, ninguna les podía decir algo tan extraño como que se las habían follado un grupo de jóvenes cocineros extranjeros  en una torre de la costa cuando se suponía que ellas estaban tan tranquilas en el cine o paseando por la ciudad. Además, bien mirado, creo que tampoco se lo habían pasado tan mal, supongo.

Después, poca cosa más. Los cocineros hablaron entre ellos, se rieron a carcajadas, sacaron sus carteras y, cada uno de ellos tomó unos billetes, creo que en total era una cantidad relativamente importante. Katsuro se acercó a  Emi y Loli y les dio el dinero. Ellas no querían coger los billetes, pero el japonés habló un poco con ellas, no se lo que les dijo, creo que les explicó que un samurái se ofende si una geisha le rechaza su dinero, el caso es que las convenció y se guardaron el dinero que había puesto los chicos. Enzo se sacó unos billetes, bastante dinero también, y se los puso en la bolsa a Celi. Ella quiso devolvérselos, pero él le paró la mano, e hizo que los volviera a poner en la bolsa, al tiempo que le volvía a decir unas cosas en la oreja. Ella sonrió, y no insistió en devolver el dinero al pizzero.. Loli estaba hablando con Kwzulu, parecía que ahora el africano dirigía su atención hacia ella, debía haberse quedado con ganas de haberla probado. Observé después que  Loli se estaba intercambiando el número de teléfono con Katsuro, Chang y él. Bueno, tal vez al final esta nena nos resulte una devoradora de hombres…

Luego Enzo y yo nos fuimos a llevar las chicas a sus casas en la ciudad, ya he dicho que era tarde. Chang, Katsuro, Ali Sahel y Kwzulu se quedaron en la torre, al parecer no habían tenido suficiente y les iban a venir unas chicas que habían solicitado por teléfono para acabar de pasar el día y seguir por la noche. Enzo conducía, con Celi a su lado. La mano del pizzero estaba más tiempo en el muslo de la adolescente que en el volante o el cambio de marchas. Detrás, Loli en una ventanilla, Emi en el centro y yo en la otra ventanilla. En un momento dado mi mirada y la de Emi se cruzaron, yo le hice sonriendo irónicamente un gesto obsceno con los dedos para recordarle que me la había follado, tal como le anunciaba días antes, ella me murmuró algo como “Eres un cabrón, Cholito…”, y yo le dije que sí con la cabeza, que sí que lo soy… Emi me enseñó el dedo mayor con el puño cerrado, pero me dejó poner la mano en su muslo, acariciar su cintura hasta que al final acabamos besándonos. Loli se había dormido. Cuando llegamos al barrio y ellas bajaron del auto, Enzo, sonriendo, les dijo que se guardasen bien el dinero, que si sus papás se lo encontraban les preguntarían de dónde lo habían sacado. Pero lo que más me sorprendió era lo acaramelados que se veían Enzo y Celi. Pocas veces le he visto tan obsesionado por mimar una chica. Me di cuenta que se ha encoñado muy rápidamente con esta putita porque vi que antes de despedirse quedaron en verse de nuevo al día siguiente.

Y poco más me queda por explicar. Sólo que me quedé con ganas de Emi, de más Emi,  de follármela bien, con tranquilidad, poco a poco, como había soñado sin renunciar a ello a pesar de haber visto cómo Kwzulu la desvirgaba. Bueno, creo que lo he conseguido. La he llamado hace un rato para que vaya a la agencia a hacer unas fotos para el anuncio, y lo  primero que ha hecho ha sido volver a insultarme por teléfono, diciéndome de nuevo que soy un maldito cabrón que la llevé a que se la follasen un negro y un japonés, aunque no me ha colgado. Cuando me ha dejado hablar, le explicado para qué la llamaba, lo de las fotos, se lo ha pensado y ha dicho que vendría, pero no más trampas, sin más gente, sólo yo. Entonces le he dicho que mejor en mi casa que en la agencia, que estaremos tranquilos en mi habitación y, me he atrevido a decirle la verdad, ya que no quiere más trampas,  podremos follar todo el tiempo que queramos sin que nadie nos moleste, mi mamá está acostumbrada a que me encierre días enteros con alguna chavala en mi habitación. Ha estado unos segundos en silencio, como si se lo pensase y dudase, y al final ha dicho que bueno, que de acuerdo. Me ha dicho que cuándo viene, y, como estoy quemado por follar de nuevo con ella, le he dicho que ahora mismo, que la espero y que se ponga aquellos pantaloncitos cortísimos que le quedan tan bien, por si después salimos a dar una vuelta por el barrio. Me ha dicho que soy un salido y un pervertido, que ya está bien, y le he contestado que sí, que ya lo sé, pero que no tarde, que ya estoy excitado tan sólo de pensar que viene a follar conmigo. Ha dejado ir una risita algo nerviosa y me ha dicho que vale, que en cinco minutos estaría aquí.

Oh, dejo de escribir. Acaban de llamar a la puerta de casa. Es ella, claro, le he dicho a mi mami que tranquila, que ya abro yo, que es una chica que viene a trabajar conmigo en mi habitación. He abierto la puerta. Mi preciosa Emi. Nos hemos mirado fijamente, y sin decir nada, la he tomado de la mano y la he llevado hacia mi habitación. Está deliciosa, una camiseta estrecha marcando todas tetas, un pantaloncito mínimo con todos los muslos y el ombligo al aire, unas sandalias de playa en los pies. La melena suelta, cayéndole sobre los hombros. Mi mamá se ha sorprendido al ver a la hija de nuestra vecina, normalmente no traigo chicas que ella conozca, suelen ser putitas de las discotecas. “Hola, Emi, estás muy guapa” –ha dicho mi mamá. Emi la ha saludado, y mami me ha mirado con cara pícara y ha añadido sonriendo, dirigiéndose a Emi: “Vigila con Cholito, nena, que siempre va más caliente que el sol…” “No se preocupe, Marisa, que ya le conozco, es un pervertido y tiene el ordenador lleno de fotos de chicas desnudas…” –le ha dicho Emi asintiendo.

He cerrado la puerta de la habitación. He comprobado discretamente que tengo activada la grabadora de la cámara web de mi ordenador que he dejado enfocada hacia la cama. He mirado a Emi, y he empezado a desnudarme… Emi se ha quitado la camiseta y mis ojos se han perdido en sus tetas, sus muslos, su sexo,  cuando ha caído al suelo su pantaloncito y ha deslizado el tanga hacia abajo… Emi para mí, hoy sólo para mí… Y todo el día… Espero que mami nos deje una buena comida preparada en la cocina… Ya nos abrazamos desnudos y caemos sobre la cama, ella encima de mi cuerpo… No puedo esperar, mi pene penetra en su vientre mientras me agarro a sus tetas y su culo, pero a ella le pasa lo mismo, está húmeda y noto su lengua entrar en mi boca… Emi…