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Mi querida perrita

en Sadomaso

                       

     Mi querida sumisa.

     Hola, me llamo Rosa y soy de Barcelona, os voy a relatar como fue el primer contacto personal con una chica que ya había conocido por internet.

     Nunca imaginé que pudiera ser tan guapa, pues no la había visto nunca, nuestros contactos siempre habían sido a través del chat y alguna vez habíamos contactado por el msn.

     Cuando la vi en el aeropuerto me quedé sorprendida y no podía creer que aquella chica vestida de rojo, tan guapa pudiera ser la que yo esperaba. Todo coincidía con los detalles que me había dado de cómo vendría vestida.

     Llevaba un vestido rojo ceñido, con unos zapatos de tacón muy alto, que realzaba sus largas piernas embutidas en unas preciosas medias negras.

     Nada mas vernos nos quedamos mirando y ante mi asombro se dirigió hacia mi con una sonrisa inocente, como una niña que es recibida por su profesora de Instituto.

      “ Hola ¿eres Rosa?” . Me preguntó con una voz dulce y con cierta timidez.

      “ Hola. ¿supongo que eres Mónica?, eres mas guapa de lo que había imaginado.”

      “ Me alegro mucho de conocerte en persona cielo.”

     Nos abrazamos como dos amigas que se ven después de un tiempo separadas.

     Enseguida nos dirigimos hacia el aparcamiento, donde había dejado aparcado el coche.

     No hablamos nada mas que lo normal en estos casos, como que tal has hecho el viaje y cosas sin importancia.

     Se le notaba un poco tímida y muy temerosa ante lo desconocido, pues no sabía a ciencia cierta lo que le deparaba su estancia en mi casa.

     Después de un trayecto de unos 20 minutos llegamos a mi casa, que le sorprendió por lo grande que es y por el gran jardín que la rodea, lo que la hace muy discreta al estar retirada de las casas de los vecinos.

      Desde el momento de subir a mi coche, hasta entrar en mi casa, todo en ella era poner cara de asombro.

      “ Cielo, quiero  que te encuentres cómoda y tengas suficiente confianza para comentar lo que pueda incomodarte.”

      “ Desde el momento en que decidas, puedo empezar a tratarte como mi sumisa y si no te encuentras a gusto, podemos pasar un fin de semana como amigas.”

      “ Te enseño el pueblo y por supuesto también Barcelona.”

      “ Que conste que no estás obligada a hacer o dejarte hacer nada que no desees.”

   

     Mirando hacia el suelo tímidamente, me dio permiso para hacer todo lo que considerara oportuno para adiestrarla como sumisa, dando su aprobación a todo lo que yo tuviera a bien hacer con ella.

     La invité a tomar un pequeño refrigerio para romper un poco la tensión del momento.

     Poco a poco íbamos tomando mas confianza, sobre todo ella.

     Después de mostrarle la habitación donde iba a dormir el fin de semana, de poner sus cosas en orden y guardarlas en el armario, nos dirigimos hacia la parte baja de la casa, que es donde tengo “ La Sala de Torturas” , que no es otra cosa que el gimnasio acondicionado con algunos artilugios para gozar con ellos.

     Allí sujetándola del brazo, le dije.

      “ Cielo aún estas a tiempo de echarte atrás si quieres.”

      “ Piensa que no estas obligada a nada.”

     Por primera vez, bajando la mirada me llamó Ama, diciéndome.

      “ Ama he soñado muchas veces con este momento, estoy deseando ser suya.”

     Estas palabras de ella me excitaron mucho, pues me di cuenta del grado de entrega de aquella criatura hacia mi.

     Sin mas preámbulos me decidí a atarle las manos por encima de su cabeza a dos anillas que colgaban del techo. Las piernas también se las sujeté a los soportes de las barras paralelas a la altura del suelo, pero abiertas e imposibilitadas a que pudiera cerrarlas.

     La veo allí atada, expuesta a todo lo que quiera hacer con ella. Noto como se estremece, como me mira con sus ojos muy abiertos, tiembla como una gacela acorralada ante un animal de presa, dispuesto a saltar para devorarla.

     Me siento muy excitada, nunca he tenido la oportunidad de tener a una chica tan jovencita y guapa para mi disfrute. Siento la humedad entre mis piernas, mis pezones se marcan por encima del vestido.

     Después de imaginarme este momento, al fin ha llegado. La tengo colgando del techo con las piernas abiertas a tope. Su vestido rojo muy ceñido muestra su figura casi sin ocultar detalles. Las medias negras junto con los zapatos de tacón hacen que me excite.

    Se han acabado las contemplaciones, ha llegado el momento de hacerle saber lo que deseo de ella, y eso lo nota. Está temblando, aunque no se si de emoción o de excitación..

     “ Hola, perrita ha llegado el momento de hacerte sudar sangre. “

     “ Eres una tonta, ya sabia como eres en realidad, se perfectamente como eres y hoy te voy a hacer un favor, te voy a enseñar a como aprovechar tu sexo para ser mi mejor perrita.”

     “ Vas a hacer honor a tu Nick en los foros, a demostrar lo sumisa que tanto deseas ser entre mis manos.”

     “ Me pedirás que no deje de usarte.”

     Me acerqué a ella y pude apreciar la consistencia de sus nalgas, pude pellizcar su culo prieto, pongo mi otra mano en su sexo y lo golpeo con la palma hacia arriba haciendo que se estremezca de dolor.

Puedo sentir su sexo entre mis dedos, lo aprieto y cuando abre la boca en un intento de gritar, le advierto que no quiero quejas por su parte.

     “ Cielo esto que tengo entre mis manos, me pertenece, tu placer y tu entrega son míos y yo decidiré desde este momento, como lo utilizarás, cuando lo utilizarás y lo que es mas importante, con quien lo utilizarás.”

     Le apreté el sexo con fuerza, haciendo que gritara de dolor.

     “ Cielo esto no era una caricia.”

     “ A veces para aprender hay que sufrir y tu hoy vas a aprender muchas cosas sufriendo.”

     “ A pesar de tu sexo que ahora te hace gritar, para mi serás siempre una perrita.”

     “  Te voy a convertir en una puta perra, en la mejor de las putas.”

     Saco la mesita de los artilugios de un armario y poniéndolo delante de ella le muestro todo lo que hay para su “ disfrute”.

     Cojo una tijeras y empiezo a cortar su vestido por el centro, de abajo hacia arriba. Voy descubriendo sus piernas, su entrepierna cubierta con una braguitas color rosa.

Sigo cortando hacia arriba dejando al descubierto su ombriguito y termino de cortar dejando al descubierto sus tetas, cubiertas con un sujetador rosa haciendo juego con las braguitas. Termino cortando por las mangas y veo como las lágrimas resbalan por su mejillas cuando el vestido termina en el suelo.

     Me recreo recorriendo su cuerpo con las tijeras, mientras ella tiembla asustada.

     Estiro del sujetador y le doy un corte por el medio, entre sus pechos. Estos quedan expuestos a mi vista con los pezones duros y desafiantes. Me entran deseos de morderlos, pero prefiero terminar de quitar el sujetador y corto los tirantes haciendo que caiga al suelo junto al vestido.

     “ Que hipócrita eres putita, por fuera te vistes de putón, zapatos de tacón, unas provocativas medias negras, un vestido sensual. Pero por dentro solo eres una estúpida niña, ingenua, inocente, que quiere jugar a ser mujer.”

     “ Tranquila, hoy no solo te vas a hacer mujer, vas a iniciar un camino de sufrimientos, te convertirás en un juguete sexual, adorable y sexual que solo sabe dar placer.”

     La veía tan indefensa, tan deseable con sus tetas ofrecidas a lo que deseara hacer con ellas, no pude evitar pellizcar sus pezones y tirar de ellos probando su elasticidad, le apreté fuerte clavando mis uñas en las puntitas. Ella gemía sin atreverse a gritar, pues sabía que de hacerlo le podía costar un severo castigo.

     Tenia ganas de probar la resistencia de ella al dolor, por lo que cogí dos pinzas metálicas de sujetar papeles y le coloqué una en cada pezón. Su rostro era de sufrimiento, pero no quería escuchar de sus labios ni una queja. Le puse una pesa de plomo en cada pinza.

      Al sentir los tirones de sus pezones hacia abajo, intentó decir que no, pero quedó en un no, apagado, eso le costó un guantazo en sus nalgas que sonó como un trallazo en medio de la sala.

     “ Perrita sabes que no quiero oír ninguna queja.”

     “ Por cada queja por tu parte, te llevarás un castigo y espero no tener que castigarte mucho por que los castigos subirán de intensidad.”

     “ Perrita piensa que esto no ha hecho nada mas que empezar.”

     “ No malgastes tus fuerzas gritando, tu garganta y saliva, las vas a necesitar para lo que te espera.”

     Me excitaba verla inclinada hacia delante con las tetas colgando y los pezones estirados por las pinzas.

     “ ¿Te gustan esas pinzas?. Son para estirarte los pezones cielo, así se van a desarrollar y a acostumbrase al dolor.”

     “ Jajajajajajaja!.”

     “ Te voy a hacer unas fotos en esa postura.”

     “ Me gusta mucho como estás.”

     “ Así abierta de piernas sobre esos bonitos tacones tan altos, tus medias y liguero negro.”

     “ Ufffffff como me excitan tus braguitas rosa de encaje.”

     “ Esas pesas estirando de tus pezones y esa cara tan hermosa de dolor.”

     “ ¡Que puta te ves!.”

     Terminé de hacerle algunas fotos y cuando le puse la mano en el sexo y noté como estaba excitada, tenia una mancha inconfundible en sus braguitas que demostraba que se estaba excitando.

     “ Putita ya sabia que esto al final te gustaría mucho.”

     “ Mira como tu sexo responde perfectamente.”

     Me dediqué a tirar de sus pezones, apretar mas las pinzas, a tocarle el sexo y a estirar de él haciendo que se le pusiera mas erecto y duro. Le estuve golpeando en las nalgas con mis manos abiertas, para ponérselo rojo.

     A continuación le bajé las bragas hasta donde el elástico permitía, debido a tener las piernas abiertas no pude bajarlo nada mas que hasta las rodillas.

     Continué azotándole el culo, me gustaba ver el color rojo intenso que estaba tomando. Mis manos ya me dolían y pensé en utilizar algo mas contundente para seguir, pero primero quería sentir placer y que fuera ella quien me lo dispensara.

     “ Bueno putita, quiero que me demuestres tu sumisión, pero antes te daré un regalo y espero que lo trates con mucho cariño.”

     Me quité el sujetador y noté como su sexo de endurecía al ver mis pechos libres.

     Le acerqué mi pecho izquierdo a la boca. Ella sujetó el pezón entre sus labios y empezó a succionar como un bebé, lo soltaba y lo lamía, para volver a sujetarlo con avidez. Los azotes que daba con su lengua en él hacía que sintiera un placer extremo.

     “ ¡Que bien mamas perrita!.”

     “ Chupas muy bien, pero debes apretar un poco más con tus labios.”

     “ Asiiii, sigue asiiii mi perrita, saca toda la leche que mami tiene para ti.”

     “ Sigue así cariño.”

     Sentía sus chupetones y me derritía por dentro con cada succión de sus labios.

     Cambié de pecho y le ofrecí el derecho. Ella volvió a succionar como en el anterior. Mientras empecé a estirar de las pesas de sus pezones, así le marcaba el ritmo de sus succiones.

     En la tarima del suelo se podían ver pequeños charquitos de leche derramados de mis pechos. Charquitos que reservaba para que los lamiera cuando terminara con ella.

     A continuación bajé la altura de las anillas que la suspendían del techo, haciendo que su cuerpo quedara mas horizontal al suelo haciendo que sus tetitas quedaran mas colgando.

     Su cabeza quedó a la altura de mi vagina y eso hizo que me acercara a ella para que pudiera lamer toda la humedad que brotaba por mi excitación.

     “ Bien perrita, vamos a ver si eres capaz de comerme el coño tan bien como has hecho con mis pezones.”

     Sujetando la cabeza le acerqué mas mi coño y la fui guiando hasta mi puntito mas sensible. Notaba como recorría con su lengua mis labios en todas direcciones. Cada vez su lengua se acercaba mas a mi clítoris, acabando por succionarlo con sus labios y a golpearlo rítmicamente con su lengua. El placer que me hacía sentir era indescriptible.

     Le sujetaba fuerte la cabeza para que no retirara su boca de mi puntito de máximo placer.

     Podía sentir como se aproximaba mi orgasmo como un seísmo que me invadía y que no podía evitar. Mi coño destilaba flujos que ella lamía con mucha maña evitando que me corrieran por las piernas abajo. Mi boca emitía gemidos apagados de placer, estaba sintiendo un orgasmo tras otro y me temblaban las piernas dando la sensación de que no me podría aguantar de pie.

     “ Bien perrita. Muy bien.”

     “ Me has dejado sorprendida.”

     “ Bajo esas braguitas de niña boba, se escondía una puta en toda regla.”

     “ Pero una buena puta no solo ha de satisfacer las tetas y el coño de su Ama.”

     “ Putita, piensa que también has de saber complacer el falo de tu Ama así como su culo.”

     Cuando me puse un arnés que tengo y me di la vuelta, se le pusieron los ojos como platos.

     Este arnés es para quienes no han visto nunca uno,  un tanga de latex con un pequeño  consolador que me entra en la vagina, mientras que exteriormente tiene un pene de latex negro con vibrador incorporado. Este vibrador se puede poner en marcha a voluntad desde un mando a distancia. Sus medidas son de 2 pulgadas de grosor por 9 de longitud.

     “ Bien putita, muestra a tu Ama como chupas una buena polla.”

     “ Piensa que debes hacerlo muy bien.”

     “ Del resultado de tu trabajo depende la integridad de tu culito.”

     Se lo puse en la boca y cuando lo tenía bien ensalivado le sujeté la cabeza y empujé con fuerza, metiendo toda su longitud en la boca. Me excitaba verla con las lágrimas recorriendo su bello rostro. El placer que me estaba dando el dildo que  tenía metido en mi  coño era exagerado, pero no quería abusar,  por momentos le faltaba la respiración. Así que se lo saqué de la boca y acariciándole la cara y limpiando sus lágrimas de dije:

     “ Bien cielo, tu resistencia para chupar pollas ya la probaré en otro momento.”

     “ Así como estás, con las piernas abiertas.”

     “ Tan guarrilla, con ese culíto respingón tan entregado.”

     “ Estás muy deseable con las bragas por la rodillas.”

     “ Voy a hacer algo que me gusta mucho y disfruto haciéndoselo a las perritas jóvenes como tu.”

     Cuando me vio acercarme con un tubo de vaselina de tamaño familiar, se derrumbó y empezó a llorisquear.

     “ Por favor, Ama eso no, no pretenderá meter eso.”

     “ Es muy grande para mi y me dolerá, no estoy preparada.”

     Le di un guantazo en el culo haciendo que lanzara un grito y le dije:

     “ ¿Qué pasa contigo?.

     “ Tan calladita y sumisa como has estado todo el rato y ahora te quejas.”

     “ Cielo te estas calladita, tu sabes que lo deseas.”

     “ Tu cuerpo te traiciona.”

     “ Estás tan excitada como yo, se que lo quieres.”

     “ Recuerda lo que me decías en las charlas por el Chat.”

     “ Hoy vas a sentir el placer de ser penetrada por primera vez.”

     “ Vas a sentir lo que sentimos todas, cuando somos folladas.”

     “ Hoy sabrás lo que es tener una polla en el culo y te aseguro que no vas a querer tenerlo vacío nunca mas.”

     Ella seguía llorisqueando, pues por lo visto el tamaño del consolador que yo exhibía entre las piernas le producía pavor.

     “ Por favor no!.”

     “ Soy virgen, lo digo de verdad!.”

     Viendo que no se callaba, le di unos tirones de las pinzas que sujetaban sus pezones y cuando abrió la boca para gritar, le introduje mis bragas en la boca, con su sujetador la amordacé para evitar que siguiera protestando.

     “ Perrita así verás como estarás callada.”

     “ Lo que mas me divierte es tener un culito virgen para estrenar y romper.”

     “ Por no haberte callado cuando te lo dije, te voy a castigar.”

     Me coloqué detrás de ella y le di unos azotes en su culo poniéndolo mas rojo de lo que ya estaba.

      “ Bien putita, veo que no me has mentido en cuanto a tu virginidad.”

      “ Tienes un culo muy estrecho y sonrosadito.”

      “ Me cuesta meter hasta mi dedito.”

      “ Mmmnnnnnn como voy a gozar mirando tu cara en el espejo de la pared.”

      “ Vas a sentir como poco a poco voy a penetrarte.”

     Me puse un poco de vaselina en las manos y poco a poco le introduje un dedo, lo metía y lo sacaba preparando su culo. Primero un dedo luego dos, poco a poco iba dilatando  para que fuera menos dolorosa la penetración.

     “ Debes agradecer que demore tanto esto putita.”

     “ A cualquiera ya habría embestido sin ninguna consideración.”

     “ Me gusta tener tacto con mis sumisas nuevas.”

     “ Disfruto alargando el momento de agonía para las putitas que como tu, dicen que no quieren, pero se mueren de ganas por tener una polla dentro lo antes posible.”

     Cuando vi que tenía el culo suficientemente dilatado y muy bien lubricado, le puse la puntita del pene en la entrada, mientras le quité las pinzas de los pezones.

     Se retorcía de dolor intentando evitar que la penetrara, mientras sus gemidos ahogados por la mordaza me excitaban mucho. Mientras le daba masajes con mis dedos en sus aplastados pezones, haciendo recircular de nuevo la sangre.

     “¿Te duele perrita?.”

     “ Lo se, cielo, lo se, pero te tienes que ir acostumbrando, es parte de tu entrenamiento.”

     “ Ya pasó cielo, ya pasó, tranquila, que pasará pronto el dolor.”

     La estaba penetrando poco a poco mientras no dejaba de dar masajes a sus pezones y apretar sus tetas.

     Sus gemidos apagados por la mordaza me excitaban y hacía que la penetrara con mas ímpetu. Sus convulsiones y temblores me proporcionaban  mucho placer a través del díldo introducido en mi vagina ,  facilitando al mismo tiempo la entrada del falo en sus entrañas.

     “ Muy bien cielo!. Lo has logrado!. Tu culito se ha tragado toda mi polla, la tienes toda metidita.”

     “ ¿Puedes sentirla?. ¿Puedes apreciarla?.”

     “ Verdad que es muy divertido. ¿Estas disfrutando como yo?.”

     Después de un rato de bombearle, le retiré la mordaza de la boca, deseba oir sus jadeos y gemidos de placer.

     “ Gracias Ama”

     Con estas palabras exteriorizaba todo el placer que había recibido.

     “ Cielo, ¿puedes decirme que sientes?

     “ Ama siento ardor en el culo y al mismo tiempo placer.”

     “ Noto como está dentro de mi y no deseo que salga.”

     “ Fólleme Ama por favor, fólleme, quiero sentirme suya, sentirme su mujer, su puta, su juguete, su perra, fólleme por favor Ama.”

     Estas palabras me excitaban, me demostraban el placer que estaba recibiendo. Comencé a embestirla mas fuerte y rápido, al mismo tiempo tiraba de sus pezones con fuerza, con tanta fuerza que de haber tenido leche, se la estaría sacando toda a chorros.

     Sus gemidos entrecortados al ritmo de mis embestidas me enervaban, me encendían y conseguían que mis embestidas fueran mas fuertes y rápidas.

     Me dejé caer sobre su espalda restregando mis pechos sobre ella. Mi sudor la mojaba y no podía evitar mis jadeos de placer.

     “ No pares, por favor no pares!.”

     “ Sigue así, soy tuya, hazme tuya!.”

     “ -¿Eres mía cielo?.”

     “ Soy toda tuya, hazme tuya, rómpeme el culo, es tuyo!.”

     “ -¿Te gusta como te folla Mami?.”

     “ -¿Te gusta la polla de Mami?.”

     “ Si si siiiii!, me encanta sentirme tuya, sentirme puta.”

     “ –Dime, ¿Qué eres cielo?.”

     “ Soy una puta, soy una perra, no dejes de follarme por favor.”

    

     Escuchar  esto de sus labios me excitaba tanto que no paraba de tener orgasmos y para aumentar el placer le dejé libres las piernas y la giré poniéndola mirando hacia mi. Puse el consolador en modo vibración, así aumentaba el placer que sentíamos las dos, ella por que le llegaban a través de su culo y a mi directamente en la vagina y clítoris.

     Yo la animaba mientras tanto diciéndole:

     “ Me gusta ver como mi perrita se corre durante su desvirgamiento gracias a mis atenciones.”

     “ El que sea la primera vez lo hace mas especial.”

     “ Perrita, córrete para mi, entrégame tu placer igual que me has entregado tu culo.”

     “ Anda perrita hazlo para mi.”

     Ella seguía colgada de los brazos y taladrada por el culo por mi consolador. Mientras yo le pellizcaba una y otra vez sus pezones, que ahora podía ver perfectamente. Los tenía rojos y las tetas alrededor de los pezones tomaban también un color rojizo, que presagiaba con ponerse moradito.

     Le vi cerrar los ojos y abrir la boca en un orgasmo descomunal,  manchando mi estómago con su leche.

     “ Así, muy bien perrita, córrete para mi, dame tu placer.”

     Tuve otro orgasmo y aunque ya había perdido la cuenta, creo que fue el mas intenso de todos.

     Me abracé a ella y sentí como sus pezones se clavaban en mis tetas. Su sexo chorreante mojaba mi barriguita y sentía su leche mojar los estómagos a ambas.

     Llevé mis brazos a su cuello y le di un beso en la boca, nuestras lenguas jugaban entre si.

     No recuerdo cuanto tiempo estuvimos abrazadas, pero la verdad es que se me hizo muy corto.

     Cuando le saqué el consolador me dio las gracias por lo mucho que le había hecho gozar.

      Le desaté los brazos y le enseñé un cuartito que hay adosado al gimnasio.

     “ Mira perrita todos esto artilugios son para utilizarlos contigo.”

     “ Cuando termine vas a tener unos pechos mas grandes y unos pezones que no te los vas a reconocer.”

     En todo el fin de semana conseguí hacer de mi perrita, una putita encantadora.

     Besiiiitos. 

     Marirosa.