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Vampiros en vida 3

en Sadomaso

  Vampiros en mi vida 3

 

Amaneció un día radiante. El sol entrando por las rendijas de las persiana, iluminaban la habitación. Me sentía descansada y llena de vigor. Yamilka descansaba a mi lado abrazada a mi. No tenía ni idea de la hora que era, pero seguro que sería tarde, por lo que desperté a mi amiga depositando un beso en su mejilla.

Hola Maria. ¿Lo de ayer, ha sido un sueño, o pasó en realidad?.

 Lancé una carcajada y le contesté:

Todo fue realidad, aunque pareciera un sueño, que podemos repetir cada vez que lo desees.

Se abrazó a mi besándonos las dos como dos enamorados en su primer encuentro.

Separándome de ella, le dije:

Cielo, vamos a levantarnos y bajamos a desayunar.

Es tarde y puede que nos estén esperando.

Salté de la cama y me dirigí al baño donde me aseé y me puse una camiseta blanca y una falda de tejano que me llegaba hasta la rodilla.

Esperé a que mi amiga estuviera arreglada y bajamos  para  desayunar.

No había nadie abajo, pero eso ya era costumbre. Pensé que habrían ido al pueblo y nos dirigimos directamente a la cocina a ver a Rita.

Ésta como siempre estaba liada con los cacharros de cocina y dejó lo que estaba haciendo para dirigirse a nosotras.

Hola, buenos días, ¿Cómo habéis pasado la noche?.

Casi contestamos las dos a la vez.

Muy bien gracias, hemos dormido de un tirón.

Parece que estamos solas, no se ve a nadie mas por la casa.

Si, los hombres marcharon antes de amanecer y hasta la tarde no creo que vuelvan.

Me extrañó no ver a Nagore, por lo que pregunté.

 

A quien no hemos visto es a la chica que llegó ayer.

¿Sigue durmiendo?.

No. Ha marchado con ellos y creo que iban a buscar a una amiga de ella, para traerla aquí.

Les escuché esta mañana que hablaban de eso.

Mientras hablaba puso a calentar un cazo con leche y unos trozos de pan para que se tostaran.

Una vez terminado nos lo sirvió en la mesa, siguiendo ella con su faena, sin interrumpirnos mientras comíamos.

Una vez terminamos, decidí salir a pasear y Yamilka prefirió quedarse en la casa.

La casa a pleno día se veía muy grande. A un lado había una puerta que conducía a una nave que con anterioridad se había utilizado como caballerizas y ahora la ocupaban dos automóviles de lujo, que seguro eran los que utilizaban para las grandes ocasiones, por que se les veía cubiertos de polvo. A un lado se encontraba el todo terreno con el que habíamos llegado nosotras.

Siguiendo con la exploración llegué a la parte trasera de la casa, donde existía un cobertizo que servía para almacenar leña para el invierno. Toda la casa estaba rodeada de un espeso bosque y solo se escuchaba el sonido de los pájaros. La civilización quedaba a muchos Kilómetros, dejando toda la zona como en una isla donde todo era tranquilidad. Algunas gallinas correteaban de aquí para allá picoteando las semillas que encontraban por el suelo.

Ensimismada admirando todo el paisaje, se me pasó el tiempo sin darme cuenta. Noté que era tarde por que estaba dando apetito y me llegaba el aroma de la comida junto con el olor a leña quemada en los fogones.

Cuando llegué a la cocina, Yamilka y Rita ya me esperaban para servir la comida.

Como estábamos solas decidimos comer en la cocina, que era mucho mas acogedora que el gran salón y mas cómodo para Rita al no tener que ir de arriba abajo cargada con bandejas.

Rita, tomó la palabra y dirigiéndose a mi me dijo:

Mi niña, siento pena por el castigo que te piensan infligir esta tarde.

Para que el látigo no lacere gravemente tu cuerpo, lo he engrasado, suavizando la piel de vaca para que no produzca heridas en tu piel.

Antes de que te administren el castigo, has de bajar a la cocina, que  te pondré una crema que tengo para que no te sea tan dolorosa la experiencia.

No puedo evitar que duela pero esa crema mitiga el dolor haciéndolo un poco mas soportable,

Yamilka, contigo no tuve opción de hacerlo, por lo imprevisto de la situación.

Me abracé a ella, dándole las gracias con lágrimas de agradecimiento en los ojos.

La verdad, es que cada vez que pensaba en el castigo al que me había condenado Velkan, en lugar de temor, sentía excitación y notaba como mi entrepierna se mojaba.

Nunca había sido azotada, pero la idea de que me colgaran desnuda delante de todos, como hicieron con Yamilka, me ponía caliente.

Cuando a ella la colgó Bogdan, incrementó tanto mi excitación, que hizo que mis orgasmos al ser penetrada y mordida por Velkan, fueran mas intensos.

Ensimismada en estos pensamientos, me despedí de ellas y me subí a la habitación a descansar un poco.

Quedé profundamente dormida y desperté cuando Yamilka me zarandeó diciendo:

Maria, es tarde, te has quedado dormida y hace rato que llegaron el Amo y los demás.

No tienes mucho tiempo para prepararte, así que date prisa.

La miré somnolienta y le dije:

Gracias, voy deprisa a prepararme.

Baja que no te echen a faltar, que yo bajo enseguida.

Me abracé a ella y dejé que marchara, levantándome y deprisa me fui al baño donde me metí en la bañera y me lavé deprisa.

Me puse el vestido que había usado la noche anterior y corrí hasta la cocina, donde me esperaba Rita. Me hizo levantar la falda y me frotó el culo con una crema que tenía en un tarro, para a continuación hacer que descubriera mis pechos, haciendo lo mismo, deteniéndose en mis pezones frotando y poniendo crema, hasta que esta la hubo absorbido mi piel.

Volví a colocarme bien el vestido y acompañada de Rita fuimos hasta el salón, donde estaban el Amo, sus dos amigos y el sirviente, Junto a ellos había una mujer que no conocía y a su lado Nagore y Yamilka.

Velkan, acercándose a mi me cogió de la mano acompañándome hasta el resto de los invitados, haciendo la presentación.

Maria, te presento a Adriana, es una amiga de Nagore, que tiene a bien asistir junto con los demás al castigo que recibirás esta tarde.

A los demás ya los conoces bien, por lo que no es necesario presentarlos.

Adriana, esta es Maria la mujer que te hemos contado que sufrirá un castigo, en lugar de su amiga.

Ella haciendo un leve movimiento de cabeza, me sonrió y me dijo:

Encantada de conocerte.

Me han hablado mucho de ti y tenía curiosidad por verte.

Eres mas guapa de lo que me había imaginado.

Me sonrojé un poco y le contesté:

Muchas gracias, tu también eres preciosa.

La verdad es que yo no exageraba al decir que era preciosa.

Era tan alta como Nagore, pero su pelo era negro y le llegaba hasta la espalda, su piel morena y sus grandes ojos verdes, le conferían un aspecto  de gitana.

Era de caderas anchas y piernas bien torneadas, sus grandes pechos pugnaban por salir del estrecho confinamiento a que les tenía sujetos el apretado vestido, rebosando por el escote y mostrando casi la mitad.

Lucía una falda plisada que le llegaba un poco por debajo de las rodillas. Complementado con un top sujeto por tirantes en los hombros, su  escote hacía destacar sus grandes tetas.

Aquellos hombres no tenían mal gusto al escoger a sus victimas. Suponiendo que se pudiera  utilizar la palabra victima en nuestro caso, ya que no estábamos allí en contra de nuestra voluntad.

Notaba que los hombres estaban impacientes por que empezara mi castigo y yo cada vez que se aproximaba la hora, me sentía mas excitada.

Velkan, se aproximó a mi y me dijo:

Maria, todos están deseando que comience tu castigo.

El sol se está poniendo y no quiero hacer esperar mas algo que has de sufrir.

Cuanto antes se realice, antes se podrá cenar y retirarnos a nuestros aposentos.

Que empiece el castigo.

Haciendo una señal a Bogdan se retiró hasta su asiento colocando a Nagore y Adriana a cada lado suyo.

El sirviente se dirigió a Marcelo y Gaietan y les susurró algo al oído.

Estos desparecieron un momento para aparecer con un sillón antiguo tapizado en cuero. Lo dejaron en medio del salón y dirigiéndose a mi me sujetaron de los brazos y me condujeron hasta el mencionado sillón.

No entendía nada. Siempre pensé que me colgarían de los brazos para inmovilizarme mientras me azotaba. En lugar de eso me aproximaron al sillón y me ataron los tobillos a las patas traseras, haciendo que me doblara por la cintura  sobre el respaldo, para a continuación atar mis muñecas a los brazos del sillón.

En esta posición mi culo quedaba en alto y completamente expuesto a la vista de los presentes. Seguidamente me pusieron una barra de goma entre los dientes sujetándola a mi nuca con una pequeña correa.

Bogdan se separó de mi un poco y quedó expectante a que Velkan diera la señal de que comenzara con mi azotes.

Ésta no se hizo esperar, ya que sentí el silbido del látigo en el aire y lo que fue peor, el chasquido al impactar en mi indefenso culo. El dolor fue muy intenso y mucho mas cuando impactó el segundo latigazo.

Bogdan iba azotando rítmicamente, calculando meticulosamente donde debían impactar los latigazos. Yo sentía mis nalgas como si me acercaran carbones encendidos y solo podía dejar escapar apagados gruñidos debido al objeto que me habían introducido en la boca.

Así me dio todos los latigazos que me correspondían dejándome el culo completamente surcado de líneas rojas que sobresalían en surcos sobre mis nalgas.

Una vez completado se volvieron a acercar Macelo y Gaietan y me desataron, le dieron la vuelta al sillón, dejándolo de cara a los presentes, volvieron a atar mis tobillos, pero de espaldas al sillón. Me inclinaron hacia atrás doblando mi cintura por encima del respaldo, ataron mis muñecas a las patas delanteras y mis codos a los brazos del sillón. Dejándome boca arriba. Al quedar mi cintura mas alta que mi cabeza, mis pechos colgaban ligeramente hacia mis hombros, dejando  que la parte inferior de mis tetas quedaran mas expuestas.

De nuevo Bogdan esperó a que se diera la señal de empezar con el castigo.

Enseguida empecé a sentir las mordeduras del látigo en mis sensibles pechos. Una, otra, otra, así hasta veinte veces. De vez en cuando acertaba a dar en mis pezones cruzándolos con una señal rojiza, en otras ocasiones acertaba en mis aureolas. Sistemáticamente iba buscando donde proporcionar el máximo dolor. La parte baja de mis pechos estaba recorrida por líneas rojas paralelas entre si. La parte superior de mis pechos, también sufrió el mismo castigo siendo recorrida por varios verdugones. Dejó para lo último mis aureolas y pezones. Me estremecía al ser alcanzada en esas partes tan sensibles. Varios verdugones cruzaban mis aureolas y otros habían acertado a impactar en mis pezones.

Mis tetas se estremecían al impacto de cada latigazo, haciendo que casi perdiera el conocimiento ante tan tremendo castigo. Las heridas de los mordiscos de Velkan se habían abierto y sangraban en finos hilillos hacia mis hombros.

El Amo se acercó a mi y me besó, acarició mis tetas, manchando sus dedos con mi sangre. Se los chupó y se  alejó por el pasillo con las dos mujeres cogidas del brazo.

Quedamos en el salón La cocinera, Yamilka, los dos amigos de Velkan,  Bogdan, y yo atada en esa posición tan incomoda.

Yo esperaba que me desataran, pero en lugar de eso Bogdan me tocó el coño diciendo:

Joderrrrr...... no os lo vais a creer, pero esta perra se ha corrido.

Está empapada.

Menuda masoquista está hecha.

Ha hecho que me excite y ahora tengo que desahogarme de alguna manera.

Dirigiéndose a los dos hombres, les preguntó:

¿Qué os parece, si le damos un poco mas de placer?.

 

 

Los dos hombres se miraron entre ellos y asintieron, acercándose a mi.

Rita y Yamilka se apresuraron a salir de la estancia, para no verse involucradas en aquello que se avecinaba. Así es como quedé  sola con aquellos tres hombres sedientos de sangre y sexo.

No me quedaba ni siquiera la opción de protestar, por que la barra introducida en mi boca me impedía hablar.

Los tres hombres se apresuraron en desnudarse y me rodearon con sus poyas pidiendo guerra.

Bogdan que llevaba la iniciativa dijo:

A esta perra le voy a dar lo de hoy y lo que no le di ayer.

Me sujetó por las caderas y empezó a intentar penetrarme rozando su poya con la entrada de mi vagina, Notaba como intentaba introducirla, hasta que sujetándosela con la mano la puso en la entrada y empujó, haciendo que entrara de golpe.

Entre tanto Marcelo y Gaietan no se habían quedado quietos y sacando de mi boca la barra de goma, iban introduciendo alternativamente sus poyas para que se las fuera chupando. Mientras, no paraban de lamer la sangre de las tetas. No tardaron mucho en correrse en mi cara y pelo, sin soltar mis  doloridas tetas  siguieron dando chupaditas en mis pezones.

Cuando Bogdan se corrió dentro de mi, la sacó y me la puso en la boca para que se la limpiara, mientras que los dos hombres apretaron con mas fuerza mis pechos y vi como sacaban los colgantes que ya conocía y accionando los ocultos resortes, hacían aparecer los brillantes pinchos que en ellos se ocultaban. Con ellos en la mano los acercaron a mis doloridos pezones. Veía acercarse aquellos afilados cuchillitos a mis tetas, sin poder hacer nada por evitarlo.

Estos pinchos eran muy parecidos a las banderillas que ponen en los bares, con aceitunas y algunas cosas mas de tapas, pero en este caso eran de acero y muy afiladas por sus bordes.

No podía ser, no podía creer que  fueran a perforar mis sensibles pezones con semejantes estiletes.

Sujetaron mis tetas y noté como apoyaban aquellos pinchos  en el centro de mis pezones. Podía sentir como me penetraban las tetas poco a poco. Los estiletes se iban abriendo paso a través de mis pezones. Aquello incrementaba el dolor que ya sentía en mis pechos por los azotes, haciendo que me estremeciera y noté como se me escapaba la orina caliente, bajando por mis piernas.

Bogdan al darse cuenta dijo:

Mirad, esta perra se ha meado de gusto.

Como le gusta que le demos caña. Jajajajaja.

Los dos hombres impasibles, continuaban introduciendo en mis pechos aquello que me producía tanto dolor. Cuando llegó a la pequeña empuñadura, los sacaron para introducirlos de nuevo, haciendo las heridas mas amplias. Podía ver las empuñaduras haciendo tope en las puntas de mis pezones y no podía creer que aquellas hojas tan largas estuvieran introducidas enteras en mis pechos.

Una vez acabaron de agrandar las heridas sacaron los cuchillitos y se metieron los sangrantes pezones en la boca, empezando a chupar y a apretar haciendo que brotara la sangre. Apretaban mis doloridas tetas y mamaban como si la sangre fuera leche que producían mis pechos. De nuevo volvieron a clavar los estiletes en mis pezones para conseguir que sangraran mas. El dolor al sentir entrar de nuevo aquellos cuchillos por la heridas abiertas era indescriptible, así estuvieron todo el tiempo que les dio la gana. Me chupaban y volvían a herir mis pezones para que saliera mas sangre. Perdí la noción del tiempo. Lo último que recuerdo es estar con los dos hombres chupando mis tetas, mientras Bogdan pugnaba por llegar a otro orgasmo, introduciendo su polla una y otra vez violentamente en mi dolorida vagina. Se me nubló la vista volviéndose todo a mi alrededor oscuridad, así perdí el conocimiento.

 

 

He de aclarar,  que  sobreviví de milagro a esta aventura.

 Espero que os haya gustado.